Viajamos cuatro horas por ríos que cambian de nombre con el ruido del motor de la lancha colectiva ronroneando feroz. La proa abría las aguas marrones y dulzonas del Paraná y llegamos por canales y arroyos hasta la escuela 31 Manzano de la Barca. Compartimos el viaje con poetas apasionadas, Marisa Negri, Amalia Boselli, Lorena Caceffo y cuando bajamos en el muelle de la escuela todo fue alegría. Nos esperaban las maestras y los chicos con el regalo del entusiasmo, las caras resplandecientes, el perfume isleño, la alegría del encuentro. Entre poesías susurradas, pizzas y manzanas, rimas, las sombras mágicas que proyectó Amalia y las historias de kamishibai las horas pasaron volando. Había que volver al continente, con pena dejamos la isla verde, los pájaros, los niños, las sonrisas.
Deseo retener la gracia y la belleza de este viernes de septiembre.
La Sociedad Lunar está dedicada al estudio, contemplación y adoración del satélite errante, reina de los cielos y los espejos. En ella nos preguntamos ¿cómo son sus paisajes? ¿en qué idioma hablan sus habitantes? ¿Cuál su influencia sobre nosotros, los terrícolas?
Invitamos a nuevos miembros a unirse nuestro selectísimo club de lunáticos. Leeremos mitos, leyendas e historias vinculadas a la misteriosa diosa, escribiremos y fabricaremos nuestros propios artefactos de observación.
Finalmente, después de muchísimo trabajo nuestro Islario Fantástico tiene forma de libro. El Islario Fantástico es el resultado de un año de viajes y aventuras en el
que con los chicos que participaron de los talleres descubrimos infinitas islas.
Islas movedizas, soñadas, minúsculas o brutales, territorios de una ilimitada geografía imaginaria creadas por los brillantes y queridos Astor Klimunda, Azul Ruiz Espinola, Ailén Salas,
Hoy nos visitó la periodista de viajes Carolina Reymúndez, que conoce tantos países como historias. Entramos en un mundo infinito de selvas, frutos extraños, pociones para prevenir hechizos, trenes, ríos, mares, canguros, caminantes apasionados, aguateros del desierto. ¿Cómo se transmite la sensación de un paisaje? ¿Cómo se logra la conexión con el lugar que se quiere conocer? Una clase perfecta sobre viajar y escribir; esa yunta antigua e imprescindible.
Collage victoriano anónimo, c. 1880-1890. Smithsonian American Art Museum, Washington D.C
Seguimos avanzando con la lectura de un Mago de Terramar y su mundo lleno de artificios, paisajes y palabras. Después desempolvamos un juego de salón victoriano, el álbum de confesiones. Más conocido como cuestionario Proust, se trata de una serie de preguntas que revelan la personalidad de quien las responda. Desde Cézanne a Oscar Wilde, varios fueron los que dejaron plasmadas sus respuestas en estos libros. Registros para el futuro, máquina de crear personajes.
Leímos fragmentos de La Sociedad Errante, de Keri Smith y comenzamos a entrenarnos en el arte de caminar, como lo llamaba Henry David Thoreau. Deambular sin rumbo, pero con los sentidos despiertos, incorporar la incertidumbre, lo indeterminado, el azar como medio creación. El primer paso consistió en divagar dentro de la propia escritura. Tiramos los dados para dar con un libro que respondiera al número obtenido dentro de cada una de nuestras bibliotecas; volvimos a tirar y encontramos la página, volvimos a tirar y apareció la frase luminosa. Unimos voces lejanas que se ensamblaron con extraña armonía. Luego surgieron nuevas historias, poemas, inquietudes.
Gracias a las crónicas de Carolina Reymúndez publicadas en su blog, Viajes Libres, el explorador ansioso podrá, en una misma tarde, tomar té de manteca de Yak en una carpa tibetana y visitar una reserva de animales salvajes en Zimbawe, o probar quinotos en almíbar en San Juan y conocer a una señora que llama Anselmo al viento, para evitar convocarlo con su verdadero nombre.
Después de viajar por regiones subterráneas, celestes y marítimas pudimos corroborar la existencia de islas hasta el momento desconocidas. El viajero que quiera visitarlas deberá atravesar puentes y puertas, responder adivinanzas y acertijos, conocer lenguajes especulares y tener oído musical.
Leímos “Vendrán lluvias suaves”, de Ray Bradbury, y asistimos al melancólico derrumbe de una casa del futuro.
Las poetisas del taller anuncian en versos proféticos el retorno a mundos subacuáticos y una nueva anatomía de algas y branquias; avistan paisajes rojos y banquetes en donde “ nuevas especies de animales se sentarán entre nosotros y hablarán nuestra lengua”.
“Todo lo que sabemos desde siempre sobre el movimiento del mar quedó recogido en los versos de una canción; había una canción para ir a China y otra para ir a Japón, una canción para la gran isla y otra para la pequeña. Para volver, no tenía más que cantar la canción al revés”, cuentan los Nukta. Cada isla trae consigo la forma precisa para llegar hasta ella; algunas requieren adivinar complicados acertijos, otras cavar pozos profundos, enfrentarse a brujas, o domesticar tortugas gigantescas.
Leímos Kimonos en la tierra roja, de Rodolfo Walsh y nos maravillamos al imaginar a ese grupo de inmigrantes japoneses, trabajando la tierra en la espesura de la selva misionera. Del género de la crónica saltamos a las efemérides, ese catálogo fantástico que reúne acontecimientos ocurridos en una misma fecha, pero en años distintos.
Así, un día como hoy, se registra el congelamiento de una isla y su transformación en iceberg a la deriva; el nacimiento de una flor con poderes sobrenaturales y el descenso de un hechizo bajo el cual todavía viven ciertos habitantes de una isla amurallada.
Leímos el segundo viaje de Simbad el Marino, donde se describe al ave Roc, animal mítico de dimensiones tan exageradas que es capaz de levantar un elefante con sus garras.
Después comenzamos a explorar cómo las formas azarosas que aparecen al cortar distintos papeles, a mano o con tijera, pueden dar lugar a criaturas insólitas; los habitantes de las islas.
Viajamos por el mundo a través de las crónicas de Carolina Reymúndez compiladas en Verás cosas extraordinarias. Los mercados marroquíes de especias y talismanes se mezclaron con la receta para hacer patacones y sopa de pescado; conocimos vendedores senegaleses de ojos brillantes, jardines chinos, e hipopótamos antioqueños de dudoso origen. Entonces surgieron las crónicas de las islas; islas dentro de islas.
Después de leer el primer capítulo de Un mago de Terramar, de Ursula K. Le Guin, recuperamos el poder de encantamiento de la palabra para inventar maleficios y sortilegios. Hechizos para provocar la lluvia, insuflar vida en muñecos de madera, entender el lenguaje de los animales o traer de vuelta a un hombre del reino de los muertos.
“De todas las islas maravillosas la de Nunca Jamás es la más acogedora y la más comprimida: no se trata de un lugar grande y desparramado, con incómodas distancias entre una aventura y la siguiente, sino que todo está agradablemente amontonado”, leemos en Peter Pan y Wendy, de J. M Barrie. Entre cantos melanesios y sonidos selváticos, emergieron nuevas y misteriosas tierras.
Leímos uno de los Cuentos extraños para niños peculiares, de Ransom Riggs. Entre cantos de ballenas y sueños proféticos, conocimos la historia de Zheng, cuyo padre fue marinero del Imperio, explorador y finalmente, isla errante. Asistimos a la metamorfosis del propio Zheng, que encontró su destino la mañana que despertó con los pies cubiertos de algas.
Deambulamos por los pasillos de la extrañísima Biblioteca Beinecke de Manuscritos y Libros Raros, hasta dar con el libro más enigmático del mundo: el Manuscrito Voynich.
Si en seiscientos años la humanidad todavía no pudo descifrar su lenguaje, el reino de las plantas nos habla a través de sus páginas y nos deslumbra con ilustraciones botánicas, ciudades diminutas, mujercitas que nadan en sus márgenes, antiguas constelaciones.
Tal vez de ahí provenga la pócima para atraer cobayas albinas que se usan los habitantes de cierta isla del sur de Asia.
Entre los libros raros de las islas, el viajero podrá encontrar un antiguo manuscrito chino en donde una princesa realiza un minucioso inventario de la flora y fauna del reino. Allí encontrará ejemplares verdaderamente extraños, como el mono con orejas de campana, cuyo sonido inefable conduce al sueño.
Los islarios registran historias de islas voladoras, invisibles, crepusculares; islas que emergen del agua bajo la forma de un inmenso animal, o migran con las mareas; en ellas habitan monstruos, fantasmas, tribus y náufragos de todo tipo.
Pero creemos que aún quedan muchas islas por descubrir. Buscamos viajeros intrépidos que tengan de 8 a 13 años de edad y quieran participar de una nueva expedición transoceánica hacia lo desconocido. Se aceptan animales de compañía que sepan nadar.
Como celebración del nacimiento de dos de nuestras destacadas especialistas insulares y animales aún no catalogados, nos dedicamos a la creación de poemas autofechados, a la usanza oulipiana. Así, bajo la influencia de las matemáticas y los astros, nacieron versos escritos en voces antiguas.
“El 14 de febrero de 1923, Anita Gutbrod untó su cuerpo con aceite de bacalao para soportar el frío y se lanzó a las aguas del río Paraná, a la altura de Zárate. Vestía malla de hombre. Acompañada por dos lanchas, La Talita y La Perseverancia, nadó toda la noche, atravesó el canal Arias totalmente a oscuras y al amanecer llegó a la entrada del río Luján. Cada tanto su entrenador le daba de comer terrones de azúcar. Cuando llegó al Caraguatá, el río familiar en el que había aprendido a nadar, los isleños comenzaron a arrojarle flores desde los muelles; algunos incluso la acompañaron en sus piraguas. Anita nadó 22 horas y 47 minutos antes de detenerse. Ese día la bautizaron “La Sirena de las Islas”.
Son pocas veces en las que el autor es ilustrador de su propia obra, pero que maravilla cuando eso sucede. ¿Por dónde empezará? ¿Cómo le llegan las ideas? ¿Será primero el texto y después las ilustraciones o al revés?
Disfruten de este fragmento y de esta ilustración de Olivia que será parte de nuestro Islario Fantástico.
¡Son los gatos! ¡Los gatos! Me desperté a la noche, escuché un ruido y me levanté sobresaltada, fui a la cocina y no vas a creerme lo que encontré: estaba la heladerita abierta, el cartón de leche tirado en el suelo y varios gatos tomando lo que se había volcado. Otro estaba arriba de la cocinita, mirándome.
Limpié todo, los espanté sin mucho éxito, pero cuando volví a la cama, ya no pude dormirme.
Los bestiarios de las islas registran criaturas que “se adaptan al ojo de quien las ve”, así como a sus terrores más profundos; ciervos fantasma y erizos primaverales que esconden el secreto de la mutación perpetua.
Los biógrafos indagan en folios devastados por el tiempo, con la esperanza de reconstruir la vida de los pobladores de las islas. Nombres, nacimientos, acontecimientos grandes y pequeños, todo lo registran y gracias a ello, empiezan a aparecer ante nuestros ojos caras de hombres y mujeres que vivieron, fueron felices y desgraciados; viajeros del tiempo y del espacio y hasta gatos con poderes sobrenaturales capaces de habitar éste y otros mundos.
El territorio insular es rico en flora y fauna autóctona, como el lobo crepuscular o la mariposa con dientes. Algunos animales nunca han sido vistos por ojos humanos, mientras que otros terminaron en forma de filete en oscuros mercados continentales, donde los pobladores los consumen para curar el hipo o los ataques de llanto.
Llegamos a nuestro último encuentro con Marina Zamollo. Hablamos del lenguaje de las imágenes; del color, la forma, la perspectiva y la composición. ¿Cómo se narra una historia sin palabras? La mano que toma el pincel también nos hace llegar mensajes agazapados, que esperan que ser descubiertos.
Hoy Marina nos mostró nuevos secretos del arte de ilustrar y cómo trasladar a este lenguaje tan fascinante lo que queremos expresar; un cielo cargado de nubes que se parece tanto al temperamento del farero que lo contempla; una ballena que se hunde bajo las olas con inmensa delicadeza.
En la isla del diluvio perpetuo las plantas crecen, las hormigas crecen y hasta las personas toman dimensiones gigantescas; mientras Marina les enseña a los chicos todos los misterios que encierra el color, nuevas formas de vida acontecen en latitudes lejanas.
Nuestras exploraciones nos llevaron a Islandia, donde un obispo encontró hace varios siglos un manuscrito que recogía historias y cantos paganos. Leímos fragmentos de su poema más conocido, Völuspá o la Profecía de la Vidente. Nos dejamos hipnotizar por su misteriosa voz dirigiéndose a Odín y a la raza de los hombres, única testigo del nacimiento de los nueves mundos con sus dioses y gigantes. Asistimos junto a ella, al momento en que todas las cosas fueron nombradas: “ Todas las fuerzas, los sagrados dioses, se reunieron entonces en alto consejo: A la noche y lo oscuro nombres dieron, se los dieron al alba, al mediodía, al almuerzo y la tarde, y por años contaron”.
Bajo este influjo, nacieron nuevas criaturas, como el “ Monstruo de los soponcios” ; ciudades de torres y murallas, lenguajes serpentinos.
En la clase de ilustración de hoy Marina nos habló de la interacción del texto con la imagen, en donde surge un tercer elemento, algo nuevo. ¿Qué quiero que el espectador sienta? Se pregunta quién ilustra y busca métodos y herramientas para sugerirlo. Así, el gesto casi imperceptible de una mujer de espaldas nos deja vislumbrar su triste
Bajo la influencia de La Odisea, nos atrevimos a leer el poema cuarto de Catulo directo del latín. Nos dejamos llevar por los sonidos y las extrañas palabras “ Rhodumque nobilem horridamque”. Intentamos traducir el poema, es decir, inventarlo. Aparecieron navíos, playas adormecidas, antiguos dioses. Algunos creyeron ver un conjuro, otros un poema de alabanza a una isla. Al final leímos asombrados la traducción, y apareció la convocada barca.
Viajamos de la Antártida al Ártico y nos sumergimos en el arte y los mitos de los inuit. Leímos acerca de Sedna, la diosa del mar, de cuyos dedos nacieron las focas y a quienes los pescadores veneran; y Tekkeitsertok, el dios caribú, protector de los animales con astas y señor de la caza.
Mientras tanto, un grupo de exploradores encuentra tribus desconocidas en la nieve. Descubre nuevas costumbres, historias y lenguajes. Tribus de pájaros, serpientes marinas, lobos-diablo
Marina nos introdujo en el ámbito del color y sus misterios. ¿Cómo ponerlos en relación para expresar lo que queremos decir?; ¿Son el blanco y el negro colores? Hablamos de ojos, luces y espectros, métodos para lograr la sensación de profundidad, barcos que se hunden y pavos guardianes de islas lejanas.
Llegamos al final de la Expedición Imperial Transantártica que culminó en la Isla Elefante después de innumerables obstáculos, guisos de foca y carreras de perros en la nieve. Para dejar plasmados estos paisajes polares, Marina Zanollo nos enseñó la técnica de monocopia en donde fueron apareciendo las formas más misteriosas captadas por explorador alguno.
En nuestra segunda clase, Marina Zanollo nos condujo a explorar la relación de los objetos con el espacio y cómo los ordenamos con la mirada. Los chicos realizaron composiciones de objetos sobre la página en blanco jugando con estas relaciones, formas, colores, distancias, superposiciones. Así fueron surgiendo los primeros registros de una islas que hasta ahora solo existían en nuestra imaginación.
En la tarde de ayer la ilustradora Marina Zanollo nos habló de su método de trabajo; todos aquellos pasos que la conducen desde la página en blanco hasta el mundo minuciosamente creado; investigar acerca del tema que se va a dibujar; elegir una paleta de colores, generar formas y texturas, observar la naturaleza; guardar cada recorte de papel en donde pueda estar agazapado el perfil de un personaje, una planta, las tejas de una casa. Esbozar, recolectar, transformar la materia.
Un nuevo grupo de exploradores se prepara para aventurarse en las regiones polares. Amantes de la nieve, los animales y las tormentas; enemigos de la sopa y los relojes cucú.
Como parte de los preparativos para el viaje, leímos fragmentos de “Sur”, de Ernest Henry Shackleton. Junto a él atravesamos mares helados, escuchamos el gruñir de los témpanos y descubrimos que los pingüinos odian la música escocesa.
Dimos comienzo al taller de ilustración de islas con la extraordinaria Marina Zanollo. Marina nos enseñó a dejarnos llevar por las formas azarosas que se generan al recortar el papel, con tijera o a mano. Para el que sabe ver, líneas, curvas, planos, espacios llenos y vacíos, se unen para dar vida a objetos y personajes. Se acercaron hasta nuestras costas pájaros, gatos, la enigmática Larca y un cuenco de leche derramada.
Los nombres de las islas encierran sus propias historias que descubrir; Isla Inexpresable, Isla Acorazada, Isla del Diluvio Eterno, Isla Soledad, Isla Prohibida, Isla de la Mala Suerte, Isla Elefante, Isla Maldita, Isla de la Longevidad; La Primera Nacida, La Creada por los Dioses.
Un náufrago llega a una isla y no entiende si aquella selva que lo rodea es real o no ¿Cómo se puede saber si algo es verdadero cuando se es el único testigo?
Las islas son el lugar de origen de huestes de gatos que aprendieron a imitar a los humanos, gigantes que duermen en cavernas, veteranos de guerra, fareros obsesionados con el viento, papagayos, ñandúes, conejos en sus madrigueras. ¿ Qué sería de un isleño sin su isla?
Un mensaje en una botella puede ser tan fascinante como la isla de la que proviene. Náufragos y nativos escriben a mano alzada poemas, códigos secretos, revelaciones científicas, confesiones, predicciones, pedidos de ayuda; viajan a la deriva con la esperanza de encontrar alguien que los escuche del otro lado del mar.
Ilustración de La Odisea de Alice y Martin Provensen
Nada más conmovedor que la humilde choza de un porquerizo fiel, para situar el ansiado reencuentro entre Odiseo y su hijo Telémaco. “No hay para el hombre, nada más terrible que una vida errante”, dice el héroe sentado sobre una cama de hojas y piel de cabra.
Viaje a las regiones polares: diario de una expedición
Taller de escritura e ilustración
En un baúl encontrado en un glaciar, fueron hallados extraños objetos de uso cotidiano, un misterioso manuscrito y el cuaderno de un explorador, hasta entonces desconocido. En sus páginas pueden verse animales, plantas, tribus, de los cuales nada se sabía hasta el momento.
Se buscan expertos en parajes alejados y lenguajes imposibles, de 8 a 13 años de edad, que nos ayuden a desentrañar los misterios que esconden estos hallazgos.
Las islas despiertan preguntas en los viajeros que llegan a sus costas por primera vez. ¿Estará habitada? ¿por qué no se parece en nada a lo que yo esperaba? ¿quién construyó su faro? ¿qué simboliza esa muralla concéntrica? ¿cuál es el origen de esta isla? ¿de dónde surgió?
Ulises y su tripulación son advertidos por Circe de los peligros que enfrentará su barco al día siguiente. El temible canto de las sirenas los tentará y los obligará a cambiar de rumbo. La tentación de dejarse seducir por la dulce voz de esas criaturas marinas y disfrutar de las bellísimas canciones es enorme. El inteligente Ulises, atándose al mástil, consigue disfrutar de las canciones sin dejarse arrastrar por ellas.
¿Qué le sucedería a los guardianes de faro una noche de niebla de pleno invierno en medio de la soledad de las islas? ¿Qué tipo de Caribdis, Escilas o sirenas aparecerían para provocarlos?
Nos despedimos de este cónclave insólito leyendo “El verdadero negocio del señor Trapani”, de Pablo de Santis y después exploramos las posibilidades del autorretrato, pero ensayando distintas maneras de dibujarnos a nosotros mismos de modo que el resultado fuera monstruoso: acercamos al máximo la lente de la cámara para vernos de muy, muy cerca; dibujamos con nuestra mano no dominante, y también con los ojos cerrados. Como resultado, algunos de nosotros terminamos con orejas de lobo; otros transfiguramos las letras de nuestro nombre o el timbre de nuestra voz. Ese otro que habla y que quiere asaltar tiendas de chocolates y de libros, puede que no se nos parezca, pero nos conoce demasiado bien.
En una isla distante, un chico descubre una nueva especie de pez que “resplandece como una joya” e ilumina el interior de un faro abandonado; en otra, la placidez de la naturaleza esconde temibles demonios. Hay islas sumergidas y otras en donde pastan rebaños de ovejas y crece la cebada.
Hoy nos adentramos un poco más en la guarida del monstruo y alcanzamos a oír su voz. Primero adiestramos nuestros oídos leyendo poesía en voz alta; “La melancólica muerte del Chico Ostra”, de Tim Burton; “El huésped dudoso”, de Edward Gorey y “ 20 poemas de terror y una canción desesperada”, de Victoria Bayona.
Entonces, emergió la voz del Hipnotus Cornudo del fondo de su cueva, que se estremeció con versos de extraña belleza.
Los mascarones de proa, creían antiguamente los marineros, en especial las figuras de mujeres, tenían el poder de aplacar las tormentas; mientras que silbar despertaba a los vientos; los gatos eran apreciados a bordo, pero los pingüinos estaban terminantemente prohibidos. Cada superstición náutica encierra una historia y nos propusimos desentrañarlas, inventar nuevas y escribir a partir de ellas.
Asistimos al banquete fantástico de la misteriosa Circe, que convertía a sus invitados en chanchos devoradores de bellotas. Después leímos un antiguo recetario de Marco Apicio, gastrónomo romano del siglo I, en donde nos enseña a preparar vino de violetas; lirones en su salsa y lenguas de flamenco. Entonces imaginamos una escena que se desarrolle en un banquete, en donde en determinado momento, suceda un hecho extraño o impredecible.
El resultado: asesinatos, intrigas metafísicas y un personaje recurrente que llega una y otra vez hasta nuestras orillas: el hombre pez.
Instrucciones es el poema escrito por Neil Gaiman para llegar a una tierra fantástica.
Toca la valla de madera que ves en la pared y que nunca antes habías visto.
Di “Por favor” antes de abrir la puerta, entra y baja por el sendero.
La puerta principal está pintada de verde, y tiene una aldaba, un diablillo de bronce rojo; no lo toques, te morderá los dedos.
Da una vuelta por la casa. No cojas nada. No comas nada.
No obstante, si una criatura te dice que tiene hambre, dale de comer. Si te dice que está sucia, lávala. Si se queja de dolor, y siempre que puedas, alivia su sufrimiento.
Desde el jardín trasero podrás divisar el bosque.
Pasarás junto a un pozo muy hondo que lleva a los dominios del Invierno: Lo que hay allá en el fondo es un país distinto.
Si al llegar a este punto das media vuelta, podrás regresar sin correr ningún peligro; no te supondría el menor desdoro. No voy a pensar mal de ti.
Cuando llegues al final del jardín te encontrarás en el bosque. Es un bosque centenario. Oculto en la maleza, alguien te vigila.
Una viejecita está sentada bajo un árbol sarmentoso. Puede que te pida algo; dáselo. Ella te señalará el camino que lleva hasta el castillo.
En su interior hay tres princesas. No te fíes de la más joven y sigue caminando.
En el claro que hay más allá del castillo verás a los doce meses del año sentados alrededor del fuego, calentando sus pies mientras intercambian cuentos. Pueden hacerte alguno que otro favor, si les tratas con cortesía. Quizá puedas coger fresas en la escarcha de Diciembre.
Confía en los lobos, pero no les digas a dónde vas.
Para cruzar el río toma el ferry. El capitán te llevará. (La respuesta a su pregunta es ésta: Si le pasa el remo a su pasajero, él quedará libre y podrá abandonar el barco. Pero asegúrate de estar a una distancia prudente cuando se lo digas.)
Si un águila te regala una pluma, guárdala bien.
Recuerda: Los gigantes tienen el sueño muy pesado; la codicia es la perdición de las brujas; los dragones tienen un punto débil, no sabría decir cuál, pero todos lo tienen; los corazones pueden estar muy bien escondidos, y tu lengua podría delatarlos.
No envidies a tu hermana: soltar rosas y diamantes por la boca no es menos molesto que soltar sapos y culebras: los diamantes son fríos y duros, y además cortan.
Recuerda tu nombre.
No pierdas la esperanza, encontrarás lo que buscas.
Confía en los fantasmas.
Confía en aquellos a quienes has ayudado, porque te ayudarán a su vez.
Ten fe en los sueños.
Ten fe en tu corazón, y también en tu historia.
Cuando regreses, vuelve por donde viniste.
Todo favor será correspondido, toda deuda será liquidada.
Cuida siempre tus modales.
No mires atrás.
Cabalga sobre el águila sabia (no te caerás).
Cabalga sobre el pez de plata (no te ahogarás).
Cabalga sobre el lobo gris (agárrate bien a su pelo).
Hay una lombriz en el corazón de la torre; por esa razón acabará desplomándose.
Cuando llegues a la casita donde comenzó tu viaje, la reconocerás de inmediato, pero se ta hará mucho más pequeña que al principio.
Sube por el sendero, cruza la puerta que da al jardín y que nunca habías visto antes de iniciar el viaje.
Y ahora ya puedes volver a tu hogar, o fundar uno nuevo, o descansar.
Neil Gaiman escribió un poema de instrucciones para llegar a una tierra fantástica; que si bien es lejana, está escondida en el fondo del propio jardín; en el poema, que es también un mapa, el viajero encontrará los Dominios del Invierno, puertas, castillos, y también consejos para atravesar esa tierra misteriosa: “confía en los lobos, pero nunca les digas a dónde vas”, o “recuerda tu nombre”.
Los chicos imaginaron el hábitat de sus criaturas monstruosas, junto al mapa y las instrucciones para llegar a ese lugar. En algunos casos, el mapa es el propio monstruo que devora a sus víctimas sin masticarlas y pasan a vivir dentro suyo; por otro lado, las leyendas que acompañan el arte cartográfico de una criatura ígnea, están al revés y solo pueden leerse frente a un espejo. Se recomienda llevar uno siempre en el bolsillo.
La escritura avanza y los personajes van cobrando vida. Elegimos con delicadeza sus nombres y nos agazapamos a su lado para intentar entenderlos un poco mejor; ¿Qué se siente navegar un río en la oscuridad, con la sola compañía de un par de pájaros amaestrados? ¿Cómo se puede describir la cercanía inquietante de una ballena que roza nuestra embarcación en el medio del mar? ¿son luces las que se divisan en aquella isla lejana?
Mi nombre es Odiseo, y soy hijo de Laertes. Así comienza el relato ante los feacios del aqueo más astuto de todos.
Imaginamos el monólogo interior de los trabajadores del mar. En ellos acontece la duda, el desamparo, la nostalgia; pero también el deseo lanzarse hacia la aventura y lo desconocido.
Ulisse Aldrovandi fue un científico italiano y un gran coleccionista al que le apasionaban las criaturas extrañas. En 1572 un terrible dragón fue visto en los pantanos de Bolonia, Ulisse Aldrovandi le dio un palo por la cabeza y lo mató. Aldrovandi fascinado comenzó a escribir una Dracologia y obsesionado con el descubrimiento de especímenes míticos viajó en su búsqueda.
Escribió varios ensayos y libros entre ellos el Monstrorum historia, cum Paralipomenis historiae omnium animalium una suerte de bestiario medieval con más de 8000 ilustraciones.
Creemos necesario actualizar los bestiarios medievales mediante la adición de nuevas y fascinantes especies. Leímos acerca de dragones , mantícoras y extrañas criaturas de la fauna china, pero nada se compara con el Hipnotus Cornudo, que tiene un ojo en el pecho con el que hipnotiza a sus víctimas. Hay monstruos que “ encienden todos los fuegos del mundo” y Ciervos Lunares, así como especialistas en criaturas fantásticas que además, conocen el antiquísimo arte de hipnotizar gallinas.
El retrato de un hombre pintado por Andrew Wyeth, dio vida a todo un linaje de hombres de mar. Fue un espía inglés que vivió en Malta; un marino que viajó junto a su perro durante veinte años sin pisar tierra firme; un aventurero, un boxeador profesional; un sobreviviente de guerras y tempestades.
En un cónclave sin precedentes un grupo de expertos se reunió a clasificar nuevos especímenes monstruosos. Comenzamos estudiando detenidamente a los Yokai, criaturas sobrenaturales que aparecen en la hora del crepúsculo en todo Japón.
Después fabricamos un artefacto delicadísimo para la observación-creación-conservación de nuestras misteriosas criaturas.
¿De dónde provienen las historias? ¿De los libros, nuestras experiencias, la imaginación? Azafia Zecharia a los ochenta años, comenzó a pintar cada centímetro de su casa; paredes, techos, ventanas, sillas. Pintaba personajes e historias de su Yemen natal; dicen que lo hacía de noche, a oscuras y hablaba con sus creaciones.
Conversamos acerca de la necesidad de estar con todos los sentidos abiertos para que las historias que andan deambulando por el mundo nos encuentren; de explorar, investigar, escribir. Brujas, sueños, fareros, misteriosas tiendas de maniquíes se divisan en el horizonte
Los dioses de La Odisea adoptan formas humanas y animales de acuerdo a lo que quieran lograr. Hablamos de las metamorfosis y escribimos acerca de ellas. Lo más temible de estas transmutaciones, nos pareció, son los lugares intermedios: un hombre siente deseos irrefrenables por comer hojas de eucalipto aún antes de haberse convertido en un koala; una gata que todavía conserva su memoria de niña, siente horror al descubrir que desea cazar ratones. Lo complicado de cambiar de cuerpo, es conservar la mente del receptáculo anterior.
Hoy hablamos de la estructura de los relatos y de los puntos de giro, esos momentos que aparecen inesperadamente en la vida de los personajes y que permiten que la trama tome una nueva dirección y la historia avance. Exploramos antiguas fotografías en blanco y negro, momentos detenidos en donde todo parece estar a punto de suceder. Como en esta foto en donde un simple paquete esconde un secreto, “un sonido intangible parecía provenir de él”.
Sucumbimos a la belleza de las tormentas. Las que rugen como orquestas, las que envían dioses y magos a sus enemigos; las que se observan desde la orilla o se combaten en altamar. Invitamos a Turner, Winslow, Hokusai, Courbet; a Da Vinci, que nos dio buenos consejos para replicar tempestades “ Si quieres representar bien una tempestad, examina atentamente sus efectos, cuando el viento, soplando sobre la superficie del mar y de la tierra, arranca y se lleva consigo todo lo que no pude resistir a su corriente avasalladora”.
La neblina del mar de Astor, es “ lo más hermoso que hayas visto en tu vida”; la que trae el don de la curación, y de la muerte.
Monstruos de la cuarentena: Taller de escritura e ilustración. Bestias del mar o del aire; que echan fuego por la boca o se acurrucan en nuestros bolsillos, infinitos son los nombres que aún nos quedan por descubrir y entender. Buscamos aficionados y especialistas de 8 a 16 años para que nos ayuden en esta inconmensurable tarea.
«Mejor navega el que tiene buen viento que quien rema con mucho aliento»
Los navegantes son muy supersticiosos y antiguamente, antes de que existieran instrumentos metereológicos que ayudaran a predecir el clima, los marinos tomaban muchísmos cuidados, por ejemplo, jamás se embarcaban un día viernes, tenían prohibidísimo silbar, porque consideraban que el que silbaba estaba desafiando a los vientos y jamás se afeitaban durante las travesías.
Incluso a los más supersticiosos se les vendían unos trapos con varios nudos a los que les atrubuían poderes mágicos, aún el de controlar el viento. Cuando los nudos se desataban el viento se levantaba, cuanto mas nudos desataran más viento habría y la embarcación avanzaría más rápido.
Ilustración Ruth Hallock
Los vientos tienen nombres fascinantes como Pampero, Siroco, Virazón, Zonda, Sudestada y también tiene sus dioses Bóreas, Céfiro, Noto y Euro.
A escribir, para que a las palabras no se las lleve el viento.
Hace algunas semanas me había llegado una carta que me invitaba a ir a un gran baile que organizaban los gatos. Esperé pacientemente hasta que llegara la ansiada noche, pero fue difícil porque me carcomía la emoción. El día del baile me puse mis zapatitos rosados y me dirigí hasta la playa, allí me esperaba un barco en el que había otros ratones y un gato que estaba agarrando el timón, aguardando. Me subí de un salto y a los pocos minutos el barco zarpó. Se podía ver cómo es que nos alejabamos de la costa. Llegamos a una isla en la que nos esperaban dos gatos que nos miraban atentamente.
-Hola, sean bienvenidos, disfruten de la fiesta-
El piso era de flores y sonaba una música que incitaba a bailar. Un ratón de buen aspecto me tendió la mano invitándome a un vals. La acepté gustosamente y así bailamos y bailamos hasta que nos dolieron las patas. Los gatos nos seguían mirando, expectantes, esperando algo, se veían algo nerviosos. Supuse que era porque estábamos rodeados de agua. Bailamos por un rato más, cuando uno de los gatos dijo:
-Bueno, y ahora es hora del festín.
Agarró un ratón y lo introdujo es sus enormes fauces, fue cuando me di cuenta de que nosotros éramos el festín.
Escuchando el canto de las dunas del desierto de Gobi, Lola Starosta escribió:
Aquella mujer,
Quieta
Hipnotizada por la arena
Un sonido lejano
Aislado del mundo
Que se incrusta al oído
Y se aísla
Hasta ser un zumbido
Que queda en el olvido.
Y esa misma mujer,
De la que antes hablaba
Hipnotizada por el amor
Un sentimiento lejano
Aislado del universo
Que se encaja en el corazón
Y nunca llega a tener razón.
Lola Starosta, abril 2021
Seguimos fascinados la lectura del Señor de las Moscas y nos preguntamos qué hubiésemos hecho nosotros si fuésemos los personajes de la novela. ¿Se puede vivir en un mundo en donde no existan las reglas? ¿donde no haya nadie que nos diga lo que tenemos que hacer? Después viajamos por el mundo a través de sus sonidos, asistimos al oleaje del Golfo de Bengala y los rumores de ciudades lejanas.
Benevolentes o impetuosos, los vientos pueden hacer que una embarcación llegue a destino o se extravíe para siempre en altamar. Los llamaron Harmattan, Bóreas, Sudestada; los compararon a dioses y construyeron palacios en su nombre, así como artilugio con los que poder dominarlos.
Siempre me había gustado que me presentaran así, me hacía sentir importante, cosa que sin dudas soy.
-Buenos días, Lady Hudié, esperamos que su estadía aquí sea placentera, todo por nuestro Gran Duque y su encantadora hija- dijo el Conde Comadreja, que llevaba años aguardando nuestra visita a sus tierras.
-Así será. El lugar es sublime, y aunque nada sea digno de comparación a la belleza de mi jardín real, tan solo poder contemplar este bello paisaje cada mañana alegrará mi alma.
-Detrás de la gran roca se encuentra el palacio en el que se hospedarán, un paje los escoltará hasta allí.
Una de las comadrejas puesta a nuestro servicio nos acompañó hasta los aposentos y fueron cargados nuestros baúles y enseres.
Mi alcoba era grande y espaciosa, casi digna de una duquesa. Luego de que mi dama de compañía cambiara mi vestido por uno apropiado para la tarde, nos dirigimos al salón principal a disfrutar de un té en mi honor. Estuvo agradable, aunque extrañé el sabor de las madreselvas de la infusión real.
-Sabrán disculparme, pero es evidente que el viaje no me ha sentado bien y debo retirarme a mis aposentos- anuncié en mitad de la velada, tras sentirme un poco mareada.
-Claro que no es molestia, su alteza. Esperemos que descanse bien, así mañana podrá disfrutar del banquete- contesto el Conde Comadreja al tiempo que hacía una reverencia.
Mis ojos amenazaban con cerrarse mientras me dirigía a mi alcoba, pero resistieron hasta que pude reposar mis alas en el edredón de seda.
Me desperté sobresaltada, era de noche, ¿Cuánto tiempo había dormido?
Apareció una figura en la oscuridad y se acercó a mi cama, quise gritar pero no podía, era como si mi garganta se rehusara a hacerlo. Entonces sentí como el frío de una daga perforaba mis entrañas.
-El trabajo está hecho… —le escuché decir—
Ese fue el final, el grito que estaba atascado en mi garganta salió y fue el último sonido que escuché antes de que todo se tornara negro, y se apagara, así como mis sueños de casarme, ser feliz y gobernar mi ducado.
¿Qué hace el viajero cuyo avión se estrella en una isla desierta? ¿ Y si se trata de un grupo de niños? Ralph y Piggy nadan, comen fruta, ríen, temen y descubren que las caracolas también pueden servir para convocar a otros niños desolados a la playa. Comenzamos a leer El señor de las moscas, de William Golding y ya quedamos atrapados entre sus páginas.
Marc Chagall sacrificio en honor a Atenea, Litografía 1989
Viajamos a Pilos junto a Telémaco, hijo de Odiseo, donde asistimos a un sacrificio de toros en honor a Poseidón. Impregnados de ese ambiente, nos dejamos llevar por el sonido misterioso de Himnos homéricos cantados en griego y nos dedicamos a inventar hechos y sucesos de las islas y del mar.
Las artes adivinatorias son patrimonio intangible de los isleños. Conllevan sus propios rituales, plegarias y altares. Hay quienes pueden leer el futuro en el espacio diminuto de una pupila, o en las cenizas dispersas de las plumas de un gallo. Más de un viajero encontró su destino en estos enclaves remotos.
Gracias al mapa creado por la editorial Aventuras Literarias, pudimos conocer los terribles monstruos que habitan ese misterioso archipiélago llamado Japón. Los Yokai, como allí los llaman, pueden ocultarse en montañas, fuentes de agua y tormentas. Algunos devoran humanos y otros, como el Nurarihyon, se conforman con colarse en nuestras casas vestidos con kimono y arrasar con nuestras reservas de té y cuanto manjar oculto encuentren a su paso.
Pero todavía quedan muchos monstruos por descubrir y catalogar.
Leímos algunas aventuras marítimas del ilustre Barón de Münchhausen, aquel que fue devorado por un pez y rescatado por marineros italianos; el que conoció la luna y sus habitantes cuando el barco en el que viajaba fue arrojado hasta sus costas por un huracán embravecido. Quién sabe qué historias podría haber contado si hubiese conocido la isla de Aluminé, habitada sólo por peces, o la isla de los dragones, suspendida en un cielo aún más misterioso.
Es bien sabido que aún las islas más remotas cuentan con una oficina de objetos perdidos. En ellas es posible encontrar desde manuscritos antiguos hasta jirafas con mal sentido de la ubicación. Quienes han estado en estos establecimientos hablan de islas dentro de islas dentro de islas y así hasta el infinito.
Comenzamos a leer la versión de Ezequiel Zaidenwerg de la Odisea y ya quedamos hipnotizados por sus cantos.
Henri Julien Rousseau, Mujer caminando en un bosque exótico
El 11 de marzo del 2021, en las últimas horas de la tarde, emergieron brumosas un conjunto de islas en el instante exacto en que fueron nombradas: La Isla de las Plantas; la Isla Maldita; la Isla de los Zumbidos, la Isla Errante. Esperamos en los días sucesivos poder asistir al alumbramiento de nuevos linajes humanos y animales, cursos de agua, palacios enclavados en la maleza.
Aunque sepan que se la isla se está hundiendo irreversiblemente, cuenta Judith Schalansky en su Atlas de Islas Remotas, los habitantes de Takuu en Papúa Nueva Guinea se niegan a abandonarla; mientras que los pobladores de la isla de Pingelap solo ven escalas de grises. Sus casas son grises, sus chanchos son grises y hasta el mar que los rodea.
Igradia es una isla suspendida en el aire, rodeada de pequeñas islas. Siempre me gustó pensar en Igradia como el sol, con planetas orbitando a su alrededor.
En una colina en el centro de la isla, está el Palacio de aire, en donde vive la familia real. Elevado y elegante, una fortaleza de cristal.
Bajando la montaña en la que está el majestuoso hogar de la familia Coordenada, se encuentran las casas del pueblo, que parecen diminutas en comparación.
Alrededor de Igradia orbitan ocho islas.
La Isla del Bienestar, donde está la mayestática Fuente de la Alegría que almacena los recuerdos felices de los habitantes de Igradia.
En la Isla del Bosque de la Insuficiencia rondan los deseos de la gente de tener más de lo que ya tiene.
A la Isla del Acantilado de los Sueños Destrozados se destierran los anhelos más profundos de los Igradianos, esos que nunca se cumplieron ni se cumplirán.
En la Isla del Prado de los Ancestros yacen las tumbas de las almas Igradianas perdidas y es el escenario de la conmemoración anual a los antepasados que tiene lugar el primer día del solsticio de verano.
Sólo en la Playa de la Paz, situada en la Isla de la Serenidad, se puede escuchar el sonido de la marea y alcanzar el estado Igra de meditación trascendental.
Las rocas de la Isla Colérica absorben la ira de los habitantes de Igradia, así como los conjuros y maleficios de los Monjes Cronianos. Es por ello que de ellas depende la paz y la estabilidad de las Islas y se encuentran protegidas por el Escudo de las Almas.
La Isla del Cofre protege la unión de las almas gemelas de Igradia. Cada Igradiano debe encontrar a su Ser Destinado y cuando así lo hace esa unión es resguardada en el Cofre, para que nada ni nadie la pueda quebrar.
La última en orbitar es la Isla Núcleo, en la que vibra constante como un corazón la Roca Radiana y así emite las ondas que mantienen en suspensión el archipiélago Igradiano. Si algo malo le pasara… sería una tragedia.
Las islas tienen sus manías. Algunas solo pueden ser encontradas por personas de buen corazón; otras festejan el Día del náufrago o están íntegramente cubiertas de frondosos bosques que solo dan chuletas de ternera; como en la Historia de los cuatro niños que dieron la vuelta al mundo, de Edward Lear. El que busque conocerlas necesitará sin duda de una práctica guía de viajes que solo los expertos del Taller del Zorro podrán facilitar.
No solo el mar tiene islas y fareros. Durante cientos de años las caravanas que surcaban el desierto del Sahara podían buscar refugio en las bibliotecas de la medina de Chingueti. Ahí los esperaban cientos de libros de matemáticas y astronomía. Sus bibliotecarios-fareros, aún hoy cuidan de estos tesoros y se niegan a abandonarlos ante el implacable avance del desierto.
Leímos el último viaje de Simbad y con él nos despedimos de Las mil y una noches.
Para construir una isla los especialistas recomiendan conocer el arte de la cartografía, elegir un enclave adecuado al temperamento de sus futuros habitantes y aprender nuevas palabras que ayuden al creador, a dominar su misterioso elemento. Después de navegar la Guía de Lugares Imaginarios de Alberto Manguel y el Atlas de Lugares Literarios de Cris Oliver, comenzamos a imaginar nuevas islas en las que encallar, como la Isla del Drama, previa al inicio del Tiempo.
Atravesando ya el tercer viaje de Simbad el Marino empezamos a intuir que los buenos marineros suelen ser además, grandes narradores; aunque no todos hayan sobrevivido ballenas que parecen islas y gigantes antropófagos.
Mientras tanto, los guardianes del faro, siguen contándonos historias:
IDENTIKIT DE FARERO ( Morena Aluminé Pared Vega)
Se llama Claudio, tiene 56 años y trabaja en el “Faro del fin del mundo”, sus ojos son color avellanas y su nariz es como una almendra. El color de su pelo es naranja como el fuego y los cachetes son anchos como un alfajor. Esta medio rellenito ya que todos los martes y jueves, luego de su cambio de turno, va a Wendy’s (su restaurante favorito), obvio que siempre llega tarde ya que el restaurante no está nada cerca de donde trabaja. Lleva un bastón, porque hace 6 semanas se resbaló con una piedra gigante, mientras caminaba por la orilla del mar , y al caer, su pierna derecha impactó justo arriba de una de las cañas que su primo Jaime dejó tiradas después de enojarse al no poder sacar ningún pez del agua. Hablando de enojos, él también es todo un cascarrabias; suele perder la paciencia muy rápido, y es por eso que eligió trabajar de farero, lejos de la gente, aunque a veces le estresa que el ruido de las olas sea fuerte. Ni su familia sabe cómo hace para trabajar ahí sin perder la cabeza. Pero aun así, no cambiaría de trabajo porque le apasiona todo lo que se relaciona con barcos y el mar.
Diario del farero ( Lola Starosta)
DÍA 1 (fecha indeterminada)
Llegué a un faro que pareciera haber estado abandonado por al menos 80 años: se podía apreciar que la madera estaba podrida, y todas las rocas estaban llenas de moho (era una rara combinación de madera y piedra que, personalmente, no me gusta mucho). Amarré mi barco a una roca con unas algas y caminé hacia el faro.
La puerta del faro estaba hecha de una madera rústica y tan podrida, que al agarrarla se deshacía en las manos. Al entrar, había una escalera caracol de noventa escalones de piedra, que derivaba en el ojo del faro, una sala oscura y fría, con una linterna en el centro, lo cual me sorprendió porque según lo que me contó mi padre, hace más de ochenta años se utilizaban hogueras en los faros.
DÍA 2 (fecha indeterminada)
Me quedé despierto toda la noche tratando de arreglar la linterna, mientras que sucedía una tormenta terrible, en la que casi se me desprende el velero. Cuando finalmente la arreglé, creo que eran las cinco de la mañana, ya que se podía ver el amanecer, violeta, rosa y naranja, y rosa y violeta nuevamente.
Ese día fui a un pueblo cercano a comprar comida. Escuché que pensaban que la linterna del faro se había prendido por una ola gigante. También circulaban algunas historias más delirantes, como una de que un pájaro se había chocado con el vidrio y la había prendido.
Convocados (por nosotros mismos, claro) a confeccionar un islario, nos disponemos a explorar el océano y sus criaturas, gestas de marineros y métodos para apaciguar tormentas.
Comenzamos esta vasta exploración adentrándonos en el misterioso mundo de los faros y sus vigías. Leímos “La Sirena” de Ray Bradbury y comenzamos a imaginar nuevos linajes de fareros que mantengan luces y hogueras encendidas.
Cuando ya había recargado mi energía, me di cuenta de que en el velero había un libro, pero no era una novela, era un libro que se llamaba así: “Sirena de un faro y sirenas los seres mitológicos, ¿están relacionadas?” Agarré el libro junto con el pan y subí al faro. Dejé el pan a un lado y empecé a leer el libro… (Fragmento de “El faro abandonado”, de Lola Starosta).
Aunque su vida de ermitaño era a veces agobiante, no le disgustaba compartir sus pocas horas de sueño con las constelaciones de estrellas que lo protegían del frío. Tampoco solía refugiarse en la edificación si alguna que otra temeraria nube amenazaba la paz, ni cuando las gotas caían a mares del cielo, formando un océano a su lado. Luke creía que había que dejar a la naturaleza surgir y que él formaba también parte de ella. (Farero de Ailén Salas)
Alicia cambia, se agranda, se achica, se transforma de un modo desconcertante a través del lenguaje y del sueño. ¿Es una niña? Si come huevos como lo hacen las serpientes, ¿será entonces un tipo de serpiente?
Inspirados en Lewis Carroll nos ponemos a jugar con el lenguaje y pensamos una lista de palabras nuevas para incluir en el diccionario del Compendio Arbitrario de Conocimientos.
aguachispas. lluvia finita y veraniega proveniente de los sistemas nubosos tropicales que golpea pero no moja.
careante. muy feliz porque comiste chocolate.
captus. planta capturada por Alina Emch.
clámido. apestoso pero rico.
elear. pelar en una cueva con un vampiro.
enrealidadmente. Dícese cuando la realidad es contínua y permanente.
gantrómido. El que siente amor extremo por
los gatos (como yo y mi familia).
Ilandado. Atrapado en un ataque de risa.
incumbaba. Estar a cargo de una cosa mientras se le cae la baba.
lantano. Pantano infestado de lagartijas.
metago. Hacer algo metódicamente.olfanato. Catálogo, colección de olores. Son algunas de las novedades y vendrán más.
Seguimos en la dimension de Alicia en el país de las maravillas y descubrimos un fascinante «artefacto» de la época de Lewis Carroll. Las cabinas de baño, inventadas por Benjamín Beale, eran unas pequeñas casillas sobre ruedas que eran arrastradas por caballos y llevaban a los bañistas aguas adentro para poder meterse en el mar protegidos de las miradas indiscretas.
Pensamos singulares inventos y medios de transporte para incluir en el Compendio Arbitrario de Conocimientos
El mundo cambió. Las medidas de prevención contra el coronavirus hacen que ya nos salgamos a la calle, nos quedamos dentro de nuestras casas para nos contagiarnos unos a otros. Nos angustiamos, tenemos miedo y paradojicamente nuestro aislamiento provoca un positivo impacto en el medioambiente. Los encuentros en el taller cambian. Ahora nos vemos a través de una plataforma de comunicación virtual y leemos Las aventuras de Alicia en el País de las maravillas y la lectura nos acerca. Es raro no estar cerca, ni compartir galletitas o cupcakes como solemos hacer en el taller, pero en la lectura volvemos a estar juntos. Leer nos acompaña.
Las leyes de la robótica propuestas por Isaac Asimov son las siguientes:
1.- Un robot no puede dañar a un ser humano ni, por inacción, permitir que éste sea dañado.
2.- Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos excepto cuando estas órdenes entren en conflicto con la Primera Ley.
3.- Un robot debe proteger su propia existencia hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Leyes.
Y la última que fue agregada más tarde es:
4.- Un robot no puede realizar ninguna acción, ni por inacción permitir que nadie la realice, que resulte perjudicial para la humanidad, aun cuando ello entre en conflicto con las otras tres Leyes.
¿Qué otras leyes podríamos pensar como fundamentales?
El suspenso que Philip Pullman crea en El reloj mecánico nos mantiene interesadísimos en la historia. Algunas historias son así. Una vez que les haz dado cuerda, no hay nada que las pare; avanzan hasta llegar a su destino. ¿Cuál será el destino de esta historia que funciona como un mecaismo de relojería?
El 14 y el 15 de marzo llega una nueva edición de LEER-Literaura en el río. Una fiesta de libros, escritores y talleres al lado del río. De 14 hs a 20 hs. en el Centro Municipal de Exposiciones de San Isidro. La entrada es gratuita y no se supende por lluvia.
PROGRAMACION LEER 2020
SÁBADO 14 DE MARZO
13 hs.: Apertura del predio.
14 hs.: TALLER GUERRILLA STICKERS. ¡Dibujar, recortar, pegar! Diseño de stickers y calcomanías propios. Coordina Tatá Timbó.
14.30 hs.:MESA 1. TODOS DICEN TE QUIERO: EL AMOR VISTO DESDE OTROS RINCONES. El fenómeno amoroso contado por distintas disciplinas: la sociología, la historia, la filosofía, la cocina, etc. Diego Singer, Laura Fernández Cordero, Valeria Edelsztein y Diego García Tedesco. Coordina: Eleonora Jaureguiberry.
14.30 hs.: TALLER DEL ZORRO. Taller de creación literaria: ¿qué es el amor?, instrucciones para robots. A cargo de Lucila Hechart. Para niños y niñas de 6 a 12 años. Abierto al público.
16 hs.: PERFORMANCE: ESTEBAN FEUNE DE COLOMBI. Lectura con música de celulares en vivo.
16.30 hs.: FÁBRICA DE HISTORIAS. Taller “El amor hace la fuerza”. Escritura colectiva a través de una premisa de ciencia ficción. A cargo de Rosalía Iturbe. Para niños y niñas de 6 a 12 años. Abierto al público.
17 hs.: TALLER UN SUEÑO DIBUJADO. Junto a Mariana Ruíz Johnson crearán un cuento con marcadores y el material del que están hechos los sueños.
17.30 hs.: MASTER CLASS MARÍA DUEÑAS
18.30 hs.: MESA 2. SIEMPRE TENDREMOS NOVELA ROMÁNTICA. Amores imposibles, grietas sociales, finales felices. Hablemos de la novela romántica histórica, ese boom que no cesa.Florencia Canale, Gabriela Margall, María Dueñas y Patricia Kolesnicov. Coordina: Ana Wajszczuk.
18.30 hs.: TALLER DE EDITORIAL PERIPLO. Taller “Amor en vuelo”. Lectura y creatividad en torno a “La gran aventura”, de Chloé Almerás. Para niños y niñas de 6 a 12 años. Abierto al público.
19 hs.: LECTURA Y RECITADO DE POEMAS. LUIS CHAVES E INVITADOS.
CIERRE DEL DÍA CON UNA TANDA DE LENTOS PARA BAILAR.
DOMINGO 15 DE MARZO
13 hs.: Apertura del predio.
14 hs.: TALLER HISTORIETAS MINIMAS. Tendrán un fanzine en blanco, crearán historietas. Dibujo, collage, personajes y distintas técnicas para salir del taller con la propia historieta mínima en mano. Coordina Tatá Timbó.
15 hs.: TALLER DEL ZORRO: Taller de escritura de cartas y postales. “El mundo necesita amor”, a partir de la lectura de “Amor”, de Vanni. Máximo 20 niños y niñas. Recomendado para niños y niñas de 6 a 12 años.
14.30 hs.: MESA 3. AGUANTE EL CULEBRÓN. Un elogio encendido de las novelas de la tv, el melodrama y la tira diaria. María Merlino, Tamara Tenenbaum y Daniel Link. Coordina: Liliana Viola.
16 hs.: MASTER CLASS LUIS CHAVES.
17 hs.: FÁBRICA DE HISTORIAS. A cargo de Rosalía Iturbe. Queridos monstruos. Taller de escritura de cuentos donde después de charlar sobre monstruos (más o menos monstruosos) de la literatura y la ficción como Frankenstein, Drácula, el Yeti o el mito del Hombre Lobo, cada chico arma primero su personaje a partir de una serie de atributos “monstruosos” para luego agregar algún rasgo “simpático”. Abierto al público. Para niños y niñas de todas las edades.
17 hs.: PROYECTO MONSTRUOS CON EL BRUNO: Escritura e invención de una nueva liga de maravillosos seres monstruosos.
17 hs.: Entrega de premios Manuel Mujica Láinez 2019.
18 hs.: KOHAN y KOHAN. Alexandra Kohan y Martín Kohan conversarán sobre el amor.
19 hs.: CIERRE MUSICAL. JULIETA VENEGAS y canciones de amor.
Llegó el día en que los inventores de invenciones ficticias se dieron cita en el gabinete de trabajo del Taller del Zorro. Antes de comenzar con sus investigaciones hicieron un ritual para convocar a la creatividad. ¿Qué nuevos inventos desarrollará esta nueva comisión de inventores?
Clásico entre los clásicos. A cien años del nacimiento de Isaac Asimov disfrutamos la lectura de El hombre bicentenario y nos metimos de lleno en el mundo de los robots.
El viernes 28 a las 16 hs. el Filbita invita a chicas y chicos de 8 a 12 años a inventar artilugios, máquinas y artefactos para crear un catálogo de máquinas fabulosas.
Sentarse en un jardín a escuchar cuentos y canciones. Rodearse de libros. Tocarlos, morderlos y leerlos. Abrazarse, reírse, preguntarse. Participar con todo el cuerpo de la lectura.
El miércoles 26 de febrero a las 17 hs. despedimos las vacaciones en los jardines del Museo Larreta junto a la Biblioteca Encendida y a Cantaynollores. Habrá cuentos y canciones. Traigan una mantita o un almohadón para disfrutar de la tarde. Actividad gratuita. Se suspende por lluvia. Museo Larreta: Juramento 2291. ¡Los esperamos!
De viajes y viajeros es un libro escrito por viajeros que inventaron recorridos imaginarios, que registraron viajes cotidianos, paseos, peripecias. Una colección de textos alrededor del movimiento que incluyen cartas, consejos, listas, inventarios que intentan atrapar una ciudad para tenerla anotada y no perder jamás su recerdo. De viajes y viajeros no es sólo un libro, es un paseo por geografías inventadas y un montón de destinos posibles por recorrer. En un par de días lo subiremos a la red.
Cerramos el año de trabajo en el taller con una gran reunión en el jardín. Comimos cosas ricas, escribimos, leímos y presentamos en sociedad De viajes y viajeros, el libro en el que estuvimos trabajando todo el 2019. Nos despedimos felices, llenos de entusiamo por habernos conocido, por haber compartido lecturas, por habernos emocionnado y por habernos reído, por haber escrito páginas y páginas y por saber que estamos dispuestos a tomar nuevos desafíos.
Recibimos la visita de Actuando la lectura, Nancy Stéfano Pérez y Leticia Valls trajeron la historia de Don Quijote para compartir con nosotros. Nos contaron tantas cosas interesantes y fue tan pero tan entretenido el encuentro que seguramente el verano nos encontrará leyendo las aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
Entre los objetos de la colección imperial hay un huevo de pterodáctilo, un enano de jardín, un grupo de cabezas de dragón, una caja de fósforos que no se apagan, cuervos, galaxias, un frasco con uñas de 6 cm., media lombriz, cáscaras de pistacho y el único ejemplar de la gema Galariana. Por siempre los escribas del emperador seguirán registrando tesoros en las páginas de los infinitos catálogos.
Aprovechamos el día de brujas para hacer un altarcito tétrico y leer Berenice, de Edgar Allan Poe. Horrorizadas pensamos en los miedos personales, en las pesadillas que nos torturan de noche y enfrentándose a los fantasmas que intentaban distraerlas las escritoras se dedicaron a entender los mecanismos del genéro de terror.
Para escribir un buen haiku el poeta debe aprender a mirar el mundo, tomar una imagen principal y hacer que las palabras elegidas transmitan esa imagen al lector.
Pensamos en las mariposas, en el sonido que hace el roce de sus alas al moverse, en las 24.000 especies diferentes que hay. Brisas de colores, polillas mágicas, panambí, flor extraordinaria. Haikus para mariposas.
Los viajeros fatigados ya han puesto en palabras el Ecuador, Grecia y el Taj Mahal. Sus experiencias se hacen libro y antes de entrar a imprenta corrigen en sus textos, comas, pausas y errores de tipeo.
Caminar por el jardín. Observar detenidamente el despertar de la primavera y dedicarle un haiku. Seguir el vuelo de un pájaro, percibir sus colores y dedicarle un haiku. Celebrar con poesía nuestro paso por la tierra, y registrar como lo hizo Gastón » que lindo es el aroma a naturaleza, te pone feliz cuando estás deprimido».
En un intento de imitar a Rudy Kousbroek quien en los últimos años de su vida se dedicó a su proyecto literario – visual «fotosíntesis», donde combinaba fotografías en blanco y negro con ensayos autobiográficos, recorrimos Le livre de Paris con fotografías de Janine Niepce y contamos lo que se ve.
Viajar, comer, recorrer lugares y conocer otras culturas por sus platos, por su forma de cocinar y los ingredientes que usan. Hoy leímos algunos relatos de Verás cosas extraordinarias escrito por Carolina Reymúndez y editado por Periplo Ediciones. Nos asustamos a la sombra de un baobab y nos preguntamos si será rica la sopa de maní.
Nos deleitamos leyendo poemas reunidos en la antología de María Negroni y Silvia Bonzini, La maldad de escribir. Los saboreamos. ¿Qué clima se respira, quiénes los habitan? Envueltos en la atmósfera creada por las poetas pusimos en acción las lapiceras para descubrir qué historias surgen de un poema.
El sábado 12 de octubre participamos del Desembarco Literario en el Museo Larreta. Llevamos nuestro museo portátil e invitamos a cada uno de los chicos a que pensara qué museo le gustaría crear. ¿Cuál sería el museo ideal? ¿Qué museos falta crear? ¿Qué objetos nos gusta coleccionar? ¿Quiénes quisiéramos que visitaran esos museos? Así los chicos fueron protagonistas, investigadores y planificadores de museos imaginados.
Pasear por los jardines de mandrágoras, mirar las vidrieras de los locales donde sólo venden vestidos de organza y tejidos de punto abeja, detenerse en las florerías y oler las margaritas, los topacios, las magnolias. Caminar, deambular, levitar y asombrarse ante las luciérnagas de trajes guinda y mariposas de terciopelo que acarirican el aire de vacaciones. Ser turista en el país de Marosa di Giorgio.
Revisar, corregir, tachar, cambiar de lugar, agregar, reescribir son algunas de las acciones a las que nos enfrentamos antes de decir este texto está listo para salir al mundo.
Dos viajeras deciden emprender un viaje en 1939. Mientras en Europa estalla la segunda guerra mundial Annemarie Scharzenbach y Ella Maillart deciden viajar a Oriente en auto. Comienzan el viaje en Suiza y lo terminan en Afganistán. Cada una escribió su propio relato sobre el mismo viaje. Annemarie Schwarzenbach escribió Todos los caminos están abiertos , y Ella Maillart El camino cruel.
Leímos fragmentos de Todos los caminos abiertos y viajamos con ellas.
Las palabras viajan. Los viajeros envían postales y cuentan el mundo. Se acercan y se alejan. Cuentan lo extraordinario y lo cotidiano.
A John de una violinista que no se moja cuando llueve.
1. Hola John, estoy en Kazajistán. El otro día me regalaron un paraguas sin saber que mi fortaleza es no mojarme cuando llueve. Lo usé para proteger mi violín.
2. ¡Venite a Kazajistán para atarme los cordones!
3. Conseguí un florín zorrero. Es un trébol típico de acá.
4. Probé un andouilles de Guéméné y estaba horrendo.
5. Vuelvo el 30 de febrero.
6. Pesqué un pez muy grande tocando el violín.
7. Me compré una cenicienta de juguete.
8. En dos noches encontré 10 constelaciones.
9. Fui a un bosque en Lasaca.
10.Encontré moras.
11.Las moras me hicieron mal.
12.El martes pasado fui a un templo y era muy lindo.
13. Fui a ver una comedia al teatro. Se llamaba Sopa de Pollo.
14. Descubrí que soy claustrofóbico.
15. Te compré cerveza.
16.¡Hola!
17. Te odio, te escribí 19 cartas y sólo me respondiste una!
Los expertos trotamundos siempre saben de lugares secretos al que pocos viajeros llegan. Lugares increíbles alejados de los turistas y a los que sólo se accede si uno tiene la suerte de que alguien le comparta la información al oído.
Los viajeros aficionados a la enumeración hacen todo tipo de listas desde listas de cosas que llevar a un viaje hasta listas de cosas que aborrecen o que ansían conocer. He aquí una de ellas.
Lista de bibliotecas por visitar
Biblioteca que aparece en el momento indicado. Biblioteca que desborda de ansiosos lectores recorriendo estanterías en busca de codiciados autores. Biblioteca de papel. Biblioeca vacía repleta de incunables. Biblioteca cálida y silenciosa, bañada de tibios rayos de un sol atardeciendo. Biblioteca escondida hacia el final de una angosta calle empedrada con algunos adoquines sobresaliendo. Paraíso de libros con música de fondo y puerta que tintinea a abrirse. Biblioteca recorrida todos los días. Biblioteca pasajera. Biblioteca en la que las horas parecen minutos. Biblioteca de esplendorosa belleza opacada por su vista al Río de las palabras.
Un perro empleado en una estación de servicio, viajeros que se transforman, fantasmas que viajan en tren, cosas imposibles que se vuelven posibles y entonces, los viajes cotidianos se transforman en viajes fantásticos.
El viajero exquisito no tendrá ganas de olvidar lo que ha visto y para atesorar las ciudades favoritas habrá de inventariarlas para recordar sus detalles.
Un río. Dos riveras. Una torre . Una catedral. Una sala de jazz. Un cementerio. Un molin rouge. Varios boulevards. Cincuenta macarons. 16 líneas de subte. 302 estaciones de metro. Tres bateaux mouche. Un adoquín. Cinco croissants. Un café. Una mesa. Un arco. Un triunfo. 150 museos. Una ópera. Un palais royal. Seis baguettes. Etc……
Los viajeros toman el subte y escriben según las reglas estrictas de Jacques Jouet. De esos ejercicios oulipianos surgirán poemas de metro o nuevas historias para desarrollar.
¿Quieres saber qué es un poema de metro? Admitamos que la respuesta sea si. He aquí un poema de metro. Un poema de metro es un poema compuesto en el metro, durante un recorrido. Un poema de metro tiene tantos versos como estaciones tiene el viaje, menos uno. El primer verso se compone mentalmente entre las dos primeras estaciones del viaje (contando la estación de salida). Se transcribe al papel cuando el metro se detiene en la segunda estación. El segundo verso se compone mentalmente entre la segunda y tercera estación del viaje. Se transcribe al papel cuando el metro se detiene en la tercera estación. Y así sucesivamente. No se debe transcribir cuando el metro está en marcha. No se debe componer cuando el metro está parado. El último verso del poema se transcribe en el andén de la última estación. Si el viaje impone uno o varios cambios de líneas, el poema consta de dos estrofas o más. Si por desgracia el metro se detiene entre dos estaciones, siempre es un momento delicado de la escritura de un poema de metro. Jacques Jouet Oulipo, La Guirnalda de Paul
Los historietistas tienen diferentes métodos de trabajo. Están los talentosos, inspiradísimos y trabajadores incansables, los talentosos inspiradísimos y vagos, los talentosos que sólo trabajan a cambio de budines, alfajores y merenguitos, los inspirados que trabajan muy poco y los talentosísimos a los que hay que rogarles una viñeta más. De todos ellos está formado este maravilloso taller.
Felices por la visita del autor de El trol del bosque y después de haber leído El contador de cuentos de Saki hablamos sobre las ventajas y desventajas de viajar en solitario. ¿Y si en medio del viaje nos encontramos con otro? ¿Cómo es viajar con otro? Viajeros que se encuentran, historias que se cruzan.
Un itinerario es la descripción de un camino recorrido o a recorrer en el que aparecen los lugares importantes de un viaje. Pensamos en los diferentes itinerarios que han recorrido algunos personajes literarios como Caperucita Roja, el célebre Phileas Fogg o el atormentado Kin-Fo.
¿Qué trayectos recorrerán los viajeros creados en el taller, qué destinos les recomendaríamos conocer? ¿Se aventurarán por la ruta de los cementerios, un viaje a la luna, o en trineo por Groenlandia?
A muchos viajeros les gusta llevar una bitácora de sus viajes. Apuntar. Tomar notas. Registrar experiencias. Y si además de viajeros son escritores esas notas suelen convertirse en literatura y sus cuadernos se transforman en un libro de viajes. Saramago, Kapuscinski , Cees Nooteboom, Verne, Waugh. Kipling, Hebe Uhart son algunos de los dejaron registradas sus experiencias de viajes en libros interesantes y que nos llevan a recorrer lugares desconocidos.
En la última cumbre de excéntricos viajeros realizada en el Taller del Zorro tuvimos la oportunidad de escuchar experiencias y compartir anécdotas. Nos sorpendimos conociendo rarísimas costumbres y tradiciones como ponerse platos en los labios, arrojar bebés desde 15 metros de altura, comerse las cenizas de los muertos. Algunos participaron del día del bate, día en que apalean a los osos cercanos, otros huyeron de Mongolia al enterarse que hay un día en el que los viajeros están obligados a bañarse con sangre de morsa y otros tuvieron extremo cuidado de no mirar a los ojos a los patos bañados en sal.
undo, para muchas otras personas no lo son. Lo mismo pasa al observar las tradiciones de otros países, nos sorprendemos con prácticas que son totalmente diferentes a las nuestras. A continuación voy
Si usted quisiera llamar la atención de los lectores de historietas y que enloquecidos de fascinación corran a devorar sus historietas lo que debe hacer es colorearlas con colorantes para tortas. Logrará colores llamativos y comestibles. ¡No diga que no le avisamos!
Un viaje en el 118 o en el 60 puede ser el portal para curiosear en otros mundos y descubrir historias que quieran ser contadas. El traqueteo del subte puede llevarnos a un viaje de introspección o a un repaso por las caras de los pasajeros. Esperar lo inesperado en un viaje cotidiano y encontrar material para escribir. Escribir siempre, sea cual sea nuestro estado de ánimo.
Ayer leímos Mis tíos gigantes, escrito por Nicolás Schuff e ilustrado por Javier Reboursin, además de reírnos mucho tomamos conciencia de que muchas veces a la hora de escribir recibimos visitas indeseables que cuchichean alrededor nuestro, nos llenan de dudas y nos quitan las ganas de escribir. Pensamos qué antídotos, recursos o amuletos usar para hacer desaparecer esas voces y uno que probamos y nos dio resultado fue escribir con la cabeza de otro, con la cabeza de un probador profesional de toboganes, la de un psicólogo o la de un cerrajero.
Las vacaciones de invierno llegaron a su fin y los historietistas volvieron al taller con más entusiasmo que nunca. Artistas comprometidos con su trabajo, trajeron nuevas viñetas dibujadas y entintadas que nos fascinaron.
Silvina Ocampo reescribía muchos de sus cuentos y poemas. Volvía sobre los mismos personajes y argumentos y escribía diferentes versiones de un mismo texto. Leímos el cuento La soga, publicado por primera vez en 1970 en el libro Los días de la noche y más tarde en La naranja maravillosa. Cuentos para chicos grandes y para grandes chicos dónde se reúnen 16 cuentos de los cuales al menos 8 son reescritos pensados en el lector infantil.
¿Cuál versión nos gusta más? ¿Qué tendríamos en cuenta a la hora de reescribir un texto para ser leído por chicos? ¿Cambiaríamos un final cruel por un final feliz? ¿Usaríamos diminutivos? ¿Hay que pensar en el lector a la hora de escribir?
Tres portugueses bajo un paraguas (sin contar el muerto) Rodolfo Walsh (texto) Inés Calveiro (ilustraciones) Calibroscopio, 2015
Seguimos leyendo como detectives literatura detectivesca. Tres portugueses bajo un paraguas (sin contar el muerto), escrito por Rodolfo Walsh, ilustrado por Inés Calveiro en una lindísima edición de Calibroscopio nos obligó a agudizar la observación, revisar pistas, indicios y elaborar hipótesis. Para resolver el misterio hicimos una divertida puesta en escena.
«¿Cuánto tiempo hace que no pienso en otra cosa que en ti, imbécil, que te intercalas entre las líneas del libro que leo, dentro de la música que oigo, en el interior de los objetos que miro? No me parece posible que el revestimiento de mi esqueleto sea igual al tuyo. Sospecho que perteneces a otro planeta, que tu Dios es diferente del mío, que el ángel guardián de tu infancia no se parecía al mío. »
En Carta perdida en un cajón, Silvina Ocampo nos muestra cómo se escribe el odio, la ira, la indignación. Hicimos el ejercicio de poner en palabras esos sentimientos de enojo que nos despiertan ciertos antagonistas.
El crimen casi perfecto Roberto Arlt (texto) Decur (ilustraciones) Ojoreja, 2018
Leímos El crimen casi perfecto de Roberto Arlt, ilustrado por Decur y editado por Ojoreja. Una historia del estilo cuarto cerrado en la que todo hace sospechar que la Señora Stevens se ha suicidado tomando veneno. ¿Cómo llegó el veneno al vaso? Los lectores detectives elaboraron un montón de hipótesis antes de resolver el enigma.
Pasan los días y las historietas van creciendo en viñetas y se van perfeccionando. Los autores acumulan experiencia y se vuelven más meticulosos. A algunos les va llegando la hora de enfrentarse al famoso monstruo del»entintado» e intentan dilatar el momento. ¿Lograrán que el photoshop les allane el camino? Sépalo en los próximos capítulos. Continuará…
Las consecuencias de transgredir las reglas y desobedecer a los adultos pueden ser horrorosas, espantosas, crueles y muy escandalosas. Eso es lo que nos cuentan los terribles libros Pedro Melena, Lola se embala y Devuelve eso Ernesto. A los chicos del taller en lugar de asustarlos les dio mucha risa. Tanta que quisieron compartir con sus «queridos amigos de España» unos cuantos consejos y les escribieron cartas.
Queridos amigos de España,quiero advertirles que cuando su mamá les diga que salgan abrigados lo hagan. Alfredo era un niño que no hacía caso. En invierno salía en short y manga corta. Tantos días hacía eso que la primer semana se le puso la piel de gallina. La segunda se le congelaron los pies, la tercer semana se le congelaron las rodillas, la cuarta se le congelaron las piernas y en la quinta semana murió de hipotermia. Saludos, Gastón
El género epistolar nos tiene cautivados. Cuentos y novelas contados en forma de cartas que vienen y van. Historias para destinatarios. Leímos Carta a una señorita en París, de Julio Cortázar y nos pusimos a escribir correspondencia fantástica para alimentar el buzón.
Nos llegó una lindísima carta de Ayoub, un chico marroquí que tiene 10 años y vive en Madrid. Nos cuenta que tiene una casa muy grande, que tiene como profesora a Carol y un gato llamado Alfum. Lo de que tiene como profesora a Carol indignó un poco a los chicos. ¡Carol! ¿Le dice Carol? ¡A nuestra Caro! Inapropiado, opinaron.
Cuestión que esa carta nos llevó a otras, a las Cartas de Papá Noel que recibían cada Nochebuena los hijos de J. R. R. Tolkien. Papá Noel les dejaba una cada año donde les describía cómo era su casa, quiénes eran sus amigos y todos los detalles divertidos de la vida en el Polo Norte.
Tanto leer cartas nos dio ganas de escribir y pronto Arisha, Ayoub, Taba, Jesús y Aliff recibirán una sorpresa en sus buzones.
Tomi, el experto en tanques cumplió diez años y quiso festejarlo en el taller. Hubo chocotorta, cupcakes y vinieron los mejores historietistas, los héroes y los villanos, los cerebros que viven en cuevas con sus mascotas, Kiogre, Mister Pila y Trivillano come cerebros. De la impresora salían hojas con viñetas vacías que se llenaban de dibujos rápidamente. Cuando terminó la fiesta quedaron migas de cupcakes por todo el taller, pegotes de dulce de leche y un montón de dibujos esperando que el próximo lunes vuelvan los chicos para ponerlos a vivir.
Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Ítalo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate. Concéntrate. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto.
Así comienza la novela Si una noche de invierno un viajero en la que Italo Calvino construye un juego literario convirtiendo al lector en protagonista. ¿Qué nos pasa como lectores? ¿Nos gusta que nos interpele? ¿Nos molesta?
Al momento de escribir probamos posibles formas de convocar al lector, de convertirlo en parte indispensable de la historia.
Ayer tuvimos el privilegio de conocer a Luciana De Luca y a Eloise Alemany, dos mujeres detrás de los libros que nos gusta leer. Escritoras, editoras y personas encantadoras. Tomamos té con torta de yogurt y conversamos sobre la escritura, los libros, y de las cosas que les interesan a los escritores. ¡Gracias por venir!
Los personajes van reforzando lo que expresan con actitudes y gestos. Los puños, las manos, las muecas de sus caras toman importancia en los dibujos y las historias se ponen cada vez más interesantes.
Leímos el cuento que da título al libro Qué vergüenza, de Paulina Flores y conversamos sobre las impresiones y las sensaciones que nos provocó su lectura. Charlamos sobre puntos de vista y sobre qué nos despertaba cada uno de los protagonistas. Nos sorprendió como el narrador se detenía por momentos en la mirada de un personaje y más tarde en otro y registramos todas las voces que había en el relato.
Imaginamos y escribimos sobre situaciones que generan vergüenza.
Suena el timbre, abrimos la puerta y no hay nadie. Sobre el felpudo de la puerta un sobre sin remitente. Rasgamos el papel y encontramos dentro cinco semillas de naranja sin texto que las acompañen. ¿Mensaje en clave? ¿Advertencia? ¿Un obsequio de un admirador? Infinitas interpretaciones. Elijamos la nuestra.
El 22 de mayo de 1859 nació en Edimburgo Sir Arthur Conan Doyle. Su madre era una narradora muy imaginativa que influyó en su pasión por contar historias. A los seis años escribió su primer cuento sobre un hombre y un tigre de bengala. Se recibió de médico y se embarcó como cirujano en el barco ballenero Hope que navegaba los mares del Ártico, luego en el Mayumba, un barco que viajaba a África, donde vivió todo tipo de aventuras. Más tarde instaló su consultorio y según él mismo cuenta en su biografía como ningún pacientee entraba a consultarlo tenía mucho tiempo para escribir y se dedicó a hacerlo. Sus historias se volvieron tan populares que tomó la decisión de abandonar la medicina y dedicarse exlusivamente a la literatura. Escribió muchas novelas históricas, crónicas, relatos de fantasía pero las historias de Sherlock Holmes fueron las que lo hicieron más conocido.
En homenaje a su nacimiento leímos El carbunclo azul publicada en The Strand Magazine en 1892.
En el taller de historietas casi nunca hay silencio. Los chicos hablan, hacen chistes, cuentan se desafían e incluso cantan. A veces canciones aburridísimas como la de «sopa de macaco» pero que a ellos les hacen mucha gracia y otras silban melodías con gran destreza. No son tantos chicos pero pareciera que son miles, creo que los personajes que ellos dibujan escapan del papel y toman vida propia.
Grandes dilemas pueden quedar resueltos gracias a una buena biblioteca. Hoy por la tarde nos debatíamos sobre cuál era la mejor forma de comer un pato y afortunadamente J. M. Barrie nos sacó de dudas. En Cuentos Reunidosencontramos las tan necesarias Reglas para cortar en filetes. Ponemos en conocimiento de los señores lectores que los escritores del Taller del Zorro han elaborado para quién las necesite reglas para espías, instrucciones para usar una butirilla, métodos para no perder las ideas y un preciso instructivo para tomar una taza de té.
En los viajes los trotamundos se encuentran con textos en idiomas desconocidos. Afortunadamente en el taller los chicos se las arreglan muy bien para traducir diferentes idiomas y descifrar carteles jeroglíficos.
Señores clientes
Les informamos que durante los próximos tres días el baño va a estar clausurado. Hemos encontrado una rata de 38 cm. dentro del inodoro. Se rumorea que estaba buscando restos de mandarina en una diarrea IMPORTANTE.
¿Quién narra? ¿quién cuenta? ¿desde qué perspectiva está contada una historia? ¿Puede una historia contarse desde distintos puntos de vista? Mientras caía una lluvia desenfrenada leímos fragmentos de El punto de vista de Henry James y vimos cómo trabajar con múltiples narradores.
Nos gustó la musicalidad de las enumeraciones de Bradbury en La niña que iluminó la noche. El ritmo de las repeticiones nos encantaba y nos instalaba dentro del texto. Probamos a la hora de inventariar objetos necesarios para un viaje hacerlo con un rimto particular.
Entre conversaciones sobre Avengers, Astroboy y el mundo del comic los dibujantes crean nuevos personajes para colaborar en la lucha contra el crimen. Algunos además de súper poderes tienen un gran sentido del humor y cuentan chistes como: «¿Qué sale de la mezcla de Elmo y Thor: El mothor.»
Leímos los primeros capítulos de Antártida, de Federico Bianchini. Una crónica viajera que habla sobre la vida en la base científica argentina. Sentimos el ruido de las turbinas del avión de la Fuerza Aérea que trasladaba al grupo de científicos, la incomodidad, el frío, el siencio. Nos atrapó y nos costó dejar el libro para ponernos a escribir crónicas viajeras.
¡Los dibujantes y guionistas del taller no descansan! Mientras algunos escriben nuevas ideas para plasmar en viñetas otros diseñan las plantillas y un0 practica con fascinación el punto de fuga.
Disfrutamos leyendo una carta que nos mandó Carolina Arabia desde España y de ahí nos sumergimos en El viaje de Lord Royston, de Lydia Davis. En este cuento, Davis utiliza fragmentos de cartas que Lord Royston enviaba a su familia durante un viaje alrededor del mundo, así que copiamos la idea y tomamos textos escritos por otros para escribir textos propios.
Leímos Dime cómo vuelas escrito por Laura Wittner, ilustrado por Marcos Farina y editado por Ediciones Tres en línea. Los chicos dijeron que les gustaron las palabras inventadas y también no saber qué pájaro era, ¿un pájaro freak? y se imaginaron que su vuelo iba a ser raro. Les gustó que no tuviera nido y que no hubiera nacido con alguien. Que quisiera tener un vuelo único.
Varias dudas. ¿Cómo voló. ¿Qué tipo de pájaro era? ¿Qué nombre tenía? Ellos lo llamarían Pabalo o tal vez Gallipacro.
Después imaginaron y escribieron sobre un vuelo propio.
Y así terminan las historias de este primer lote de cuentos postales que viajaron a Madrid. Esperamos las críticas, halagos y felicitaciones a vuelta de correo.
Ayer festejamos el día del libro leyendo historias y cuentos. Libro tras libro. Elegimos entre los favoritos porque siempre es lindo volver a escuchar una historia que nos atrapó. Leímos Finn Herman, El hombre del camión, El pequeño Brown, El estofado del lobo, Dime como vuelas, El perro que Nino no tenía, No, El niño basurilla y no me acerdo cuántos más. Los chicos escuchaban muy atentos, se reían cuando algo les causaba gracia y repetían en voz alta las partes que se acordaban. Fue una tarde lindísima rodeada de la linda comunidad de pequeños lectores que convoca Glow libros.
Hoy es el día del libro. Festejemos leyendo. Solos, acompañados, a escondidas, en voz baja, en voz alta, en susurros, en el subte, en el colectivo, en el recreo, en ronda, en la fila del banco, en la sala de espera, en el baño. Leamos para nosotros, leamos para otros, leamosle a los animales. Leamos felices. Leamos, leamos leamos!
Los chicos conocieron algunas técnicas de entintado, que es el proceso de aplicar tinta a los dibujos hechos en lápiz. Vieron cómo se le da volumen al dibujo y los distintos grosores de línea. ¡La práctica es fundamental!
De entre todos los viajeros que hemos ido conociendo el que más nos emocionó hasta ahora fue El principito, de Antoine de Saint-Exupery. Nos emocionó la amistad con el zorro, nos preguntamos sobre la domesticación y sobre cómo será ser un viajero solitario. Aunque nos entristecimos con la despedida nos quedamos con este pasaje.
Cuando mires al cielo, por la noche, como yo habitaré una de aquellas estrellas, como yo reiré en una de ellas, será para ti como si rieran todas las esterllas. ¡Tú tendrás estrellas que saben reír!
Uno de los grandes poderes que tienen los historietistas del taller es dibujar y conversar a la vez. Entre charlas sobre creadores, co-creadores, spoilers y villanos, las viñetas en blanco se fueron llenando de historias y nuevos personajes.
Un anillo, una pluma, una carta una entrada de cine, un mechón de pelo, un sello postal. Pequeñas cosas de gran importancia para quien las posee. Objetos que nos hablan de la personalidad de su dueño y son testigos silenciosos de sus actos.
¿A qué objetos nuestros protagonistas les adjudican poderes, hacerlos felices, traerles suerte? ¿Cuáles definen su mundo propio?
Una vez un viajero que ya había recorrido toda la tierra se dedicó a recorrer otros planetas…
Así comienza la historia en la que se narra el curioso encuentro de un viajero con un ratón, dueño de una gran ferretería que está cansado de no vender ni un clavo. El escritor ha decidido emprender un viaje a la mejor ferretería de la cuadra para aprender la jerga ferretera. Esperamos ansiosamente su regreso el miércoles que viene para saber qué conocimientos ha adquirido en su exploración.
Los chicos se prepararon para hacer las portadas de sus historietas. ¿Habrá habido una guerra entre los personajes por ver cuál de ellos era el elegido para aparecer en la tapa?
Leímos algunos fragmentos de El país del río. Aguafuertes y crónicas, libro que reúne textos de Roberto Arlt y de Rodolfo Walsh. Escuchamos el rumor del agua, los ruidos del motor, fuimos parte de esos viajes gracias a la escritura impregnada de imágenes.
Cruzamos el pasaje de las Ánimas. El sol opone, en el agua gredosa del Paraná, una oblicua vereda de movedizas chapas de oro, que cruza hasta la costa.
Tomo apuntes en una libreta, a lápiz, sentado en el escalón de hierro de la despensa. A dos pasos de mí, don Gregorio, en cuclillas frente a un balde de cinc, pela papas.
Decidimos acortar la distancia con la querida Caro y enviarle cuentos postales por correo. Imaginamos que después de la primera entrega va a ir todos los días al buzón para saber cómo siguen las historias.
El caos. Mientras cocineras, tatuadores, agricultores, maestros y asesinos luchaban porque sus historias fueran escuchadas, hace su aparición una casa macabra voladora trasladando en su interior una cabeza deambulante, una familia con secretos y una señora de 308 años. Todo es curioso hoy.
Una de las tantas formas de viajar: Casas ambulantes. ¿Cuál es la historia de estas casas volantes que el fotógrafo Laurent Chéhère ha creado? ¿Hacia dónde van? ¿Quién es la gente que viaja a bordo? ¿Cuál es el motivo de su errancia? Detenemos la mirada hasta que las fotos cuentan.
Explorar es salir de un asteroide para hacer una travesía por el universo, tomar un avión para ir a Pakistán y aterrizar en Kamtchatka o tomar un colectivo para ir a una calle en San Isidro. En el trayecto podremos encontrarnos con un piloto al que se le ha roto el motor de su avión, una agricultora que nos invita a un spa de aguas vivas o con un cíclope intentando hipnotizarnos. Nota: No olvidarse de recoger pruebas de lo que vemos ya que según dice el geógrafo de El principito»… Los relatos de los exploradores se anotan con lápiz al principio. Para anotarlos con tinta se espera a que el explorador haya suministrado pruebas.«
Boom. Crash. Plop. La clase transcurrió entre ruidos que irrumpían en las viñetas y una variedad de planos, cerrados, americano, entero, generales, fijos y primeros planos entre otros.
Seguimos con la lectura de Stefano, de María Teresa Andruetto y nos detuvimos en la voz de Stefano y en los detalles que aporta a la historia la narración en primera persona. Pensamos en un diario íntimo de personajes para conocerlos y que surgieran sus voces propias.
Cuando viajamos cambiamos nuestras rutinas. No dormimos, no comemos ni vamos al baño como lo hacemos habitualmente. Si viajamos solos puede pasar que nos crucemos con desconocidos y terminemos haciéndonos amigos y hasta enamorándonos o quizá descubramos que nuestro compañero de camarote además de malhumorado sea un asesino a sueldo.
Entre pan casero y globos de diálogo los creadores de historietas dibujaron un montón de nuevas viñetas. En unas un villano llamado Canelón luchaba contra una jarra de agua que finalmente lo derrotaba. El autor feliz, lograba una vez más que el odiado plato de canelones no estuviera presente en su mesa.
¡Que lindos son los festivales literarios! Y cuando hay chicos y están frente al río más lindos aún. Este fin de semana disfrutamos viendo la libertad con la que los chicos creaban sus historias acompañados por sus padres, abuelos y hermanos mayores. Compartimos historias de kamishibai, talleres de biografías y mapas literarios. ¡Un fiestón!
Movilizados por la carta tan linda que nos mandó Carolina Arabia desde España, en la que nos cuenta que «el primer día que llegué sentí un poco de miedo de estar tan lejos, pero después descubrí unos puestos de madera donde venden libros usados y me sentí como en casa. Los libros pueden ser casas móviles, ¿no?» y por la lectura de Stefano, de María Teresa Andruetto, las conversaciones en la tarde del jueves giraron alrededor de la migración. Llegar a un lugar desconocido, desconocer el lenguaje, dejar para siempre el hogar. Hablamos de eso y de cómo los libros al igual que los viajes nos transforman.
Después de leer Entre las hojas que cantan. La vida de María Elena Walsh, escrita e ilustrada por Mercedes Monti, Adriana Riva y Josefina Schargorodsky, nos dimos cuenta qué cosas son importantes al momento de contar la vida de alguien para conocerlo y sentirlo cercano y que revelar detalles específicos además de transmitir información muestra cómo es el personaje.
Así empieza esta lindísima biografía ilustrada:
En 1930, un astrónomo estadounidense descubría Platón, Mahatma Gandhi marchaba por la independencia india, en Uruguay se jugaba el primer mundial de fútbol, y en Ramos Mejía, un pueblo al oeste de la ciudad de Buenos Aires, nacía una niña llamada María Elena Walsh».
Entre trazos y bocetos surgieron los primeros personajes de esta nueva edición del Taller de Historietas dictado por Jonathan Weis. Algunos como Multihistoriet, Dr. Tocino, Mister Pila ya empezaron a vivir aventuras en ocho viñetas.
Intentamos descifrar quiénes son estas personas retratadas por un fotógrafo desconocido, investigar sus apariencias y descubrir cuáles son sus pensamientos. Las sometemos a un interrogatorio feroz y definimos cuáles son sus comidas preferidas, qué olores recuerdan de sus infancias, cuáles son su miedos y si tienen algo que esconder. Y así van surgiendo nuevos personajes que habitarán las páginas del libro de las biografías apócrifas.
Cuentan que hace cuarenta años atrás en un cuarto de hotel en Gualeguaychú, un viajero dejó olvidado un libro cuyo título escrito en letra cursiva es El libro de las vidas. Los que lo han visto dicen que es un libro infinito lleno de biografías, retratos y memorias de gente del mundo entero. Y entre sus páginas interminables se encuentran las historias de vida de Frank Heinenmann, el inhumano de Hellas, Carlitos Soser, Nebulia Dinesen, Amalia Tariq y vaya a saber cuáles más. Haremos lo imposible para encontrar ese curioso ejemplar.
Un nuevo ciclo comienza y en el taller nos espera la biblioteca con un montón de libros por descubrir, los diccionarios, las enciclopedias, los atlas para pasear de acá para allá, y un montón de páginas en blanco para llenarlas de aventuras e historias cautivadoras.
¿Qué tendrá este año de diferente? ¿Vendrán todos los chicos que vinieron los años anteriores? ¿Se sumarán nuevos? ¿En qué proyectos trabajaremos? ¿Qué personajes surgirán de las páginas escritas?
Estoy sentada en medio de silencio del taller haciéndome un montón de preguntas y lo único que sé es que en los primeros día de marzo el taller se llenará del entusiasmo y la curiosidad de los chicos y que esa energía maravillosa encenderá la música de las palabras y se hará la magia.
El Pecarí del Chaco y el Lobo Lucero ya tienen quien les rinda alabanza y escriba acerca de ellos. Los extraordinarios chicos del Taller del Zorro presentaron Casa de Fieras; leyeron algunos de sus cuentos, así como la obra para kamishibai, La gran cosecha, creada a lo largo de varios encuentros por ocho cabezas curiosas. Se animaron a exponer en voz alta sus propios procesos creativos, la incertidumbre ante la página en blanco y de paso su admiración por aquellos animales reales e imaginarios que dieron lugar a este hermoso libro.
Al final de un año de taller, nos preguntamos ¿Porqué escribimos? ¿Qué nos impulsa a hacerlo? Para entendernos a nosotros mismos, dijo alguien, para crear un mundo a nuestra medida, dijeron también. Recurrimos a nuestros eternos interlocutores, escritores que a su paso no sólo nos dejaron libros si no consejos de oficio; y así Hemingway, Bradbury y Abelardo Castillo fueron cordialmente invitados a la charla.
Escribo para entender. Para entenderme a mí mi misma. Escribo porque me hace feliz. Me hace pensar quién soy fuera del manto que me recubre al hablar. Cuando escribo pienso. Pienso que sería de mí si no fuera yo, si no estuviera donde estoy, si no viviera como vivo. A veces no se qué pasa conmigo y mi cabeza es un nudo de cosas que están sin resolver. Y escribo. Es raro. Escribir es raro. Es una forma de salir de esta realidad.
Extraño cónclave de adivinos y conocedores de los secretos de los animales, se reunió hoy en el taller. Algunos de ellos pronosticaron tempestades y banquetes; otros nos hipnotizaron con la lectura de La Gran Cosecha, obra para kamishibai escrita a 8 cabezas y el doble de ojos. El zorro diablo, La vaca que chupa escarcha y cómo cazar una Campanita, son solo algunos de los misterios que encierra Casa de Fieras y que hoy vieron por primera vez la luz.
Cuenta Ema Wolf en El libro de los prodigios, que en la Antigua China, se encomendaba a los más distinguidos sabios del imperio a que descifraran los mensajes ocultos en las rayas de ciertos tigres. Imaginamos cuáles podrían llegar a ser esas palabras secretas. Consejos para emperadores, presagios, cartografías intangibles, e incluso algunos versos en rima, conforman un primer catálogo de traducciones contemporáneas.
Leímos La Pelota, de Felisberto Hernández y recordamos cosas que alguna vez deseamos impetuosamente, desde un objeto, hasta la posibilidad de ser alguien que no somos. Después de revivir esos estados tan particulares, los chicos escribieron cuentos en donde el protagonista quiere algo que no puede tener. Como Cristóforo, de Arrecifes, que desea ser un gallo y cacarea todas las mañanas; o una coleccionista de animales marinos muertos, que embriaga el aire de la galería de una casa de vacaciones con sus descubrimientos
Ensayamos toda la tarde la puesta en escena de un kamishibai en donde abundan los animales y escasean las cosechas. Sigilosos, descabezados, plumíferos, hastiados; las bestias toman el poder de la granja.
Los especialistas del tarot dibujan las últimas cartas que forman el complejísimo mazo. Se suman nuevos arcanos y figuras. Aparecen cartas como El amor que desearíamos que nos toque en cada tirada, y otras con energías desconcertantes como Depresión que no estamos muy seguros de querer que nos salgan.
Tres voces distintas cuentan la relación entre perseguidor y perseguido. La distancia que los separa, lo que piensan y sienten; la estela que dejan tras de sí. Un caso particular, raro y asombroso, nos hace pensar en un ritual pautado por ambas partes que se renueva periódicamente. Los dos se ven desde esquinas distantes, se conocen pero eligen que no medie la palabra entre ellos, ni siquiera un saludo y dejar que el azar los vuelva a reunir al otro día.
Se preparan los lectores de kamishibai, los presentadores, los especialistas en efectos sonoros. Éstos últimos, que intentan prestar sus voces para acompañar la narración, podrían acuñar un nuevo dicho : más difícil que graznido de ganso panameño; o complicado como gruñido de hipopótamo hipnotizador.
Acompañados por seres robóticos y tormentas, terminamos de leer El Fantasma de Canterville, y nos despedimos del espectro menos tenebroso y más desprestigiado de la historia. Mientras tanto, los últimos arcanos del tarot se manifestaron en colores sombríos; la guerra es un tanque de guerra de ojos rojos ante el que huyen hombres y animales.
Leímos la primera de las Cosmicómicas de Italo Calvino, donde éste imagina un tiempo en el cual la luna estaba tan cerca de la Tierra que se podía subir a ella mediante una escalera. Buscamos en las ciencias inspiración para nuevas historias; así, un grupo de osados busca llegar a Marte utilizando una cadena de ADN como puente y asistimos al origen de los pájaros.
La mama de Galo, fotógrafa y astróloga, visitó el taller. Bajo su guía los chicos, exploraron el arte de la cartomancia; se sentaron en la mesa de adivinación e interpretaron símbolos y figuras. Perros que aúllan a la luna, torres solitarias, ruedas de la fortuna. ¿Cómo será mi futuro?, fue la gran pregunta de la tarde. Las cartas y la bola de cristal dijeron, cada una en su lenguaje, “dominarás el mundo” o, “en algún momento de tu vida lo dejarás todo y recorrerás los continentes en una furgoneta”.
Crece la dinastía de arcanos mayores, un rey llora mientras su doble exacto ríe; la libertad, el fracaso, la noche y el día, encuentran nuevas representaciones que nos ayudan a ver qué nos depara el futuro.
Cuatro pensadores reflexionan e intentan describir la relación con las palabras, la propia escritura, el saberse leídos; y también, el vínculo con aquellos que nos acompañan siempre, tan cercanos y al mismo tiempo misteriosos, los que dieron origen a un libro amansado durante casi un año: los animales.
Replicamos el banquete ensombrecido de El Castillo de los destinos cruzados, de Ítalo Calvino y bajo el auspicio de una muñeca sin cuerpo, un niño pájaro , una marmota antropomorfa y demás seres terroríficos, se manifestaron nuevos arcanos ante nosotros. El distinguido aquelarre danzó alrededor de la mesa, entonó cánticos extraños y transmitió arcanos saberes.
Después de leer “Cómo cuidar de tu humano”, de Maggie Mayhem seguimos avanzando en la redacción de un periódico escrito por animales. En la sección de hoy: Formas de clasificar a un humano desde el punto de vista de los perros. Al parecer ellos nos dividen en cuatro grupos: ordenados, desordenados, viajeros y digitales; recomiendan los perros que saben, elegir cuidadosamente al humano en cuestión.
Llegó el día en que todos los robots estuvieron listos para irse a sus nuevas casas y partieron con sus fichas técnicas y el compromiso de sus dueños de contarles, la primera noche, un cuento para aprender a dormir. ¡Felices vidas robots. Y cuiden siempre a su humano!
Nuevos arcanos se materializan bajo la influencia de planetas benévolos. Los ciclos de la luna nos alientan a salir de la rutina y una cabeza atravesada por una lanza nos habla de la necesidad de cortar amarras con el mundo tal como lo conocemos.
“La distancia” son dos personas que extienden sus brazos sin poder tocarse porque las separa un abismo; “El tiempo” tiene dos relojes de arena como ojos; “La unión”, reúne a los opuestos, sin que éstos pierdan su forma. Cartas de tarot desde la madriguera del zorro.
La redacción de un periódico escrito por animales cuenta con una fauna adiestrada en diversos temas; deportes, política internacional, gastronomía, cultura, policiales. El lector podrá informarse acerca de cierto cocodrilo al margen de la ley, así como enterarse del último lugar de moda para comer estofado de humano. Leímos Perros y gatos bajo la lupa de los científicos, de Antonio Fischetti, y comenzamos a entender porqué los perros mueven la cola, aúllan y ladran.
Para ensamblar un robot feliz hace falta comer una buena porción de torta, y si es torta de cumpleaños mejor pues más feliz será el robot. Pinzas, clavos, destornilladores, taladros listos. Fichas técnicas completas al detalle. Lectura de Cuentos de otros mundos realizada. Manos a la obra.
Si las cabezas no encastran, las antenas se caen, y los ojos colapsan, a no desesperar. Un buen ingeniero sabe que los errores pueden corregirse.
Nigromantes inadvertidos, los chicos continuaron la labor misteriosa de inventar sus propias cartas de tarot. La perseverancia, la sombra, la verdad; el tirano, fueron algunas de ellas. Ilustraciones luminosas y algunas pocas palabras reunidas poéticamente nos hablan y nos cuentan qué nos depara el futuro.
Leemos en Tribulaciones de un chino en China, que en la antigua Shanghai, un profeta popular predecía el futuro con la ayuda de un pájaro y 64 cartas que representaban figuras de hombres, animales y dioses. Hablamos de las diferentes mancias; formas de adivinar el futuro leyendo el movimiento del viento, la borra de café, el omóplato de una cabra o la forma de las nubes. Investigamos las cartas de tarot y las que alguna vez hizo Xul Solar y después los chicos inventaron sus propias cartas para adivinar el porvenir.
Seguimos leyendo la historia del fantasma más desdichado de la literatura y después pensamos qué tipo de noticias podrían aparecer en un periódico escrito por animales. Bajo la piel de un rinoceronte, un león, un delfín y un búho, redactamos notas acerca de guerras entre elefantes asiáticos y africanos; baile sincronizado de ballenas y los avatares de los surubíes de río.
Ayer visitó el taller la escritora Betina González. Nos contó detalles fascinantes acerca de sus procesos creativos, las instancias de corrección, los tiempos necesarios para que un texto respire y tome forma y de paso charlamos acerca de la memoria de las ratas, los niños ferales y los adoradores del dios rana. Nos leyó un cuento inédito, El niño de barro y les propuso a los chicos que inventaran niños hechos de otros elementos y sustancias. Así nació la niña de roca, la niña de cristal que vivía en una cueva y el niño de plastilina.
Kin- Fo intenta escapar de la muerte que el mismo planeó, internándose en ríos lejanos del Celeste Imperio. Con pluma de pavo real o de ganso, volcará sus angustias, miedos, arrepentimientos; su amor por la viuda de Pekín y por el puré de dragón, delicia terrenal que añorará una vez que Wang lleve a cabo su plan.
Continuamos leyendo El fantasma de Canterville y nos enteramos de lo irreverentes que pueden ser algunos de ellos. Próximamente, el lector interesado en las ciencias ocultas, podrá disponer de un práctico manual de uso para fantasmas, así como las instrucciones detalladas para fabricar una máquina creadora de apariciones que se alimenta de nubes.
Robot intergaláctico diseñado. Bip. Partes cortadas y lijadas. Bop. Piezas de cráneo color cobre pintadas. Bip. Chip antidesorden activado. Bop. Control remoto interconectado. Bip. Cabeza de robot diagramada con pensamientos de científico. Bop. Ejes preparados. Bip. Gps encendido. Bop. Modo revoltoso desactivado. Bip. Robot listo para ensamblar pasa a la línea de montaje.
“La verdad era que Pin Jin estaba harto de la belleza. En el Palacio de las Nubes todo era demasiado bello”, escribe Amélie Nothomb en Brillante como una cacerola. Escribimos diferentes cuentos tomando esta frase como comienzo; en algunos, la belleza parece encubrir apatía, desidia, indiferencia, falsedad; lo que no deja ver la realidad.
Seguimos leyendo intrigadísimos Las tribulaciones de un chino en china. Wang se enfrenta a una difícil decisión. Los chicos volcaron en entradas de diario las angustias de Wang, sus desvelos, los deliciosos menúes con que distraía las horas, sus reflexiones filosóficas y hasta un poema al cielo.
…siempre hay un modo de resolver mis problemas. Descubrí eso hace mucho tiempo. Mientras tanto miraré el estrellado cielo y buscaré una nueva pluma.
Mientras que algunos fantasmas gorjean, otros se comunican mediante susurros o adivinanzas; atormentan mortales en todas partes del mundo, desde castillos ingleses, hasta departamentos ubicados en pleno centro porteño. Comenzamos a leer El fantasma de Canterville, del genial Oscar Wilde y comenzamos a escribir historias repletas de apariciones.
Los ingenieros entre cookies de chocolate e historias prepararon sus fichas técnicas, tomaron notas, bocetaron y diseñaron los futuros robots. En sus mesas de trabajo los esperaban piezas de madera, tornillos, tuercas y engranajes. Con la expertísima dirección de Juli de Oficio Mudo los inventores comenzaron a dar vida a una nueva legión de robots.
Leímos fascinados Los que persiguen tormentas, uno de los cuentos del libro El amor es una catástrofe natural, de Betina González, e imaginamos historias a partir de noticias insólitas extraídas del diario. ¿Qué fue de la vaca que cayó de un avión ruso y aplastó a un pesquero japonés? ¿ a quién se le ocurrió el colocarle ojos de plástico a los pescados para que parecieran frescos?
Comenzamos a leer Las Tribulaciones de un chino en China, de Julio Verne, y asistimos a un banquete fantástico de nidos de golondrina con huevos revueltos y nervios de ballena en salsa de azúcar. Kin Fo y su amigo Wang, filosofan acerca de la felicidad. Nosotros elaboramos listas de acontecimientos felices desde la perspectiva de un perro, una roca, una calavera mexicana y un campesino chino.
Después de haber escrito, ilustrado y montado en teatros minúsculos historias de robots y viajes espaciales, una nueva generación de gaito kamishibaya esta lista para recorrer las calles del mundo e hipnotizar a quien esté dispuesto a escucharlos.
Si los bosques de Rusia parecieran estar acechados por brujas, el del cuento popular Teréshechka, no iba a ser la excepción. Recopilado por el bueno de Afanásiev, nos hizo pensar en posibles historias tenebrosas creadas para alertar a los niños modernos acerca del peligro: No jugar con la pelota dentro de casa, es algo que nuestros padres nos repiten una y otra vez. Como todos los niños, Osvaldito era un chico muy travieso…
El gato de la katana, la gallina sin cabeza y la cosecha de jalapeños, ya tienen quién los ilustre. Especialistas en perspectiva y uso del crayón; recopiladores de datos curiosos, ceramistas, caricaturistas, karatecas empedernidos.
Distintas versiones del cielo, las estrellas, cohetes espaciales, bosques en miniatura y robots amantes de la nutella se fueron desplegando esta tarde en el taller. Versiones para kamishibai que caben en la palma de la mano.
Escritores de doce años estuvieron revisando lecturas del pasado, con la idea de escribir un cuento pensado para un lector aún más joven. Leímos Discurso del oso, de Julio Cortázar, Roland, de Nelly Stéphane y 13 palabras, de Lemony Snicket. Con ese pequeño lector en mente surgieron cuentos en la nieve y poemas tropicales, con palabras cuidadosamente elegidas y propiciadas.
Gallinas entrenadas en el milenario arte del Sumo, chanchos ajedrecistas y granjeros fanáticos de La Rosa de Guadalupe, son algunos de los extraordinarios personajes que dan vida a nuestro kamishibai pastoril.
Cuando muchos escritores se juntan para darle vida a una historia hay caos, hay voces que se alzan más que otras, hay disenso, desacuerdos. Pero si, finalmente, hay una historia y es buena, gana la trama y muchas voces son una sola.
Para cerrar la primera parte del taller de historietas dictado por Jonathan Weis preparamos pochoclo y participamos de una función de cine. Vimos Más allá del jardín, una miniserie creada por Patrick McHale. Una joyita imperdible.
Leímos Ana y la Gaviota, de Carolina Esses e ilustrado por Raquel Cané y después los chicos escribieron una reseña destinada a la autora; analizaron sus personajes, el estilo, las ilustraciones. “¿Su cuento es un sueño? ¿ a usted le gusta la merluza?», le preguntaron algunos. Otros añoraron la época en que leían sin hacerse tantas preguntas.
En el Paraná Miní, hay una escuela de 109 años, la escuela número veinte, a la que asisten chicos extraordinarios con salvavidas y ocasionalmente, garzas introspectivas. Llegamos a ella gracias a Marisa Negri, una de las coordinadoras del festival poesía en la escuela que nos invitó a compartir una función de kamishibai con los chicos. Entre todos imaginamos una historia de remeros, lanchas, muelles y un salvaje pez gigante. Nos fuimos felices del encuentro, que quedará para siempre enlazado con plantaciones de ciruelos en flor, panales de abejas y casas de palafitos lejanas en el tiempo.
El cuento Jack y las habichuelas mágicas inauguró el taller de kamishibai y logró cautivarnos a todos. Después, chancho va, chancho viene, comenzaron a tomar vida dos historias especiales para ser representadas en teatros de papel: la de un peculiar inventor traicionado por su creación robótica y la de un astronauta griego, perdido en la inmensidad del espacio. Nos visitaron esta vez Natalia Do Campo del blog @cositalindalibrosymas y su hijo Benjamín, que nos fascinó hablándonos acerca de las anomalías en el tiempo y linajes de fantasmas.
Entre pinceles y colorante para tortas las historietas fueron llenándose de color y quedaron listas para ir en busca de sus lectores. Le agradecemos a Jonathan Weis su generosísimo paso por el taller y los esperamos con muchas ganas el año que viene para una nueva tirada de Sushi Ediciones.
Lo fantástico puede estar en el jardín de un viejito que una mañana se desprende de su lugar y viaja a la deriva en el medio del mar, como nos cuenta Sara Gallardo; pero también en el secreto que guarda un hombre feliz para ir en contra de la monotonía, o de un jarro de dulce de leche con comportamientos insólitos.
Un kamishibai transcurre en el Delta del Paraná; el otro en un bosque de sarpinógilos. La protagonista del primero rema a través del canal Arias, los del segundo, buscan una flor fantástica. Acabada la función y bajo el furor de infinitos caramelos, dos grupos de creativos avanzan en la trama de la próxima obra para ser representada en un kamishibai. Cosechas malogradas, vacas confundidas, gatos con katana.
El minúsculo espacio de un papel de origami, encierra dragones míticos, madres zorro, anaklusmos, emperadores chinos y pulpos gigantes. Una cajita negra, inadvertida para muchos, cuenta sus historias.
Mientras avanza la trama de Chanchoman o El Hombre Chancho, el justiciero de los porcinos en apuros, la heroína de un mundo post apocalíptico obtiene su primera portada, a sólo 10 centavos; el lector atento podrá encontrarla publicada por Sushi ediciones.
Mientras que niños etíopes descifran el lenguaje de los ruiseñores, en Jamaica, un chico muy especial, puede hablar con una tortuga y así evitar que se convierta en una sopa o en un adorno de pared. Al menos así lo cuenta Roald Dahl, en “El niño que hablaba con los animales”. En la misma nota, en un país aún no revelado, gacelas crían humanos sin palabras pero llenas de gestos.
Animales que se descontrolan en un cumpleaños, chanchos de biblioteca, gallinas parlanchinas, cocodrilos cobardes, vacas, vaquitas, elefantes, una manga de animales habita un libro que los críticos lectores del taller disfrutaron mucho.
Recomendadísimo Manga de Animales, escrito por Maricel Palomeque e ilustrado por Fernanda Carmona.
Kamishibai significa “teatro de papel” y es una forma de contar historias que se originó en los templos de Japón en el siglo XII. A principios de 1920 el kamishibai resurgió de la mano de artistas callejeros. El gaito kamishibaiya, o cuentista, era un hombre que viajaba de ciudad en ciudad con su bicicleta.
En este taller vamos a elaborar una o varias historias grupales para kamishibai.
Trabajaremos con consignas y ejercicios de escritura creativa para empezar a escribir las historias colectivas e ilustrarlas. Finalmente cada chico armará su pequeño butai (teatrito) para presentar las obras.
Después de leer “El perro que Nino no tenía”, de Anton Van Hertbruggen, los chicos siguieron escribiendo maravillosas historias para animales de origami. Sumó su voz un especialista en dragones, cuya catalogación los divide sabiamente de acuerdo a su elemento, hábitat natural y predisposición a atacarnos o a defender poblaciones humanas.
Lafcadio Hearn nació en una de las islas jónicas y murió en Tokio. Dicen que su esposa, Setsuko Koizumi, hija de samuráis, le contaba esas mismas historias de espectros, que él más tarde, se dedicó a recopilar y transmitir. Leímos uno de estos relatos y seguimos adentrándonos en lo fantástico. Cuervos, cajitas de música, tarros de dulce de leche. Cualquier lugar puede ser depositario de lo sobrenatural.
Vigésimo hijo de barbas ilustres, dibujante de zoológicos privados, profesor de la reina Victoria, aficionado a los loros, Edward Lear nos transmitió su amor por los limericks. Gracias a él, toda una fauna de animales de origami tiene quien le escriba.
Leímos Roland, la lindísima historia de Nelly Stephane ilustrada por André François y como él también soñamos con animales. Entre pliegues, valles y montañas, entre palabras y origami, crac, nuevas historias se volcaron al papel.
Los fondos sirven para ubicar a los personajes en un escenario y darles un contexto. Ayer por la tarde superhéroes, villanos y personajes en general dejaron de flotar en la viñeta vacía y encontraron sus paisajes.
Una pata de conejo, un collar, un gato negro, el río a medianoche, la neblina; todo puede ser portador de los sobrenatural e irrumpir en nuestras vidas en el ámbito de lo fantástico. Leímos El Busto, de Manuel Peyrou, hablamos del perro de Churchill y cantamos canciones de feliz cumpleaños.
Dignos herederos de Edward Lear, María Helena Walsh y Ezequiel Zaidenwerg, imaginamos limericks para animales de origami. Osos marroquíes, jaguares de Siberia, guanacos cabizbajos y grullas vietnamitas que cocinan fideos en marmitas, son los nuevos protagonistas del viejo arte.
En Missouri, la Sociedad Protectora de Animales, invita a grupos de chicos para que lean cuentos a perros de un refugio y así aprendan a sociabilizar. En Argentina, otro grupo de chicos, intenta decidir si éstos preferirían la lectura de Un elefante ocupa mucho espacio, Finn Herman o Crictor, con el fin de escribir su propia historia para deleite de jaurías lejanas.
Un nuevo taller al mando de Jonathan Weis reunió a un grupo de entusiastas dibujantes de historietas. La magia del lápiz hizo que personajes fascinantes empezaran a cobrar vida en el papel. Esperamos intrigados la saga de sus aventuras.
Manuel Mujica Láinez nos cautivó con “La Galera”, sentimos la amenaza de los malones en la lejanía y el miedo de su personaje principal condenado a la soledad de los caranchos y el terror de los fantasmas familiares.
Idiomas irrepetibles, jaulas doradas, relojes templados en los Himalayas que retroceden en el tiempo y muñecas de porcelana, componen el inventario parcial de entidades fantásticas; fuente enrarecida de relatos futuros.
Misteriosamente hay historias que se repiten a lo largo del mundo, así, un cuento recopilado por Perrault puede tener su versión senegalesa o argentina, en donde se repiten los hechos pero cambian los escenarios. Luego de leer algunos cuentos de la colección Cuentos del Globo los chicos escribieron distintas versiones de un mismo cuento, adornándolo con detalles autóctonos de distintos países; así el Dragón Radiante que quería ser un dios en China, se convierte en el Mono Mágico de la Amazonía brasilera y el célebre Patito Feo será conocido en otras latitudes, por la Vaquita Fea, también desafortunada.
Nos pareció del todo honorable dedicarle unas palabras finales a los animales extintos de este mundo. Epitafios tardíos de sus breves vidas como especie.
“Fuiste al frente a luchar, pero no volviste, león de alta mar” (Epitafio para el León Marino Japonés)
“Fuiste tan elegante, la envidia de las guacamayas tropicales, tus graznidos majestuosos me hacían llorar, tu albinismo te hacía tímido, pero para mí nunca lo fuiste. Te veía volar sobre todos nosotros, con la rapidez de una liebre atómica. Te recordaré por siempre” ( Epitafio para el guacamayo de las nieves)
Después de recorrer las láminas de animales en peligro de extinción creado por Fábrica de Estampas, le dedicamos a algunos de ellos, selváticos poemas de despedida:
Aguará guazú, qué lindo eres tú; caraya caraya, no te vayas; tucán tucán, quiero que vivas y no te extingas; pato serrucho, no digas que no te escucho; ballena franca, no te vayas ni hoy, ni pasado, ni mañana. Tomás
Escuchamos el Carnaval de los Animales de Saint-Säens mientras miramos las láminas que hizo Fábrica de estampas sobre los animales en peligro de extinción. Y nos preguntamos qué música le gustaría escuchar al pecarí del chaco, al yaguareté, al tatú carreta, y si organizaran una orquesta qué instrumentos elegirían. Un concierto de voces para ayudar a salvarlos.
Habitantes de galaxias distantes o de un futuro lejano, podrán recomponer nuestra historia como especie a partir de los textiles bordados en el taller. Unicornios con jopo y colores parlantes en expansión serán parte de nuestro legado.
Si los antiguos podían realizar augurios interpretando el canto y el vuelo de los pájaros; los pájaros, siempre pudieron ver el futuro en sus sueños. Animales de otro mundo, temerosos en su sabiduría, intentaron evitar presagios funestos desde que el mundo es mundo.
Del libro de las fábulas y hartos de las moralejas se escaparon conejos valientes, zarigüeyas codiciosas y pájaros cobardes para protagonizar historias en las que los finales son tan crueles que se comen perdices y algunos animales más.
Infinitas parecieran ser las rondas de bordado, que dan la impresión de contenerlo todo: jardines artificiales, lectura en voz alta, silencios forjados con astucia, circunvalaciones alrededor del centro, monstruos que hibernan en casas camufladas dentro de otras casas; inventarios de palabras agradables y desagradables; ancestros, confesiones menores, e invitadas especiales, como Louise Bourgeois y sus arañas maternales.
Agazapado detrás de la almohada se encuentra un tigre. Sólo espera que cerremos los ojos y lentamente nos adormezcamos para saltar feroz o introducirse mansamente en nuestros sueños. La lectura del El invitado tigre de P´u sung –Ling fue el trampolín para que al cerrar los ojos y tomar un lápiz se conjuraran sueños y pesadillas.
Desde el legendario laberinto construido por Dédalos para esconder al minotauro hasta la actualidad han existido fabulosos laberintos llenos de encrucijadas e historias. Los investigadores del taller cuentan de cierto laberinto hecho de vidrio donde un mosquito responde preguntas de un holograma de sí mismo llegado del futuro; mientras que en otro, donde residen criaturas místicas, alguien encuentra la salida, desgarrando la piel del monstruo que lo ha devorado y resolviendo acertijos.
Nos preguntamos por qué la literatura está tan poblada de animales, zorros , perros, dragones, entre otros cientos de criaturas. Cuentos de la selva, las fábulas de Esopo, Mr. Fox, los tres chanchitos, el lobo de Caperucita, Mobby Dick, el queridísimo Finn Herman. Y decidimos que los animales son protagonistas tan amables y excéntricos como cualquier humano. A veces más.
Tomamos prestadas algunas Pequeñas Teorías sobre el comportamiento animal de Andrés Sobico y Josefina Wolf para construir historias a su alrededor. Y nos enteramos porque desde chiquitos a los gatos le enseñan a contar hasta siete,
El gato cuenta hasta siete porque no llega a contar hasa ocho. La cosa es así, empieza a contar hasta que se duerme para siempre. Para qué contar hasta 8 ó 9 ó 10 ó 1000 si no lo necesita. Se tra del tejado, una vida menos. ¡se entende la cosa? Pierde las siete vidas que tiene, no tiene una número 8. Cuando cuenta hasta 7 ya es muy tarde para contar hasta 8. Flora
Después de leer El carretel de hilo, de Ema Wolf, imaginamos todo lo que puede contener una simple hebra, en todo lo que se puede convertir. Y mientras comenzaban a acudir al bastidor unicornios con jopo y jardines en miniatura, nos propusimos acompañar la tarea contando historias, como en las antiguas rondas de bordado. Así se fueron enlazando anécdotas de verano, viajes y relatos oníricos en donde los padres se convierten en pájaros. En una hebra aún más fina, aparecieron tarareos inadvertidos, llegados acaso de un lugar, aún más lejano.
Leímos El sueño de Pao-yu, del escritor chino de la dinastía Qing, P´u sung –Ling.
Sueños que se replican en sueños hasta el infinito. Fascinados, escribimos situaciones oníricas en donde la realidad siempre se enrarece. Una chica llora en un campo de trigo, mientras en un sueño vecino, un chico juega con una licuadora en las vías del tren. Una y otra vez.
Las autobiografías de animales y seres inanimados, suelen encontrarse en los anaqueles más altos de las bibliotecas, esperando que alguien los lea. Tal es el caso de la autobiografía de Clementina, una escalera rusa de rasgos delicados y de Pochampsky “el Glorioso”, un mosquito que trabaja vendiendo inodoros, pero que secretamente desea tener un kiosco para venderle golosinas a los sapos.
La maravillosa medicina de Jorge
Autor: Roald Dahl
Número de páginas: 110
Editorial: Alfaguara
Es una historia muy buena. Se las recomiendo. Se trata de un chico muy particular llamado Jorge que todos los días se queda cuidando a su abuela malhumorada y gruñona. Jorge siempre tiene que darle la medicina a las doce. Un día Jorge decide prepararle una medicina especial. Se la da y pasan cosas extraordinarias. Lo único que no me gustó es que tiene un final un poco abierto. Pero lo demás está muy bien.Tiene 110 páginas que no es tanto. Lo que más me gustó fue cuando Jorge agarra los ingredientes para la medicina y la prepara. Esta historia es para que la lean chicos mayores de siete años y para grandes también. No la recomiendo para viejos gruñones. Maqui
Viajamos desde la antigua Persia hasta el altiplano andino a través de las historias que están escritas en sus tejidos; avistamos focas y caribúes con los inuit; conocimos flores y animales extraños, guerras y paisajes lejanos. Aprendimos de tramas y urdiembres, catalogamos agujas de hueso y de espina de cardo y admiramos telares tan altos que requieren una escalera que llegue hasta el techo para alcanzar su cúspide. Y finalmente, bajo la guía experta de Male Vigón Ruffa, tensamos la tela sobre el bastidor y la hicimos sonar como un tambor, enhebramos la aguja y comenzamos a contar nuestras propias historias bordadas.
Siempre es fascinante leer acerca del antiguo arte del nü shu (女书) con el que las mujeres se enviaban mensajes secretos en el siglo XIX; pero es indispensable para el viajero que desee conocer la lejana China de la ciudad de Buenos Aires, réplica incompleta de aquella que floreció en la cuenca del río Amarillo.
Inspirados por la lectura de Monstruos por el borde del mundo, de Eduardo Abel Gimenez los chicos recrearon paso a paso, la escena de caza de un ser imaginario. Coleccionaron nuevas palabras: acechar, asir, acometer; presa, agazapada. Así conocimos a Campanita, que detrás de ese nombre inofensivo le roba los sueños a las personas o a al Mil Ojos del cual se prepara una sopa de cualidades extraordinarias
Seguimos con fascinación la lectura de La maravillosa medicina de Jorge, de Roald Dahl e hicimos listas para escribir a partir del binomio fantástico.
Si Lautréamont podía unir una máquina de coser y un paraguas en una mesa de disección, ¿por qué no juntar a un león con una peluca, una serpiente con unos brackets, a la lagartija Robertina con un par de anteojos, o a un mandril con un jazmín? Alianzas insólitas generaron historias de lo más originales.
Los personajes furiosos de Silvina Ocampo y los habitantes, vivos y embalsamados del Museo de Ciencias Naturales que visitamos la semana pasada, comparten la voz de un narrador en segunda persona. Guardias de seguridad, maras, meteoritos y peces con cara de vieja,se confiesan, se quejan, intimidan, se desdoblan.
Estás en el museo de ciencias naturales y te estás haciendo del número dos, atraviesas la zona de los reptiles hasta encontrar un guardia de seguridad. Rápidamente le preguntas donde hay un baño y te contesta «dos pisos arriba a la derecha» y vos estás en el ala izquierda del museo, en la planta baja. Cruzas a toda velocidad hasta el otro ala; eso te demorará unos cinco minutos y medio de prolongado trote, pasas por la habitación de los artrópodos y de los peces evitando la sala de las aves porque te dan miedo. Al llegar a la escalera subís los dos pisos a toda prisa lo cual te tardaría unos tres minutos de inmenso galope. al llegar al baño, todos los cubículos están libres. Te dispones a elegir el del medio. Te bajas los pantalones . Expulsas la carga. Miras a tu derecha y… No hay papel. Valentín A.
Ningún catálogo de sueños políglota podría estar completo sin responder satisfactoriamente, con qué sueñan los perros, los niños esquimales o los equilibristas. Seguimos leyendo, Monstruos por el borde del mundo, verdadero manual para cazar criaturas salidas de los sueños.
El perro sueña con el pez volador. El pez volador es naranja, blanco y con rayas negras. Las aletas son alas y la cola es la cola. Y el pez volador disfruta más de volar que de nadar. El pez volador sueña con un hombre de ojos pintados de verde y boca pintada de rojo y gigante. El hombre sueña con un montón de árabes que se cuentan secretos mientras un ser extraño con cara de piedra y pelo de rasta toca la guitarra. Gastón A.
Inspiradas en las recetas visionarias de Remedios Varo y Leonora Carrington, revolvimos entre los ingredientes para crear fórmulas capaces de encantar a los pájaros y achicar a las personas que no nos agradan.
Receta de spaguettis falsos para deshacerte de una chica
Pasta
Grillos, muchos grillos, tal cantidad que tenga el tamaño del cuerpo de un ogro, vómito de oveja, uñas de sus pies, pelos corporales, agujas sin usar, dientes del siglo 28. Todo molido. Forma una pasta.
Salsa
Champignones secos y vencidos, trasero de jirafa, smopquins, lágrimas de tristeza o de alergia si la quieres envenenar, tomates secos con aceite. Todo eso lo metes en un inodoro o en su lunchera cinco veces al día.
Las especies que habitan el Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, acudieron a un llamado que buscó traerlas desde sus respectivas provincias y alojarlas, primero, en las celdas del Convento de Santo Domingo, después en la Manzana de las Luces y finalmente en la residencia que se construyó para ellas, en donde no faltaron murciélagos y lechuzas tallados en las molduras para darles la bienvenida.
La tarde transcurrió, cuaderno en mano, entre mariposas batarazas, lechucitas vizcacheras y huesos de ballena austral.
Germani, director de la revista Idilio, creyó que sería una buena idea que las lectoras enviaran sus sueños para que fueran analizados en la sección, “El psicoanálisis le ayudará”. Gracias a estos textos y a los fotomontajes creados a partir de ellos por Grete Stern, podemos enterarnos, como etnógrafos oníricos, que las mujeres argentinas de los años 50 se veían aisladas en paisajes lunares, encerradas en jaulas para pájaros o cargando piedras más grandes que la de Sísifo.
Afortunadamente los textos de Germani y los fotomontajes De Grete Stern fueron reunidos en un libro llamado Los sueños y publicado por Caja Negra Editora.
Realizamos nuestros propios fotomontajes pesadillescos, que esperamos las generaciones futuras, sepan interpretar.
La señora Mupins usa el pez de la cena como medio de transporte; Cinthia remoja un ramo de flores en la caldera esperando que se convierta en un paraguas; el Señor Gansger y Magnolia toman el té en la casa de los gansos.
María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga, mejor conocida como Remedios Varo, además de pintar cuadros con nombres como Papilla estelar, Ojos sobre la mesa o La creación de las aves; elegía nombres al azar de la guía de teléfonos y escribía cartas para ellos que a veces nunca llegaba a enviar. Su gran amiga, también pintora y escritora, Leonora Carrington, le presta este hábito a Carmela, el personaje de La Trompetilla Acústica. Bajo su tutela atemporal, elegimos nombres peculiares de una cartilla médica, cuyos dueños, recibirán en un futuro próximo, un sobre con el sello de un misterioso zorro.
Empezamos la lectura de Monstruos por el borde del mundo, de Eduardo Abel Gimenez y nos adentramos en el territorio de los sueños, ese magnífico lugar al que Graham Greene viajaba para tomarse vacaciones de sí mismo.
Remedios Varo, Creación de las Aves, 1957. Óleo/Masonite.
Leímos ¿Qué leen los animales antes de dormir?, de Noé Carlain y nos imaginamos a partir de eso, con qué soñarán las tortugas, las cigüeñas o los burros de terciopelo. Remedios Varo participó de la tertulia con sus relatos oníricos y sus cuadros.
Jugamos como los célebres oulipianos a escribir un texto a partir del abecedario; en donde la primera palabra del escrito comenzara con la letra a, la segunda con la letra b y así hasta llegar hasta la z y así, audaces, bebimos, caligrafías, desmesuradas.
Aunque bien comía desde el foco gatuno había islas jamaicanas. Kate la moza nunca ñoñería .Oscar Portillo queso rompe, siempre toma un vino,wine. Ximena Yrigoyen Zarzoso almuerza bondiola con dos elefantes Finlandeses. Gatean hasta Indonesia juntos: Kate,Laura,Mora,Nina,Ñandú. Oscar practica quemar ratones siameses,Tomas une violines, Walter Xilofon yacía. Zorro aullador babeaba con Dominicanos en Finlandia Gargola habitante Indonesia, Japonesa. Kate la moza nace,Ñoña ,Olorienta,Putrefacta. Queso Ratonero siempre toma un vino. Walter Xilofonero. Yummy! Zapatos!
Ahora Boris cocina dientes en formol, goza haciendo inmenso jabón kilométrico, lava manchas, no olvida prendas que Rita sostiene trada, usualmente viendo waterpolo, xilografiano y zurcendo.
Pablo de Santis nos fascinó con La Jaula del Dragón y nos hizo pensar en qué otro tipo de animales fantásticos podrían obsesionar a los coleccionistas excéntricos del mundo entero. Como aquél caballito de calesita que odiaba su trabajo diurno ya que lo que más deseaba en realidad, era ser chef de televisión.
Solitario como zorro que se aventura fuera de su cueva en busca de un extraño resplandor; como pasajero de barco sardinero encallado en el Ártico, o como inventor de máquinas voladoras con forma de pájaro.
Ningún manual de etiqueta y buenas costumbres para animales, estaría completo sin las adecuadas instrucciones para peces que quieran ir al cine, o tortugas que se propongan ganar maratones. Tan interesantes como el origen polar de los osos panda.
Cual discípulas ideales de Grete Stern, las chicas crearon sus propios fotomontajes de sueños. Como resultado, los repollos hablaron, los patos se pelearon con ídolos chinos y los humanos confundieron renos con sombreros y vestidos con ellos visitaron las grandes ciudades.
En la historia de los lepidópteros, ninguna mariposa fue tan feroz como la que sobrevoló las páginas de La red, de Silvina Ocampo. Luciérnagas, zorros nocturnos y sardinas europeas,se sumaron hoy a nuestras huestes de animales literarios.
Leímos Cartas escritas con plumas y pelos, de Philippe Lechermeier y desarrollamos una simpatía impensada hasta la fecha por los caracoles enamorados y los cerditos de las Indias ofuscados. Después, nuestros zoólogos, especialistas en buenas costumbres y artes marciales, escribieron artículos fascinantes acerca de las técnicas de combate de los cangrejos japoneses y de las danzas para mamíferos corpulentos recomendadas para elefantes de alcurnia.
Bajo el influjo protector de un té de flores, que representó ante nuestros ojos atónitos, todos los reinos de la naturaleza, leímos El cuento de los cuatro niños que dieron la vuelta al mundo, del gran Edward Lear. En un barco timoneado por un gato y un kuango-mango que prepara la cena y sirve el té, viajamos a islas remotas y absurdas, hechas de agua y rodeadas de tierra; habitadas por ratas que comen flan o por mosquitas cantoras. Y a través de una ronda de cadáveres exquisitos, nos acercamos a las orillas del absurdo, en las que poco a poco comenzamos a hacer pie.
Quien quiera recorrer la antigua Ruta del Té y los Caballos; conocer el protocolo indicado para beber infusiones con bigote sin perder el garbo, o memorizar datos curiosos para despabilar huéspedes impávidos, no puede dejar de leer esta antología, creada e hilvanada por los chicos del Taller del Zorro.
Hebe Uhart nos llevó por los caminos de los avestruces y las suricatas. El reino animal va tomando poco a poco el taller y comienzan a aparecer mandas de elefantes buscando agua, peleas de cangrejos japoneses y tucanes herederos de los moños de Cleopatra.
El 10 de abril del año 2018, en el taller literario ubicado en la calle S., a 31 metros sobre el nivel del mar; un grupo de chicos discurre en torno a preguntas fundamentales, bajo la paciente guía del filósofo Gustavo Arroyo; mientras otro grupo, en un recinto boreal, recolecta sueños para un catálogo universal.
Laboriosos como los agricultores de Sri Lanka, que recogen uno a uno los brotes y las flores del té, nos dedicamos a corregir, leer, cortar, imprimir y ordenar las páginas del primer libro del año del taller. Insólito, como el azúcar de remolacha que usan los turcos para endulzar sus infusiones.
Clarice Lispector irrumpió en el taller con su delicadeza habitual. Leímos La vida íntima de Laura, ilustrado por Raquel Cané y entramos en un mundo de corrales y gallinas cacareantes. ¿Qué querrán decirnos los gallos cuando cantan? ¿ qué sentimientos incubarán los chanchos en sus chiqueros?
El final de Querido Blog palideció al lado del final de El vendedor de pantuflas. Entre monos parlantes y hombres de negro pertenecientes a dudosos servicios secretos, seguimos de cerca a sus protagonistas, que no dudan en dormir refugiados en una bañera si la ocasión lo amerita.
Siguiendo la ruta andina de la papa ancestral y el maíz morado, nos cruzamos con pastores de llamas y vicuñas, quienes cuidan de sus animales con la ayuda del Coquena, deidad protectora de los camélidos. Comenzamos a investigar el infinito mundo animal y descubrimos que avestruz significa “ gorrión grande como un camello”, gracias a un pastiche de lenguas insólito; y que los osos pueden dormir tranquilos gracias a la protección de Momo, su rey guardián.
Denso es el misterio que nos convoca, pero se va esclareciendo a medida que avanzamos en la lectura de Querido Blog. Invocamos a aquellos antepasados peculiares que se encuentran en los árboles genealógicos de todos los bosques del mundo y repetimos una vez más sus historias. Finalmente escribimos, y cierta chica de nombre florido, decide empezar por el final y dejar para lo último el ya tan conocido Había una vez.
El viajero inmóvil podrá visitar las montañas de Wuyi, en China, con tan sólo tomar una taza de té de la variedad Lapsan Souchong y regresar con el recuerdo del perfume que desprenden las fogatas de ciprés o de pino donde templan sus hojas.
Nos unimos a las huestes que han leído en voz alta el fragmento de la magdalena de Proust y con él, intentamos descubrir todos los recuerdos que guarda una taza de té.
El Mercado Juramento nos recibió con una fauna generosa de papas ancestrales, té de muña-muña, flores de zucchini y huevos emplumados. Algún que otro chancho disecado. Sus habitantes, cálidos, nos convidaron tomates liliputenses y nos contaron historias de casas de sal que atraen a las vacas. El explorador melancólico tal vez conserve de sus viajes el perfume del cardamomo ascendiendo de un frasco, o la textura de un dátil egipcio; transformados en el proceso de la escritura.
Después de leer a tres voces la historia detectivesca que nos tiene atrapadas, continuamos con nuestras narraciones. A poco más de un metro de distancia se desarrollan paralelamente, la historia de un par de pantuflas que se vuelven asunto de Estado y la de una chica que tacha palitos esperando el día de su cumpleaños.
Los emperadores de la dinastía Song tal vez medían el tiempo asistiendo al nacimiento de una flor de té, animal silencioso que cobra vida en contacto con el agua. Tan queridas eran sus formas, que tan sólo se dedicaban a observarlas, a nombrarlas, estableciendo relaciones de semejanza.
Con gusto a tierra, a esplendor vegetal, bebimos la infusión y recorrimos la Ruta del té y los caballos, por donde solían viajar porteadores chinos cargando los preciados fardos de Camellia sinensis, a cambio de caballos tibetanos; e inspirados por ellos, escribimos.
El granizo nos encontró a cuatro mil metros de altura, en los Andes peruanos. El cronista, Eliezer Budasoff, nos llevó junto al fogón de un campesino que cosecha trescientas variedades de papa, cada una, con su nombre y su destino. Más tarde, recorrimos La Paz junto a Hebe Uhart, y a través de ella escuchamos hablar a sus habitantes. Entonces nos preguntamos ¿Cómo se prepara un cronista antes de viajar? ¿Qué cualidades debe tener para explorar y a partir de eso escribir? Curiosidad, valentía, lápices afilados y cantimploras, parecen ser algunas de las aptitudes necesarias, ya sea que se quieran recorrer bosques, sótanos oscuros o capitales de nombres impronunciables.
Entre libros olvidados y dinastías de gatos poco estilizados dejamos a los personajes de “Querido Blog”, la novela de Sandra Siemens. Mientras tanto, un abuelo le regala a su nieto un libro de magia; un grupo de niños descubre una pelota parlante y un vendedor de pantuflas a quien nadie confía sus secretos es recibido en la casa de una destacada figura pública por su mayordomo, que resulta ser un mono adiestrado en lenguajes humanos.
En una foto antigua en blanco y negro, tres mujeres marroquíes toman el té. Recostadas sobre alfombras bordadas, descalzas y a media luz, atraviesan un abismo de tiempo y parecieran contarnos historias.
Para escucharlas mejor, tomamos nosotros también un té de flores y leemos pasajes del primer tratado sobre el té jamás escrito, el, Chájīng, así como el episodio de las tres hermanas que querían tomar el té en el Sahara, de El cielo protector.
Extraña ceremonia, en la que participan Paul Bowles, un sabio chino y tres mujeres desconocidas, depara nuevos relatos y nuevas voces.
Hoy corroboramos que son los libros los que eligen a sus lectores y no al revés. Enfrentados a montañas de libros, cada uno de los chicos , eligió uno que le llamara particularmente la atención, ya fuera por su texto o por sus ilustraciones. A parir de eso, imaginaron posibles continuaciones de los relatos, o la misma historia contada desde el punto de vista de un personaje secundario. Así pudimos conocer las particulares irrepetibles que conforman al Gnomo siberiano, Creador de tormentas y refugios improvisados.
Imaginamos que somos nombrados bibliotecarios. Llegamos a nuestro nuevo lugar de trabajo, felices y entusiasmados. Empujamos la puerta y nos encontramos con una espantosa sorpresa. La biblioteca está vacía. No hay libros en los estantes ni fuera de ellos. Sobre un escritorio, en un cuaderno con todas las páginas en blanco hay escrita una pregunta. ¿Qué libros no deberían faltar en una buena biblioteca? Y así con la desesperación de un lector sin libros para leer hicimos una lista de títulos indispensables.
Herederos de Sherlock Holmes y Auguste Dupin; coleccionistas de datos geográficos curiosos, amantes de los bigotes disciplinados; misteriosos, algo solitarios, criptógrafos de vanguardia; un nuevo linaje de detectives alista lupas y sombreros y se dispone a resolver los misterios de este mundo.
La Sociedad Cartográfica Terra Incognita agradece formalmente a la Casa de la Lectura por haber propiciado la cumbre de los más honorables cartógrafos del siglo XXI para la presentación de su última publicación. Entre los invitados, contamos con Aldo Balbaroni, de impecable bigote, con su ayudante Eugenio ( en otras ocasiones suele acompañarlo su yak nepalí pero ya se sabe que este tipo de criaturas son muy sensibles al calor). Mientras que Andrés Rozo nos conmovió con su arpa, oriunda de la Orinoquía colombiana; la ilustradora Juana López Poy dibujó para regocijo de todos los allí reunidos delicados mapas, en efímeras galletitas dulces.
Descubrimos que la producción de obras para ser leídas en kamishibai que han salido a lo largo de los años del Taller del Zorro, no tiene nada que envidiarle a la más antigua tradición japonesa. Sacamos a relucir La Vaca multicolor, El tesoro de Corvina, El misterio del circo, Espías en la luna y hasta una adaptación casera de un cuento de Saki. Historias escritas y leídas por chicos en un jardín familiar de temperaturas oscilantes.
Los sentidos de los detectives se van agudizando semana a semana y algunos comienzan a poner sus habilidades en acción desentrañando enigmas cotidianos, cómo quién se comió el último brownie de la casa. Leímos La carta robada, de Poe y aprendimos que a veces la solución más simple y evidente es la correcta, aunque hubiésemos deseado saber qué decía la temible carta. Por último y gracias a un instrumento cilíndrico sofisticadísimo y de gran precisión, nos iniciamos en el arte de encriptar mensajes. Habilidad útil para detectives y damas de la realeza en apuros.
Recién llegado de Chivilcoy, el zapallicólogo Aldo Balbaroni nos expresó su preferencia por lo sacos de media estación y su predilección hasta entonces desconocida para muchos, por el buen vestir. Se realizaron las pruebas finales de un kamishibai con olor a sardinas, pieza inédita del arte teatral cartográfico contemporáneo.
Al festejo de despedida de Ian, que viene asistiendo al taller desde hace más o menos 1500 días y que cada miércoles encontramos más y más alto, asistieron intangiblemente Oliverio Girondo, Julio Cortázar y Victoria Ocampo. Los escuchamos recitar sus cuentos y poemas, cada uno con su voz tan particular y entrañable. Algunos de los chicos sumaron al ágape sus historias preferidas, algunas declamadas a viva voz y de memoria, para sorpresa de los comensales.
La Sociedad Cartográfica Terra Incognita se prepara para la presentación de su más reciente publicación. Sus integrantes aprenden a proyectar su voz y ensayan modulaciones hipnotizantes mientras degustan tortas multicolores que les recuerdan las tonalidades de sus paisajes predilectos.
La tinta china azul recorrió minuciosamente la cubierta de un barco, las cabelleras de tres piratas y un cartógrafo, mapas de un mismo bosque en distintas épocas del año y una pata de palo. El océano y el cielo exigieron la generosidad de un pincel que reemplazó a la pluma; Al servicio, todos, de un kamishibai de temática marítima.
La Enciclopedia de la cortesía y el trato social es la guía indispensable para quien desee aprender modales a la hora de viajar en transatlántico, usar un tupé o redactar una carta formal a los reyes del Congo. Gracias a este excelentísimo libro pudimos escribir cartas exigiendo la remoción de 200 días del año que no nos caen simpáticos o ser eximidos de una prueba de Sociales con la justificación de haber sido raptados por un dragón a la hora de estudiar el día anterior.
Reproduciendo tipografías centenarias o sumando trazos propios al raudal de tipografías ya existentes, las chicas dieron forma al título de un libro imaginario y crearon su tapa. El lector ávido de historias podrá disfrutar en un futuro de relatos terroríficos como El títere mercenario o compadecerse de la protagonista de Me enamoré de un cerezo.
De origen croata, nacionalizado argentino, el antropólogo Juan Vucetich descubrió como identificar a las personas por sus huellas dactilares en el siglo XIX; conocimiento básico e indispensable que debe poseer todo buen detective. Tomamos las huellas dactilares de todos los presentes en la cumbre detectivesca del día martes 13 de noviembre y esbozamos identikits minuciosos de posibles sospechosos. A partir de eso avanzamos en nuestras historias, cada vez más fascinantes.
Mientras corría la tinta china esbozando piratas de largas pestañas y barcos de sardinas, leímos Cosas de Niños, de Isaac Asimov. Insectos de poderes psíquicos dejan a su merced a quienes crean ellos, a los frágiles creyentes de lo sobrenatural.
De ascendencia rusa, bioquímico de profesión y escritor de ciencia ficción, Isaac Asimov nos sorprendió con su cuento Cuánto se divertían. Imaginó un futuro sin libros de papel y sin aulas, donde máquinas complejas reemplazaran a los maestros y cada chico recibiera una educación tan sofisticada como solitaria. Imaginamos versiones del futuro, zoológicos donde se exhiban animales extintos como los perros y los gatos; restaurantes donde se sirva marcianito con papas, o móviles para bebés conformados por planetas que giran sobrevolando sus cunas.
Hoy nos visitaron dos especialistas en tipografía, Darío Muhafara y María Laura Nieto, papás de Elis y Nina. Observamos que cada tipografía tiene una historia e imprime en las palabras una forma de ser. Ciertos diseños de letras nos llevan a mundos terroríficos y otras suscitan viajes insólitos. Pensamos títulos para cuentos de miedo (del estilo El sótano de tu corazón), de amor y de aventuras que ahora sólo necesitan alguien que los escriba. Agradecemos enormemente su fascinante visita!
Nuevos aspirantes a detectives comenzaron ayer por la tarde su período corto pero intensivo de formación. Fueron presentados a la estirpe que les antecedió y que fundó las bases de la profesión, así como a sus ayudantes: Sherlock Holmes, la adorable Miss Marple; el Padre Brown, Dupin y tantos otros que fueron especialistas en el arte de la deducción. Instruidos para observar los más mínimos detalles, leer gestos imperceptibles, cultivar la astucia y el camuflaje, una nueva camada de investigadores del crimen se prepara para salir al mundo.
Ilustrar un kamishibai no es nada fácil. Hay que tener en cuenta que las láminas se vean desde lejos, que los fondos no distraigan la atención, los movimientos de los personajes y un montón de detalles más que a la hora de sentarse a dibujar pueden resultar abrumadores. Así que comimos un budín esponjoso, recurso muy útil en el taller a la hora de enfrentar grandes desafíos; preparamos el papel, los lápices, las plumas y la tinta azul y nos pusimos a trabajar
Sumidos en un silencio atento, los chicos asistieron a una presentación casera de Kamishibai. Leímos Momotaro, El viejo que hacía florecer los árboles y la ilustrísima obra dedicada al botánico Hilario Estambre. Después comenzamos un chancho va de ideas cuyo tema estuviese conectado con los sueños. Los papelitos volaban y un mundo enrarecido comenzó a emerger de ellos.
Entre cuentos terroríficos y galletitas con cara de fantasma, festejamos la noche de brujas. Escribimos cuentos de miedo en donde humanos y animales fueran los protagonistas. Así llegamos a conocer de un mago chino que vive en una cueva y es el único mago que queda en todo el mundo.
Tapaojo ,cachera, cabresto, marota, Orinoquía. Cantos de Trabajo de Llano. Hoy nos visitó Jhon Moreno, músico e investigador que recorre los antiguos caminos ganaderos por donde se arriaban antiguamente las vacas en Colombia. Nos mostró mapas e imágenes fascinantes y nos hizo escuchar los canciones que los llaneros solían dedicarle a las vacas para arriarlas por la sabana, para amansarlas durante el ordeñe y por la noche, para que no se asustaran y provocaran estampidas. Gente como él trabaja día y noche para que estos cantos no se pierdan. Inventamos nuestros propios cantos para animales y él nos acompañó con el cuatro. Para el chancho Ramón, la gata Rubia, la vaca Margarita.
Un caballo a lunares y un mono que duerme en una cuna de muñecas son los compañeros insoslayables de la hija del rey de los caníbales. Otras alianzas entre humanos y animales han dado como resultado amistades insólitas entre niños y tigres de bolsillo, monos-hoja, cocodrilos con sentido de la moda y osos panda que se trepan a los árboles de magnolias.
Provisto de un paraguas, una brújula y una pata de palo casi cualquier cartógrafo que se precie de serlo puede encontrar el camino que lo llevará de vuelta al hogar, luego de expediciones a lugares lejanos o de encuentros accidentales con barcos sardineros.
Un sistema compuesto por números, letras y símbolos nos permite ubicarnos en cualquier lugar del planeta, desde el decimonoveno médano del desierto del Sahara, hasta un cobertizo abandonado en la Isla Decepción al noroeste de la península antártica.
En voz alta, para adentro, en un idioma desconocido o familiar; en el tren, bajo un árbol; para nosotros mismos o para una vaca insomne, leemos. Hoy nos convertimos por una hora en Pippi Calzaslargas, en Annika, Tommy y hasta en Mr Nilsson, el mono más distinguido del mundo.
¿Qué palabras pueden describir fielmente un acantilado para alguien que nunca lo ha visto? ¿Cómo aprehender las múltiples personalidades del viento? ¿Qué oculta la palabra trópico?
La tarde discurrió entre haikus y dibujos acuáticos. Gracias a la antiquísima técnica japonesa conocida como suminagashi, observamos hipnotizados los paisajes que genera la tinta china sobre la superficie del agua y como buenos cartógrafos, los trasladamos al papel para su conservación y estudio.
El que quiera visitar la mapoteca de Zanzíbar encontrará verdaderas maravillas, como el mapa que utilizó Cristóbal Colón para llegar a América. Pero ¿qué pasa si un día algún ejemplar desaparece misteriosamente? Entonces hay que llamar a las mejores detectivas del pueblo y esperar a que lo resuelvan.
Creador del mapa de bolsillo y de píldoras contra el cansancio extremo, Aldo Balbaroni nos ha legado también sus crónicas de viajes. Para los amantes de la cartografía, los yaks y la mostaza suiza.
En una cueva de las islas Malvinas un conejo y un coyote crean un mapa que registra tribus de yetis peludos y enanos furiosos; mientras tanto, un cartógrafo anónimo registra los lugares preferidos por aquellos que comparten su profesión para estar solos: un muelle, la punta de la Torre Eiffel, un libro.
Mientras que ciertas cartógrafas pueden perderse en sutiles disquisiciones en busca de palabras que guíen al lector a través de peñascos y manglares; otras investigan la misteriosa desaparición del mapa que le permitió llegar a Cristóbal Colón, a América.
Hay quienes se preguntan para qué sirven los mocasines marrones, los ventiladores portátiles, las máquinas para pelar maní, o los ponchos de macramé. Nosotros hoy nos preguntamos para qué sirven los mapas.
Cierta sociedad cartográfica de la región pampeana, envalentonada por la lectura a viva voz de insignes poetas, intentó dar nuevas definiciones a viejos conceptos. Así, el África Subsahariana es una red de túneles subterráneos donde viven leones enfurecidos y la topografía, es el estudio del paisaje que llevan a cabo los topos desde sus madrigueras.
Un caño doméstico averiado, una visita a la ferretería en busca de tornillos a prueba de agua, un mapa oculto en el fondo de la caja de tornillos, una canoa de madera muy simple, binoculares, un pedazo de queso y cientos de ajíes picantes después, Don Camino, cartógrafo solitario y amante de los libros, descubre la Isla del Tornillo. La más rara de todas las islas raras
La cartógrafa en cuestión buscaba islas en donde poder encontrar nuevos colores. Viajó de isla en isla hasta que un día no se supo más nada de ella. Dejó a su paso mapas ásperos de colores inexistentes.
Después de visitar el planeta del geógrafo de El Principito, expandimos nuestras ansias cartográficas. Imaginamos mapas de pesadillas, mapas para visitar el interior de los espejos o mapas donde los tímidos de este mundo puedan encontrar aquellos anhelados lugares solitarios.
El mapa donde aparecen todos los océanos del mundo está hecho de luces y canta como una ballena; el mapa del universo está en la Ciudadela Lunar y en su confección participaron sabios y monos, conocidos por su inteligencia. Hay cartógrafos que prefieren el papel egipcio para sus creaciones y otros que se enamoran de los lugares que visitan, como cierta cartógrafa obnubilada por un río de garzas blancas.
Dicen que los guerreros de Xian fueron encontrados por campesinos buscando agua. Zhao Zheng, emperador de China, mandó a construir una legión de soldados de tamaño natural, uniformados de acuerdo a su rango, vistiendo armaduras y pintados de colores brillantes para que lo cuidaran en el más allá. Cada uno poseía facciones únicas. Usando mercurio reprodujeron los grandes ríos de China, y el océano en el que desembocan y un techo que replicara bajo tierra, la cúpula celeste. A partir de fotos de lugares extraños, solitarios, abandonados, imaginamos escenarios posibles para nuevas historias.
Al parecer, fue la hija de Astrid Lindgren quién una vez le pidió a su madre que le contara la historia de una chica llamada Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta Efraimsdotter Langtrump. Así nació Pipi Calzaslargas, que sólo podía ser tan excéntrica como su nombre. En otras latitudes, se cuecen cuentos donde un ciervo viaja con valija llena de gallinas que protagonizan obras de teatro y armarios repletos de aquellas cosas que nadie quiere, como fogatas aún encendidas y mariposas con manteca.
Fascinadas por las costumbres culinarias de los habitantes lunares, nos sumergimos en el lenguaje de la comida. Hojeamos libros de cocina de donde emergieron codornices asadas del sur de Francia, tajines marroquíes y misteriosas cocciones bajo tierra; leímos pasajes del libro de Ana Pomar, Sabores de la memoria, de Periplo Ediciones y bebimos agua de rosas del Líbano en copas labradas en miniatura. Al parecer, existe un pueblo donde se fabrican rosas de vidrio para destilar aguas perfumadas. Sus habitantes las suelen acompañar con papas luminosas, como sólo en ese pueblo saben cosechar.
Podemos mirar sin ver nada u observar y descubrir un mundo.
El estudio minucioso de un zapallo japonés nos sirvió para generar una mirada reflexiva que nos ayudara a identificar lo relevante y tomar nota. Con la curiosidad entrenada los chicos se entrevistaron unos a otros para conocerse en profundidad y distinguir qué es lo que los hace únicos y a través de las respuestas y los silencios escribieron un retrato, eligiendo datos, rasgos que definieran el personaje y su mundo interior.
Julia es una chica a la que le gusta pintar. Cuando va a hacer un dibujo de color, empieza con color. Si algún color la representara sería el banco o el dorado.
Una de las experiencias más felices que vivió fue cuando adoptó a su gatita, Manchita.
Una vez una amiga la excluyó durante un mes, eso fue una de las expreiencias que más la decepcionó. No suele ponerse triste, pero cuando lo está suele ser porque algo le pasó a alguna amiga. Le encanta charlar con sus amigos y ver Netflix. Es muy amable y un poco resentida.
Si fuese otra persona, tal vez gustaría de ella misma. Lo que más le gusta de una persona es que la haga reír.
Cuando conoce a alguien en lo primero que se fija es en cómo saluda y las palabras que utiliza al hablar. Le gusta escuchar múscia pop y no le gusta la música electrónica. Le encanta viajar en avión, le gusta más ir del lado de la ventanilla. Le gusta más el día que la noche. Su estación favorita es el otoño. Le da más miedo el presente que el futuro o el pasado. Prefiere la imprenta que la cursiva.
Todas las familias tienen historias que les pertenecen. Algunas se transmiten con leves variaciones, otras ya han quedado lejos de la versión original, pero todas son fuente de asombro y material para la escritura. Rescatamos las propias como disparadores para nuevos relatos; como aquella vez que las langostas devoraron en pocos minutos la cosecha y oscurecieron el cielo, o el recuerdo de esa casita frente el mar que albergaba huesos de ballena. Adoptamos como pariente lejano a Saint-Exupéry, que en su paso por la Argentina, se trajo una foca de la Patagonia y la alojó en su bañera.
La cartografía aplicada a costumbres culinarias alrededor del mundo traza un mapa que se extiende desde el polo sur hasta la superficie lunar. Gracias a tan sutil disciplina sabemos que en Nepal se acostumbra a comer el plato principal con las manos y el postre con los pies y que los egipcios festejan sus banquetes más importantes elegantemente apretujados dentro de sus pirámides.
En cinco minutos levántate María, de Pablo Ramos, contiene un monólogo interior en donde la protagonista, aún entre las sábanas, discurre mansamente. Tomamos este recurso para escribir usando como recurso el fluir de la conciencia, caótico, fragmentario, pleno de conocimiento y donde pareciera ocultarse eso que llamamos la propia voz.
Entre monos que tripulan barcos, coliflores serviciales y rinocerontes embalsamados, viajamos por países insólitos gracias a la Historia de los cuatro niños que dieron la vuelta al mundo, de Edward Lear. Nos entregamos al absurdo en todas sus variantes, desde un niño que nació con la extraña cualidad de cantar en vez de hablar hasta planetas donde reinan los conejos, o en donde los espejos sólo devuelven imágenes del pasado.
Imitamos a Pippi CalzasLargas y nos dedicamos a elaborar minuciosas mentiras capaces de hipnotizar a los lectores más abúlicos y descreídos. Como el encuentro fortuito con una ballena tiburón en el desierto de Dubái, o el caso de aquella chica cuya madre regó el árbol adonde se había trepado provocando que éste creciera hasta alcanzar el cielo de los peces voladores.
Erguidas sobre sus múltiples patas, las criaturas monstruosas esperaban con ansiedad la llegada de sus creadores . Después de leer Virgina Lobo, de Kyo Maclear, inauguramos pelajes y cabelleras y terminamos de redactar vida y obra de nuestros monstruos. En la penumbra, ellos hablaron: nos contaron que se puede vivir en una caja de ravioles o en un bosque invernal; que muchos de ellos temen a los humanos y otros, adiestran legiones de ninjas con espadas pinchudas para que protejan la entrada de sus laberintos infinitos.
Entre soplidos de velitas de cumpleaños leímos Bing de Samuel Beckett y quedamos impactados. Sin encontrarle un sentido al texto, el ritmo hipnótico de las palabras nos atrapó y nos transmitió distintas sensaciones: angustia, encierro, hartazgo. Así que después de comer una porción de torta los chicos intentaron crear una atmósfera y un ritmo eligiendo palabras y siguiendo algún tipo de patrón. Estos son algunos ejemplos de lo que escribieron:
Ojos, engrampadora roja, duele, gusta, hay, suave, suave engrampadora, reloj, guste, carne suave, no duele, extraño, extrañas, extrañarás, extrañaremos, miro, rojo, carne roja, no lo se, árbol, árboles engrampados, engrampadera dolorosa que no duele, miedo, miedo no miedoso,rojo rojizo, guste no guste, gustar, atrapar, blanco, atrape, si, no, perfecto rojo, rojo perfecto suave, engrampa mis sueños no los deja salir, rojo, fácil, complicado, suavemente sedoso, carne extraña, extraños ojos, engrampó, engrampa, engrampará tus rojizos sueños, miro, toco, exhalo, inhalo, cierro, duermo, caigo, bailo.
Emilia
No se tal vez ruido blanco alarma bip hasta el cielo salir alcanza o no no se ¿en serio? Explícito concreto no hay más se acabó bip. Seguro no o sí no sabría ojos necesito saberlo su boca no creo en la verdad ese ruido blanco un barullo la alarma bip ¿te parece? Momentáneo esos ojos no lo creo salir hasta el cielo tal vez ya está estoy seguro no hay salida ruido blanco alarma bip ese barullo demasiado no puedo no me sale basta ya está sin más su boca sus ojos no me dejan no lo logro en serio ruido blanco me atormenta ya está.
En una póstuma edición de Historias de Cronopios y de Famas, bien convendría agregar Instrucciones para peinar a un perro, que incluye la hora del día adecuada para tal fin con su correspondiente fulgor; o Instrucciones para cultivar la arrogancia; como elevar pertinentemente el mentón y obsequiar fotos de uno mismo como regalo de cumpleaños.
Comenzamos a leer Pippi CalzasLargas de la escritora sueca Astrid Lindgren. Hija de rey de los caníbales y forzuda como para mover un caballo, nos deslumbró con su personalidad tan peculiar. Hicimos listas de lugares ideales para que ocurra una historia: ascensores, faros, jarrones chinos, la sombra de una hormiga, tazas de té, aldeas perdidas. Después situamos a aquellos familiares queridos y extraños que habíamos bocetado la semana pasada y los llevamos de viaje a alguno de esos lugares, a la espera de que surja una nueva historia.
Dentro del inventario de recuerdos de la casa suspendida en el fondo del jardín de la calle S., luego de haber leído a Perec, podemos mencionar: la primera vez que sentí indiferencia ante mis juguetes, que viajé nueve horas en auto, que probé el chocolate, que escribí en cursiva.
Leímos algunos fragmentos de Invenciones del recuerdo, de Silvina Ocampo y eso nos sirvió de trampolín para crearle recuerdos a los personajes contradictorios que los chicos habían creado la clase pasada. Espiar en la infancia de alguien nos sirve para conocer más a esa persona.
Conocimos de otra manera al ladrón de bancos que de chico perdió su piedra favorita en una montaña rusa; o al archimalvado Alberto que una vez se extravió en un parque de diversiones y pensó que lo habían abandonado.
Leímos algunos cuentos de Fámili, de Ema Wolf y pedimos prestado a nuestro propio árbol genealógico algún familiar acerca del cual escribir. Buscamos aquellos detalles que los hacen únicos e irrepetibles. Abuelas de nombres eternos que hacen crecer flores en cápsulas de café; primas vanidosas; tíos que esconden secretos bajos sus boinas; y a su paso, antiguas canciones italianas y tejidos al crochet.
Azules son los pelajes que recubren a ciertos monstruos, como al ilustrísimo Mínimo G; otros como Gorlej, llevan lunares en su caparazón. Los habitantes solitarios de las cuevas han sido agraciados por orejas verdes y los que se encuentran en las cajas de tibias de fideos sólo pueden camuflarse con escenarios donde prepondere el rosa.
Harry Mathews, escritor oulipiano muy amigo de Perec recordó un mandato que Stendhal se había dado a sí mismo, «escribir veinte líneas por día, geniales o no” y en ese mandato encontró un buen método para escapar de la ansiedad que le daba la página en blanco o de la fiaca que lo alejaba de la escritura. Durante más o menos un año empezó sus días escribiendo al menos veinte líneas en un cuaderno. Escribía sobre lo que le venía a la cabeza y en Septiembre de 1987 reunió todos los textos y publicó Veinte líneas por día. Leímos algunas de las entradas del libro publicado por Mansalva y nos propusimos llevar un diario de escritura automática aunque más no sea por una semana.
Leímos un par de cuentos del magnífico Saki, entre ellos El contador de cuentos y El cuarto de lo cachivaches y hablamos de los buenos y los malos, de los villanos no tan villanos y de los buenos que a veces hacen maldades. Pensando en que dentro del ser humano hay bondad y maldad nos dedicamos a la construcción de personajes contradictorios, héroes traidores, malos que se estremecen de ternura ante la presencia de un gatito, ladrones de banco de máxima seguridad preocupados ante la posibilidad de que despidan a los guardias que custodian el tesoro.
Después de sobrevolar el “Atlas de islas remotas” de Judith Schalansky, dibujamos mapas en tinta china para encontrar ballenas en el desierto y unicornios de pelo azul. Agregamos puntos y comas a historias de hormigas coronadas y arquitecturas lunares.
Es un dato poco conocido pero científicamente probado, que las cajas de fideos son el hábitat elegido por los monstruos de un solo ojo. Los laberintos hospedan al temido Laberinto Puntiagudo y hay otras especies, más tímidas quizás, que se decantan por las cimas montañosas. Leímos “Donde viven los monstruos”, de Maurice Sendak y agregamos escamas y patas a nuestras distinguidas criaturas.
Después de leer El Budín esponjoso, de Hebe Uhart, narramos un evento cotidiano en donde no pasara nada, pero que se expandiera en detalles. La incapacidad de atarse los cordones en plena calle mientras el tiempo no deja de avanzar; un paseo tedioso y dilatado por el campo; el viaje al almacén de todos los días y la fauna del vecindario que irrumpe.
Mientras que el cartógrafo Juan Salchicha ubica por primera vez y para siempre a Arbónico en un mapa, los nativos de las ciudades transparentes del desierto del Sahara se han acostumbrado a vivir sin pudor y, en la Isla Margarita, la soledad vuelve ermitaño a un hombre que habla con los ciervos y cree que la isla es el mundo entero y él, es su único habitante.
En “El coche de bomberos ligeramente defectuoso” , de Donald Barthelme, Mathilda despierta una mañana y encuentra una casita china en su jardín. En su interior, piratas que se tejen su propia barba, acróbatas feroces y elefantes que bajan todos los días a la misma hora rodando por una colina. Más insólito aún, es el Camino que no conduce a ninguna parte o el Puente que une el principio con el fin del mundo; descriptos en un misterioso atlas cartográfico de nombre incierto.
En la tarde del lunes un grupo de inventores apasionados por los híbridos insólitos, se juntó a crear una nueva dinastía de monstruos. Bajo la pericia experta de la especialista en el tema, Male Vigón Ruffa, hojeamos antiguos códices de alebrijes mexicanos y leímos a Pablo Bernasconi. Imaginamos a nuestros monstruos; con cara de laberinto, habitantes de cuevas; nacidos de un huevo, milenarios. Y entre patas, corazas y miles de ojos a medida, nuestra criatura fantástica comenzó a tomar vida.
Ayer en el Centro Cultural Kirchner dentro de la 27º Feria del Libro Infantil y Juvenil presentamos el segundo volumen de Bazar. Compendio fantástico. Un libro escrito por los chicos del Taller del Zorro e ilustrado por los alumnos del taller de ilustración Había una vez un libro. El taller de iustración para adultos Había una vez un libro está dirigido por dos personas maravillosas, las ilustradoras Sabina Alvarez Shürmann y Mariana Ruiz Johnson, con las que es un placer trabajar. Y el resultado del trabajo de los dos talleres siempre supera nuestras expectativas.
Así que ayer fuimos muy felices y aunque algunos de los autores e ilustradores no pudieron participar porque estaban de vacaciones fueron todos muy aplaudidos igual.
Los autores de los cuentos por orden de aparición son Máxima González Ocantos, Valentina Zamora, Nicolás Goutman, Elis Muhafara, Alina Emch, Malena Ferreiro, Dominique Lavié, Catalina Szwarcberg, Valentín Acuto, Celina Bogdanowicz, Iván Serebrinsky, Lara Boggiano, Milagros González Lambrechts, Margarita Rigamonti, Vera Bogdanowicz, Vera Roux, Daniela Vasiliadis, Catalina Ganapolsky, Ana Romero, Ian Gutraich, Malén Ortíz Ferreiro, Julia Martínez Alonso, Nina Muhafara, Sofía Pérez, Julia Sbaraglia, Matilda Emiliozzi, Galo Uncal, y los ilustradores son María Salinas, Miranda Rivanedeira, Anabel Fernández Rey, Alejandro Buritica, Gabriela Dacosta, Pamela Cano, Ayelén Bacifaba, Gina García, Catalina De Sanctis, Néstor Ocampo, Belén Richter, Tamara Conforti, Juan Arregui, Lupe Sendra, Anabella González, Gabriela Moragues, Meritxell Alterio, Melisa Castro, Celeste Milani, Mariela Califano, Patricia Bilinsky, Inés Verdini, Soledad García, Diego Genatiempo, Lorena Land y Male Vigón Ruffa.
Bajo la curaduría de las especialistas Cata P., Chiara C., Juana L.P., Julia S.M., Matilda E. y Mora S., les presentamos los primeros títulos del catálogo de Tapas. Un libro por escribir. Tiene títulos poderosos y autores tan fascinantes como desconocidos. Estén atentos a la próxima edición del taller. ¡No se lo pierdan!
Se buscan especialistas en anatomía fantástica y mecánica imposible que tengan entre 5 y 8 años de edad. Traiga el monstruo de sus sueños (o de sus pesadillas) y le devolveremos una versión inofensiva y parlante hecha de papel maché. Leeremos a Maurice Sendak, Kyo Maclear, Pablo de Santis, Edward Gorey y Emily Hughes, y pondremos por escrito vida y obra de nuestras criaturas.
La cartografía anatómica puede revelar para el ojo adiestrado, secretos ocultos en la geografía precisa del cerebro humano o un poco más dispersa, del corazón. Así, tanto un crimen, como el deseo de un viaje, pueden incubarse por años entre los pliegues de un trópico familiar hasta desatarse una mañana cualquiera camino al trabajo.
Leímos fragmentos de “ Las ciudades invisibles” de Italo Calvino y sumamos nuevos prodigios dignos de ser narrados al Gran Kan. Como ciudades donde los cartógrafos aprenden su oficio y que para ello contienen dos polos, una selva y varios desiertos listos para ser explorados; ciudades hechas enteramente de cristal; sonoras o construidas en la cima de los árboles más altos
Entre los amantes de los viajes inmóviles, están aquellos que se dedican a recorrer con brújula y sextante las dimensiones de su propia habitación y aquellos que prefieren la lectura de guías turísticas. Así optamos por recorrer las calles de París, los jardines de Londres y el mítico río Mekong . Agotados estos lugares confeccionamos la guía para aventureros que quieran conocer la Ciudadela de la Luna. Allí podrán recorrer el museo de la princesa negra que guarda el mapa del universo o deleitarse con el soufflé de la región, el más esponjoso y dulce, a tan sólo 6 plumas de cisne real.
Las tapas están listas, aprobadas, chequeadas y corregidas. Las dedicatorias, los epígrafes y el colfón decididos. Sólo falta, antes de entrar en imprenta revisar mil y una vez que no haya errores ortográficos ni de tipeo.
Recorrimos la Alejandría diáfana de Ungaretti; el río de Juan L; las montañas de los antiguos poetas chinos; conocimos el aguaribay de Diana Bellessi ; el jardín junto al mar de Hilda Doolittle. Después de leer poesía en voz alta y todavía bajo su encantamiento, escribimos poemas cartográficos. Odas a valles ensimismados y acantilados que le recuerdan al mar sus propios límites.
Hipnotizados por la salmodia de los “ Yo recuerdo” de Perec, tomamos su forma para inventariar los recuerdos de la vida de nuestros cartógrafos. Momentos crepusculares, viajes en barco, la brisa fría de las costas africanas o la voz maternal en un jardín son algunos de ellos.
Una vez definida la imagen de cubierta, los chicos trabajaron en los textos que aparecerán en las tapas. Biografías, sinopsis y formas de atrapar al lector.
En los márgenes de cierto mapa onírico, plagado de animales luminosos que cambian con las estaciones, leemos: “Náufragos nunca hubo en este lugar. Ya que sólo se ve este lugar en las auroras y sólo se puede entrar por allí a las 3:47 am”.
Entre las hojas añejas de un viejo catálogo cartográfico, encontramos que existen aquellos que se dedican a escribir poemas a la luna de pie ante los acantilados; los que se camuflan con piel de ballena para visitar los fondos abisales; los que ya murieron pero siguen investigando el mundo desde una habitación secreta en la casa de un chico de diez años; los que viajan subidos a toros, los que escriben en cuadernos de piel de vaca y los que viven alejados de la civilización en la recóndita isla Margarita.
Celebramos el día del escritor leyendo fragmentos de Boy, de Roald Dahl y escribiendo historias en donde las hormigas construyen llaves diminutas a pedido del Dios Fogante
Con los títulos de los futuros libros definidos y guiados por Lupe Marin empezamos a trabajar en la maqueta tomando decisiones de diseño, eligiendo paletas y pensando en el modelo de la cubierta. Convencidos de querer que la tapa se adueñe del futuro lector, la pasión y el compromiso con el trabajo lo son todo.
Momentos estelares de la humanidad. El genial Stefan Zweig nos llevó de la mano al Polo Sur narrándonos la expedición de Robert Falcon Scott. Los días y noches en los campamentos invernales, las auroras incandescentes y finalmente, su último viaje. Sufrimos junto a él, el frío implacable, el hambre y el cansancio y nos emocionamos al leer fragmentos de las últimas cartas que dejó despidiéndose. Como buen expedicionario llevaba con él su diario, fiel compañía en las latitudes más inhóspitas.
Un niño con corazón de cartógrafo, campesinos que hablan con las vacas y un viejo que vive en una isa sin saber que en ella existen otro como él; son algunos de los apasionantes personajes que van lentamente haciendo su entrada a nuestras vidas.
Visitantes ocasionales del mundo en miniatura que habíamos empezado a construir la semana pasada, recorrimos sus vericuetos y escribimos. La historia de un planeta desdichadamente tranquilo o de una madriguera que parece chiquita pero es infinita .
Con la presencia de la genialísima artista Lupe Marin dimos comienzo al taller de Tapas. Un libro por escribir, comenzando la construcción de un libro de una forma poco convencional. Tormenta de títulos mediante van tomando forma nuevos y únicos ejemplares de libros que formarán parte de colecciones dignas de la biblioteca de Babel.
Mi casa, La heroína del megáfono, Dentro de sus ojos lo ves todo, Sin ninguna elegancia ni nada, Zarévich japonés, Escribe versos, La hierba del campo de ciervos y La casa de los caprichos, son algunos títulos de pronta aparición.
En El constructor de mapas, Neil Gaiman imaginó un emperador chino cuya visión poética y terrible de la cartografía lo llevó a su propio fin. Hay otros cartógrafos que a pesar de sus extremidades superiores demasiado pequeñas, se animan a recorrer las cimas más altas de los Himalayas
En Ejercicios de Estilo, Raymond Queneau eligió contar de 99 formas distintas un viaje en autobús y así transformó lo cotidiano, las palabras y nuestra percepción de las cosas. Seguimos sus pasos y relatamos de distintas maneras una misma historia; bajo la forma de un telegrama, con un lenguaje extremadamente sofisticado; lentificado por la pereza, saturado de colores, desde el punto de vista del narrador más pesimista del mundo y del más entusiasta.
El artista Bhajju Shyam, relata que sintió una mezcla de felicidad y tristeza cuando dejó por primera vez su pueblo natal, en el centro de la India, para viajar a Londres, donde lo habían contratado para que pintara las paredes de un restaurante hindú con el estilo característico de la tribu Gond, a la que él pertenecía. Leímos fragmentos de El libro de la Selva de Londres en donde narra su experiencia y después comenzamos a perfilar ciudades imaginarias y espacios arquitectónicos en papel blanco, que tal vez formen parte de nuevos catálogos de mundos posibles. Como el puente que une el principio y el fin de la Tierra.
Volvimos al viejo Andersen y leímos La aguja de zurcir. Nos reímos escuchando la vocecita presumida de la aguja y sus proezas diminutas. Repasamos la estructura del cuento tradicional para tenerla en cuenta al momento de escribir. Granjeros que hablan con vacas, zorros dorados, mayordomos espías y un lago lunar se encuentran entre los protagonistas de estas nuevas historias.
Leímos uno de los seis cuentos de La asombrosa sombra del pez limón, de Diego Muzzio y nos dedicamos a escribir. Misteriosa es la llave más grande del mundo, oculta en un museo que a su vez se mimetiza con una montaña en la parte prohibida de la ciudad. Sabemos hasta ahora cómo llegar hasta ella (el mapa podrá encontrarlo el lector en el jardín de una plaza municipal); pero sin saber qué abre, sólo podemos imaginar secretos del tamaño de la famosa ballena- elefante que surca las aguas del mar Limón, de donde a su vez proviene el famoso pez y su sombra.
Un pueblo al lado de la ruta iluminado por faroles lánguidos, un desierto habitado por diez personas; así imaginamos Summit, aunque Hemingway no haya gastado ni un adjetivo en describírnoslo en su cuento, Los asesinos. A puro diálogo, aprendimos de austeridad y precisión.
Después de haber temido al genio maligno junto a Keawe y Kokua y de haber navegado las costas de los archipiélagos del Pacífico Norte junto a ellos, cerramos las páginas de El diablo en la botellacomo quien regresa de una isla lejana, felices de estar a salvo.
En el mar infinito se libran batallas entre cocodrilos, tiburones y mantarrayas. Pelean con un humo rojo extraído de algas marinas, que cubre toda la superficie del agua. Un conejo del bosque puede caer inadvertidamente en una madriguera kilómetros, centímetros y milímetros hasta llegar a donde habita una familia de arañas gigantes; las casas, a veces, aparecen planeando en el cielo, en una caída libre sin retorno más allá de la voluntad de sus dueños. Las historias que cuentan los mapas pueden ser tan fascinantes como terroríficas.
Acantilados, hondonadas, islas de pájaros hiperbóreos, océanos escondidos; son los paisajes preferidos por cierto tipo de cartógrafos y ornitólogos ocasionales. Otros, como Aldo Balbaroni aprecian la altura y emprenden ascensos temerarios al Everest.
Atrapados por las desventuras de Keawe en la casa resplandeciente, apenas pudimos soltar las páginas del libro para dedicarnos a escribir. Avanzan las historias entre pingüinos que pierden su rumbo y encuentran refugio en cuevas de carámbanos y rituales milenarios para espantar a los lobos de algún archipiélago remoto.
Ayer nos visitaron los maravillosos creadores de Cuentos en las Orejas, Laura Parraquini y Federico Barroso Lelouche; narradores orales, permacultores, inventores de libros, encantadores de niños y adultos. Nos transportaron a Tres Arroyos, ukelele mediante y nos fascinaron con sus historias. Nos enseñaron a extraer colores de remolachas y espinacas; cortamos, machacamos en morteros centenarios y finalmente, pintamos.
Sumergidos en el nostálgico Atlas de islas remotas de Judith Schalansky, recorrimos aquellas ínsulas que suelen quedar en la nota al pie de los mapas, minúsculas, ajenas a cualquier continente que las reclame como propias. Nos preguntamos si aún quedarán lugares en la Tierra por descubrir. Y escribimos, brújula en mano, enfrentados a los confines del mundo.
Comenzamos a leer El diablo en la botella, de Stevenson y quedamos atrapados entre sus páginas. En el catálogo de los deseos que le pediríamos a un genio maligno se encuentra desde una casa infinita hasta un perro. Tomamos nuestros cuadernos de viaje con notas del Ártico, la Patagonia y el Congo y empezamos a hilvanar nuestras historias.
El 14 de noviembre de 1963, cerca del archipiélago de Vestmannaeyjar, unos pescadores avistaron una columna de humo en el medio del océano. Creyeron que se trataba de un barco incendiado, pero era en realidad una erupción volcánica. A la mañana siguiente, encontraron una isla minúscula que había emergido sobre la superficie del mar. La llamaron Surtsey, en honor al dios islandés del fuego.
Hoy descubrimos que todos los animales acuáticos del mundo migran aunque sea una vez en la vida al Mar Infinito, alimentado a su vez, por un caudal subterráneo bajo la arena donde nunca se acaba el agua.
Para escribir como para viajar, parecería ser necesario tan sólo poder perderse entre las páginas de una enciclopedia o un mapa ( que si somos afortunados, tendrá la misma forma y tamaño que aquello que representa). Pablo de Santis y Borges, con La Palabra infundada uno y Del Rigor en la Ciencia el otro, iluminaron nuestra tarde. Y nuevos mundos con sus correspondientes cartografías comenzaron a emerger de la página en blanco.
Después de haber recorrido las tierras benignas de los Onas y los Pigmeos, llegamos a donde tantos cartógrafos han intentado arribar en el pasado y sucumbido sin éxito: el Polo Norte. Consultamos el mapa del célebre Mercator, Septentrionalium Terrarum y ajustamos nuestras brújulas obedientes. En el trayecto nos cruzamos con narvales y caribúes, tormentas de nieve y pastores de renos. Desciframos cantos humanos y animales, remanso de sonido entre medio de tan inhóspita blancura.
La coronación de una hormiga reina que come algas de río, o la batalla de los habitantes del meridiano de Greenwich a punta de armas de papel, no hubieran llegado hasta nosotros si no fuera por las cartografías minúsculas que les dieron refugio.
Hoy nos visitó la inigualable Jung Eun Lee, geógrafa, cartógrafa y especialista en Kimchi. Recorrimos los mapas montañosos de la antigua Seúl, coleccionamos palabras como península, delta y archipiélago; aprendimos acerca del la antigua cartografía coreana que le daba más importancia a los eventos de la naturaleza que a las fronteras .
Continuamos nuestras exploraciones cartográficas por las tierras de los Patagones y los Onas. Asistimos en Chiloé a una Minga, evento extraordinario en donde todo un pueblo mueve una casa de una isla a otra, primero deslizándola por el agua y después, en tierra firme, con la ayuda de bueyes.
Nuevas islas fueron avistadas y descubiertas. En una de ellas los habitantes se hablan a través de dibujos y gozan de un alfabeto sin vocales; en otra las temperaturas obedecen a un calendario estricto y complicado que obligó a la creación del instituto regulador de aires acondicionados y termotanques.
Con la lectura de Seis centímetros de vacaciones de fondo, imaginamos mapas que midiesen esa exacta medida y todo lo que pudiesen contener: jardines inundados de sonidos, heroínas que quieren conocer el mundo, ciudades con rincones secretos; la distancia comprendida entre dos casas vecinas y absolutamente todo lo que hay en el medio.
Navegamos la cuenca del río Congo en donde encontramos manadas de Okapis y tribus cantoras de pigmeos. Cartografiamos relieves y costumbres, hábitos de caza, instrumentos musicales. Al final del día plegamos nuestros mapas, que esperamos algún día puedan servir a viajeros intrépidos.
Inauguramos nuestros kamishibais por donde pasaron familias de lámparas que habitan los árboles, náufragos y zorros ingleses. Comenzamos a leer Seis centímetros de vacaciones, de Cristina Macjus y viajamos como quien recorre un globo terráqueo, a caballo de un dedo índice dispuesto a aterrizar donde el azar lo disponga.
Mapas de ciudades subterráneas, de rutas migratorias; inabarcables o de bolsillo. Cada mapa representa al cartógrafo que lo creó, sus conocimientos, miedos e intereses. Leímos fragmentos de “ El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad y comenzamos a pensar el mundo con mente y ojos de cartógrafo .
Diego Alfaro Palma, navegante y poeta nos llevó a recorrer las líneas invisibles que unen cuevas prehistóricas, grupos de mamuts, estrellas polares y bosques sumergidos de cochayuyos. Investigamos los orígenes de la cartografía, sobrevolamos paralelos y meridianos y comenzamos por dibujar el mapa preciso de nuestro propio cuarto. Punto de partida de cualquier cartógrafo juicioso que quiera llegar desde Buenos Aires al Ártico vía la República Democrática del Congo.
Escenógrafas y dramaturgas de teatros en miniatura, las chicas se preparan para una próxima función de kamishibai. Ilustran donde no hay imagen y escriben donde no hay historias. Y, además como excelentes catadoras de libros que son aprobaron y recomiendan con mucho entusiasmo La pulpa se fue, el último libro que publicó Ediciones Tres En línea, escrito por Mauro Zoladz e ilustrado por Ana Sanfelippo.
Sería necesario un calígrafo que se atreva a recorrer el mundo entero, hasta encontrar al dragón que aumente el catálogo de curiosidades del hombre más poderoso del pueblo; según lo que pudimos leer en “La Jaula del dragón”, de Pablo de Santis. Pero ¿quién sería el cartógrafo que registre semejante viaje? Comenzamos a dar vida a una nueva dinastía de cartógrafos, de la Tundra, de Transilvania, de manos diminutas y pálidas.
Apasionante fue el devenir de “ El jefe de la manada” de Inés Garland. Llegamos al final de sus páginas habiendo adquirido saberes diversos que incluyen desde comportamiento canino, hasta nociones básicas de rumano para principiantes.
Comensales obcecados, fundadores de un estilo de nado universal, catadores de siestas, ocasionalmente, pastores de animales de pequeño porte. Perros. Habitan nuestras vidas y nuestras historias.
Ansiosas por ser representadas, estas historias para kamishibai siguen tomando vida. Caballos vanidosos, estrellas que no quieren morir, barcos fantasma, cuevas de náufragos.
Leímos “¡La verdadera historia de los tres cerditos!”, de Jon Scieszka y nos enterneció tanto el lobo malvado que nos propusimos tomar a los villanos más odiados de las historias clásicas y volver a contarlas desde su punto de vista. Le dimos voz a hermanastras de pies gigantes, brujas hambrientas, reinas incomprendidas y monstruos desesperados ante la exasperante perfección de sus adversarios.
Cautivados por la lectura de «El jefe de la manada» de Inés Garland tomamos notas que nos sirvieran para la construcción de una historia de suspenso y nos pusimos a elaborar un identikit para identificar al adolescente de capucha azul, al hombre de la capa con cruz; en fin, a todos los hombres misteriosos que tienen una sombra en la cara.
A la manera de los Gaito kamishibaiya del antiguo Japón, comenzamos a escribir historias para ser representadas en pequeños kamishibai que no requieren de bicicletas, pero sí de espectadores. Zorros ingleses, linternas que habitan en los árboles, animales que se disfrazan de humanos, son algunos de sus protagonistas.
A punto de cerrarse la ansiada edición del segundo tomo de Bazar, proliferan aún historias e ilustraciones, animales indómitos que no nos dejan cerrar las fauces del libro y que traen a la vida personajes fascinantes, que se despiertan a la madrugada para caminar por el parque y disfrutar del movimiento de las hojas de los árboles.
Conocedores del lenguaje de los animales, inmóviles aún en la vigilia, silenciosos, a veces errantes. El comienzo de la novela de Inés Garland nos hizo recordar aquellos personajes misteriosos que habitan las ciudades y parecieran compartir un secreto desconocido para nosotros.
Al margen, en papelitos sueltos, comenzamos a escribir humildes notas al vuelo, sin ninguna otra intención que registrar la huella de nuestro paso por el taller .
Hay personas que se reúnen a estudiar fenómenos astronómicos o a pintar dragones en jarrones de porcelana. Hay otras que secretamente escriben los comienzos de todas las historias que llegan a nosotros, invisibles a nuestros ojos , pero fundamentales para todo escritor en apuros. Hoy llegó al taller una carta de la Sociedad de Comenzadores de historias invitando a los chicos a formar parte de su selecto grupo de humanos pensantes, cuyo más antiguo integrante, se cree, inventó la rueda y el había una vez.
El 30 de noviembre del 2016 se celebró la tan anhelada reunión de la Sociedad Secreta de Curiosistas Anónimos. Invitados por primera vez a la Argentina, estuvieron presentes Titania Anushka Lucensky , célebre exploradora tártara, apasionada por la cultura ribereña; Solferina Macuba, Nayauqueña y coleccionista de sonidos y Prímulo Eliano, adiestrador de sardinas adivinatorias, experto en artes mágicas. Los mismos fueron convocados para presentar el tomo uno del Compendio Arbitrario de Conocimientos, fruto de el arduo trabajo de investigación y escritura llevado a cabo por los chicos del Taller del Zorro. Luego de un análisis exhaustivo del mismo, procedieron a entregar diplomas y medallas y con este gesto dieron la bienvenida a los miembros más jóvenes de la antiquísima y sapiensísima sociedad secreta, nacida hace ya tantos años, en le gélida Vatnajökull.
Leímos Las siete puertas de Sara Gallardo y entre viejos suminagashis, mapas de navegación, caimanes de madera, árboles de papel vietnamitas y una legión de ratones en miniatura, construimos un país, con sus diferentes regiones y temperaturas. Mucho quedó por decirse de semejante paisaje, pero sabemos a ciencia cierta que en él convive un santuario de animales extintos liderados por un gato y una casa flotante que llegó hasta los confines del Polo Norte.
Leímos Historia de los dos que soñaron, compilado por Gustav Weil y Sueño de la mariposa, de y a partir de ellos escribimos cuentos en los que dos o más personajes se unen a través de un sueño. Tlon va en busca del tesoro que había vislumbrado en un sueño y en cambio se encuentra con la mujer que lo había estado soñando
A través del tiempo y el espacio, Roald Dahl, Felisberto Hernández, Chéjov, C.S Lewis y Augusto Monterroso nos dieron consejos valiosísimos a la hora de escribir. Los chicos del taller, también quisieron dejar su legado de conocimiento en 22 simples enunciados que creemos serán muy útiles para las generaciones más jóvenes.
1- Escribí lo que vos quieras, no lo que te digan.
2- No escribas pensando en un lector específico.
3- Encontrá un lugar para escribir, un lugar en el que te sientas cómodo.
4- Hay que estar realmente convencido de lo que se escribe, tener realmente ganas de hacerlo y dedicarse por completo.
5- No hay que tener nada pendiente al momento de escribir. Hay que estar concentrado en lo que se está haciendo.
6- No interrumpir más de cuatro veces la escritura ( salvo que sea algo urgente).
7- Releer lo que se escribió al menos 500 veces.
8- No concentrarse demasiado en la gramática en el primer borrador.
9- Apagar la gente alrededor, sobre todo los hermanos menores.
10- Es importante estar solo o en su defecto con alguien que no estorbe.
11- No mostrarle a nadie el borrador de un cuento ni hablar de lo que se está escribiendo.
12- No escribir apurado por terminar. Darse el tiempo necesario.
13- No escribir por encargo.
14- No escribir obligado.
15- Buscar inspiración en otras lecturas.
16- Es necesario saber acerca de lo que se escribe. Investigar.
17- Buscar inspiración en objetos guardados y en recuerdos.
18- No aferrarse a nada material para escribir.
19- Leer, leer, leer.
20- Observar, escuchar conversaciones en el colectivo, visitar lugares que no sean los usuales, vivir experiencias para luego contarlas.
Mariana Ruiz Johnson y Laura Wittner, ya nos habían deslumbrado antes con Veo, Veo, conjeturas de un conejo. Ahora, quedamos admiradas al leer su nuevo trabajo en conjunto, El Pájaro de fuego, publicado por Ediciones Tres en Línea. Con el recuerdo todavía tibio de zares y manzanas de oro, viajamos a Rusia, sobrevolamos las calles de San Petersburgo y de Moscú, que nos parecieron también ciudades doradas. De este viaje surgieron cuentos dignos de los tataranietos de Aleksandr Afanásiev. Una familia vive en un castillo de ochenta habitaciones en una ciudad tan deslumbrante durante el día que sólo salen de noche a jugar al río. Juegan a la mancha del agua, llamada por los nativos: voda pyatno o вода пятно.
Finalizado el viaje el explorador rememora la experiencia vivida y toma unas últimas anotaciones a vuelo de pájaro. En lápiz, en el barco que lo trae de vuelta, recuerda los mosquitos metálicos y cómo combatirlos mirándolos fijo, el sonido de las tribus, las travesías por aquellos mercados remotos. Una vez en casa, se reúne con sus pares para compartir sus conocimientos y dejar por escrito consejos invaluables para las próximas generaciones. Cultivar la audacia, por sobre todas las cosas.
Después de leer No se culpe a nadie, de Julio Cortázar, nos pusimos a escribir cuentos en donde un objeto común y corriente tenga la posibilidad de convertirse en algo extraño, monstruoso. Los helechos del jardín nos abrieron paso para escribir cerca de ellos y surgieron casos como el de Aurelia, aficionada a los narcisos y a los marineros, que deseosa de volver al hogar es convocada por una voz incorpórea que la invita a pasar a su casa.
Continuamos explorando el género de la literatura fantástica y leímos El vestido de terciopelo, de Silvina Ocampo. Imaginamos un narrador testigo que cuenta un hecho extraordinario como si fuera algo absolutamente habitual, normal. Así, una visita a la tienda a buscar harina o canela puede ser el inicio de una serie de acontecimientos inesperados.
Después de escuchar el mito Tikuna del origen del río Amazonas y la leyenda urbana de la planta carnívora brasilera, nuestras curiosistas nos contaron los mitos que fueron escuchando en sus exploraciones por el mundo. Como aquella historia africana de dos chicos enamorados que habían quedado separados por la el río infinito de la vía láctea, pero podían visitarse una vez al año gracias a unos pájaros que hacían las veces de puente.
Después de leer Mi papá estuvo en la selva, vimos los cianotipos que Ana Atkins había hecho a partir de algas y helechos y nos pusimos a recoger muestras del jardín para realizar los propios. Flores que fueron dejando su huella en una simple hoja de papel.
El Cohete, de Ray Bradbury y con él empezamos a imaginar cómo puede lo imposible hacerse posible en la vida de cualquiera de nosotros. Un chico se queda dormido bajo un árbol y aparece en el centro de la tierra; una mañana como cualquier otra, alguien se encuentra con un tigre en la mesa del desayuno.
Deambulamos por los pasillos de Casa Tomada, arrinconados por ese algo tan perturbador como intangible, que dejó a los personajes del cuento en la calle y a nosotros con miles de preguntas. Vagones de tren, consultorios odontológicos, los subsuelos de un teatro, se enrarecen bajo la lente de lo fantástico y nos dejan al borde de nosotros mismos.
Si bien casi todo el mundo conoce quiénes fueron Marco Polo o Isaac Newton, pocos saben que ambos fueron colaboradores incansables de la Sociedad de Curiosistas Anónimos (se dice que incluso el Gran Kan colaboró con uno o dos artículos). Nuestras biógrafas autorizadas estuvieron toda la tarde compilando información acerca de curiosistas anónimos de todos los tiempos, entre los que se encuentra la célebre científica argentina de apellido Oso que dedicó su vida a las artes embalsamatorias, y pobló los bosques patagónicos con especímenes inmóviles.
Exploramos el Mercado Juramento con meticulosidad y apasionamiento; desde los hongos japoneses de La achicoria caprichosa, hasta los terribles calmares de una pescadería que pareciera desprenderse de la tierra todas las mañanas y salir a navegar. Especias ígneas, mares de huevos, flores comestibles, solomillos en todo su esplendor. Observamos, catalogamos, investigamos y finalmente escribimos.
Nos ejercitamos a la manera de los oulipianos, buscadores incansables de modos de expandir la escritura. Creamos textos hechos sólo de principios, incluyendo el atávico Erase una vez. Encantamientos para aquellos lectores que hojean las primeras páginas de los libros y disfrutan especialmente de la primera tostada de la mañana.
Con El hombre de tiza, de Pablo de Santis, inauguramos nuestra incursión en el género fantástico. Un camarote de tren que esconde algo terrorífico que no se puede ver pero se intuye; el barbijo siniestro en la cara de un dentista que se niega a quitárselo hasta para visitar museos. Tan sólo basta un elemento para que nuestro mundo sucumba y lo sobrenatural irrumpa.
Ante el terrible aburrimiento suscitado por la lectura de Los Sueños de Helena decidimos escribir el cuento más aburrido del mundo, un cuento capaz de hacer dormir a las fieras más feroces e insomnes de la Tierra.
Todo explorador que se precie de serlo tiene que al menos, una vez en la vida, atravesar la tormenta tumultuosa que se encuentra escondida entre la primera y cuarta costilla en Occidente y entra la quinta y sexta en Oriente; o caer en el abismo de sonidos de sus archipiélagos mentales. Con esta premisa, hoy nos convertimos en exploradores de nuestro propio cuerpo, pusimos a prueba papilas gustativas y órganos sensorios para comenzar a delimitar nuevas y urgentes cartografías personales que sospechamos, irán cambiando con el pasar de los años.
Leímos hipnotizados el “El cuento de los contadores de cuentos” del tunecino Nacer Khemir. Un cuento entrelazado con otro cuento entrelazado con otro cuento y así hasta el infinito. Abuelos que tardan siete años en nacer y que lo hacen después que sus nietos, ciudades ocultas adentro de sandías, desiertos, océanos de camellos. Intentamos nosotros mismo escribir una historia sin principio ni final y dentro de ella, todas las historias del mundo.
Nina, una de las tantas personas mágicas que hace funcionar la máquina de contar historias los días martes, consiguió que la máquina elaborara un principio de historia fascinante
Hace mucho tiempo vivía una risa que quería apoderarse del mundo. Un día apareció un monstruo alado y le dijo, si quieres apoderarte del mundo te digo que no será fácil.
El monstruo alado ya se había materializado en el taller cuando Nina tuvo que irse y la risa quedó resonando entre los libros. El monstruo alado quedó toda la noche esperando que alguien continuara con su historia. Por suerte el miércoles llegó un equipo poderoso de continuadores de historias y en un ir y venir de lapiceras deslizándose por los renglones se escribieron varios finales posibles para esa risa ambiciosa.
Todos sabemos que en la oscuridad una inocente pila de ropa puede convertirse en un monstruo terrible , una lámpara aburrida, en una flor selvática. Como las sombras que cobran vida en el libro de Susy Lee, un par de tijeras y una cartulina negra fueron suficientes para crear personajes insólitos con los que alimentar las máquinas de historias. Una anguila murciélago; un perro-zorro; una risa tremenda que quiere dominar el mundo.
En Mongolia las tribus nómades del desierto de Gobi le cantan a las hembras cuando rechazan a la cría, en un ritual de amansamiento. Acompañados por un violín de dos cuerdas, entonan un rezo al dios de los animales para conmover a la camella. Una tribu de Indonesia suele arrodillarse en silencio ante los árboles, pidiéndoles el don de la inmortalidad. En la Antártida se le canta al viento para leer en la disposición de las nubes, el camino correcto.
Ayer nos visitó Male Vigon Ruffa, ilustradora del cuento de Valentín Acuto, “El Trol del bosque”, que se convirtió después de mucho trabajo por parte de ambos, en un libro extraordinario.
Los chicos le preguntaron acerca de su oficio, edad, lecturas infantiles y preferencias a la hora de dibujar y pudieron ver los bocetos que dieron lugar a las hermosas ilustraciones.
“Pienso en los poemas como un cierto tipo de animal. Tienen su vida propia, como los animales, es decir, parecen estar separados de cualquier persona, incluso de sus autores, no se les puede adherir ni arrancar nada sin mutilarlos e incluso matarlos. Poseen una cierta sabiduría”, expresó Ted Hughes en un ensayo sobre el proceso de escritura poética, El pensamiento zorro. Leímos algunos pasajes de este ensayo, traducido por Diego Alfaro Palma al castellano.
Nos preguntamos cómo hacer para tomar las palabras vivas y ponerlas a andar en el poema sin que pierdan esa vitalidad. Porqué algunas palabras se parecen a ramas pinchudas, son livianas o luminosas. Porqué la A nos hace pensar en todo lo grande y la i en todo lo chiquito. Y así, reconcentradas y expectantes, fuimos a la caza de nuevos poemas.
Cual señoras reunidas a la hora del té, jugamos a la lotería. Después buscamos el significado de los números ganadores en una tabla de sueños y a partir de ellos escribimos. El azar entonces nos enfrentó con un cocinero, un pájaro, un serrucho y el tiempo. De eso cuatro personajes salieron nueve historias y poemas, una por cada jugadora-soñadora vespertina.
Los cinco exploradores estudiaron hoy mapas de cultivos, estelares, plagados de monstruos incognoscibles, modernos y antiguos, del interior de la cabeza y de la ruta de la seda.
Pero nada de esto les sirvió en su descenso al misterioso galpón ubicado a 34° 36′ de latitud sur y 58° 26′ de longitud oeste. Lápiz en mano tomaron notas que serían luego utilizadas para sus propias cartografías. Mundos en miniatura que albergan tribus, sombras, archipiélagos, mares de tornillos, anteojos de personas anónimas, centros para orugas y alfabetos aún no descifrados.
La tristeza bien puede ser una mujer que mira acostada un punto fijo ; así como el miedo puede tomar la forma de un chico que observa amorosamente a su vecina desde la ventana, oculto en su sillón. Emociones complejas para plumas cada vez más avezadas.
El grupo Oulipo viene desde los años sesenta experimentando nuevas formas de escribir prosa y poesía. Tomamos de ellos el ejercicio “ Poema de metro”, que consiste en escribir un poema durante un trayecto en subte, con tantos versos como estaciones tiene el viaje. Los versos se componen durante el trayecto entre una estación y otra y se pasan por escrito cuando éste se detiene. Para lograrlo, proyectamos en una pantalla gigante la filmación de un recorrido en el tren que atraviesa Coney Island, filmado desde la cabina del motorman. Entregados al devenir de la consciencia, a caballo entre el mundo interno de nuestros pensamientos y el mundo externo que se despliega detrás de la ventanilla, nos dedicamos a escribir y con este acto sumamos nuestras breves voces a las de nuestros queridos oulipianos.
De tanto en tanto escribo un poema de metro. Este es uno. ¿Quieres saber qué es un poema de metro? Admitamos que la respuesta sea si. He aquí un poema de metro. Un poema de metro es un poema compuesto en el metro, durante un recorrido. Un poema de metro tiene tantos versos como estaciones tiene el viaje, menos uno. El primer verso se compone mentalmente entre las dos primeras estaciones del viaje (contando la estación de salida). Se transcribe al papel cuando el metro se detiene en la segunda estación. El segundo verso se compone mentalmente entre la segunda y tercera estación del viaje. Se transcribe al papel cuando el metro se detiene en la tercera estación. Y así sucesivamente. No se debe transcribir cuando el metro está en marcha. No se debe componer cuando el metro está parado. El último verso del poema se transcribe en el andén de la última estación. Si el viaje impone uno o varios cambios de líneas, el poema consta de dos estrofas o más. Si por desgracia el metro se detiene entre dos estaciones, siempre es un momento delicado de la escritura de un poema de metro.
Jabalíes naranjas; gatos hiperquinéticos ; caramelos feroces. Ensayamos eligiendo adjetivos audaces para cada sustantivo de nuestro abecedario de palabras escogidas. Imágenes potentes que puedan dar vida a un verso y desautomatizar nuestra forma de pensar.
Atravesar el caos que precede el nacimiento de una idea y hacer pie en la incertidumbre, suelen ser lugares comunes por los que pasa el escritor. Buscar la palabra justa; perderse en un diccionario como en un zoológico; sentir cierta felicidad triste cuando se llega al punto final y las palabras tan arduamente elegidas quedan libradas al mundo.
En la vida, como en la escritura, hace falta pasión, decía Ray Bradbury que era un gran apasionado de su trabajo de escritor. Si uno escribe sin garra, sin entusiasmo, sin amor, sin divertirse, únicamente es escritor a medias. Significa que tiene un ojo tan ocupado en el mercado comercial, o una oreja tan puesta en los círculos de vanguardia, que no está siendo uno mismo. Ni siquiera se conoce. Pues el primer deber de un escritor es la efusión: ser una criatura de fiebres y arrebatos. Sin ese vigor, lo mismo daría que cosechase melocotones o cavara zanjas; Dios sabe que viviría más sano.
Bradbury transmite ese entusiasmo y esa pasión al lector que queda hechizado ante sus relatos. Ayer nos apasionamos leyendo El cohete, fascinados y expectantes seguimos atentamente el viaje de Fiorello Bodoni y sus hijos a Marte y cuando el cuento llegó a su fin nos quedamos sin palabras.
Silencio, concentración, capacidad de observación; son algunas de las cualidades fundamentales del poeta. Con esto en mente, confeccionamos al mejor estilo Sei Shonagon, listas de palabras predilectas por cada letra del abecedario.
Se dice que Mary Kingsley, célebre exploradora del siglo XIX, se defendía de los cocodrilos pegándoles en la trompa con su paraguas, que se educó a sí misma leyendo los libros de la biblioteca de su padre y que fue una de las primeras mujeres en aventurarse en explorar África; también es un dato bien conocido que para evitar morir de congelamiento si se quiere visitar el Polo Sur, no hay que dejar nunca de mover las extremidades y hacer muecas con la cara y que Jacques Cousteau creía que para estudiar a los peces era necesario comportarse como uno.
Siempre habrá exploradores mientras haya cosas por descubrir. Observadores del cielo, las selvas y los almacenes repletos de latas de conserva; apasionados por los piojos devoradores de personas; perdidos en el corazón de sus propios descubrimientos.
¿ Qué es el ámbar?¿ cuántos tipos de ojos hay en el mundo? ¿cuáles son los poderes del basilisco? ¿ eterno o infinito? ¿ pelota o circunferencia? Son algunas de las preguntas que surgen cuando nos dedicamos a corregir un cuento. Lectura en voz alta y ante un público riguroso a sus diez años, que ya empieza a preguntarse cómo se escribe una novela y acerca de las paradojas del tiempo.
En el siglo XIX, Juana Manuela Gorriti, escritora salteña, compiló recetas que le enviaban sus amigas por carta desde distintas partes de la Argentina, Perú y Bolivia, en un libro que llamó Cocina Ecléctica. Entre el Pastel de Pichones y los Riñoncitos a la Radical, fuimos a dar con la misteriosa Sopa de Tortuga. Escribimos cuentos que pudieran incluirla como parte de la trama, que resultaron tan intrigantes como la receta que los inspiró.
Después de una sesión de lectura de poesía en voz alta, anotamos versos al azar en papelitos blancos, que fueron pasando de mano en mano, acopiando más y más versos. Con el oído entrenado y la cabeza rebosante de imágenes, cada una se dedicó después a darle forma a un poema propio. Arboles en donde crecen las enredaderas y los pájaros; osos polares que viajan en embarcaciones de hielo; zorros escondidos en la nieve; preguntas sin respuesta; entre los temas poéticos de la tarde.
El taller de historietas llegó a su fin y nos despedimos de Lucía Ruiz a quien le agradecemos muchísimo por haber compartido sus conocimientos. Los chicos partieron felices con sus historietas terminadas y un montón de ganas de seguir dibujando y creando nuevas. Así que, mundo del comic, prepárese que esto recién empieza.
No sólo soplamos velitas, pedimos deseos y comemos cupcakes. La trama de los cuentos avanza, imparable. Y en el proceso tal vez lleguemos a enterarnos que la mejor forma de salir de un laberinto sea manteniendo siempre apoyada la mano derecha sobre la pared del mismo hasta encontrar la salida; que el clavel del aire es una planta epifita o deslumbrarnos ante la palabra incandescencia.
El inicio de la primavera nos encontró comiendo galletitas con forma de flor y leyendo con fruición “La Pradera”, de Ray Bradbury, así como algunas aproximaciones del autor al oficio de la escritura. ¿Se puede escribir sin saber a dónde se quiere llegar? ¿ existe la inspiración? ¿cuándo termina el trabajo de la corrección?
Así como existen máquinas para hacer botones o trenes transiberianos, la mecánica ha suministrado máquinas para hacer historias. Escenarios en donde se despliegan elefantes, familias enteras con cara de papa y perros vestidos de humano.
Se acerca el cierre del taller de historieta y los chicos se van preparando para terminar sus invenciones. Criaturas livianísimas en busca de la inmortalidad; vecinos inquietantes; tesoros descubiertos, un atardecer en París.
Leímos Chingolo, de Silvina Ocampo, prestando atención a la relojería interna del relato. Después nos dedicamos a avanzar en la escritura de los cuentos iniciados la semana pasada. Vecinos misteriosos, jubilados solitarios fanáticos de la lechuga asada y una larga caída dentro de un pozo casi infinito, que nos dejó atrapados esperando su continuación.
Imaginar quiénes habitan detrás de estas ventanas.
Curiosear entre las persianas, descubrir cómo vive Iris, sorprender al Dr. Lerman cantándole a su gato Mauro o adivinar que el señor alto que vive en la calle Lavalle trabaja de restaurador de balcones pero está a punto de cambiar de profesión por la de acomodador de libros en estantes altos. Ventajas de ser observadores, curiosos e indiscretos.
Para festejar el cumpleaños número 100 de Roald Dahl ( si hubiera estado vivo) leímos fragmentos de Boy, relatos de la infancia, un libro en el que Roald Dahl cuenta aventuras y anécdotas de su infancia. Anécdotas tan fascinantes como cuando junto a cuatro amigos pusieron un ratón muerto en un frasco de dulces en la confitería de la señora Prattchett y luego fueron castigados.
Soplamos las velitas y comimos toneladas de chocolate. Creímos ver a la antecesora de la temible Agatha Trunchbull en una vendedora chinchuda y desaliñada, así como escenas que inspirarían sus cuentos de adulto.
El gran historietista, Alberto Brecchia aconsejaba mirar a las personas por el subte para diferenciar sus rasgos y luego dibujarlos; Lucía, nos explicó que cada viñeta es una porción de tiempo, que se puede achicar o alargar y las diferentes formas de mostrar el devenir de una acción.
Entre tortas de cumpleaños y galletitas rosas hablamos de la vida de Oscar Wilde y leímos “El gigante egoísta”. Intentamos escribir un cuento pero esta vez, planificando antes su estructura a través de una serie de preguntas; disparadores que nos permitiesen ahondar en los personajes, la trama y el manejo de los tiempos del relato.
¿Quién es el que narra nuesta historia? Trabajamos en la construcción del narrador como personaje. Investigamos quién es, qué edad tiene, cuál es su estado de ánimo, desde qué lugar en el tiempo y en el espacio nos está contando lo que nos quiere contar. Y con toda esa información encontramos la voz justa y el tono necesario para que nuestra historia sea coherente.
El destino de algunos personajes es alimentar dragones con galletitas y leche y después entrenarlos para volar mansamente; el de otros, recibir consejos de flores finlandesas tras haber caído por un pozo.
Sin dejarse amedrentar por la lluvia de un lunes por la tarde, los chicos comenzaron a trasladar sus historias a las viñetas. Primeros planos, y cuadros de diálogo van perfilando la vida cotidiana de una familia o un secreto escondido en el cuartito olvidado de un colegio.
Museos de Ciencias Naturales; institutos deportivos, centros de acogida para gatos; escuelas ; consultorios odontológicos: prepárense. Ya llegan los fanzines.
“¿Porqué no estoy escribiendo?” se pregunta Katherine Mansfield en su diario, “¿porqué me demoro un instante más? Si sólo tuviera el valor de empujar esa puerta rígida e hinchada, todo lo que se encuentra más allá sería mío”.
Se puede saber mucho de un personaje leyendo las entradas de su diario, tanto por lo que dice como por lo que evita pronunciar. Hoy se sumaron las voces de un paseador de perros que odia su vida y del hombre forzudo del circo.
Vacas estudiosas, carteros sensibles, dragones que nacen de una sandía; irrumpen en las páginas de nuestros cuadernos y nos dejan a nosotros en la incertidumbre de decidir qué hacer con sus vidas. Nos adentramos en la incertidumbre y pedimos que nos cuenten sus secretos.
Una vez creados los personajes, los historietistas comenzaron a esbozar los posibles escenarios donde se desarrollaría la acción. Fueron apareciendo planetas oscuros, habitaciones diminutas, selvas, aviones estrellados, laboratorios y paisajes junto al mar.
Casi a punto de terminar sus fanzines, nuestros talleristas empiezan a preguntarse qué les deparará el futuro. Mientras tanto, se vislumbra un Animalario Fantástico en donde el lector podrá encontrar a la Reina de los Pájaros, esbelta y con tendencia a los envigorozamientos.
Escribir un diario íntimo con una voz ficticia puede ser una buena oportunidad para ver el mundo desde los ojos de un pez, hablar como una anciana solitaria y malhumorada o sentir la tristeza de un chico que busca a su padre.
Aprovechando esos primeros días de calor que desorientan a los ciruelos y hacen felices a los ciclistas, leímos y escribimos en el jardín. Continuamos las historias polares comenzadas la semana pasada y aparecieron otras nuevas, como la de un cartero de pueblo que descubre en el funeral de su antecesor, lo que es sentir tristeza y alegría al mismo tiempo.
Los españoles la llaman tebeo, los italianos, fumetto; nosotros historieta. Bajo la guía experta de Lucía Ruiz comenzó a perfilarse una nueva comisión de historietistas de lápices afilados e ideas deslumbrantes. De a poco fueron surgiendo los protagonistas de las historias; náufragos, habitantes de la oscuridad, aventureras tímidas acompañadas de canarios.
Entre tijeras, revistas antiguas de la National Geographic, fotos de rabanitos vigorosos y papeles estampados traídos de China; la personalidad de cada fanzine se va estableciendo única e irrepetible. Como sus creadores.
Más antigua que la Sociedad Lunar de Birmingham, nómade, políglota, propensa a los resfriados, de gustos culinarios refinados y excéntricos; es la Sociedad de Curiosistas Anónimos. Amantes del saber y aborrecedores de las preguntas sin respuesta.
Estábamos absortas en la lectura Los Minpins, de Roald Dahl, cuando sucedió algo asombroso. Nueve cartas llegaron desde Groenlandia, firmadas por un tal oso polar. Al parecer, los rumores de un lugar en el mundo donde los chicos se encuentran todas las tardes para escribir cuentos, llegó por esas tierras. Y sus habitantes, que sólo tienen una copia ilustrada de Caperucita Roja, están ávidos de nuevas historias. Con este noble propósito las chicas comenzaron a escribir historias para mandarles, que con suerte sirvan para entretener las largas noches polares.
La curiosidad de los fanzinistas es variada y casi infinita; abarca desde el rol de los gatos en la historia de la humanidad (como aquel famoso felino que llegó por primera vez a la luna), hasta el significado de la palabra alemana Fernweh: la nostalgia que se siente por un lugar al que nunca se ha ido.
Después de leer El hombre en la araucaria, de Sara Gallardo, escribimos nuestras propias crónicas. Algunos cronistas eligieron contar el avistaje de una nueva estrella con forma de dragón o de mujer; otros, la muerte trágica de un hombre rana. Recolectores de pequeñas o grandes historias, son la memoria artificial de este mundo.
En La verdadera explicación, Pablo Bernasconi, de la estirpe de los curiosistas, corrobora y analiza cuál es el origen del universo, de la risa o de las buenas ideas. Se sabe, por ejemplo, que estas últimas se van con el primero que escuche su rumor invisible y las convierta en un cuento o una pieza musical; en caso contrario cambiarán de destinatario. También incluye una lista actualizada de dónde es posible encontrar buenas ideas (en sillones, bajo las almohadas, en baldosas impares). Consultadas al respecto, las chicas del taller agregaron algunas categorías a esta búsqueda por el conocimiento: pueden encontrarse en corbaterías, edificios abandonados y lluvias torrenciales. Para los vagos, también se adquieren gracias a una máquina muy sofisticada proveniente del País de las Maravillas, actualmente en manos (o patas) de la hija menor del Conejo Blanco.
Junto con Aldo Balbaroni, experto en Rabanología, llegó Lucía Ruiz con cientos de recortes bajo el brazo para enseñarle a los chicos a fabricar su propio fanzine. Genealogías varias, patinaje sobre hielo ruso, la definición exacta de la tristeza; son algunos de los temas que empezaron a esbozarse y que requerirán una ardua investigación por parte de los fanzinistas.
Leímos fragmentos de Tlön, Uqbar, Orbis Tertius y concluimos que en la genealogía de las enciclopedias y de los mundos, parecen abundar las sociedades secretas. Legiones de trabajadores ocupados en inventar lenguajes, puntos cardinales y teorías matemáticas que den forma a nuestra realidad.
Después de enfrentarse a leones en Tanzania y de recorrer Egipto y Libia en avión, Roald Dahl se dedicó a inventarle historias a sus hijos. Gracias a eso, hoy podemos leer libros tan maravillosos como El dedo mágico. A partir de él , imaginamos poderes ocultos en frutos tropicales, pájaros o falanges extraordinarias.
Hay un país cerca de la luna que recorre todo el espacio. Dentro de ese país hay una pequeña ciudad donde viven las hadas, un bosque lleno de frutos, una playa con globos aerostáticos, una sabana con muchos animales y dos montañas. En este país los zorros duermen 20 años y los ratones hacen campamentos de verano arriba de las montañas, hay fuentes que cumplen tres deseos, cerditos con pelucas y juguetes con vida. En la montaña que está ubicada a la izquierda vive un monstruo llamado Aperzka. Aperzka inmoviliza a cualquiera que lo moleste, come bananas y manzanas podridas en un bosque negro. El bosque negro tiene pájaros que cambian de animal, perros que podrían hipnotizar a cualquiera y un restaurante hecho de bambú lleno de retratos de renos y flores colgando.
El viajero termina su viaje en China. Se da el gusto de practicar pesca nocturna en el río Li arriba de unas balsas de bambú junto a los pájaros cormoranes y de recorrer las terrazas de arrozales de Yunnan, laderas esculpidas a mano a lo largo de siglos para el cultivo de arroz. El viajero toma notas y boceta paisajes. Luego guarda sus acuarelas, sus lápices, su cuaderno de viaje y vuelve a casa. Hasta que decida cuál será su próximo destino.
En el día de la fecha, los curiosistas de la calle S. ilustraron artículos enciclopédicos acerca de planetas, orejas de mamut, flores fantásticas y cerebros de colección, entre otras curiosidades que esperan poner a disposición de sus lectores, en su eterna lucha contra la ignorancia.
Se han reportado casos de Nochismo Extremo (obsesión apasionada y desmedida por la noche) en más de catorce continentes, desde América hasta Pangasia menor. La curiosista M. R, acuarelista, violinista y experta en cerebros a la tinta china, la ha estudiado minuciosamente, así como los estragos que la misma produce en los pobres desdichados que la padecen.
Dicen que la máquina de borrar la memoria tenía forma esférica y era impulsada por un par de libélulas amaestradas; todos los sonidos de este mundo son creados sistemáticamente por otro artefacto, que si dejara de funcionar, nos dejaría a la intemperie del silencio. Estos son algunos de los geniales inventos que ha dado el género humano y que pueden encontrarse todavía en el depósito de los recuerdos perdidos dirigido por Leonora Carrington.
El viajero se sienta en un cómodo sillón blanco y se deja llevar a través del trailer de un documental a El Soberbio, Misiones. El viajero observa la naturaleza poderosa y anota en su papel las maravillas que descubre. Cada viajero es único y sus crónicas también.
Acá a la noche baja mucho la temperatura. Hoy nos fuimos a un bosque con otros turistas. El sol se estaba poniendo. Hacía frío y se escuchaba el ruido de los crujidos de las hojas secas que pisábamos. Había un olor como a humo. Árboles por todas partes. Caminamos por un largo y rojo camino donde había troncos cortados. El cielo es muy oscuro, es un azul sin estrellas….
Leímos algunos pasajes del Libro de las Maravillas, de Marco Polo y gracias a él conocimos la ciudad de Cambulac, donde adivinos y astrólogos le preguntan al cielo por el porvenir de los hombres y espantan mediante su arte las tormentas, subidos a los tejados del palacio del gran Khan.
Inauguramos nuestra sección astronómica, que ya cuenta con la famosa constelación de La Liebre y un planeta minúsculo, en donde las flores, sin embargo, son infinitas.
El 26 de enero de 1850 una niña se internó en un bosque a buscar bayas y volvió al pueblo al atardecer. La gente le dijo que habían pasado 200 años desde ese día. La llevaron a un hospital en donde corroboraron tras varios estudios que no había envejecido en lo absoluto. Entre las hipótesis que circularon alrededor de este caso insólito, se dijo que había atravesado un portal del tiempo; tomado psicotrópicos o que era llanamente una psicótica. Casos como éstos desvelan las noches de los curiosistas, ávidos de respuestas ante lo inexplicable.
Después de leer la leyenda guaraní, “La niña que se convirtió en pájaro”, comenzamos a poner en palabras las cartografías dibujadas la semana pasada. Nos enteramos así que hay un París debajo de París en donde viven monstruos hediondos o un mundo de las palabras donde están todas las palabras posibles, en todos los idiomas, desde el idioma-planta, hasta el idioma-mesit a de luz.
¿Se imaginan un cuarto lleno de escritores delirantes escribiendo en conjunto el prólogo de un libro extraordinario?
Imaginen gritos, el golpeteo nervioso de lápices sobre la mesa, el insoportable sonido de las suelas de zapatos nerviosos contra el piso, miradas invocando al techo que libere las ideas y caigan sobre sus papeles en blanco. Chasquidos, sonidos guturales, tarareos impacientes, gruñidos, ruidos agudos, sillas que se mueven, caos y más caos y más caos. Hasta que de repente asoma la primera línea de un párrafo y se van organizando las ideas, el prólogo toma forma y los escritores relajadamente ejercen su oficio de escritores delirantes prologando un libro extraordinario.
Si alguien puede ayudarnos a habitar el absurdo como si fuera el jardín de nuestra propia casa, es el genial Felisberto Hernández. Después de leer Muebles “El Canario”, pensamos y escribimos aquellos casos o acontecimientos que por su naturaleza rara o insólita, merecerían una enciclopedia dentro de la enciclopedia de saberes del mundo. Niños nacidos de tomates y japonesas cubiertas de uñas, están entre los casos más emblemáticos.
Mapa en mano, reconocimos territorios y nombres tan sonoros como Chad, Tanzania, Guinea Ecuatorial y leímos los cuentos que Nelson Mandela consideró como los más hermosos de África. Entusiasmadas, hojeamos cartografías modernas y antiguas y vimos distintas maneras de representar el mundo. A partir de esto, como insignes cartógrafas, las chicas dibujaron a mano alzada sus propias cartografías. Monstruos, relieves de ideogramas en Kanji, países donde solo existe lo que no existe y el mundo subterráneo que se encuentra bajo las calles de París, se encuentran entre las fabulosas creaciones.
Viajamos al Japón con Rudyard Kipling, a Samoa con Marcel Schwob y a Bariloche con Hebe Uhart; y a partir de la acuarela tomamos notas de palabras sueltas que funcionan como un mapa de la memoria de algún lugar que recorrimos.
Entre los catálogos más raros del mundo se encuentran los oníricos, como aquél que realizó Eduardo Galeano en Los sueños de Helena, o George Perec, en su luminosa Cámara Oscura. Pero ninguno de éstos se compara con el que ha llegado hoy hasta nosotros y en donde podemos encontrar joyas históricas como los sueños de Beresford y Whitelocke cuando invadieron el Virreinato de Río de la Plata. Número 30 del catálogo, tinta china y pluma cucharita. Excelente estado de conservación.
Animales invisibles que sólo se conocen por su canto misterioso; maniáticos de la noche que dedican su vida al recuento obsesivo de las estrellas; habitantes de los azulejos; suman sus voces irrepetibles a nuestro compendio de saberes universales.
El punto final es el punto de partida de la revisión. Así que vencimos al monstruo de la fiaca, ese que nos dice al oído que no tiene importancia si la historia se entiende o no, ese que intenta convencernos de que la historia tal cual está escrita está perfecta y que no necesita ninguna corrección, y con espíritu crítico agregamos detalles y corregimos verbos para estar mucho más contentos aún.
Para escribir una crónica de viaje hay que entrenar el ojo viajero y aprender a mirar, despabilar los sentidos y distinguir lo particular de lo que vemos. Antes de iniciar el camino miramos con fascinación los cuadernos de viaje de Florencia Böthlingk, acuarelas de África, Italia, Misiones y leímos fragmentos de crónicas de Hebe Uhart, Virginia Woolf y Matsuo Basho. Así, impregnados por las obras de estos artistas admirables, los chicos comenzaron a transmitir sus experiencias.
Lunes 6 de junio
En el avión me sentí muy bien porque mis papás me dejaron dormir. Caundo estábamos en la India fuimos a un bar. Se veían en la ventana las gotas de la lluvia. El mozo tenía unas plumas azules enganchadas en la cabeza. Era todo muy silencioso, sólo se escuchaban las gotas de agua que caían en el techo. Como entrada nos sirvieron unas galletitas azules con nueces. El mozo aclaró que eran de arándanos. La bebida era verde, de espinaca. No la quise probar. Había guirnaldas ceestes que iban de punta a punta….
…..la gente que veía era muy rara, tenían plumas por todas partes. Una mujer tenía ocho plumas rosadas, pelo largo y una mala anaranjada con unos zapatos parecidos a los de ballet. La malla estaba un poco rota, pero no quise preguntar por qué.
Los sueños de Belgrano y de un pescador abandonado en una isla del Pacífico; la vida de un barbero de las afueras de Londres que se hace pasar por arqueólogo y la estirpe amable de un experto en amuletos; conviven en un mismo compendio de conocimientos ilustrados.
Las arcas de nuestro compendio de saberes crecen día a día, gracias al aporte de especialistas en bestiarios, biografías planetarias, lugares inexistentes y habitantes de lo invisible.
Hoy terminamos de escribir y corregir las historias dioramitenses. Misterios en bibliotecas recónditas, selvas en donde las princesas entienden el lenguaje de los animales; viajes en globo, conversaciones felinas a la hora del té.
Un viaje en globo
En un globo redondo y celeste viajaban 10 personas. Viajaron siete meses y llegaron al sol. En el sol vivía un zorro despistado. Era chiquito y malo. Vivía solo. Si vivís en el sol tenés mucho calor y mucho aburrimiento. El globo se derretía y entonces se fueron hasta la luna.
En la luna vivía un dragón muy inteligente que tenía una cueva muy oscura. El globo entró a la cueva y las diez personas se asustaron porque el dragón les tiró fuego. Tres personas se murieron. Las otras siete personas se fueron en globo hasta su casa.
Para llegar a ser expertos en tribus, engranajes imposibles y raíces curativas, los curiosistas deben de vez en cuando ponerle un punto final a la labor de la escritura y partir en la búsqueda de nuevos conocimientos. Tal vez los veamos asomarse en futuras pruebas de galera, la mochila cargada de nuevos y fascinantes especímenes que describir y catalogar.
Todo libro de conocimientos que se precie, debe contar con una sección biográfica que narre las penas y alegrías de los ilustres de este mundo. Así, junto a la vida y obra de Toro Sentado o Marie Curie, podemos encontrar la de Carlos Cacúmen, coleccionista de cerebros, o la de Rigoberto Louverture, el inventor del casco con brazos incorporados, que a pesar de haber descubierto una forma efectiva y aerodinámica de poner orden al hogar, pasó inadvertido para la comunidad científica de la época.
Animales selváticos, subacuáticos; habitantes de bibliotecas, zorros de las montañas y caballos comedores de enredaderas; son algunos de los personajes que habitan los mundos en miniatura de los dioramas que hicieron las chicas guiadas por la genial artista y experta en dioramas Sofía Tardif. ¡Gracias Sofía por tu inolvidable visita al taller!
Carlos Feinck, curiosista, científico, retratista e inventor de locuras.
Los curiosistas, versados en el arte de la gramática, la retórica y las buenas costumbres a la hora del té, afinaron lápices y oídos para terminar de corregir los artículos que serán parte de un libro pantotémico de conocimientos. El primer tomo incluye catorce continentes y más de 10.000 especies fascinantes de tubérculos desconocidos.
Cerca de mil piezas se han ido acumulando en nuestra colección que incluye un sinfín de categorías. Curiosidades que ocupan mucho espacio y piezas de tamaños considerables como el palangre. Es por eso que el grupo selecto de curiosistas del Taller del Zorro se enfrenta a la ardua tarea de inventariar y catalogar las piezas. He aquí algunas descripciones breves.
morteruelo
f. Ave híbrida entre flamenco sueco y pavo real español.
Pájaro sagrado originario de la India que representa al dios de las aves. Mide 6,2 m. y se alimenta solamente de peces dorados.
licopeno
m. Insecto octópodo luxemburgués que ilumina el atardecer. Ingiere licor de pena por su clontama y se alimenta de gusanos rojos que le dan color a su exoesqueleto.
palangre
Del it. palaa.
1. m. Joya arquitectónica habitada por un pez extraordinario. Se encuentra suspendida sobre la orilla del mar de Sochmila y fue construida por los brujos de Xuls.
El final del día nos encontró colgando los faniznes de una cuerda, listos para ser fotocopiados masivamente y librados a su suerte en zoológicos, trenes, consultorios odontológicos y fábricas de repuestos de tornillos; por nombrar algunos lugares posibles.
Bajo la tutela experta de Sofía Tardif, transformamos las historias inventadas la semana pasada en dioramas. Creamos fondos, telones y personajes en miniatura para que den vida a estos pequeños teatros de papel.
Hay quienes creen que la historia de la anatomía se remonta a aquellos primeros curiosistas que dibujaban bisontes y mamuts en las paredes de las cavernas. Desde tiempos inmemoriales diseccionamos chauchas y relojes cucú sólo para ver su interior misterioso. Hoy vimos bajo el microscopio distintas flores y semillas, raíces y un higo apasionado y descubrimos insólitos paisajes internos. Después escribimos y pusimos en evidencia el funcionamiento inquietante de corazones, cerebros, cuerdas vocales y pulmones arborescentes.
Un señor que transporta cerebros en su camión, arte plumífero, cartografías varias, ornitólogos, los pájaros estudiados por los ornitólogos, maquinarias para excavar hasta el centro de la tierra, bailes, instrumentos musicales y manchas que esperan su turno para ser desparramadas sobre las mesas.
Entre buscar tipografías en revistas del siglo pasado y ajustar las ramas de un nido de grullas, fuimos desplegando las últimas hojas de cada fanzine. Organismos vivos, listos para salir al mundo y revolucionar las mentes.
Pensamos en historias que pudieran ser representadas en dioramas, escenarios de papel donde desplegar paisajes, diálogos y personajes. Aparecieron viajes en globo y tés de animales, entre otros temas fascinantes.
Para los antiguos el mundo era un libro abierto esperando ser descifrado; se leía el porvenir en el vuelo de las aves, en los caparazones de las tortugas, en el comportamiento del viento. Se invocaba al agua cuando se necesitaban lluvias y se pedía protección contra los animales ponzoñosos mediante rezos. El curiosista R. especialista en artes mágicas y huesos oraculares, ha traído hasta nosotros la historia, que hasta ahora se creía que no era más que un mito, de un antiguo baúl de mago, regalo de unos osos del bosque, que sólo podía abrirse mediante el uso de un lenguaje secreto.
Hoy nos visitó Sebastián Roitter, diseñador gráfico, constructor de tótems y curiosista especializado en ilustración de enciclopedias reales e imaginarias. Gracias a su ayuda logramos extraer de una humilde botellita de tinta china tribus, amuletos, insectos, alcantarillas rusas y bigotes entrañables.
Entre las imágenes y las palabras se va estableciendo un duelo amistoso por reconocer quién expresa con mayor exactitud nuestras ideas. Avanzan las rutas migratorias de las grullas, los inventarios gastronómicos, las páginas dedicadas al violín de la infancia o la forma en que se vestían las mujeres en México o Japón en el siglo pasado.
Afinamos nuestras gargantas recitando poesía en voz alta, prestándole especial atención a su sonoridad, como si fuésemos ornitólogos de estrofas. A partir de esto le dimos los toques finales a las canciones escritas la semana pasada y comenzamos el tan esperado momento de la grabación. Nueve canciones han hecho su entrada al mundo.
Desde tiempos inmemoriales nos empeñamos en construir guaridas que nos cobijaran, puentes que nos comunicaran, escaleras y torres que nos permitieran ascender al cielo. El catálogo de la arquitectura es infinito y hoy fueron varios los curiosistas que se atrevieron a entrar en sus fauces para describirlo. Ciudades flotantes y casas con mecanismos respiratorios, son algunos de sus hallazgos.
Gracias a la colaboración de curiosistas intrépidos podemos hoy saber que los miembros de la tribu F. adornan sus cabezas con plumas, en alusión al dios de los pájaros y que en Japón se festeja cada año la Ceremonia del Tigre, durante la cual la gente suele pintarse el cuerpo con polvo de cacao para salir a la calle.
A imagen y semejanza de sus creadores, los fanzines van cobrando vida. Entre sus hojas se despliegan palabras minuciosamente elegidas, grullas de papel, fotos antiguas, dibujos a mano alzada, tramas, recortes, bocetos en tinta china; paisajes irrepetibles de los propios intereses.
Desde el cuartel de bomberos de La Boca, donde funcionan los increíbles talleres de arte de la Fundación San Rafael, vino a trabajar con nosotras, Cinthia de Levie y nos ayudó en el antiquísimo arte de las canciones infantiles y de cuna. La clase se llenó de tarareos y melismas, estrofas animales y versos erráticos en busca de sonidos y palabras que hagan dormir a los carpinchos de los campos, a los hipopótamos; versos dedicados a los bosques y a los perros de compañía.
Un antiguo curiosista griego, documentó en uno de sus viajes, que los egipcios se daban el gusto de adornar a sus cocodrilos con pendientes de oro y pulseras en las patas porque creían que eran sagrados; otros han estudiado a las tribus etíopes del Valle del Omo sin lograr descifrar del todo sus misteriosos tocados vegetales. La labor del curiosista es también la del etnógrafo, que puede registrar por ejemplo, un pueblo que vive bajo la tierra y sale a la superficie cuando llueve, para ver el cielo.
Muñecas laosianas que se encienden cuando alguien les canta y ahuyentan a los gigantes; amuletos egipcios que pueden aceptar o rechazar a su dueños; talismanes lunares; objetos hechos a imagen y semejanza de todo lo misterioso de este mundo.
Lucía Ruiz llegó hoy al taller expresamente convocada para enseñarle a los chicos a hacer un fanzine. Ella les habló acerca de las diferentes tipografías, la conexión entre las imágenes y las palabras, los colores, los tipos de papel y cómo aprender a usar todos esos elementos para poder hablar a través de ellos
Comenzamos a leer La Maravillosa granja de Mc Broom y después seguimos ahondando en materias enciclopedísticas. Fueron apareciendo nuevas categorías: sueños, bestiarios, cartografías de éste y otros mundos.
A caballo entre las artes y las ciencias nacen los grandes inventos de la humanidad. Nuestros curiosistas, sumaron en esta ocasión sus conocimientos de artefactos maravillosos; algunos creados hace varios años, otros en estado larvario, como tortugas mecánicas que predicen tornados a través de dibujos en sus caparazones o traductores porcinos.
Antigua como la Sociedad Lunar y versada en temas aún más diversos, la sociedad de curiosistas de la calle S. ha probado en esta tarde encapotada y alechugada poseer conocimientos histórico-esotéricos invaluables. Así lo demuestra su experticia en amuletos y talismanes; como aquellas alas de mamut gracias a las cuales se ha vencido a más de un ejército enemigo.
Si las pasiones y obsesiones de un ser humano de edad incierta, toman la forma de un humilde librito de seis páginas impreso en una fotocopiadora de barrio, está usted ante un fanzine. Revista de aficionados, la llaman, pensada para ser difundida masivamente y dar algún tema a conocer; despertar, informar, revolucionar las mentes. Preparándonos para la llegada de la especialista en fanzines, Lucía Ruiz, los chicos empezaron a pensar acerca de qué les gustaría escribir. Desde el origen del origami hasta los violines
Monumentos, ciudades, artefactos insólitos, bitácoras de sueños, bosques solitarios, leones venenosos; forman las huestes de conocimientos que la camada más joven de curiosistas quiere legarle a las generaciones futuras.
Es un dato bien conocido por los entomólogos que los escarabajos temen el ruido de los tambores y que las luciérnagas son políglotas; sin embargo, nadie ha podido después de tantos años de estudio e investigación describir con certeza al dios de los insectos. Se sospecha que es benévolo. Entre alas, exoesqueletos, ojos y antenas, el mundo de los insectos reveló sus misterios.
Un reconocido grupo de distinguidísimos dibujantes se dieron cita en el taller para ilustrar las especies más extrañas de insectos de manera de transmitir a las generaciones venideras los descubrimientos del presente y del pasado.
Estuvimos hojeando la Enciclopedia de la cortesía y del trato social en donde leímos las reglas protocolares para comportarse en la mesa, en un viaje en tren, al abrir un paraguas por la calle; situaciones en las que es o no decoroso utilizar bisoñé (sólo en caso de catarro o si la profesión lo requiere); así como la forma correcta de escribir una carta a un amigo octogenario o de narrar los hechos de una boda. Incurrimos nosotros también en el género epistolar con el fin de mantener las buenas costumbres
Querida Fernanda Marzo 1902, Buenos Aires
Anhelaba que recibieras esta carta, quería contarte que ayer he ido a una cafetería con mi hermana Cloromira. Observamos el menú y había unos scons y un té de manzanilla con edulcorante que venía con unas galletas de maicena. Cloromira tomó un café con dos scons de vainilla. Cuando llegó el segundo plato, nosotras pedimos para compartir un langostino con una ensalada de tomate con lechuga y una gran cantidad de camarones. Cuando llegó el plato lo tratamos de cortar, pero estaba duro. Cuando lo cortamos mi hermana dijo: “se mueve una pinza” “¿dónde?” , dije yo. “Ahí” Me dijo ella. Y ahí el langostino se estremecía por la mesa. Asustadas nos fuimos corriendo lentamente. El vestido de Cloromira quedó todo arrugado y con manchas de té y café. El mío con migas y té. El mozo había venido a recoger el plato y entonces con sus sartenes calientes le pegó al langostino y toda la comida que había en ellas salió volando.
Leímos Leche de sueño de Leonora Carrington y hablamos de los surrealistas y sus técnicas para renovar el lenguaje; de la escritura automática, las imágenes de los sueños, lo absurdo y sus poderes. Tomamos prestado un ejercicio de los oulipianos franceses, S7, que consiste en cambiar en un poema, cada sustantivo porque el que le corresponde siete lugares hacia abajo en el diccionario. A partir de este texto intervenido, iluminado por el azar, surgieron a su vez nuevas creaciones.
Después de consultar la Enciclopedia de las cosas que nunca existieron, en donde leímos acerca de geografías tan diversas como La Isla de los Monos, La Montaña de Azúcar o el lugar exacto desde donde se puede acceder al centro de la tierra; continuamos con la escritura de nuestros propios mundos imaginarios.
En una tarde lluviosa del cuatro de abril del corriente año, tuvo lugar la primera reunión de curiosistas. Rendimos honor a nuestro ilustre antecesor, Denis Diderot y a todos aquellos coleccionistas ávidos de conocimiento que viajaron a los confines de la tierra para buscar una piedra o el colmillo de un tigre mitológico. Pluma cucharita y tinta china mediante, comenzaron a aparecer los perfiles de nuestros enciclopedistas; expertos en astronomía, artes mágicas, viajes en el tiempo, tótems milenarios. Cabezas únicas, inigualables, en cuyas manos confiamos, todo el conocimiento de este mundo.
Hoy leímos el mito de la tejedora Aracne, que castigada por su orgullo desmedido fue transformada en araña por la vengativa Artemisa. Después los chicos se propusieron terminar historias que aún no tenían final. Dos o tres palabras escritas a lápiz, pueden cambiar la suerte de un monstruo comedor de pepinos o de un señor que entra a una hamburguesería y termina ganándose un viaje a la luna; ignorantes ambos de su destino.
Leímos el prólogo de Si una tarde de invierno un viajero, de Italo Calvino, en donde el autor parece estar dirigiéndose especialmente a cada lector, a través del tiempo y la distancia. Experimentamos pasando a segunda persona, textos que habían sido escritos originalmente en primera. Como hablarle a los espejos o a la presencia de alguien que no está, entre el yo y el vos, se abren nuevos decires.
Cuando eras chico te gustaba observar las casas. Pensabas que había guaridas secretas. Una vez en Mar del Plata en la casa de Sandra, una amiga de tu mamá, querías ir al baño y abriste la puerta un poquito, después un montonazo. Había una persona vistiéndose, era la hija de Sandra. Pero por suerte no la viste porque la tapó la puerta. Tenías 5 años. También una vez en lo de Gustavo abriste la puerta de la cocina y asustaste al cocinero. Estaba cocinando ají de gallina. Se quemó tanto que lloró. Vos gritaste del susto y te golpeaste con la manija de la puerta. Te desmayaste. Tu mamá llamó a la ambulancia. Le dijeron que había que operarte y casi se muere de un infarto. Pero era mentira. No había que operarte nada. Otra vez abriste la puerta y había una persona durmiendo. Te asustaste. Gritaste y despertaste a la persona. Te gustaba explorar y mirar los libros que tenía la gente. Te gustaba ver los patios, los aparatos electrónicos, los relojes que pensabas que eran de oro. Pensabas que había bombas escondidas y que en una hora iban a explotar. Cuando estabas aburrido te querías ir de las casas a jugar con tus amigos a Palermo y tirarle baldes de agua a las personas. Ian
Los chirimen-bon o libros de papel crepe, eran traducciones ilustradas de cuentos del folklore japonés. Recibían este nombre porque la técnica para hacerlos consistía en arrugar el papel hasta que presentara una textura similar al de la tela. Luego se los estampaba con bloques de madera y se los cosía. Los extranjeros que visitaban Japón a mediados del siglo XIX, solían llevárselos consigo como regalo (omiyage).
Bajo un refugio de manteles floridos, leímos La anciana que perdió sus dumplings y nos dimos cuenta que cualquier resquicio, por mínimo que sea, puede conducirnos a mundos dentro del mundo; ya sean cavernas submarinas con boas guardianas o países gobernados por dinastías de libélulas y gatas peludas.
El miedo a los peces, la emoción de buscar un huevo de pascuas, la certeza de que las muñecas se mueven animadas por una extraña vida interior; aprender a atarse los cordones; una colección de umbrales en donde se entró de puro asombro y curiosidad para descubrir el miedo o la belleza, son algunos de los recuerdos que los chicos del taller eligieron contar hoy.
Leímos antes, para familiarizarnos con cierta manera de narrar los recuerdos, El juego de cartas de Hebe Uhart, donde describe cómo su papá le enseñó a jugar a la escoba del quince.
“The revolving writing hut”, fue la cabaña que construyó George Bernard Shaw para escribir, montada sobre un mecanismo que le permitía girar sobre sí misma siguiendo el curso del sol a lo largo del día.
Los refugios de escritor, como las mascotas, se parecen a sus amos, despojados o barrocos, ocultos bajo las mesas, suspendidos de los árboles. Santuarios propicios para la imaginación y las palabras.
Para darle un cierre a nuestras historias exageradas, leímos Superjuán o cuento grande como una casa, de Elsa Borneman. En una escuela del interior, cualquier acontecimiento cotidiano puede llegar a ser extraordinario si es contado por alguien como Juan, que ve tiburones en los peces dorados del río y se inventa un papá que puede tocar las estrellas con las manos.
¿Cuál es el lenguaje del pensamiento? ¿Cómo narrar aquello que en cuanto aparece comienza su proceso de disolución? Estuvimos leyendo fragmentos de novelas en donde sus autores utilizaron el monólogo interior, como “Las olas”, de Virginia Woolf y el monólogo de Molly en el Ulises de Joyce. Después cada uno interceptó el fluir de la conciencia de un personaje elegido y lo puso en palabras.
Cosas que pierde una persona
Una persona puede morir de un infarto o de cáncer o puede estar en un avión que se le rompe el motor y se puede caer al agua y hundir. La novia de un amigo se fue en el avión a la India y la mataron los indios. Un amigo leyó 1152 libros en una semana y lo subieron a la universidad, estaba en 2”B”, los de 7mo no lo podían creer. Yo repetía sala de 4. El papá de un amigo de mi grado se chocó la cabeza y no sabía leer, no reconocía a su hijo, el hijo lloraba 3 horas por día, no duerme y la mamá dice que si no duerme por lo menos 4 horas se muere a los 5 años y 5 meses 15 días 2 horas 2 minutos y 43 segundos. Creo que si una persona no duerme desde 1958, estamos en el año 2016, se muere. Ian G.
Generalmente la vida cotidiana de las personas son una serie de rutinas como levantarse por la mañana, lavarse, la cara, los dientes, desayunar, viajar hacia el trabajo o el colegio, estudiar o trabajar, almorzar, seguir trabajando o estudiando, volver a casa en el mismo medio de transporte que usamos a la mañana, tomar el té, etc., etc., etc. Pero qué pasa si en medio de esa rutina sucede algo inusual o mágico que cambia nuestro día. Eso imaginamos después de haber leído El caballo alado, de Silvina Ocampo y así conocimos vidas transformadas por elementos fantásticos.
Les presentamos a los chicos al extraordinario barón de Münchausen, quien después de haber servido al ejército ruso y peleado contra los turcos solía narrarle a sus amigos sus aventuras. Pero lo hacía de una manera tan exagerada y fantasiosa, que un autor anónimo se dio a la tarea de recopilar sus historias y publicarlas, a expensas del barón que se ganó la fama de gran mentiroso.
Después de leer cómo un huracán lo mandó volando hasta la luna, los chicos comenzaron a probar sus dotes de embusteros profesionales:
“ Cuando estaba en Kansas pedí una hamburguesa y apareció un gordo que le habían implantado unas piernas de sapo. Me dijo que era el cliente número 100 y que me había ganado un pase a la luna. Cuando llegué tuve que hacer diez minutos de trámites lunares. ELl tramitero gritó: ∆₯₴₪Ω⃝⌠↨⃝. Traducción: ¡ siguiente por favor! Se lo que decía porque estudié Lunaris en la universidad de Lunaron. Bueno, cuando me llamó, le pregunté cuáles eran las cosas turísticas y me dijo: ∆₯₴₪Ω∆₯₴₪Ω… Valentín A.
Hoy estuvimos hablando de cómo en determinados momentos, se utilizó la literatura infantil para disciplinar a los chicos o advertirles acerca de peligros reales e imaginarios. Leímos algunos versos del temible Struwwelpeter, también conocido como “Pedro Melenas” y de “Lola se embala” de Wilfried Von Bredow.
A partir de eso los chicos imaginaron desenlaces exagerados, desmesurados, que pudieran servir como advertencia para los niños malos que no quieren bañarse, que se miran demasiado en los espejos, que comen galletitas prohibidas o se meten los dedos en la nariz.
– No te mires tanto en el espejo que si no llegamos tarde al colegio.- Yo no dejo el espejo, el espejo está ahí y yo lo uso como quiero. Al final a la fuerza la sacaron pero cuando llegó al colegio el espejo se había esfumado.-Mamá, mamá, mi espejo ya se ha esfumado. -Y si mi amor, tanto ha trabajado que tu espejo quería un receso. Tanto lloró, tanto lloró que como un monstruo quedó. Después de unos deprimidos días, su espejo volvió, pero cuando se reflejó, de un infarto se murió. Tan fea estaba, tan fea estaba, que su espejo ya no la reflejaba. Margarita R.
Gianni Rodari creó “ Cuentos para jugar” tomándose la libertad de darle tres finales optativos al lector, para cada una de las historias. Así, la idea de un millonario que se hace construir una casa desmesurada en el desierto, hecha solo de billetes y monedas de oro, dio lugar a las más diversas resoluciones. Creemos que bien valdría la pena, leyendo lo que escribieron los chicos, un libro infinito hecho solo de finales. Acá van algunos de ellos:
“Entró la lava, quemó toda la casa y un tiburón entró, la electricidad por todas las partes, entró un pájaro y dejó la ventana abierta y se robó una moneda y se la llevó a su nido. Tocó la puerta y se quemó todo, salió corriendo se subió a un caballo volador que de un aletiada llegó a China y se hizo una casa de libros. Tuvo una mascota que era un león”. Elis
“Una noche Puk estaba yendo a la cama y vio un pequeño bichito, si ustedes no lo sabían, Puk sabía todos los bichos del mundo.” ¡Oh, no! ¡las termitas come oro están comiendo mi casa! ¿Qué puedo hacer?” Las termitas come oro son indestructibles, entonces las dejó hasta que llegó el día que las termitas come oro se comieron hasta el último centavo y Puk se quedó solo en el desierto sentado en la arena para siempre”. Maqui
“La casa bien adentro en el desierto. El señor Puk contando sus monedas y billetes y de repente va rápido hasta la puerta y entra uno de los constructores, le trae más y más plata. En un montó se le van cayendo la mitad de la casa. EL señor Puk dijo ¡aaah! , ¡se me cae la casa! ¿qué voy a hacer? El señor Puk estaba preocupado pero se sentía feliz porque hizo lo que debía hacer, que era regalar la monedas a la gente, iba país por país y por continentes y al final el se quedó en China” Mili
El libro Herbario Ilustrado de Hilario Estambre surgió a partir de una recorrida por el jardín buscando flores, escuchando y recolectando las historias que las plantas contaban y siguió con la construcción de un personaje , en este caso, un botánico excéntrico, dueño de un herbario. Así fue naciendo y creciendo Hilario Estambre, cada chico descubría una nueva característica que lo hacía único, nos enteramos que no le gustaba la pulpa del jugo de naranja y que le fascinaban las mongolias disecadas y después descubrimos sus diarios de viaje, sus cartas de amor y por último aparecieron Los diarios de Helena dentro de una sandía okinawense y hubo que transcribirlos. Se formaron equipos de biógrafos, botánicos expertos e investigadores incansables y todos los chicos escribieron, organizaron e ilustraron este libro tan especial. ¡Disfrútenlo!
El año pasado compartimos un proyecto super ambicioso con el taller de ilustración Había una vez un libro, dirigido por Mariana Ruiz Johnson y Sabina Álvarez Schürmann. La idea era que los textos escritos por los chicos del taller fueran ilustrados por los alumnos del taller Había una vez un libro. Así que los chicos escribieron corrigieron, editaron, reescribieron, volvieron a corregir y finalmente cuando creyeron que los cuentos y poemas ya estaban listos, los textos viajaron un par de cuadras hasta el taller de ilustración. Ahí, Lucía Ruiz, Miranda Rivanedeira, Néstor Ocampo, Javier Busto, Magdalena Mateo, Anabel Rey, Verónica Núñez, Male Vigon Ruffa, Valeria Díaz, Lorena Land, Carlos Higuera, Mónica Núñez, Diego Genatiempo, Daniela Cardone, Tamara Kozlowki, Mariela Califano, Eliana Antonino, Patricia Bilinsky, Guadalupe Sendra, Tamara Conforti, Solange de la Founiere, Naymé García y Andrea Rioseco Aravena los ilustraron maravillosamente y surgió este libro del que estamos muy muy orgullosos.
Si Tomatito Loco no fuera el proveedor oficial de verduras del castillo, no habría conocido a la lustradora de inodoros, Sally Albóndigas y sin conocerla,
jamás hubiese podido escribir el famoso poema en el que delicadamente compara su portentoso cuerpo con un tomate redondo, el brillo de su calva con una rebanada de papa o sus tiernos bracitos con atados de acelga fresca.
Tenemos tan solo el comienzo de una historia en la que las vidas de siete personajes se cruzan. Y largos meses de espera hasta saber qué resultará de estos encuentros fortuitos.
Ayer fue la gran presentación del Herbario ilustrado de Hilario Estambre y de Bazar. Compendio ilustrado, libro creado en colaboración con el taller de ilustración infantil, Había una vez un libro.
En La Casa de la Lectura, que tan amablemente nos cedió su espacio, los chicos leyeron cuentos, y presentaron especies botánicas extraordinarias. Como cierre de la jornada presentaron el Kamishibai de Hilario Estambre, que lo muestra enamoradizo y aficionado a llanto, rasgos de personalidad en los que concuerdan todos su biógrafos.
Los chicos, engalanados y preparados para la ocasión, no podrían haberlo hecho mejor.
En la última clase del año, las chicas exploraron el jardín en busca de objetos mágicos. Flores, hamacas, raíces, lámparas, pasaron a formar parte de una pequeña dinastía con poderes ocultos.
Ayer festejamos el cumple de Valentín con torta de chocolate y todas las chicas agazapadas en las escaleras y debajo de las mesas para sorprenderlo cuando llegara. Fue tal el alivio que sintió cuando las vio, que por un buen rato no pudo pronunciar ni una “chulada”.
Después leímos y terminamos de dar forma a Los hechizos de un fotógrafo, historia escrita por los otros grupos del taller, a partir de las fotos que sacó el papá de Ian.
Leímos un par de cuentos del libro Cuentos con magia de Ana María Shua, y nos sumergimos en el mundo de los hechiceros. Imaginamos todo lo que puede hacer una pócima y todas las transformaciones que pueden sugir de una gota de poción. Los descubrimientos formarán parte de Los hechizos de un fotógrafo.
Se diría que las fotos fueron sacadas por satélites o cámaras microscópicas; pero salieron de la cámara del papá de Ian, Ariel Gutraich que pudo captar el momento precioso en que los chicos disolvían tintas de distintos colores en una pecera llena de agua. A partir de esa experiencia, los chicos le dieron voz a esos paisajes, múltiples e irrepetibles. Surgieron incendios, universos siderales, poemas y reflexiones; narraciones unidas por la cadencia de lo que una vez que comienza, no deja de trasformarse y mutar.
Como si fuera el final de un gran viaje, nos vamos acercando a las últimas páginas de “La ciudad mágica”, en donde los objetos de todos los días toman dimensiones extraordinarias; como un castillo de arena que alberga una dinastía de niños vestidos con túnicas de algas y temerosos del agua.
Mientras tanto, continuamos practicando para la presentación del miércoles, cada vez, más cercana.
Los protagonistas desmesurados de la clase pasada cruzan sus destinos. La reina Mindis manda a su guardia Nicolás, un guardián miedoso y real que se esconde detrás de su armadura del miedo a las lámparas, a los libros y hasta de su propia cara, a castigar al cocinero Rogelio que odia cocinar postres con cerezas. Sally Albóndigas lustradora de inodoros es convocada al castillo por las reinas Lindis y Mindis para que los inodoros brillen como oro en un evento, en el que probablemente no estarán invitados ni el verdulero Tomatito ni la bibliotecaria Elvisa Repisa. Historias narradas desde diferentes puntos de vista en una tarde lluviosa y genial
Y cuando la historia de La planta lunar parecía terminada, empezamos a dudar del final. Precipitado. Abrupto. Un final desganado. Entonces hubo que revisar toda la historia, encontrar en qué momento el engranaje se desajustaba y nos pusimos a trabajar. Al principio desganados, hasta que descubrimos qué era lo que fallaba y el descubrimiento nos llenó de entusiasmo y como grandes ingenieros del kamishibai encastramos el final perfecto, un final que es un prinicipio.
Nuestros narradores se están preparando para la presentación de Bazar y del Herbario ilustrado de Hilario Estambre. Prueban diferentes entonaciones de voz, ritmos y modos de decir; modos de cautivar a su público y transportarlo a un mundo fantástico.
Mientras algunas chicas preparaban su participación en el cierre de fin de año, otras imaginaron fábricas en donde lo que se genera pertenece al ámbito de lo fantástico. Fábricas de villanos y de golosinas parlantes, fueron algunas de sus ocurrencias.
Entre rayos y centellas, lluvia y granizo nos despedimos de la última clase detectivesca del año. Leímos un cuento de “El último espía”, de Pablo de Santis, analizamos huellas digitales, aprendimos nuevas técnicas de ocultamiento y desciframiento de mensajes y por sobre todas las cosas, escribimos. Una nueva camada de detectives está lista para resolver misterios en la ciudad de Buenos Aires.
Leímos Los equilibristas, escrito por Nicolás Schuff e ilustrado por Pablo Picyk. Nos cautivaron los cinco hermanos Berto y cada uno de los personajes que aperecen en la historia. Inspirados por los autores los chicos imaginaron protagonistas extraordinarios y desmesurados. Así apareció Elvisa Repisa, una bibliotecaria temerosa que no soporta que la gente vaya a la bilioteca a leer «sus» libros poque tiene miedo de que las letras salgan volando, un animador de fiestas infantiles gruñón, Tomatito el verdulero quien según cuenta una vecina que le contó su ex esposa piensa que las frutas son sus hijos, lustra las manzanas y no deja que nadie toco sus verduras, y dos reinas desmedidas y exageradas que se la pasan golpeando al cocinero en la cabeza o mandando a cortar cabezas en el desayuno.
El extravagante botánico ya tiene sus aventuras ilustradas para kamishibai.
Estaba oscuro, oscurísimo. Era un lugar tenebroso. En completa oscuridad caminaron por la cueva, tenían que guiarse con sus manos y notaron que las paredes estaban húmedas, como si estuvieran hechas de barro. Parecía que iban deshaciéndose lentamente a su paso. Tenían frío. Empezaron a temblar. La cueva estaba en completo silencio. De pronto Francesca sintió el ruido de una respiración agitada, malévola. ¿Hilario, sos vos? Hilario agarró a Francesca del brazo y corrieron muertos de miedo.
Otro día mágico en el Taller. Llega el fotógrafo Ariel Gutraich cargado con cámaras, luces, trípodes y una caja de acrílico. En dos minutos acomoda el escenario donde sucederá la maravilla. Apagamos la luz. Aparece el primer asistente, Ian, que como nos prestó a su papá es indiscutible que debe ser el primero. Se llena la caja con agua. Llegan las tintas, estallan en el agua, forman paisajes siderales, estelares, submarinos. De repente nos parece presenciar la creación del universo, un viaje al fondo del océano más turbulento, o ser parte de figuras nebulares que se van modificando en la profundidad del espacio. Por momentos fuimos astrónomos, oceanógrafos, anatomistas y espectadores de desastres atómicos. Gracias Ariel por ser tan generoso y compartir con nosotros tu magia.
Hoy seguimos avanzando con “ La ciudad mágica” , de Edith Nesbit, en donde los dragones funcionan a cuerda, las torres son tazas de té apiladas y los banquetes están hechos de piezas de madera pintadas. Después, ante la llegada de unas misteriosas flores parlantes al taller, las chicas se dedicaron a escuchar y a transcribir sus palabras.
Recoger pistas, analizar a los sospechosos, implementar la deducción lógica, son algunas de las pautas que debe seguir cualquier aprendiz de detective. Una vez planteado el caso, hay que urdir su resolución. Para eso, inventamos lenguajes secretos que incluyeron ideogramas chinos, el lenguaje de las flores, espejos y el sistema que el mismísimo Julio César utilizaba para esconder sus mensajes, hoy conocido como la rueda de César.
Se resolvió el misterio de “La casa maldita”, con un baúl que permitía a sus “tripulantes” viajar en el tiempo. Alguien soñó con tener uno de esos para poder conocer a su mamá cuando era chiquita. Después continuamos con nuestra jornada dedicada al terror y fueron apareciendo nuevos escenarios espeluznantes, como una feria de diversiones en donde reinan unas muñecas diabólicas.
Después de leer los primeros capítulos de Tengo un monstruo en el bolsillo, de Graciela Montes empezamos a buscar el yo que escribe para que cuente historias en primera persona. Encuentros personales con conejos, crónicas de viajes a Córdoba, recuerdos de Halloween fueron algunas de los temas que eligieron las chicas para contar. El yo autor y el yo personaje en un mismo mundo.
Los chicos continuaron escibiendo y explorando en sus historias escritas a partir de las ilustraciones de los alumnos de Había una vez un libro. Preguntándose si los personajes harían esto o aquello, si es convincente la voz del narrador, dudando, corrigiendo, tachando. Pero lo más importante es que a pesar de las dudas, la confusión y la incertidumbre sobre el final siguieron creyendo en su idea.
Llegó el día esperado en que la escritora, Laura Wittner, la ilustradora, Mariana Ruiz Johnson y el editor de Tres en Línea, Marcelo Matalon visitaron el taller. Entre alfajorcitos de maicena y tortas de chocolate respondieron las preguntas que los chicos habían preparado para ellos. Hablaron acerca de sus libros preferidos, los gajes del oficio, el amor, su propia infancia. Después jugamos entre todos un chancho va literario, pasándonos papelitos en donde escribimos ideas alrededor de un caballo volador. Kamishibai en potencia.
Leímos “ La carta robada” de Edgar Allan Poe en donde el detective, Auguste Dupin nos muestra que para resolver un caso hay que poder pensar como lo haría el que cometió el crimen y a que veces el misterio más inescrutable se revela en los hechos más simples.
A partir de eso, los chicos, comenzaron a pensar en el caso a resolver por su detective ¿cómo es la escena del crimen? ¿ quiénes son los sospechosos? ¿ cuáles son las pistas a resolver? El misterio de la desaparición de una jirafa nos dejó intrigadísimos.
Todo empezó con La casa maldita de Ricardo Mariño,leímos un capítulo, después otro y otro. Hubiéramos seguido leyendo hasta terminar el libro pero la tentación de escribir cuentos para dar miedo era grande. Cuaderno y lápiz en mano los chicos empezaron a imaginar sustos, sombras, castillos oscuros, espejos rotos, chirridos, crujidos, escaleras fatasmas, moños y demonios que atravesaban el taller asustándose entre sí. Todos se convirtieron en discípulos de Poe y tan estremecedor era el aire que se respiraba en el taller que tuvimos que acompañarnos para bajar la escalera para ir al baño
Historias de zorros y conejos peleando por una zanahoria, historias de caballos, de fotógrafas y muchas más fueron las que improvisaron las chicas en la oscuridad. Y por si fuera poco un bombero que quiso ser parte de las historias mandó a un pájaro travieso a avivar la llama de una vela. Por suerte las narradoras muy atentas pudieron salvar la función.
Curioseamos por entre las hojas de “El jardín de las flores vivas” de Lewis Carroll y consultamos distintos libros de botánica, pero en ninguno de los dos hallamos información que nos permitiera dilucidar quiénes son las misteriosas flores llegadas esta mañana desde el Museo de las Plantas.
¿Cuál es la labor de un editor de libros, de una ilustradora y de una escritora? Preparándonos para la visita que tendremos el próximo martes en el taller, las chicas prepararon una serie de preguntas que le harán a estos tres profesionales de los libros. Preguntas que revelan antes que nada, la idiosincrasia irrepetible de quien la pensó.
Ayer comenzó el taller de detectives y estuvimos hablando de los orígenes del género; mencionamos “ La carta robada” de Edgar Allan Poe y presentamos al detective más famoso de todos los tiempos, Sherlock Holmes. Conversamos acerca de qué características son fundamentales para el espionaje profesional y después los chicos construyeron su propio espécimen, cada uno con sus habilidades personales, gustos y fobias; idiosincrasias, costumbres. Ya podemos adelantar que salvo la capacidad extraordinaria para la observación y el detalle, hay tantos tipos de detectives como personas hay en el mundo. Algunos usan gorras de Mickey Mouse para ocultar su calvicie; otros pertenecen al mundo animal, o tienen tendencias levemente caníbales.
Estigma, estilo, filamento, corola, cáliz, eje floral; son algunos términos que designan la anatomía de las flores. Poético como pocos, el lenguaje de las ciencias nos reveló hoy, algunos de sus secretos.
…y aquellos que no creen en lo mágico nunca descubrirán las cosas mágicas».
Así termina la historia de Roald Dahl, Los mimpins, y con esa frase comienzan las historias que escribieron la chicas una mañana ventosa de octubre en la que frente a la ventana del taller pasó volando un benteveo con un mimpin aferrado a sus alas.
Hoy releímos en voz alta algunos de los cuentos escritos por los chicos para seguir ajustando la relojería interna de los relatos. Hablamos de la importancia de conocer a los personajes en profundidad; de los detalles que hacen verosímil una historia y de cómo corregir no es sólo parte de la labor del escritor, sino que es la escritura misma.
El Guardián de la Galaxia ya tiene su versión impresa, ideal para viajantes interestelares o lunas que en vez de reflejarse en el agua, prefieran leer una extensa canción acerca del cielo y sus habitantes. Ilustrado por las chicas del Taller del Zorro.
Si bien El Código Internacional de Nomenclatura Botánica, elaborado por la comunidad científica, tiene por objeto el establecimiento de los nombres que deben ser aplicados a las plantas evitando así la utilización de términos vulgares y regionalismos; Hilario Estambre, pionero en su campo, bautizó a los ejemplares que fue hallando a lo largo de toda la vida, no solo con sus nombres en latín, si no utilizando el arameo, el esperanto y el neocriollo, lenguas que dominaba a la perfección. Sin contar con el lenguaje de los insectos, las marmotas y los peces de agua dulce.
Hay profesiones corrientes como electricista matriculado y otras excepcionales como guardador de lugares en sillones violetas. Las corrientes los días jueves de octubre mucho no nos interesan, así que nos dedicamos a investigar sobre las excepcionales. Las chicas conocían un montón, peluquero de árboles, contadores de pelos, teletransportistas ambulantes, traductor de plantas y muchas más. ¿Ustedes sabían que existe la profesión de pintor de la luna?
Se dedica a ir pintando la luna a medida que van cambiando los días de los meses de los años. Y cuando empieza el año de los meses de los días la va borrando.
Una pluma, un reloj de bolsillo, una página de un diccionario, un paraguas roto, un grillo muerto, pueden desencadenar el final de una historia. Así lo creía Sanders, el buscador de finales de la novela de Pablo de Santis. Los chicos imaginaron sus historias de atrás para adelante, pensando primero en un final que contuviera alguno de esos objetos y luego un principio y un nudo que los llevaran a aquel.
Ayer visitó el taller, la genial Lucía Ruiz Guiñazú. Junto a ella, las chicas le pusieron música al poema estelar, “El guardián de la galaxia”. Después de una sesión intensiva de práctica musical que incluyó lecciones de solfeo para principiantes, grabamos la canción. Ideal para los astronautas que salen a correr por las mañanas.
Escribir, ilustrar, medir, perforar, enhebrar, coser, leer, disfrutar; resume el ciclo vital de un libro y la labor del escritor-encuadernador. Organismo vivo, animal extraordinario, cuyas páginas no dejan de asombrarnos.
Las figuras de Hilario Estambre y Francesca Begonia de Los Bosques de Fábulas fueron tomando formas de tinta. Descubrimos qué forma tienen los sarpinógilos y la planta lunar. Poco a poco las láminas del kamishibai van asomando.
Mientras algunos chicos aprendían encuadernación japonesa para llevarse a casa su ejemplar de “ Haikus en el agua”; los que ya habían terminado, se dedicaron a pasar por escrito una serie de instrucciones que explicaran cómo llevar a cabo el proceso, e incluso inventaron críticos literarios, especializados en haikus para que echaran luz sobre su significado e importancia.
Crónica de Haikus en el agua
Los chicos del Taller del Zorro hicieron el libro “Haikus en el agua” a partir del Suminagashi que es una técnica de tinta sobre el agua. Este libro trae haikus de imágenes reducidas en palabras, que hablan sobre la naturaleza y lo maravilloso de ella. Haiku es una manera hermosa, poética y corta sobre lo que nos rodea, los árboles, las plantas, las flores y mucho más. El libro me pareció espectacular ya que está bien redactado y al verlos ya nos podemos imaginar una mañana calurosa de verano, una noche fría de invierno y una tarde de otoño o primavera.
Ayer tuvimos función continuada de Kamishibai. Primero leímos la leyenda japonesa Kaguya Hime, “La princesa de la luna” y después “ El anciano que hacía crecer los árboles”. Impregnadas de estas imágenes, las chicas escribieron sus propios cuentos para ser representados en kamishibai.
Resultó cautivante la historia del emperador que había inventado Japón, con sus montañas y palacios y que ahora buscaba por sus bosques, el árbol más hermoso entre todos los árboles para darle vida eterna.
Después de haber escrito textos y haber dibujado retratos maravillosos llegó la última clase del taller Identikit. Los chicos se dedicaron a dibujar fragmentos de un rostro para elaborar un identikit. Un ojo, una nariz, una boca, una oreja, una mirada, una dentadura, una mordida.
Mientras escuchaban las descripciones hechas por Fray Mocho fijando la identidad de un grupo de ladrones para que puedan ser reconocidos en plena calle, los chicos fijaron por medio del dibujo rasgos únicos, fragmentos de un identikit.
Las primeras versiones de un cuento nunca son las definitivas. A veces uno se da cuenta que lo que quiso contar no está tan claro, o que la historia derivo en otra historia y entonces ese principio original queda confuso o que el personaje que creíamos que era secundario toma más protagonismo, o que es mejor cambiar el punto de vista desde donde contamos la historia, o que la voz del narrador confunde o ……
Queriendo hacer los textos lo mejor que se pueda los chicos como artesanos se tomaron el tiempo para corregir y reescribir. ¡Unos campeones de la corrección!
Algunas veces en el taller tenemos la suerte de tener visitas maravillosas. Hoy fue una de esas veces. Tuvimos la visita de dos ilustradoras de lujo, Mariana Ruiz Johnson y Sabina Álvarez Schürmann, que super generosas nos ayudaron a pensar y resolver las ilustraciones para el kamishibai de Hilario Estambre. Fue una mañana increíble, llena de dibujos y sonrisas.
Con la misma minuciosidad que habían empleado para escribir haikus o diseñar dibujos en el agua, hoy los chicos se dedicaron a la laboriosa tarea de construir sus propios libros. Desde la elección de las tapas ( para las cuales utilizaron fragmentos de los suminagashi que habían realizado la semana pasada), hasta la costura japonesa que hilvanó sus páginas. Los ejemplares de “Haikus en el agua” son únicos e irrepetibles, como sus constructores.
Rosa: empecé con el rosa y me pareció que no tenía color.
Verde: el verde le dio color a mi dibujo.
Azul: cuando le puse azul me pareció que mi dibujo era perfecto.
La ola del espíritu:
Lo empecé a hacer y me pareció horrible y cuando lo terminé me pareció hermoso y parecía una ola con espíritus y por eso le puse la ola de los espíritus. La ola de los espíritus es una ola donde murió muchísima gente y ahí se quedaron. Cada uno de los espíritus tiene su hogar en esa ola y viven muy felices.
El volcán del peligro
El volcán de peligro es un volcán que nunca dejó de salir lava. No dejan entrar a nadie de nadie.
Frente a los retratos los artistas hicieron una descripción detallada de su obra, sobre qué tipo de papel y en qué materiales está hecho, cómo está construída la línea, etc.
Fue hecho con agua, lápices acuarelables y un pincel. Tiene una camisa celeste con rayas verdes y naranjas, un cometa loco que se va a estrellar y otros dibujos loooocos. De alto mide 12 manos y de ancho 7 manos. El hombre tiene una mirada feliz, linda y buena. La pintira está en una hoja marca Fabriano de 300 gramos y de algodón preparado para absorver el agua. a la derecha está su corazón, un poco más al costado hay un señor amarillo y más arriba hay un zorro con una playa en la cabeza. Está apoyado sobre un atril de cedrillo.
Joaquín.
Carlos Vincigore está feliz. Su barba está compuesta por pequeños pelitos. Su bigote a la francesa es negro. Tiene ojeras pero no por eso no se peina a su típico estilo gomina. Su camisa es gris, con mangas azules y un cinturón marrón clarito. Fue pintado encima de un atril marca Fime, industria argentina, en una hoja marca Fabriano de 10 x 4 (10 manos acostadas de alto y 4 manos acostadas de ancho). Su reloj colgante de oro mide la yema del dedo índice. Logré el color de piel para su cuerpo poniendo muy poco rojo y acuarelándolo. Volvamos a la hoja Fabriano, que pesa 300 gramos y contiene algodón. Volvamos a su cuerpo, su nariz es muy larga. Está recostado sobre la palma de su mano y se puede ver que se lastimó y le sangra un poco. Sus labios son de color rojo escarlata. El texto está ubicado alrededor del retrato y atrás de él está la ropa que pronto estará usando. Volviendo al papel. Este papel es especial, absorbe la acuarela y por eso lo uso. El papel está infestado de motas amarillas.
Así como los haikus buscan apresar un instante único e irrepetible, el suminagashi nos permite trasladar los dibujos que genera la tinta sobre el agua,fugaces, a una humilde hoja de papel.
Los resultados serán las tapas y contratapas del futuro libro de haikus del taller.
Érase una mañana de fin de invierno perfecta para leer haikus al sol y observar la naturaleza. El tilo brotaba, las chicas leían, la tinta flotaba sobre el agua, Perry corría por el jardín. Y entre lecturas y dibujos en el agua estos haikus:
Ayer comenzamos a corregir los cuentos que van a formar parte de la antología de la noche y leímos dos historias cuyas protagonistas vienen de latitudes muy lejanas: del mar Cetáceo una y de Alaska la otra. Nos concentramos en definir el nudo de ambos relatos para que la acción pudiera avanzar. Uno de los autores dijo que buscaba un nudo leve, sobretodo porque tenía muchas ganas de ponerse a leer Tintín y de un plumazo envió a su heroína al otro lado del mundo a través de un agujero en la tierra, esperando que allí se las arreglara sola.
En este último tiempo, en el cual nos fuimos adentrando cada vez más en “La ciudad mágica”, de la escritora inglesa, Edith Nesbit, fue creciendo en nosotras la idea de crear una gran ciudad a partir de humildes objetos cotidianos, tal como lo hacía Philip, el protagonista de la novela.
Hoy nos decidimos a hacerlo y el resultado fue maravilloso. Un mundo en donde hay teatros a la intemperie, reyes murciélago, barcos eternamente encallados, peces vomitones, gigantes tímidos y todas las enumeraciones que puedan caber en una ronda de chicas que a media luz, imaginan una ciudad familiarmente desconocida.
Ayer empezaron a aparecer entre los caballetes de los artistas, los retratos de las personas que posaron para ellos. Mujeres muy femeninas amantes de la música, con pelos al viento, mujeres que habían pasado por muchas cosas en la vida y eran felices, un hombre bravucón de barba pinchuda y varios más.
En “ Mientras yo dormía”, cuento perteneciente a la antología nocturna que estamos corrigiendo, una chica cree escuchar a sus padres cuchichear: “creo que tendremos que encerrarla en el sótano” . A partir de esa frase inicial, surgieron todo tipo de historias.
¿Se puede decir un mismo verso de dos maneras diferentes sin que pierda su esencia? Con el fin de lograr haikus de diecisiete sílabas, los chicos estuvieron dando vuelta de pies a cabeza los poemas que habían escrito la vez pasada, intentando que se ajusten a ese esquema. Inauguraron silencios, extendieron sonoridades, eligieron con parsimonia de orfebre sus palabras.
Después de leer algunos extractos de “El libro de las preguntas”, de Pablo Neruda, las chicas escribieron poemas en verso libre o en forma de preguntas. En una enumeración que podría haber continuado plácidamente hasta el infinito, hubo quien vislumbró un mar de palabras, conformado por palabras felices, tristes, solares, entre otras.
Leímos El retrato oval, de Edgar Alan Poe y mientras algunos chicos terminaban el retrato de el doble comenzado la clase pasada otros comenzaron a escribir el diario del artista.
Era un día particular, Carlos Vincigore vino a retratarse. Fue difícil. Estaba sentado diferente a todas las personas que había retratado hasta ahora. Su mejilla estaba apoyada sobre la palma derecha como si estuviera cansado. Efectivamente, acababa de llegar de una excursión. También tenía los ojos entreabiertos, como a punto de dormirse. La ropa de moda en 1804 eran pantalones negros y camisa blanca pero él no llevaba puesto eso.
Empezó la temporada de corrección de cuentos nocturnos y el jueves le tocó el turno a la fascinante historia de dos hermanos perdidos en un bosque. Nos preguntamos ¿cómo se relata el miedo? ¿cuáles son los personajes centrales del relato y qué los mueve a la acción? ¿qué elegimos contar y qué debemos dejar de lado para que la historia gane en intensidad y atrape al lector.
Mientras la autora, concentradísima, se arremangaba para corregir, los chicos tomaron una oración del mismo cuento y la usaron como disparador de nuevas historias: “cuando despertaron, se dieron cuenta que estaban dentro de un plato”. Terror para dormir con la luz encendida.
¿Cómo se escribe una historia que tenga tan fascinado al lector que hasta se olvide de ir al baño o se baje del colectivo cuatro paradas más allá? ¿Cómo identificarse con el personaje principal? Hablamos de cuáles son los recursos que debemos utilizar para ser los mejores arquitectos de historias y cómo administrar la tensión y el suspenso. Gracias a todos esos recursos el kamishibai va perfeccionándose velozmente.
La esencia del Suminagashi consiste en dibujar en el agua con tinta china para luego traspasar ese dibujo al papel. En el proceso van apareciendo paisajes, formas humanas y animales, trazos misteriosos; a medio camino entre la voluntad del pincel y la del agua.
A partir de esta experiencia los chicos escribieron haikus y en su brevedad plasmaron su asombro ante el mundo.
Ante el pedido de las chicas, hoy hicimos una función continuada de lectura. Seguimos avanzando con “La ciudad mágica” de Nesbit, que nos tiene completamente atrapadas y que no abandonamos hasta la hora en que llegaron padres y abuelas para volver a casa.
También hubo quienes prefirieron escribir, por lo que mantuvimos dos espacios de trabajo; leer y escribir, dos habitaciones contiguas.
A partir de los escritos de la clase pasada donde describían a su doble, los chicos comenzaron a dibujar el retrato de aquel que habita el espejo, poniendo especial atención en las expresiones y gestos para transimitir el carácter del personaje. Fue así que en el papel empezaron a apararecer los mundos interiores y particulares de cada uno de los retratados.
Después de haber leído “Sinsentidos comunes”, de Ezequiel Zaidenwerg, los chicos le escribieron al autor para expresarle su opinión acerca del libro. Algunos lo hicieron en prosa, otros en forma de limerick; para todos, se trató de una lectura fascinante.
Querido Ezequiel,
Tu libro me gustó mucho. Es muy divertido y se nota que tenés sentido del humor. Me gustó mucho en especial tu limerick de la chica que bailaba reggaeton dormida.
Pd: Decile a la ilustradora que dibuja muy bien,
Saludos,
Vera
Preguntas:
1- En el limerick de la familia “ Fray Bentos”, que solo se nutría de condimentos ¿ qué comía el gato que está escondido atrás de la taza de mostaza?
2- En el limerick del chacarero de Corrientes ¿ no se le metía tierra entre los dientes?
3- En el Limerick de la estilista de Las Vegas, me pregunto: los peinados hechos en la oscuridad ¿ quedan bien en realidad?
A partir de las ideas esbozadas la semana pasada, comenzamos a escribir el argumento para un kamishibai. Diálogos, escenarios, detalles de la trama, fueron algunos de los temas a resolver en la mañana del taller. Hasta un acertijo, llegado de quién sabe qué latitudes literarias, exigió una respuesta: “ Una rosa triste de la tristeza infinita, que atrista hasta los tigres, tan tristes que nadan en una laguna de medusas”
En su libro ¿Cómo nacieron las estrellas?, Clarice Lispector eligió contar una leyenda brasilera por cada mes del año.
Pedimos prestada esta estructura para escribir historias que debían organizarse en cuatro partes, ya fuera una historia contada por cuatro personajes diferentes; cuatro momentos del día; cuatro finales para un mismo comienzo, en torno a las cuatro estaciones…
En el cuento de Valentina, una mujer viaja por su casa adentrándose en el otoño metido en un armario, o hacia el verano, que espera paciente en el jardín, mientras observa su propia vida, cristalizada en esas estaciones.
Edward Lear viajó por Oriente, trabajó como dibujante en un zoológico y escribió cientos de Limericks, poemas en donde la rima abre paso al absurdo. Leímos algunos de ellos así como los de María Helena Walsh en Zoo Loco y los geniales de Ezequiel Zaidenwerg en Sinsentidos comunes. A partir de esas lecturas, escribimos. Leones panzones, mesas de condesas, abuelas que comen ciruelas; fueron algunos de los protagonistas de estos versos sin sentido.
El retrato literario es el recurso que utiliza el escritor para presentarnos los personajes con sus características físicas y psicológicas, hacerlos creíbles, cercanos y visibles.
Luego de leer El doble de Ricardo Mariño, los chicos se enfrentaron al espejo para describir a su doble, aquel que vive del otro lado del espejo.
Cuando tenía 3 años conocí a alguien. Una persona nueva, idéntica a mí. Se llamaba Joaquín, como yo. Todas las mañana lo veía en el baño. Era flaco, tenía dos ojos marrones y confiables, lectores, una gran nariz, una boca seca pero con dulces palabras que salían de su adentro. Medía 1,05m de altura. Cabello despeinado y marrón en el helado frío y amarillo en el cálido verano, dientes deformes pero cien por ciento blancos, unos dedos mal acomodados y mugrientos. Dos piernas largas y rápidas, piel apenitas oscura, unas palmas fuertes y blandas, un cuello cortito pero suficiente para su altura. Pies largos y grandes para su edad. Una frente bien grande, venas que pasan por todo su cuerpo transmitiendo un líquido como la manzana máas roja del mundo. Una mente astuta y grande. Brazos delgados pero fueres. Un corazón amoroso y grande y un alma tan brillante como el sol que da vueltas por su cuerpo. Y por último, una risa diferente que cambia en cualquier momento y es fácil de escuchar.
Al parecer, no sólo la música, sino la poesía japonesa calma a las fieras y a los niños. Hoy repartimos libros de Haikus y cada uno fue eligiendo aquél que más le llamaba la atención para leerlo en voz alta. Luego de un rato de haber estado leyendo y ligeramente hipnotizados por las palabras, los chicos se dedicaron a escribir poemas. Vinieron al rescate, en los momentos de zozobra, frascos repletos de palabras, de esas que están a la espera de alguien que las convierta en poesía.
La magia del chancho va nunca nos defrauda a la hora de crear una historia. Con sólo un personaje como idea central y papeles que volaban por el taller, ansiosos por ser escritos, surgió el argumento del próximo kamishibai. Ideas caóitcas que fueron encontrando su rumbo y que prometen ser parte de una historia fascinante.
«Hace mucho tiempo cuando los sarpinógilos comían zanahorias y no volaban….
Esta fue la primera vez que, creemos, los chicos escucharon un relato de Clarice Lispector y esperamos que sea el inicio de una larga amistad con la fascinante escritora brasileña. El narrador de “Casi de verdad” es un perro y así de mansa es la historia que se cuenta en el libro.
Los animales tomaron entonces la palabra y así pudimos conocer por ejemplo, los pensamientos secretos de la perrita Hana cuando se queda sola en la casa; o los chismes que intercambian las cebras y los leones de un zoológico.
Hablamos de Oliverio Girondo, de su poesía urbana y su capacidad de experimentar con la palabras y el sonido de las palabras. Tiradas en el piso jugamos con las palabras inventadas la clase pasada y 140 palabras al azar. El resultado: poesías sobre las calles y barrios que los chicos conocen, sobre el amor, sobre los animales, poemas para ser leídos mientras se viaja en ascensor.
Para entrar en el ritmo de los Haikus, utilizamos la técnica del “ Zendoodle”, algo así como un garabato en el cual se enfoca toda la atención. Se comienza por una línea, un punto o cualquier trazo al azar y luego se va permitiendo, que esos mismos trazos guíen la mano, hasta lograr patrones, dibujos, formas. No hay una intención precisa, más bien algo que excede a la razón. Mientras paisajes y criaturas iban apareciendo en los cuadraditos de papel dispuestos para tal fin, leímos en voz alta Haikus, para ir captando de alguna manera su sonoridad y poder próximamente agregar palabras a las inusitadas imágenes.
Mientras comíamos chocotorta nos dedicamos, al estilo Queneau a transformar el siguiente texto:Un jueves por la mañana suena el timbre en la casa de la calle Rosetti. El fantasma atraviesa el pasillo haciendo ruido con su cadenas y pregunta quién es. F. deja una carta en el buzón y se aleja. El fantasma abre el sobre y lee la carta al gato.
Y estas son algunas de sus transormaciones.
Un jueves o tal vez un viernes o lunes por la mañana o por la tarde quizás, suena el timbre, que tal vez fuera una campana en la casa de la calle Rosetti o Sarmiento. El fantasma que por ahí era una momia atravesó el pasillo aunque no me acuerdo si era un túnel haciendo ruido con sus cadenas que tal vez fueran cuerdas y preguntó quién es o no me acuerdo si era qué. F. o Z. deja una carta o quizá una tarjeta en el buuzón o un pequeño depósito y se aleja o se aceerca.
El fantasma abre la carta o tarjeta y se la lee al gato o quizás fuera al perro.
¿Qué día fue? Un jueves por la mañana. ¿Que pasó? Sonó el timbre en la casa de la calle Rosetti. ¿Qué monstruo era? Un fantasma que atravesó el pasillo haciendo ruido con sus cadenas. ¿Que preguntó? Quién es. ¿Qué dejaron? Una carta. ¿Quién? F. ¿Y después qué hizo? Se alejó. ¿Y el fantasma? Abrió la carta. ¿Y que pasó? La leyó a asu gato. ¿Y qué decía?
Un jueves verde por la amarilla mañana suena el timbre fucsia en la casa blanca de la calle Rosetti. El fantasma blanco atraviesa el negro pasillo haciendo ruido con sus cadenas plateadas y pregunta quién es. F. deja una carta blanca en el buzón rojo y se aleja. El fantasma blanco abre el sobre blanco y lee la carta a su gato naranja.
Lee la carta al gato. El fantasma abre el sobre. F. se aleja y deja una carta en el buzón. Pregunta quién es y el fantasma haciendo ruido con sus cadenas atraviesa el pasillo. Suena el timbre en la casa de la calle Rosetti un jueves por la mañana.
En la familia de Eric era costumbre regalarle a los hombres de la familia, cuando cumplían nueve años, una caja vacía con un cuaderno en donde estaban anotados todos los usos que habían hecho de ella, sus antepasados; lo mismo sucedía, simultáneamente, en la familia de Clara, con un bastón azul. Lo fascinante de los obsequios, pareciera radicar, no tanto en los objetos en sí, sino en las narraciones que surgían a partir de ellos, que se iban encadenando, desde los tatarabuelos y tatarabuelas, hasta el presente.
Leímos el maravilloso cuento de Iwona Chmielewska, pensando en el recurso literario de la puesta en abismo que habíamos comenzado a investigar la semana pasada.
Los chicos siguieron investigando cómo encastrar una historia dentro de una historia, con resultados vertiginosos.
Había una vez tres hermanos. Uno tenía 24 años, otro 14 y otro 20. Tenían una mamá de 48 años. Esos hermanos tenían una costumbre, aunque iban al colegio solos y hacían cosas y salían solos, todavía les gustaba que su mamá les leyera un cuento. Así que un día la mamá les empezó a contar: Había una vez…
… una ardilla traviesa y juguetona. Ella siempre jugaba. Le encantaba jugar a las escondidas, a armar rompecabezas, al ta.te ti, al salto en largo, etc. Un día su abuela desde lejos le mandó una carta. Le pidió que tilde las cosas que quería para abrigarse en el invierno. Pero la ardillita se olvidó de la carta y se fue a jugar. Y cuando llegó el invierno se resfrió y tuvo que quedar en cama y mamá ardilla le contó un cuento. Había una vez…
Los sonidos de las palabras y no su significado, constituyen lo más importante de las Jitanjáforas, nombre misterioso para designar una estructura poética en donde lo importante no es el sentido lógico sino el ritmo. Leímos varias jitánforas prestando atención a la sonoridad de las palabras y al ritmo que le imprimen a los versos.
Después, como un paso previo al armado del poema, las chicas se dedicaron a inventar palabras: fragmentaron y unieron; probaron en voz alta, las dieron vuelta, las repitieron hasta que perdieron sentido. Surgieron dialectos animales y lenguajes entre familiares y lejanos.
Miaugato se hizo amingó de pacopato y ratonmiau.Miau gato se casó con pacopato y el juez dijo: Filiflama labecundre y tuvieron pacopatos y miaugatos y vivieron felices por siempre.
Malén
El zorro dijo a su abuelo: manimani cutipini pitipiti cuticoti y el abuelo le dijo no te entiendo, y se fue muy aburrido.
Maqui El sombrero de uvasunanuna estaba hecho de uvas
su amigo el sacupacutacu y se encontraron a tapíndoja
y el en un campamento que fue con corwiriano y le dijo¡¡ wacitamtinga!! :
¿ porque sellaste a PATOSA ? sacupacutacu y se focho y no lo orejo.
Después de observar diferentes autoretratos de Frida Kahlo en donde ella se pinta a sí misma agregando elementos simbólicos para representar sus sentimientos, llegó el momento de enfrentarse a la acuarela e inventariar los elementos que forman parte de los rostros pintados. Ojos con miradas desconfiadas, rostros arrugados, un pelo de oro, cinco lágrimas de zafiro, una cabeza que hierve, cuellos dificilísimos, ojeras, surcos alrededor de los ojos, cejas dispares, ojos sensibles al tacto, fueron algunos de los detalles únicos que relevaron los chicos.
Entre El Vértigo de las listas, de Humberto Eco y los inventarios de Jacques Prevert y Borges, amontonamos palabras, palabras, palabras, para representar éste y otros mundos.
Los chicos enumeraron: lo que se encuentra bajo el sol, lo que guarda la noche; animales reales e imaginarios; objetos perdidos; seres y acontecimientos inexistentes.
La lluvia nos encontró haciendo listas e inventarios. Entre truenos y relámpagos leímos el inventario de Jorge Luis Borges y el de Jacques Prevert que les sirvieron de inspiración para que las chicas escribieran sus propias listas e inventarios.
Inventario de escritor
Una idea perdida, un libro cayendo,
una gota que salpica, un gato que se sorprende, un señor que se asusta.
Una señora que come, una galletita, muchas migas, una hormiga,
cincuenta hormigas que se pelean.
Un limón que rueda, doce estrellas que se apagan.
Un libro que cae, una silla que cruje.
Una cámara lenta, un olor raro, un aullido, un loro que canta, una guirnalda que cae.
Una lámpara que explota, una puerta que se cierra,
Hoy les contamos a los chicos quién fue Italo Calvino y el trabajo de recopilación de cuentos populares italianos que llevó a cabo. Leímos uno llamado “El jugador de billar”, en donde aparece un extraño mecanismo: un cuento adentro de otro cuento. Leímos ejemplos, como los que aparecen en las Mil y una Noches y discurrimos acerca de la posibilidad de escribir una historia infinita, en donde un relato encierre un relato que encierre un relato…, como cajitas chinas o Mamushkas.
Los chicos se aventuraron en sus primeras experimentaciones siguiendo esta consigna y surgieron historias fascinantes.
Hoy nos adentramos en la lectura de “La ciudad mágica”, de Edith Nesbit y conocimos a Philip, que construía en el interior de una gran mansión desolada, ciudades maravillosas con los objetos que iba encontrando, tazas de la cocina, candelabros, libros antiguos. Nos fascinó el comienzo y nos quedamos con muchas ganas de seguir leyendo.
Después cada una creó su propia versión de un superhéroe o de una superheroína, eligiendo con mucho cuidado dos o tres adjetivos que los caracterizaran y que los volvieran únicos. Aparecieron héroes olvidadizos, torpes, coquetos, perrunos; cazadores de sombras; personajes que no tienen nada, pero que lo desean todo.
Luego de inspecionar detalladamante la imagen en el espejo, los chicos empezaron a elaborar un retrato de la propia imagen.
Llevando las huellas del espejo al papel, fueron recorriendo el retrato que se hacía visible y describiendo los rasgos físicos de aquel personaje que iba apareciendo en el dibujo.
El resultado: una maravillosa galería de personajes en proceso.
Como si estuviésemos en un museo de luces y sombras, preparamos pequeños escenarios en miniatura que iluminados con velitas, sirvieran de inspiración para escribir historias.
Para entrar en tema, primero leímos la adaptación de Mario Lillo y Roberto Cubillas de la leyenda aymará La noche del Tatú, así como La niña que iluminó la noche de Ray Bradbury.
Pájaros mágicos, antiguas fortalezas abandonadas, niños que esperan ansiosos la llegada de la navidad, delfines que enseñan a nadar; son algunas de las representaciones que esta tarde nos brindaron las sombras.
A modo de despedida ante el comienzo de las vacaciones de invierno, pusimos a funcionar nuestras máquinas inventoras de historias, la cuales aprendimos a construir gracias al magnífico taller de arte moderno para chicos, Etra, quienes ya habían realizado esta experiencia con sus alumnos.
El trabajo requería de un estado de concentración y aquietamiento, que nos permitiera buscar dentro de nosotros mismos recursos para poder narrar. Nos preparamos escuchando una relajación guiada creada por la pianista Lucía Ruiz Guiñazú y después, nos pusimos a inventar personajes y escenarios posibles para nuestras relatos.
Historias de animales, de islas con nombres insólitos, volcanes, parejas de enamorados que se encuentran y desencuentran. Escenarios iluminados por donde transcurren las sombras y las palabras.
Ponerse cómodo, aquietar la respiración, agudizar la mirada, volverse perspectivos son herramientas que necesitamos para explorar formas diferentes de mirar las cosas cotidianas. Leímos Variaciones de la palabra sueño, de Margaret Atwood y Trece maneras de mirar a un mirlo, de Wallace Stevens y en estado de aquietamiento las chicas eligieron un objeto, una persona, un animal para escribir variaciones de lo observado.
Seis maneras de mirar a Tuqui, Varias maneras de mirarme al espejo, Cinco maneras de mirar el amarillo, Seis maneras de mirar la rosa y Cinco maneras de mirar el rojo, fueron los títulos de los pequeños libros de poemas que escribieron.
Con la paciencia infinita de un grupo de arquitectos japoneses, los chicos se dedicaron a plegar página tras página de papel vegetal, hasta que una vez ensambladas, tomaron la forma de lo que alguien podría confundir con una lámpara de origami. En realidad, estaban preparando sus máquinas de inventar historias. Iluminadas, tenues, sirvieron como escenario de máscaras, grullas, ciudades, soles incendiados. Esperamos que se desplieguen en ellas las más extraordinarias historias invernales.
¡Llegamos al capítulo final de Los Superfósforos, de Antonio Santa Ana! El plan de convertir en zombies a la especie humana de José B Llano fracasó, pero nos mantuvo en vilo hasta la última página.
Después de mucho esfuerzo, pudimos unir las estrofas que las chicas habían escrito la clase pasada, en una canción dedicada a la flora y fauna intergaláctica. Ahora sólo falta una melodía y tendremos una canción para cantarle al guardián de las estrellas.
Ayer leímos en voz alta las historias que los chicos crearon para las ilustraciones del taller “Había una vez un libro”. Así, todos pudieron opinar sobre lo que escuchaban, se dejaron sorprender, emocionar y ayudaron a esclarecer los pasajes que había que corregir. Después, mientras algunos le daban los toques finales a sus historias, otros escribían postales desde lugares lejanos. Viajes en globo, sirenas brasileras, callecitas parisinas, fueron los distintos escenarios de los relatos.
El haiku es la poesía más corta del mundo y está formada por tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente. La esencia del haiku es simple. Nos cuenta algo acerca de la naturaleza y de una experiencia real en un momento particular. Escribir un haiku es atrapar un instante. Leímos varios haikus para entrenar el oído y nos fuimos al jardín a ver el mundo con ojos de haiku.
Lara y Carme juegan a la pelota
Agus y Dani están concentradas
Por igual todos se ríen. [Franca]
Un libro cae de la mesa
cámara lenta
las letras se escapan.
[Carmela]
Diferentes tonos de verde
caballo que corre
hojas en el pasto.
[Daniela]
Y para terminar una mañana soñadamente poética las chicas fueron susurrándose haikus entre ellas a través de los ruiseñores de cartón.
Atrapados por la lectura de “ Suerte de Colibrí”, de Germán Machado, a los chicos les costó cerrar el libro para empezar a escribir, pero una vez que lo hicieron, el resultado fue asombroso. Continuamos nuestras exploraciones poéticas de la clase pasada. Hablamos de los recursos que utilizan los poetas para expresarse, como la rima, la metáfora, los silencios, los espacios en blanco dentro de la hoja. El ritmo. Cada uno de los chicos exploró diferentes formas de escribir poesía: algunos construyeron listas de palabras que enumeradas en orden alfabético fuesen creando un sentido; otros inventaron caligramas. Navegaron en las aguas tumultuosas de los diccionarios, descubrieron nuevas sonoridades.
Entre astrónomas y poetas, las chicas le dedicaron varias estrofas al cielo, con la intención de que puedan formar, más adelante, parte de una canción construida entre todas. Un coro formado por las voces de planetas, estrellas y constelaciones, que dio como resultado maravillas del estilo a:
Detrás de los sillones, bajo un refugio hecho con manteles, flotando entre almohadones; los chicos escribieron sin pausa, decididos a terminar las historias comenzadas la clase pasada. Avanza la trama y van apareciendo monstruos que no sólo quisiéramos guardar en nuestros bolsillos, sino invitarlos a comer sentados a la mesa.
Leyendo poemas de María Cristina Ramos, Sylvia Plath, Melina Pogorelsky, Germán Machado y Edgardo Abel Gimenez fuimos identificando algunas de las herramientas de un poeta, rimas, comparaciones, ritmo, repetición, metáfora, imágenes sensoriales, etc. Comiendo merenguitos los chicos entraron en estado poético y se pusieron a escribir.
Jugamos con fórmulas poemarias, diferentes técnicas para construir poesías. Por ejemplo, una que dimos en llamar A lomo de un poema que consiste en construir una poesía a partir de los títulos que aparecen en los lomos de una selección de libros. Otra a partir de cosas que nunca comeremos, usaremos, compraremos, etc. O aquella que llega a nosotros desde los antiguos sumerios y que consiste en sumar : 1 lugar, 1 sonido, 1 sentimiento, 3 sustantivos, 2 adjetivos, 1 pregunta y 3 colores; todo en 5 versos.
Bajo un cielo de constelaciones inventadas, leímos “Historias Celestes”, libro escrito hace algunos años por los chicos del taller, que reúne relatos y poemas acerca del universo.
Como en cualquier observatorio astronómico, solo se podía acceder al mismo con una entrada, que en el reverso, traía disparadores para la escritura, tales como “ Hay un marciano en mi clase” o “ La niña que se había escondido en Venus”.
Así surgieron historias apasionantes, como Lluvia de estrellas, escrita por Máxima.
Lluvia de estrellas
Había una vez un guardián de la galaxia que un día se enfermó. Le había picado un uiqui uiqui y se enfermó. Entonces vomitó estrellas. Llovían estrellas en la tierra. Era de noche y había una chica llamada Susana que vivía en el campo. Estaba acostada mirando las estrellas y de repente le cayó una estrella en la cara y desués otra y después miles de estellas. le contó a su mamá, la llevó a mirar por la ventana pero no había nada. La mamá le dijo que estaba imaginando cosas. se sentó de vuelta y se fue a su cuarto. Se puso a investigar de estrellas y no había nada en susu libros. Sólo del guardián de la galaxia y decía que vomitaba estrellas y estaba enfermo.. Decidió que tenía que ir a verlo y le preguntó a su mamá si podía ir al espacio. La mamá le dijo que no. susana se enojó y se puso a construir un cohete y a las 12 de la noche lo terminó y ahí fue cuando partió al espacio.
La mamá lo pensó bien porque la otra vez no lo había pensado bien y fue a la mañana a despertar a Susana para ir a la escuela y además decirle que odía ir al espacio. Y cuando abrió la puerta Suana ya no estaba.
Ayer continuamos leyendo Tengo un monstruo en el bolsillo y comenzamos a ponerle palabras a las ilustraciones que hicieron los alumnos del taller “Había una vez un libro”. La clase se fue poblando de vampiros que viajan subidos a Tsunamis, relatos que comienzan en una noche oscura; monstruos solitarios que aprenden a leer leyendo cuentos para chicos.
La hora de la penitencia es tediosa para la mayoría de los chicos, pero no para Nicolás, el protagonista de “El cuartito de los Cachivaches”, de Saki. Obligado a quedarse en casa, mientras sus hermanos se iban de paseo por la playa, descubre un cuartito en el fondo del jardín, en donde encuentra los mayores tesoros: tapices, lámparas, libros de pájaros multicolores.
Las chicas escribieron historias en las cuales a partir de una penitencia, el protagonista pudiera encontrar dentro de su propia casa, un lugar extraordinario.
Aparecieron mundos fantásticos en armarios, ascensores, áticos; cuevas, que son hogar de más de un millón de caballos parlantes. “El aburrimiento maravilloso” fue el título que eligió Dani para su increíble historia.
Ayer continuamos leyendo Suerte de colibrí de Gerrmán Machado que nos tiene cada vez más atrapados. Le dedicamos la tarde a corregir los cuentos de la vez pasada; los que ya lo habían hecho, imaginaron una historia en donde el eje principal fuera el suspenso, un misterio a resolver. Una serie de asesinatos en el mundillo de la moda demostraron que no todas las personas pueden ser delincuentes calificados, algunos, deberían limitarse a oficios más humildes, como la Alta Costura.
Ya nos falta poquito para terminar de leer “Los Superfósforos” y todavía no pudimos enterarnos del plan secreto de José V. Llano. El misterio tendrá que esperar una semana más.
Después imaginamos historias que sucedieran en un festejo de cumpleaños, en donde todo pareciera ser muy normal hasta que súbitamente sucede algo inesperado. Como aquel día memorable que comenzó con globos y una torta de chocolate y terminó en el zoológico de la ciudad de Buenos Aires con solo apretar un botón rojo.
Leímos fascinados Tengo un monstruo en el bolsillo, de Graciela Montes y empezamos a conocer el monstruo personal de Inés. Salimos a cazar monstruos en los bolsillos propios y ajenos para preguntarles qué historias tenían para contar.
¿Qué pasaría si los personajes angelicales de los cuentos de hadas se convirtieran en seres siniestros? ¿Y si el lobo fuera miedoso? ¿Y si los tres chanchitos fueran bestias feroces? Inspiradas en El apestoso hombre quesoy otros cuentos maravillosamente estúpidos de Jon Scieszka, las chicas se pusieron a desordenar los clásicos, cambiar las personalidades de los protagonistas y torcer las tramas.
Ayer fue una tarde de corrección. Los chicos siguieron trabajando sobre los cuentos que habían comenzado la clase pasada, inspirados en las ilustraciones que hicieron especialmente para ellos los alumnos del taller de ilustración “Había una vez un libro”. Un explorador de la Antártida, una manada de caballos que se encuentran con la luna escondida en una laguna y una bruja que convierte a los hombres en lobo para que le hagan compañía; son algunos de los personajes fascinantes que se fueron revelando.
Seguimos leyendo Los superfósforos, de Antonio Santa Ana y además de disfrutar de la historia reconocimos cómo se construye un personaje. Las chicas fueron terminando las historias y al final de la clase nos dimos una panzada de lectura en voz alta. Escuchamos la historia de una casa a través del tiempo, la de un oso panda al que le encantaba escuchar música de raperos y hasta la de un conejo malo al que los experimentos le salían mal.
Festejamos el cumpleaños de Carmela junto a Mishima, la nueva mascota del taller. Y como un escritor no deja de ser escritor aunque esté en medio de una fiesta, hicimos la última ( ¿quién sabe?) correción a los textos del diario de Hilario Estambre. ¡Feliz cumpleaños Carmela! y ¡Bienvenida Mishima al Taller del Zorro!
Ayer los chicos se dedicaron a corregir los cuentos que habían comenzado la vez pasada. Después de leerlos en voz alta, estuvimos discutiendo acerca de la importancia de volver sobre nuestros relatos para poder ajustarlos cada vez más a aquello que nos habíamos propuesto narrar. Hablamos del peso de los nombres de los personajes, de los detalles que conforman un paisaje; hablamos de comienzos y de finales. Planificamos la escritura usando mapas en donde cada uno fue anotando los puntos esenciales del cuento, guías que nos permitieran avanzar entre la maleza.
Ayer nos propusimos prestarle mucha atención a los detalles que conforman una historia. La descripción de los lugares y de los personajes es tan importante como los acontecimientos que suceden. A partir de las imágenes insólitas y sugerentes de Rob Gonsalves, cada una eligió aquella que más le gustaba para crear su propia historia. Para escribir necesitamos primero aquietarnos, detener el ojo y observar aquellos detalles que hacen de este mundo o cualquier otro algo único. Aparecieron huertas en donde conviven calabazas, cabras y flores; casas azules y silenciosas; pueblos otoñales; pájaros hechos del mismo material que los árboles.
Tuvimos la suerte de acceder a documentos inéditos, inauditos, inclasificables: los diarios de Helena, la planta carnívora de Hilario Estambre. A través de ellos conocimos sus viajes juntos por China y Alaska, las aventuras en el desierto de Sonora; el terror de Hilario a las lagartijas y el desprecio de Helena por las alcaparras. Continúa siendo un misterio el lugar en donde se encontraron dichos textos. Algunos creen que aparecieron en un baúl abandonado, otros dicen que surgieron espontáneamente del interior de una sandía okinawense.
Leímos Mi papá estuvo en la selva, de Anne Decis y Gusti y tomamos nota de qué observa alguien cuando visita la selva y cómo es vivir en ella. Con todos esos datos las chicas corrigieron las entradas del diario de Hilario Estambre que ya habían escrito.
De paso les dejamos un video para que vean cómo se hicieron los ejemplares el libro que se planta.
Los alumnos del taller de ilustración “Había una vez un libro” crearon hermosas imágenes nocturnas para que los chicos se inspiren en ellas y escriban historias. Auroras boreales, paisajes alunados, playas exclusivas para vampiros. La oscuridad depara sorpresas luminosas, como aquella pareja de osos que Juana encontró en la narración de la cueva más terrorífica del mundo.
Mejillas como bizcochos tostados y ojos largos como hojas de laurel salvaje bastaron para que Santiago Berón se enamorara de Teresita Yoon. Cortó miles de flores para ella, arrancadas de todos los jardines del barrio y aulló de tristeza cuando se enteró que se mudaba de escuela y de barrio. La correspondencia epistolar que surgió entre ellos desde aquél día, incluyó cortezas de árbol y tortillas de acelga.
Esta es la “Historia de una amor exagerado” escrita por Graciela Montes y que ayer leímos con las chicas.
Imaginamos finales posibles para el cuento, más allá del que leímos; continuaciones. En uno de ellos, Teresita y Santiago se van a vivir a Rosario, donde navegan en barco por el río y comen en manteles decorados con búhos; en el otro, viajan a Japón subidos a un paraguas y terminan conociendo a una sombra que les aconseja que se dediquen a investigar.
A modo de epílogo de nuestro herbario, decidimos que tomara la palabra la más fiel de las compañeras de Hilario Estambre, aquella que lo sobrevivió y conoció mejor que nadie: su planta carnívora. A partir de un chancho va de ideas, dejamos que sea ella, la que nos cuente quién fue este botánico pionero entre los suyos, excéntrico, enamoradizo; los papelitos volaron con secretos conyugales y abisales, furias y alegrías, de la más humana de las plantas. Contamos con la participación especial de Lisa, fascinante como siempre y de Isa, ilustre visitante mexicana.
Antes de meter las manos en la masa leímos algunos textos literarios en los que la comida ocupa un lugar importante, recorrimos las páginas de los maravillosos libros de Periplo Ediciones y se nos hizo agua la boca. Nuestros estómagos empezaron a pedir comida y la receta elegida fue pizza. Mientras la genia de María Rosa cocinaba fuimos tomando registro de los olores, los sonidos y los sabores. El ruido que hace el cuchillo al golpear la tabla de madera, el chirriar de la cebolla en la sartén, el ardor de los ojos, la textura de la masa. Y con todos los sentidos bien despiertos las chicas se pusieron a cocinar en sus cuadernos recetas y cuentos muy tentadores.
Antiguas cartas de amor, notas escritas bajo la luz de las lámparas, recuerdos de infancia; éstos son los retazos que nos permiten conocer, quién fue el célebre botánico Hilario Estambre. Su vida se revela cada día, tan misteriosa y fascinante como las flores que encontró en sus travesías por el mundo.
Ayer leímos “El libro de las camas” de Sylvia Plath en donde encontramos las camas más fascinantes del mundo. Camas-submarino, para recorrer los fondos abisales; camas-elefante, para viajar al resguardo de los tigres; camas de bolsillo, para armar donde nos de la gana.
Imaginamos qué otros artefactos de la vida cotidiana podrían convertirse en medios para viajar. Hay veces, que el mundo pareciera ser una confabulación de objetos extraordinarios, como en el cuento de Cata, que voló a New York subida a una cama voladora, donde encontró una tienda de abanicos que la transportaron a Rosario y de ahí no tuvo más que subirse a un zapato para continuar su recorrido.
Hoy leímos un cuento de terror que es parte de la colección “La loca del ático y otros cuentos”, escrito por María Silva Failde y que dentro de poquito todos podrán ver en las librerías. El elegido fue “Los sueños de Ofelia”, quien tenía la maravillosa habilidad de materializar a los personajes de sus sueños en la vida real. Así fue poblando el mundo de extrañísimas criaturas, hormigas fluorescentes en Vietnam, cigüeñas a lunares en la India, osos a cuadros en el Polo Norte. Inspirados por el cuento, los chicos imaginaron qué pasaría si uno de sus sueños se hiciera realidad. Aparecieron paisajes post apocalípticos, como en el relato de Malena, que al verse en un mundo vacío de habitantes, se dedicó a explorar libremente las jugueterías.
Más de sesenta años han pasado desde que el botánico Estambre escribió en sus diarios la bitácora de sus hallazgos. Durante años esos documentos han estado perdidos y olvidados. Según informa la Sociedad Botánica de Anundabaru, el cuaderno apareció durante un desmonte en la primavera pasada en la zona del río Kopinang y desde entonces los expertos han estado trabajando para restaurar el documento.
Parece ser que cuando Hilario Estambre viajó al Amazonas encontró curiosísimos ejemplares de plantas, únicos, nunca antes de vistos. Cuenta el biógrafo Ian G., reconocido botánico e investigador incansable, que Hilario Estambre debió haber sido un encantador de plantas para lograr extraer un ejemplar de la reina de los huesos, planta venenosa y peligrosisima que figura en su valiosa colección.
El herbario de Hilario Estambre sigue creciendo. Hoy encontramos escondidas en el papel, flores extrañísimas, inclasificables. Como la flor espía, que vigila a todos los hombres para que no dañen a la naturaleza
Ayer el taller se convirtió en una dinastía de flores insólitas, flores cabeza de gato, con ojos, tentaculares, nuevas especies de suculentas, livianas, pinchudas, familiares. Flores oscuras sobre un fondo blanco.
¿Qué pasaría si los personajes desquiciados de Fámili escapasen del libro de Ema Wolf o si La Gioconda huyera del cuadro de Da Vinci o si los objetos con los que soñamos empezasen a materializarse en nuestro cuarto? ¿El mundo quedaría chico? ¿Cómo podríamos hacer para devolverlos en caso de ser visitantes molestos?
Nos hicimos muchas preguntas y conocimos el caso de un ilustrador enojadísimo con la ilustración del super zorro que huía permanentemente del libro o a Snif que escapó del sueño de Franca y a Franca le gustó tanto conocer a ese personaje alado que se resistía a devolverlo.
¡Afortunadamente todos los personajes escapistas se refugiaron entre las páginas de los cuadernos de las chicas y no quedaron sueltos por el taller diciendo Tulala!
Seguimos preguntándonos quién fue este hombre fascinante: explorador, constructor de embarcaciones insólitas, enamoradizo crónico. Por suerte han llegado hasta nosotros ciertos documentos importantísimos que nos ayudarán a esclarecerlo.
Continuamos leyendo “La sopera y el cazo”, cada vez cuesta más alejarnos de sus páginas, tan intrigadas estamos con respecto a qué pasará.
Después estuvimos hablando de la estructura de los cuentos y de cómo es necesario que de alguna manera al escribir, pensemos en un principio, un nudo y un desenlace de la historia. Con esa idea leímos el comienzo de el “Issunboshi”, un primo japonés de Pulgarcito y lo dejamos justo cuando éste abandonaba la casa de sus padres y se aventuraba a explorar el mundo. Después, cada una pensó en un nudo para esta historia y un final. Aparecieron múltiples obstáculos, encierros forzosos en jarrones gigantes, conversaciones con dragones, territorios desconocidos, tales como “la parte más alta del mundo”. Y a lo último de todo, el esperado retorno al hogar.
No hubiéramos conocido jamás los descubrimientos del botánico Hilario Estambre si no fuera por la generosa colaboración de los chicos del taller. La ciencia de la botánica estará eternamente en deuda con ellos por haber rescatado, clasificado y puesto a disposición del público los archivos de este botánico excéntrico.
¿Qué preguntas debe hacerse un biógrafo para relatar la vida de una persona? ¿Qué vale la pena contar? Poco a poco el creador de nuestro herbario va ganando forma a través de detalles, recuerdos de infancia, sueños, lugares que recorrió, afinidades.
Investigando y revisando archivos los chicos supieron que Hilario Estambre nació un 14 de Julio de 1898 en una casita de madera en medio de la selva misonera frente a las cataratas. Que el día en que nació, cayó un meteorito y es por eso que siempre le tuvo mucho miedo al fuego y a la oscuridad.
Veremos qué otros hechos relevantes descubren nuestros biógrafos en los manuscritos y la correspondencia encontrada.
Hoy comenzamos a leer un nuevo libro, “La sopera y el cazo”, de Michael Ende, acerca de dos reinos aparentemente antagónicos que sin saberlo, se complementaban. Nos pusimos a pensar en pares de opuestos y a partir de eso, a inventar historias. Surgieron nombres espejados; niñas que aprenden violín y violines que aprenden niños; chinos que trepan montañas y montañas que trepan chinos. Incluso alguien contó la historia del ajedrez, que nació el día en que el reino blanco y el reino negro se encontraron en el campo de batalla.
Un nuevo grupo de científicos se atrevió a dar respuesta a los enigmas de la química, la física y la astronomía. Confirmaron que cuando sumamos una serpiente y una fogata, el resultado evidente es un dragón; las macetas se hunden en el agua porque en realidad son pesados faros para las hormigas y Júpiter es un planeta con una misteriosa zona oscura, desde donde se puede ver la luna, aunque el sol, sólo es visible como una pequeña luz pálida. Las preguntas son siempre las mismas, lo que varía, son las respuestas.
Como si fueran Alicias las chicas recorrieron el jardín saludando flores y plantas e intentando que les revelaran secretos y les contarán cosas de sus vidas florales. Descubrieron algunas plantas extrañas como Doña Santa, una flor muy tímida que creció en un farolito chino o la Foqueralo, una planta vergonzosa y con pocos amigos. Afortunadamente durante el paseo no apareció la Reina Roja con su malhumor acostumbrado.
Ayer nos despedimos de “El Superzorro” leyendo la escena final de su fantástico banquete bajo la tierra. Pero en cuanto dejamos su madriguera, comenzamos a vislumbrar un nuevo personaje fascinante, del cual por ahora, solo tenemos atisbos.
Imaginamos cómo sería una suerte de botánico excéntrico, el dueño de un herbario. Mediante un “chancho va de ideas”, intercambiamos papelitos en donde cada uno anotó detalles que lo caracterizarían y harían único; miedos, obsesiones, gustos y disgustos. Nos enteramos por ejemplo, que no le gusta la pulpa del jugo de naranja, pero le fascinan las magnolias disecadas y que además, le tiene miedo a las alturas.
Ayer recorrimos el jardín buscando flores y fueron ellas esta vez las que nos contaron sus historias. Lo hicieron con una voz tan bajita, que había que aproximar el oído para escucharlas. Así nos enteramos cuándo nacen, con qué nombres las llaman los insectos, hábitos nocturnos y diurnos; secretos que sólo ellas conocen. Como el “Jazmín del cielo” que brilla cuando se pone muy ansioso y se tranquiliza con la llegada de la primavera. Por suerte las botánicas del taller llenaron varias fichas recolectando esta valiosísima información para que no se pierda.
Los mundos de la astronomía, la química, la física y la biología no dejan de sorprendernos. Hoy los chicos del taller se convirtieron en excéntricos científicos que disertaron acerca de los más variados temas.
¿Qué se obtiene como resultado de sumar un lápiz y X cantidad de pasado? Una lapicera. ¿Una mesa y un gato? Una mesa aulladora.
¿Qué hay en Júpiter? Perros que nacen de abajo de la tierra, viven en casas hechas de huesos y toman sopa.
¿Por qué flotan los barcos de papel? Porque están habitados por mini-hombres que reman eternamente.
¿A dónde se van las monedas de chocolate que nos comemos? A un lugar recóndito dentro nuestro llamado “Pez volador”.
¿Cómo puede llegar un turista al país de las flores o a la ciudad de las chicas o al país de las hadas si estos lugares siempre cambian de lugar? Por las dudas que no haya un millón de flechas de oro indicando el camino como sucede con la Tierra de Nunca Jamás los cartógrafos del taller diseñaron y elaboraron mapas para que los lectores de sus historias no se perdieran.
Ayer recurrimos a la opinión especializada de dos ilustres criptógrafos, para ver si ellos podían descifrar los misteriosos manuscritos. Dos nuevas historias salieron a la luz: la de la silla que se vio forzada a saltar aros incendiados en circos remotos y la del chino que entendió que lo más lógico en la vida, es tomar las decisiones más absurdas.
Como el otro día apareció un misterioso manuscrito indescifrable en el taller, hablamos del libro más misterioso que existe, el manuscrito Voynich. Imaginamos qué cosas podría contar el libro, recetas mágicas, cartas, mensajes secretos. Después nos metimos en el fascinante mundo de Mirtha Dermisache e intentamos decodificar las obras.
Nuestros especialistas lograron descifrar algunos enigmas.
Querida madre, estoy bien, mi novia está embarazada, la bebé se va a llamar Yoko. Nace mañana, no te asustes. Ya le mandé la carta a papá Pony y me encontré con Mareokay, ¿te acordás? tu sobrino. Bueno vamos a empacar para ir al hospital.
Instrucciones para prender la luz
Phimego ganda a lahg tigenda, ¡a comphag una luzita!, gi noch como prekdes ga luzita! Gueno, chugando gah genes ga luzita ga engollas al techoott. Gones ga llaveck gde luzita, gi go teeekf phende gendas gue cmphar othra llaveek gde luzita, yoh goy ANONIMO!
Siguiendo el método de los Oulipianos de transformación de textos S+7, que consiste en reemplazar con la ayuda del diccionario los sustantivos del texto por el séptimo que se encuentre contando a partir del sustantivo, los chicos transformaron poemas de Natalia Méndez, Eduardo Abel Giménez, José Corredor- Matheos y María Cristina Ramos entre otros.
Poema de agua
Una gota de lluvia cayó sobre las páginas de este libro. Dibujó una flor y fue un verso de agua, un poema transparente como el que repiquetea en la ventana. Natalia Méndez
Y así quedó transformada a través del método S+7
Poetisa de aguardiente Una grabación de aguardiente cayó sobre los paisajes de esta licitación. Dibujó un florero y fue un vértice de aguardiente, una poetisa transparente como la que repiquetea en el verano. Vera R.
Hechizo ¿Será que se rompe el hechizo al cerrar el libro o me puedo llevar algunas palabras de regalo? Natalia Méndez Hegemonía ¿Será que se rompe la hegemonía al cerrar el liceo o me puedo llevar algunos paladares de regalo? Valentín A.
Tus ojos son como comos, como comas, como comienzo, como cometas, como comedias, como comodoros, como comodines, como comensales como comisuras, como todo con o, como si. Eduardo Abel Giménez
Tus oleoductos son como comos, como comandantes, como comisionistas, como comics, como comendadores, como compañeros, como compases como comerciantes como compatriotas, como todo con o como si. Valentin A.
Por la mañana leímos El cuento de las mentiras, de los Hermanos Grimm:
Voy a contaros una cosa. He visto volar a dos pollos asados; volaban rápidos, con el vientre hacia el cielo y la espalda hacia el infierno; y un yunque y una piedra de molino nadaban en el Rin, despacio y suavemente, mientras una rana devoraba una reja de arado, sentada sobre el hielo, el día de Pentecostés. Tres individuos, con muletas y patas de palo, perseguían a una liebre; uno era sordo; el otro, ciego; el tercero, mudo; Y el cuarto no podía mover una pierna. ¿Queréis saber qué ocurrió? Pues el ciego fue el primero en ver correr la liebre por el campo; el mudo llamó al tullido, y el tullido la agarró por el cuello. Unos, que querían navegar por tierra, izaron la vela y avanzaron a través de grandes campos, y al cruzar una alta montaña naufragaron y se ahogaron. Un cangrejo perseguía una liebre, y a lo alto de un tejado se había encaramado una vaca. En aquel país, las moscas son tan grandes como aquí las cabras. Abre la ventana para que puedan salir volando las mentiras.
Pero no abrimos las ventanas porque hacía calor y estaba prendido el aire acondicionado, así que invitamos a las mentiras para que vengan a ayudarnos a escribir y resultó que las mentiras tenían unas ideas geniales para los cuentos. Mentiras y disparates como el de una familia que desayuna con agua y jabón y uno de los hijos entra en una burbuja y recorre el mundo, u otra familia tan pero tan mentirosa que crecía desproporcionadamente y hasta una chica que comía gusanos de dragón en lugar de fideos y tenía que encontrar un conjuro para no escupir fuego. Al final entre tantas exageraciones la mañana se nos escapó volando.
Preparándonos para el Día Mundial de la Poesía leímos ¿Dónde está? de María Cristina Ramos e ilustrado por María Wernicke, entre otros poemas maravillosos.
Después tiramos los dados usando “Haikubes”, que tienen inscriptas palabras en cada uno de sus lados; los poemas que surgieron, confabulación del azar y la creatividad de los chicos, fueron geniales. Dedicados a las ciencias, bilingües, felices, macabros, con rimas asonantes y consonantes, letras de rap; el taller se convirtió en una usina de poemas.
Rap del presidente Yo soy el presidente y tu eres mi asistente y te puedo poner de apodo Vicente oye amigo viste tus dientes, si, estás muy mal de la mente. Óyelo nuevamente. Oye Valentino te pasaste te pasaste con el vino, hay mucho más en el casino puedes llamar a tu amigo Santino por cierto tu cara parece un pepino mi estúpido amigo oye ahí está tu novia la vieja de la esquina llamada Valentina que es como una gallina. Maxi Q.
Song around a shape round and round a lie could escape. But there are people that we can trust, another not. Some sneaky people can make a not so funny joke but well, like that is our world.
Con hojas de otoño uno puede una torre armar pero luego habrá que tirar. I could be silly but giant the size of the heart is hear the important. Tan esperada esas gotas cristalinas pero llueve y llueve por las goteras no está muy contenta la vecina. pero ay ay ay que no para de gritar tanto tanto que nadie puede estar. Margarita R.
La ciencia da que pensar La ciencia es lógica para mí. Es difícil pero buena para saber. -Es genial- me dicen a mí, Pero no creo que te vaya a envolver. Porque si sólo es EMC=2 y otras cosas para hacer ese rollo no nos deberían hacer saber. Pues para eso está matemática con más,menos,por,dividido,porciento y fracción. Pero si te portas mal ¡¡¡#$%&*#!!! te dirán. Iván S.
“Segunda estrella a la derecha y luego todo recto hasta el amanecer”, le contestó Peter Pan a Wendy cuando ella le preguntó dónde vivía. En la imaginación de los chicos del taller hay mapas de las estaciones del año, donde el invierno, el verano, el otoño y el invierno tienen territorio propio; hay mapas de mundos animales y artificiales, hechos de golosinas; existe también el mapa del mundo de las letras (con su propia estación de tren y cementerio). Ahora solo falta saber, qué historias fascinantes están escondidas en esas geografías.
Mientras que Stanley Potts descubre en una feria de pueblo a unos pececitos dorados que le cambiarán la vida; los personajes que habíamos vislumbrado la clase pasada empezaron a tomar forma, a ser parte de una historia. Así, surgió el turista más grande del mundo, que se viste de negro pero se despide de sus peluches antes de cada viaje; un dragón solitario que vive dentro de un árbol; una asesina misteriosa, que ya contrajo matrimonio más de noventa veces.
Después de meternos en la madriguera del Superzorro y padecer a los tres granjeros con sus máquinas desesperadas, nos preguntamos qué pasaría si el personaje de la historia de un escritor fuera de visita a la historia de otro. Mezclamos papelitos con los personajes de la clase pasada y sucedieron cosas interesantísimas. El Dr. Simpson contrata como ayudante al reptil niandú pero como empieza a sospechar que éste puede traicionarlo decide convertirlo en persona escoba. Tortutronica y Simpson se hacen amigos y se dedican a crear máquinas del tiempo, el “Alocador 3000” y muchos inventos extrañísimos. La tetera de dos alas aparece en la vida del cantante Cristoph y en un documental. En fin, encuentros muy raros y divertidos.
Después de haber leído cómo Peter Pan perdió su sombra, los chicos siguieron desarrollando los personajes que habían inventado la clase pasada, ésta vez, incorporando a sus relatos, la figura de una sombra.
Así, aquél cocodrilo paraguayo que vivía al lado del río, se encontró un buen día con la sombra de un cocodrilo chino, que resultó ser su hermano gemelo. O como el caso del zorro Víctor, que descubrió que su primo, era en realidad una sombra disfrazada de animal. Tuvo que jugar a las escondidas para darse cuenta del equívoco.
Hoy un nuevo personaje entró a nuestras vidas, Stanley Potts, el protagonista de “El niño que nadaba con pirañas”. Todavía no sabemos mucho de él, salvo que de un día para el otro se vio obligado a dejar la escuela y trabajar enlatando pescado en su propia casa, convertida en una fábrica improvisada.
Después, cada uno imaginó en secreto un personaje y confeccionó una lista pensando en qué objetos podría guardar ese personaje en una valija, en un bolso o en su bolsillo; para que luego el resto adivinara de quién se trataba. Fueron apareciendo colecciones macabras, absurdas, ordenadas, infinitas, todas tan especiales como sus dueños, a quienes seguiremos conociendo durante las próximas clases.
Nos volvimos a encontrar después de unas vacaciones que parecen haber sido larguísimas porque los chicos crecieron un montón. También conocimos chicos nuevos, lectores voraces que por suerte no habían leído El Superzorro, de Roald Dahl. Y digo por suerte porque siempre es lindo leer por primera vez un libro y fascinarse y no querer parar. Ayer pasó eso, Roald Dahl nos iba encantando capítulo a capítulo y tuvimos que hacer un esfuerzo extraordinario para dejar de leer y ponernos a trabajar.
Trabajamos descubriendo personajes para un cuento en collages de cinco minutos. Aparecieron teteras de dos alas, un tal Dr. Simpson que haciendo experimentos en un laboratorio se convierte en el asustador de bichos, el super villano misterioso, Tortutronic, un reptil niandú y un personaje de dos cabezas. ¿Qué aventuras vivirán estos extraños personajes? ¿Encontrarán su misión en una historia?
“Un día un tigre volaba, tenía hambre y voló. Casi lo veían pero siempre volaba a la noche. Usaba para ver en la oscuridad ojos de luz linternas faroles. Él vivía en un bosque, él dormía en un tronco de árbol que se había caído hace mucho tiempo. Tenía un amigo, el cocodrilo, pero era bueno”.
Como la Terranova-niñera de Peter Pan, ciertos animales tienen capacidades extraordinarias, vidas secretas, que tienen lugar en madrigueras o en escuelas para cocodrilos junto al río. Éstos y otros personajes fueron los primeros invitados al taller. Veremos cómo siguen sus historias.
Pone en orden su escritorio (un orden que durará apenas un instante), afila los lápices, encuentra las gomas, da vuelta un vaso para que aparezcan los sacapuntas, sacude la arena de los cuadernos, se prepara un té y espera que llegue marzo para abrir las puertas del taller y que éste se llene de ruidos, imaginación y miles, miles de nuevas historias.
El jueves fue la última función de Kamishibai que dio cierre al taller por este año. Los chicos además leyeron textos de “Historias acuáticas”. Algunos jugaron a la pelota en kimono, cuando la gran mayoría ya se había ido. Un cierre perfecto para un año inolvidable.
Como cierre de un año maravilloso los chicos presentaron al público las dos obras que escribieron, Lo hecho hecho está y Felisberto, el pirata superdotado. Las dos historias fueron representadas en teatro de sombras.
Los chicos nos hablaron del origen del Teatro de Sombras, que parece ser se remonta a los tiempos del hombre prehistórico, cuando éste hacía sombras con sus manos y su cuerpo frente al fuego del las cavernas. Posiblemente haya sido utilizado en la India y China primero.
Y nos contaron una leyenda china del siglo II:
El famoso navegante, actor, y entrenador de dragones y osos panda, Li Suan, llegó en una de sus expediciones a la Isla de la Nutria, habitada por monstruos extremadamente violentos y reacios a bañarse. Para tranquilizarlos y evitar que se lo comieran en la hora de la cena, Li Suan les contaba historias todas las noches. Desarrolló para ello un curioso artefacto, que consistía en colocar la vela del barco extendida entre dos árboles, e iluminada por detrás gracias a una generosa fogata. Así se movía y gesticulaba representando a los diferentes personajes de la obra, que los monstruos veían del otro lado, como misteriosas sombras parlantes. Después de varios meses de representaciones, Li Suan pudo regresar finalmente a China, donde lo estaban esperando. Los monstruos, por su parte, aprendieron en ese tiempo el antiguo arte de las sombras y lo utilizaron para asustar a generaciones de niños crédulos.
El misterio del circo fue escrito e ilustrado por el maravillos sexteto de chicos de los martes para ser representada en kamishibai. Decidimos editarlo en forma de libro para que llegara a todas las casas. Disfruten de la magia de Agus, Celina, Oli, Sofi, Tessie y Vera.
Ayer fue la primera función de Kamishibai. Presentamos “El misterio del circo” y “El tesoro de Corvina”. Las narradoras, minuciosamente engalanadas, se dedicaron a su trabajo con intensa dedicación y entusiasmo. También leyeron cuentos y haikus del nuevo libro Historias Acuáticas. Una tarde perfecta y conmovedora que dio cierre al hermoso año compartido.
Bajo un cielo cargado de nubes que parecían llenas de mensajes, los chicos se preguntaron: ¿Por qué no todos los planetas tienen anillos? ¿Quién le puso nombre a las cosas? ¿De dónde viene la música?
Los papelitos volaban por el jardín, algunos llevaban preguntas y otras respuestas, del estilo a “las cebras solo usan rayas porque no le gustan los círculos”; “los chanchos no andan en bicicleta porque no saben pedalear”.
Desde lo chiquito hasta lo inmenso, todo fue objeto de disección. Alguien creyó ver incluso “la circulación del mundo” bajo un cielo de nubes cambiantes.
Leímos los geniales libros de Nicolás Schuff, Así queda demostrado; El libro de los por qué, de Gianni Rodari y La verdadera explicación de Pablo Bernasconi.
Leímos Limericks de Edward Lear y María Elena Walsh. Entre la rima obligada del poema y la urgencia extravagante del quinto verso, surgieron los personajes y las situaciones más extrañas e insólitas.
En honor a Michigan y sus michigatitos leímos Tobermory de Saki. Y después a partir de una oración de Mi jefe el gato, de Paul Gallico “Una vez tuve un gato que me hizo sospechar que sabía leer” los chicos compusieron sus historias gatunas.
Un gato ilustrado
Una vez tuve un gato que me hizo sospechar que sabía leer. La cosa fue así, estaba a la mañana desayunando cuando llegó el diario El Mundo y lo fui a buscar y a ofrecer un vaso de agua siempre rechazado por Mario, el repartidor de diarios. Yo soy un hombre muy perfeccionista y le doy siempre de comer a mi gato, pero cuando lo estaba por hacer descubrí a mi gato Oscar leyendo un cuento del famosos Emilio Breda, un escalador de montañas muy famosos que vive en la cordillera de los Andes. Cuando pestañeé, el gato ya se había ido al jardín a hacer sus necesidades. Después fui al trabajo y cuando volví vi otra vez a mi gato leyendo el cuento de Lewis Carrol sobre la luna. Decidí armarle una biblioteca con cuentos gatunos.
De tanto leer, mi gato se convirtió en poeta. Salía a pasear y escuchaba conversaciones de otras personas para escribir sus poesías disparatadas. Después de un tiempo le compré una computadora Panasonic de primera y no paraba de escribir. Hace poco publicó un cuento y salió en dos diarios. Hoy en día él y yo somos dos poetas Shakesperianos y nos escapamos a París a ver a Cortázar. Julia M.A.
Continúan los ensayos para las funciones de Kamishibai. Nos preguntamos qué se necesita para ser un buen cuentista y atrapar a la audiencia. Alguien habló de practicar frente a un espejo. Esperemos que éstos sean buenos oyentes y no revelen secretos de la trama antes de tiempo.
Los chicos practicaron la puesta en escena de dos obras que crearon para ser representadas en Kamishibai. Repartimos roles y oficios. Practicamos entonaciones.
También escribieron recetas secretas. Hubo una tan poderosa, que gracias a ella un monstruo pudo conseguir amigos en un colegio de humanos.
Los ensayos son una parte importantísima de una producción teatral, son la oportunidad para corregir errores y mejorar lo mejorable. Los chicos del taller trabajaron en sus ensayos de sombras perfeccionando sus obras para enfrentar al público dentro de pocos días.
Ayer comenzamos a leer Querida Susi, querido Paul, de Cristine Nöstlinger; correspondencia imaginara entre dos amigos que tienen que separarse cuando la familia de uno de ellos se muda de Viena al campo.
Después los chicos escribieron sus propias cartas. Imaginaron de qué lugares remotos provendrían y quién las escribiría. Una carta en particular despertó nuestra intriga. Escrita en japonés y destinada, al parecer, a algún emperador nipón. O eso creemos.
Dentro de las nuevas especies de monstruos que habitan este mundo, se encuentra uno al que le gusta comer plantas y atravesar espejos, sólo para descubrir que en esa otra orilla, es un chico común y corriente. Se habla de otro ejemplar, que cansado de sí mismo, decidió viajar a Bolivia a buscar, en una tienda de sustos, a alguien que pueda transformarlo en una vaca.
Los chicos siguieron avanzando en la construcción de sus monstruos, cuyas vidas son cada vez más fascinantes.
Continuamos también con la lectura de Maruja, de Ema Wolf, intrigados por el paradero de la cabeza olvidada por su dueño.
Luego de leer algunas de las noticias insólitas que aparecen en Lluvia de plata y otras noticias, los chicos se dedicaron a inventar noticias disparatadas. Algunas fascinantes como la de un elefante que terminó siendo elegido presidente de animales después de haber rescatado personas con su trompa o la espectacular biblioteca donde los libros vuelan o a del gorila que fue visto tomando cerveza vestido de traje.
Ayer leímos los primeros capítulos de Las Brujas, de Roald Dahl y aprendimos cómo reconocerlas. Las chicas inventaron sus propias brujas, algunas resultaron tan buenas, que sus murciélagos mascota les traen el desayuno a la cama; otras, tan malvadas, que deberían pertenecer a una enciclopedia terrorífica para que sepamos como escapar de ellas.
Ayer los chicos construyeron su propio zoológico de animales inventados. En este zoológico de papel, hay un rey y una reina puercoespines; murciélagos aficionados a las mandarinas y lobos que pueden ser tan grandes como un elefante o tan chiquitos como una pulga, dependiendo de quien de ellos sea su plato del día.
Antes leímos Gato y Pez, de Joan Grant; Chocolata, de Helga Bansch y curioseamos los Animales Argentinos de Paula Fernández y el Animalario universal del profesor Revillod.
Hoy los chicos escribieron en el jardín, colgados de las hamacas, escondidos entre las plantas. Luego de haber leído los primeros capítulos de Maruja, de Ema Wolf, comenzaron a darle vida a monstruos inéditos, una nueva raza de seres terroríficos cuyos planes serán develados próximamente.
Aprovechamos que las horas de luz se van alargando e hicimos el taller en el jardín. Tirados en el pasto y bien rodeados de plantas y naturaleza leímos el libo mágico La vida nocturna de los árboles, después los chicos investigaron las flores, las plantas y los árboles, inventaron los suyos y les crearon una historia.
Aquí algunos de los árboles de Julia:
El árbol Twerinaza
El árbol Twerinaza es más grande y más pesado que tres hipopótamos. Se dice que en ese lugar las hadas se reúnen a bailar en círculo y a cantar.
Arbolio
El Arbolio es un árbol nacido de algo llamado Kaylijah, que no es una raíz. Está hecho de cuernos de unicornio.
Palanguina
Es el árbol más raro del mundo, tiene cuatro troncos y paraguas como hojas. Se dice que el que saca un paraguas tiene lluvia arriba suyo el resto de su vida.
Comenzamos a pintar las láminas del Kamishibai circense. Fueron apareciendo los escenarios y los personajes, nuevos ante nuestros ojos, pero de alguna manera, extrañamente familiares.
Mientras tanto leímos Constantino hace llover, de Ana María Machado y ¡Sólo a mi me pasa! de Gabriela Keselman.
En Sombras, Suzy Lee imagina qué sucede cuando apagamos la luz y las sombras de los objetos cotidianos cobran vida. Estamos a un click de distancia de una maravillosa selva plagada de animales, que sólo existe en la oscuridad, parece decir.
Los chicos inventaron sus propias historias en el teatro de sombras. Uno de los pocos lugares en el mundo donde no sería raro ver a un delfín, una nave espacial y el lobo feroz, compartiendo un mismo escenario.
Todos los años, los hijos de Tolkien recibían una carta de Papá Noel en donde les describía su vida en el Polo Norte; como aquella vez que el oso polar, su torpe ayudante, prendió por accidente todas las luces de la Aurora Boreal.
Así, en la tarde de hoy, los chicos se dedicaron a escribir cartas. Algunos le escribieron a su amigo imaginario, otros, a un osito de peluche de la infancia (más remota) o a un odiado archienemigo. Esperemos que las guarden y que ellos mismos sean los destinatarios futuros de esta increíble correspondencia epistolar.
Imitando a Raymond Queneau los chicos escribieron variaciones sobre la siguiente anécdota:
A una fiesta en el quinto piso de un edifico antiguo de la calle Cabildo llega un invitado inesperado. Tiene un abrigo largo de color negro y algo parecido a zancos. Se dirige al balcón con una copa en la mano y le cuenta un secreto a la dueña de casa.
M. asombrada se lleva la mano a la boca.
Arcoíris
A una fiesta verde en el quinto piso de un edificio rojo y antiguo de la calle amarillo Cabildo llega un invitado naranja inesperado. Tiene un abrigo largo de color negro y algo parecido a zancos marrones. Se dirige al bacón violeta con una copa azul en la mano y le cuenta un secreto dorado a la dueña de casa. M. asombrada se lleva la mano a la boca blanca.
Telegráfico
Una fiesta. Quinto piso.Stop. Un edificio. Calle Cabildo. Stop.Un invitado. Un abrigo. Un balcón. Stop.Una copa. Un secreto. Dueña de casa. Mano. Boca. Stop.
Sueño
Cerré mis ojos y vislumbré en mi cabeza lo que parecía un edificio antiguo. por lo ancho de sus calles y la cantidad de carteles en las paredes podía casi jurar que estaba ubicado en la calle Cabildo. Allí se desarrollaba una fiesta y todos parecían muy entretenidos bailando. De repente, sin que nadie lo esperara llega un individuo de abrigo largo color negro y algo parecido a zancos. luego de deambular un poco, con paso decidido y una copa en la mano, se acerca a la dueña de casa, le cuenta un secreto y ella, asombrada se lleva la mano a la boca. En eso desperté, preguntándome qué le había dicho aquella extraña persona.
Dubitativo
¿Era una fiesta o tal vez una reunión? Si no me equivoco aquello se desarrollaba en un edificio nuevo… o quizá una casa antigua. Entra un señor con un abrigo rojo, pero hay probabilidades de que haya sido verde, amarillo o azul. Se dirige al balcón…¿o era la terraza? le susurra algo a la hermana de la dueña de casa, creo. Ella adopta una actitud asombrada.. pero tal vez haya sido indiferente.
Como los narradores de cuentos de los bazares orientales, estuvimos intercambiando historias en voz alta. No eran historias ya conocidas ni llegadas de tierras lejanas, las inventamos sobre la marcha, a partir de un conjunto de ilustraciones repartidas al azar: una bruja, una orquesta de música y un desierto de cactus, por ejemplo.
Después hicimos come-cocos-cuenta-cuentos, donde anotamos personajes,acciones y lugares, con el deseo de que algún día se encuentren y den lugar a infinitas historias.
Ayer comenzamos a leer “La historia interminable” de Michel Ende. Nos atrapó la descripción de aquella librería misteriosa. ¿Qué pasaría si uno entrara a una tienda aparentemente normal pero que guardara un gran secreto? Aparecieron extraños consultorios odontológicos; pasadizos ocultos por donde se accede al país de los ogros; luces que hablan en la oscuridad.
Leímos el poema Sinfonía en amarillo de Oscar Wilde y algunos cuentos de Sucedió en colores de Liliana Bodoc. Imaginamos de qué color nos parece que es el miedo, el amor, la rabia, el misterio. Qué sabor tiene el color amarillo, el verde, el naranja y los chicos escribieron historias de colores.
Si un sapo puede ser detective, como Ruperto que confundía monstruos con locomotoras, porqué no una pulga de circo. De antepasados ilustres, noctámbula, agudísima, por supuesto, fue ella la que finalmente resolvió el misterio (y el nudo) de la historia que los chicos están escribiendo.
Ayer comenzamos leyendoEl hombrecito verde y su pájaro, de Laura Devetach. Después utilizamos como disparadores de nuestras historias las palabras de otros escritores, fragmentos sueltos, a partir de los cuales poder escribir e imaginar.
¿Qué pasaría por ejemplo si un humano mal intencionado apareciera repentinamente en la fiesta selvática de “Las medias de los flamencos”?
Malena aprendió lo que significa la palabra tiranía y nosotros, lo que significa la tiranía del tiempo, todo a partir, de una simple frase recortada del diario.
Después de leer geniales limericks de Edward Lear y de María Elena Walsh los chicos crearon los suyos e intentamos hacer un slam de limericks, una suerte de torneo de poesía en el que los chicos recitaban los limericks que habían escrito. La competencia quedó desierta y anulada porque fue imposible elegir a un sólo ganador.
Ayer seguimos construyendo la historia para nuestro próximo kamishibai. No podemos adelantar mucho, sólo ya sabemos dónde ocurre todo y quiénes son sus protagonistas. El problema es que atamos el nudo de la historia tan apretado, que aunque lo estudiemos con un microscopio de pulgas circenses, todavía no podemos desatarlo. Esperemos que algún personaje se nos aparezca en sueños, o en la parada del colectivo y nos sople al oído la respuesta.
A los interesados en paraguas circenses y pulgas prestidigitadoras, podemos recomendarles El paraguas amarillo, de Franz Rosell y La pulga y el profesor, de Hans Christian Andersen.
Ayer tuvimos función continuada de Kamishibai: viajamos por Alemania junto a Los músicos de Bremen; aprendimos algo de Rusia, gracias a “La gata sin nombre” y descubrimos Japón con Momotaro.
A partir de esto, los chicos crearon sus propias historias para ser representadas en kamishibai: surgieron aviones tristes por falta de pasajeros; castillos japoneses en donde habitan tesoros silenciosos y un personaje llamado “Karato” que convierte a las personas en monstruos.
Ayer leímos entre todos “Ver llover”, de Germán Machado y fueron apareciendo diluvios hechos de palabras.
Después los chicos escribieron sus propios poemas dedicados a la lluvia; algunos, eran recetas para convocarla; otros, tempestades de sonidos. Para contener semejante desborde acuático, los guardamos adentro de un libro, ocultos en una flor de origami.
Después de leer “El viernes que llovió un circo” de Fabián Sevilla, comenzamos a trabajar todos juntos en la historia para un nuevo Kamishibai.
Nuevamente las ideas viajaron en papelitos, paisajes itinerantes en donde iban apareciendo los personajes más raros del mundo, misterios aún, sin develar.
En el circo de la imaginación de los chicos del taller, hay hombres forzudos capaces de caminar por la cuerda floja sosteniendo un elefante en la palma de la mano; hay hipopótamos que cantan; esqueletos milenarios y hasta un cocodrilo que engulle a sus víctimas y las hace reaparecer en su lomo.
Antes habíamos leído “Olivia salva al circo”, de Ian Falconer y “¿Qué crees tú que puedes hacer en mi circo?”, de Georgina Roo.
Todo empezó con unos papelitos blancos donde los chicos escribían lo primero que les venía a la cabeza. Los papelitos viajaban furiosamente entre las paredes del taller esperando una frase más y otra y otra que se sumará a la anterior. Cuando los papelitos estuvieron llenos de ideas los chicos se pusieron a buscar la historia dentro de ese sinfín de palabras. Y así querido lector, nació El tesoro de Corvina. Es una historia escrita a ocho manos, cuatro cabezas y un sinnúmero de palabras. Escrita originalmente para representar en kamishibai y editada en forma de libro ante la imposibilidad de ir casa por casa a representarla. Con ustedes El tesoro de Corvina.
Hay botánicos para quienes el colmo de la felicidad es encontrar y catalogar una misteriosa flor desconocida y eso está muy bien. Pero hay otros que no podrán pegar un ojo en toda la noche a menos que antes de ir a dormir, puedan dedicarle un poema a su planta preferida. Los del taller son de esta última clase. Por eso primero estuvimos leyendo poesía en voz alta. Algunos poemas rimaban y otros no; algunos parecían hechos de imágenes y otros, de ejércitos de sonidos. Una vez que nos familiarizamos un poco con esta nueva forma, llegó el momento de escribir.
Decíme planta mía
¿Cómo te gustaría que sea tu vida
planta mía? ¿Te gustaría tener un pompón o una flor?
¿Flecos en las ramas o flecos en las alas?
¿Te gustaría tener una
flor?
Por
favor,
díme
tu
opinión.
[Matilda]
Árbol, árbol con tronco duro
Has de crecer por todo el mundo.
Árbol, árbol no pienses más, crece nada más.
Rosa, rosa no me hagas llorar
hazme sentir felicidad.
Margarita, margaritae res mi amiga,
hazme sentir alegría.
Hay tantas plantas nada más
¿Por qué no paras ya? [Malena]
Mi linda margarita
una canción te voy a cantar para que en las noches
Después de presenciar el ensayo de la obra Felisberto un pirata superdotado, los críticos sacaron sus crueles lápices y escribieron sus críticas quisquillosas. ¡Todo hace sospechar que el miércoles que viene habrá venganza!
“El tiempo es todo un personaje”, le dijo el Sombrerero a Alicia en un té en el que también estaban la Liebre de Marzo y un lirón. Ayer, que Sofi cumplió siete años, tomamos un té especial de ideas con riquísimos muffins hechos por su mamá, e imaginamos qué pasaría en una reunión tan absurda como la de Alicia. ¿Quiénes se sentarían a la mesa?, ¿cómo puede lo cotidiano convertirse en extraordinario?. Escribiendo el tiempo pasó rapidísimo y las palabras del Sombrerero, aunque no podemos negar que estaba un poco loco, nos parecieron muy ciertas.
Conocí una vez un elefante que tuvo ganas de hacer una fiesta de té. El elefante invitó al león, al mono y a la jirafa. Los animales muy entusiasmados llegaron al bosque. El elefante los estaba esperando con una mesa larga y ancha. En esa mesa había té para todos, maní, bananas, tortas de carne, cupcakes de hojas de árboles y galletitas con formas de animales. La jirafa se sentó y se sirvió su té con sabor a lombriz. Lo tomó y se convirtió en una taza. El mono se sentó y se preparó su té con sabor a pasto. Lo tomó y se hizo invisible. Al león le dio un poquito de miedo y no tomó su té. Después de un rato el león se acordó que cerca de su isla había un río mágico. Era un río especial donde si tirás cosas al agua cambian de forma. Le contó al elefante y fueron corriendo. Tiraron al mono y a la taza, se hundieron y después salieron como eran antes. Todos estuvieron muy felices y volvieron a la normalidad. Agustina P.
El té de una amiga vieja
Había una vez una chica que hacía muy bien las fiestas de té. Un día estaba tomando té con siete amigas cuando de pronto se cayeron en la taza y descubrieron un mundo nuevo y emocionante. La taza era de cinco centímetros de ancho. Había 15000 casas. Las chicas pusieron cara de asombro. Se quedaron boquiabiertas y con los ojos muy abiertos. Había un cupcake gigante, enorme y más grande que nada. También muy rico. Cinco de las chicas se fueron corriendo hasta el cupcake y lo empezaron comer. Se quedaron asombradas del sabor que tenía. se lo comieron casi todo. Quedaron sólo tres miguitas. Como las otras dos chicas se quedaron con hambre pidieron un cupcake en una heladería. Fin. Sofi
Ayer el taller fue invadido por piratas. Leímos todo lo que pudimos acerca de ellos y aprendimos a reconocerlos por sus señas particulares: garfios, parches en el ojo, loros parlantes, barbas de diseño. La búsqueda del tesoro nos llevó a un barco repleto de monedas de chocolate y a unos pequeños barquitos de papel que esperaban a sus tripulantes. Piratas. Por suerte eran de la clase a la que le gusta contar sus historias.
Los científicos inventados por los chicos la última clase, estuvieron catalogando las flores y plantas descubiertas en sus jardines, concentrados en el silencio de sus refugios de manteles y cartón.
Antes, se informaron acerca de los descubrimientos de otros investigadores vegetales, como los especímenes que poblaban la selva de la imaginación de Edward Lear, reunidos en “ Nonsense Botany” y la autobiografía poética de una planta carnívora,“Tita, la planta maldita”, de Paula Fernández.
¿Se atreverán Emo Suan y su amigo Leopoldo, el dragón político a presentarse ante el exigente público? ¿Podrán los escenógrafos mantener los decorados en su sitio? ¿Logrará el equipo de efectos espaciales que los actores no exploten en el aire? ¿Estará la producción a la altura de las circunstancias? Todas estas preguntas que nos preocupan y no nos dejan dormir tendrán su respuesta muy pronto. Mientras tanto continuarán las noches insomnio y seguiremos mordiéndonos las uñas.
¿ Cuántas historias cabrán en un escenario abandonado? ¿Quiénes serán sus habitantes? En la oscuridad, los pequeños teatros de sombras, fueron cobrando vida.
El secreto de los renos
Había una vez una familia de renos que vivía en un bosque llamado Montaña Pino. Los renos hablaban entre sus amigos animales. A veces los humanos sospechaban que los animales hablaban porque escuchaban nos ruidos. La familia de los renos tenía un problema. unos cazadores descubrieron que los renos hablaban y se los querían llevar para hacer experimentos. Los renos asustados corrieron, corrieron y corrieron. Saltaron y llegaron a Neptuno. Los renos ni sabían que existía esa palabra. En Neptuno había extraterrestres, robots, tormentas, anillos enormes y muchas cosa más. Los renos ya se habían acostumbrado a vivir allí. Habían pasado 30 años y no encontraban la forma de regresar a su verdadero hogar. En un momento los extraterrestres abrieron un portal hacia Montaña Pino y los renos regresaron a su casa. Los cazadores que conocían el secreto ya se habían muerto y los renos fueron felices para siempre. Agustina P.
La granja chiquita
Había una vez una familia que vivía en una granja muy, muy pero muy chiquita. Esa familia tenía 3 hijos, 5 hijas, una mamá y un papá. Esa familia vivía en una granja chiquita y profunda. Había 12003 hamacas, 200 toboganes, 0 lobos feroces y sin nada de peligro. Tres de las chicas salieron de su rancho a jugar al patio. Después se sumaron los tres hijos y después las dos hijas que quedaban. La mamá dijo ¡a comer! y todos entraron diciendo ¡queremos comer! Ya está la comida, es guiso de lentejas. ¡Hurra! mi comida favorita, dijeron todos y todas y comieron y vieron felices para siempre. Fin. Sofía
Ayer leímos cuentos que tratan sobre mascotas: “Finn Herman”, de Mats Letén; “Pelambre” De Sam Lloyd y “Tarde de Perros”, de Isol. Después inventamos nuestros propios animales de compañía, algunos tenían cabeza de tomate y cuerpo de gallo; otros eran monstruos feroces que sin embargo se calmaban cuando alguien les contaba una historia.
Ayer comenzamos leyendo “Una diminuta luz surgió de la nada”, de Einar Turkowski, que trata acerca de un jardinero muy particular y de una extraña flor que sólo se abre en luna llena. Imaginamos cómo sería llegar a un jardín donde las flores fueran especímenes raros y desconocidos.
¿Cómo sería el personaje que las encuentre, clasifique y describa? Surgieron todo tipo de botánicos. Sus descubrimientos no se harán esperar.
Se llama Thomas y le gustan las plantas raras. Tiene bigotes, anteojos y el pelo corto. Usa delantal y tiene la barba torcida. Le encanta estudiar las plantas. Un día encontró un jardín secreto y quiso quedarse a vivir ahí. Se hizo una cama de flores y comió Margaritas. Encontró un lobo de color azul y se hicieron amigos. Cada día iban por el jardín y probaban cada flor que encontraban. Jugaban y vivieron felices comienzo perdices. Fin. Alina
Hicimos nuestros primeros ensayos para representar en teatro de sombras las historias escritas por lo chicos. Ajustamos los textos, los figurinistas, el equipo de escenografía y los apuntadores trabajaron incansablemente. Nos divertimos cambiando de roles, como espectadores y detrás de escena . Y al público le decimos: ¡vayan preparando sus aplausos!
Hoy comenzamos leyendo “La niña que iluminó la noche”, de Ray Bradbury y como en el cuento, apagamos las luces para ver qué encontrábamos en la oscuridad. Entonces se encendieron los habitantes del recetario de sueños de Isol; ballenas, monstruos peludos, extraterrestres luminosos. Las chicas inventaron historias para ellos, algunas breves como una siesta de colectivo y otras, tal vez infinitas, recopiladas como “Todos los sueños de la vida de Carlos”.
Inauguramos la clase de lo más chiquitos contando historias de dragones; que tiran fuego, vuelan, ofician de mascota por encargo o viven pintados en las paredes del palacio de algún emperador chino. Después los chicos crearon sus propias historias, las dibujaron primero y después las grabamos. Se llevaron a casa un pequeño dragón de bolsillo, rara especie en extinción.
Después de leer Rufo y Trufo cambian de casa, de Carmen García Iglesias un grupo de chicos construyó escondites y guaridas. Guaridas para pensar y encontrar nuevas ideas.
Mientras tanto los más grandes corrigieron y revisaron sus textos de historias acuáticas en voz alta.
Ayer los chicos estuvieron escribiendo historias en grupo, mediante la ya célebre técnica del “chancho va”. Primero nos ponemos de acuerdo con respecto al tema del cual vamos a escribir y después nos vamos mandando papelitos con ideas sueltas, azarosas, por momentos absurdas que cada uno tenga de ese tema. Después de leer todo lo que escribimos, es el momento de empezar a ordenar la historia, conectar los acontecimientos y los personajes. Esta fue solo la primer parte del proyecto. Generar narraciones para ser representadas en un teatro de sombras.
Hoy leímos “ Secreto de familia”, de Isol y “ Mi madre es rara”, de Rachna Gilmore, lo que nos llevó a discutir acerca de cómo a veces dos autores diferentes pueden escribir historias que parecen similares, hablamos de las ideas que muchas veces están flotando en el taller y la importancia de saber reconocer cuando uno está escribiendo algo propio o “prestado”.
También leímos el cuento ruso Baba Yaga y lo chicos imaginaron qué objetos cotidianos podrían convertirse en maravillosos para sacarlos de una situación peligrosa o de un apuro.
Leímos Cuando fallan los espejos de Elsa Bornemann, y la leyenda china El tigre del espejo. ¿Cuál es la magia de los espejos? ¿Cualquiera puede entrar y salir de un espejo? ¿Y si un día nos despertamos y el espejo nos dice que somos otros? ¿Un payaso? ¿Un elefante? ¿Nuestra mamá? Los chicos imaginaron historias misteriosas y muy divertidas.
Ayer aprovechamos este ensayo de primavera para disfrutar leyendo y corrigiendo en el jardín. Tirados en el pasto, sentados bajo el hibiscus e incluso intentando bajar una rampa en patineta terminamos de darle la última revisión a los cuentos acuáticos. En nuestro picnic literario además de cuentos y haikus había alfajorcitos de maicena para comer. Fotos no hay, era tanta la alegría que nos olvidamos la cámara en el taller.
Después de haber leído “ Cuando en Milán llovieron sombreros” de Gianni Rodari, los chicos imaginaron posibles finales para un mismo comienzo: la aparición de una misteriosa lluvia de sombreros en la ciudad italiana. Le siguieron buzones mágicos mágicos, cajas voladoras, tortugas convertidas en conejos, entre otras cosas. Las posibilidades son infinitas, presentimos. Tal vez cada final elija a su autor.
¿ Qué hace que elijamos un libro de entre la multitud que nos rodea?, ¿qué nos conmueve, fascina, repele o divierte de lo que leemos? ¿ Qué tan importante es la ilustración?. ¿ A quién se lo recomendaríamos como quien revela el secreto de una isla misteriosa? Hoy los chicos escribieron sus primeras reseñas. De lector a lector.
La duda es un libro que les recomiendo. Es un libro de Pía Valentinis y la editorial es “El Zorro Rojo”. Los recomiendo porque me gusta el texto y las ilustraciones. El libro se trata de muchas dudas que seguramente ustedes habrán tenido alguna vez, como éstas: ¿ Qué me pondré hoy?, ¿ seré tan lindo como dicen?, ¿ cuánto tendré que esperar?, ¿ qué seré de mayor? ¿ lo habré hecho bien? y muchas más. No se lo recomiendo a cualquiera…se lo recomiendo a los dudosos.
Una parte muy importante del proceso de escribir es revisar y corregir. Pulir escrito. Hacerlo brillar. Ayer nos dedicamos a eso, a revisar si había agujeros en las historias, si eran coherentes, si sobraban o faltaban detalles, si se repetían varias veces las mismas palabras, si el argumento se sostenía, si había que eliminar partes o reescribirlas. Y además leyendo en voz alta los chicos pudieron valorar la reacción que producía lo escrito y recibieron el aporte y la visión de sus compañeros escritores. En fin, una tarde de muchísimo trabajo y provecho.
Árboles de Magnolias, cajas de cartón, jarrones chinos. Los refugios son tan variados como sus dueños; ellos nos resguardan y a cambio les ofrecemos nuestros mayores secretos. Después de leer “Héctor, el hombre extraordinariamente fuerte”, de Magali Le Huche y “Pinzón en la tormenta”, de Wouter van Reek, los chicos construyeron sus propios refugios, santuarios, donde es propicio escribir.
Los chicos escribieron historias en grupo. Primero nos pasamos papelitos en donde viajaban ideas sueltas, azarosas, unidas solo por un mismo tema que todos teníamos en mente. A partir de eso creamos historias y las ilustramos para ser representadas en nuestros próximos Kamishibai.
Leímos con fascinación Por la noche. Aruma, de Mario Lillo, una historia basada en la leyenda aymará en la que se cuenta como se creó la noche. Hablamos de la noche, buscamos palabras que nos ayudaran a abordarla y pensamos qué pasaría si la noche se decidiera a no venir. Mientras escuchábamos Nocturnos los chicos pensaron y escribieron historias para convocarla.
Si a un cuento se lo abandona por un tiempo, es bastante probable que mute en la noche como un animal fantástico. O tal vez sea uno mismo el que se transforme inadvertidamente. Por eso, hoy los chicos volvieron a leer sus propios textos y se dedicaron con enorme concentración a la tarea de corregirlos. En ocasiones rescataron palabras como de un naufragio y dejaron de lado todo lo demás; o continuaron desarrollando una misma historia, continuándola en el tiempo; cambiaron comas, puntos, situaciones; corrigieron, crearon.
En un taller de pintura para niños, alguien descubre que una mancha de tinta puede contener embarcaciones solitarias, caballos alados, monstruos inclasificables, peces luminosos. ¿De dónde vienen? ¿De qué tierra misteriosa? Aunque recién llegados a la hoja de papel, quien pinta sabe, que algo puede ser completamente desconocido y resultar al mismo tiempo, extrañamente familiar. Los cuadros, seres vivos en cualquier enciclopedia fantástica, llegaron al Taller del Zorro y se encontraron con los chicos. Ellos les hicieron preguntas tales como ¿quién es este hombrecito furioso?, ¿qué hace un castillo en el medio del mar? La vida de los cuadros es larga e impredecible. Las historias que cuentan son infinitas. Esta es una recopilación de algunas de esas historias. Si las imágenes y las palabras provienen de un mismo lugar, de una misma tierra lejana y profunda, solo lo sabrán los pintores-escritores de estas hermosas obras. Con ustedes, CONTAR UN CUADRO.
Hay quienes adoptan boas constrictoras llegadas de África, como Madame Bodot, que no solo la sacaba a pasear, sino que la llevaba al colegio; o eso cuenta Tomi Ungerer en Crictor.
Los chicos del taller, tuvieron la suerte de encontrar, en unos retazos de papeles cortados y pegados al azar, animales hasta entonces desconocidos, aparecidos sólo para ellos, cada uno con su historia y sus características.
Después de mucho trabajar los animales cobraron vida en sus cuadernos.
Hoy leímos historias protagonizadas por lobos. Lobos inocentes que les temen a las niñas terribles vestidas de rojo, como en “Lobo rojo y caperucita feroz”, de Elsa Bornemann; hermanitos asediados por chanchos malévolos, como en “Los tres lobitos y el cochinito feroz”; enternecidos por una gallina y sus pollitos, en “El estofado del lobo” de Keiko Kasza y también irremediablemente golosos, como en “ Juan y el lobo”, de Tony Rosas. ¿ De cuántas formas se puede contar una misma historia?, ¿cómo hacerlo desde otro punto de vista?. Luego las chicas, inventaron su propia versión del archienemigo de siempre.
¿ Qué pasaría si Hansel y Gretel viajaran a Nunca Jamás?, ¿ Y si el Lobo Feroz se encontrara con el Gato con Botas?. Hoy leímos “ El enano saltarín”, cuento recopilado por los Hermanos Grimm, e imaginamos historias que tendrían lugar si los personajes de los cuentos clásicos pudieras atravesar las páginas y encontrarse en algún bosque inventado.
Hansel y Gretel en el Reino de Oz
Hansel y Gretel estaban ayudando a su papá a cortar la leña, iban árbol tras árbol. Pero se fueron tan lejos que a penas miraron al frente vieron una puerta y Hansel la trató de abrir, pero estaba cerrada pero al lado había una llave que decía “úsame” . Gretel la agarró y la trató de usar y la insertó y se abrió. Cuando pasaron vieron unos hombrecitos llamados Munchkins y dijeron “ Bienvenidos a la tierra de Munchkin del Reino de Oz”. De repente los Munchkins miraron para arriba y estaba la Bruja Buena del Sur y les dijo a Hansel y Gretel “ ¿ porqué están aquí?, ¿ acaso vienen a ver al Mago de Oz?” “ No”, dijo Hansel “ solo queremos más leña para nuestro papá”. “Si quieren leña tienen que ir por el camino amarillo así encontrarán toda la leña de Oz”. Entonces empezaron a caminar. En medio del camino encontraron un títere que les dijo “Hola. Soy el títere y quisiera poder moverme por mi propia cuenta. ¿Para dónde van?”. “ Vamos a buscar leña” “¡ Leña! La leña de aquí es mágica. Te puede conceder trece deseos. ¿Me pueden llevar?”. “ ¡Claro que si!”, dijeron Hansel y Gretel. Entonces Hansel y Gretel y el Títere salieron caminando hasta que oyeron a alguien sollozando. Era un robot y le preguntaron porqué estaba llorando. “Un día me dejaron acá y se me acabó el aceite”. “Si querés te podemos llevar a los troncos mágicos”. “Gracias”. Así que Hansel y Gretel, el Títere y el robot siguieron caminando y llegaron a los troncos. Todos pidieron sus deseos y se fueron todos a sus casas. Malena F.
Leímos varias descripciones de habitaciones de La vida, instrucciones de uso, de George Perec e imaginamos cómo eran sus dueños. Bajo la consigna de que las habitaciones reflejaran las personalidades de sus dueños, los chicos escribieron unas descripciones geniales y algunas escalofriantes.
Cuando entré en la habitación me quedé paralizada, me encontré rodeada de huesos. Al fondo había una mesa de roble sosteniendo un pescado muerto, oloroso, desagradable. No había demasiada luz, sólo una bombita que titilaba. Sospechaba que pronto se iba a caer. Unos libros descuidados descansaban en un estante mientras un rosbif a medio comer estaba tirado en le mugriento suelo. Me acerqué al estante y pude ver un cuadro con una horrible fotografía, el dueño de aquel hoyo negro había tenido una mala infancia. Juana
Luego de una función de kamishibai en la que vimos y escuchamos la historia de La grulla agradecida, los chicos ilustraron la obra que escribieron la semana pasada.
Ayer leímos “ La vida nocturna de los árboles”, un libro maravilloso artesanal ilustrado por artistas de la tribu Gond. Hay árboles que se encienden en llamaradas cuando ven a un pavo real cantar y otros que alguna vez fueron humanos. Los chicos después imaginaron su propio bosque en donde los árboles tienen una vida secreta.
Había un árbol que se movía a la noche y se iluminaba de día. Una noche pasó un indio y se sorprendió y fue a decirle a toda la tribu y todos fueron a verlo y el árbol tuvo miedo y desde ese tiempo no se movió más.
Maqui
Todos los árboles tienen sus hojas. Pero el marasi tiene unas hojas que son mágicas. Si hacés una sopa con las hojas te cura las heridas y las enfermedades. Pero un día el rey se enfermó y le dijo a sus soldados que vayan a buscar por todo el bosque el antídoto que pudiera curarlo. Cortaron todos los árboles a la mitad, le trajeron todos los árboles del bosque pero el rey no se curaba. Hasta que trajeron al marasi y el rey se curó y todo volvió a la normalidad. Malena
Acá les dejamos un video que muestra el proceso de impresión del libro.
Después de leer Así queda demostrado, de Nicolás Schuff y Pablo Picyk y El libro de los por qué, de Gianni Rodari empezamos a formularnos preguntas que necesitaban respuestas. Los chicos escribieron preguntas que le pasaron a sus compañeros para que ellos respondieran y de igual manera ellos respondían las preguntas que se hacían sus compañeros. Volaban hojas con por qués y con respuestas por el taller. Ahora sabemos mucho más, si usted tiene dudas espere a que editemos nuestro compendio.
¿Por qué las brujas vuelan en escoba? Porque se les acabaron las aspiradoras. ¿Por qué el globo se pincha?Porque es frágil. ¿Por qué los canguros saltan y no caminan? Porque una vez, un mecánico muy reconocido en Gran Bretaña decidió tomarse unas vacaciones en África donde encontró a este particular animalito. El animal era muy gordo, por lo que le costaba caminar. Entonces, para ayudarlo, el mecánico le puso resorte en las patas. ¿Por qué el sol no se cae? Porque hay un país llamado Sostén que sostiene al sol. ¿Por qué se caen las hojas en otoño? Porque se cansan de estar colgando y quieren descansar. ¿Por qué los barcos nos son de papel? Porque se irían volando.
Hoy fue una tarde particularmente marítima y extraordinaria. Primero los chicos se convirtieron en ávidos espectadores de la historia de Tsunamika, la hija del Tsunami, que fue representada en un Kamishibai, como si estuviésemos en una antigua aldea japonesa. Después, entre todos, fuimos anotando en papelitos ideas para un Kamishibai acuático, los cuales nos íbamos pasando al estilo “chancho va”, expandiendo y completando lo que ya había escrito otro. Cuando terminamos de escribir y leímos el resultado, nos dimos cuenta que nuestra historia ya estaba ahí, solo faltaba un grupo de expertos narradores del agua que le dieran vida.
No podíamos dejar fuera de la experiencia del suminagashi a ningún grupo, así que otra vez llenamos las bateas con agua y preparamos las tintas con los chicos de los jueves. Las experiencias son únicas y los resultados siempre son diferentes. Cada monocopia será lo que ilustrará nuestro próximo libro de Historias acuáticas.
La tarde de ayer estuvo impresa de curiosidad, ansiedad, sorpresa y alegría. Los chicos querían que llegara su turno de dibujar sobre la superficie del agua y cuando llegaba no querían que terminara. Fue una experiencia fascinante para ellos y para nosotras, el taller era una máquina humana de sumi nagashis y haikus. Miren y lean los resultados.
Hoy leímos “El silencio del agua”, de José Saramago y los chicos aprendieron una antigua técnica japonesa llamada Sumi nagashi, “tinta flotante”. Aprendieron primero a esperar con mucha paciencia, el momento en que “el agua está quieta y silenciosa” para después poder pintar sobre ella con tinta china. El paso final consistió en dejar que el dibujo trazado, un instante en el curso del agua, pudiera ser trasladado al papel. Con una intención similar, leímos Haikus de autores japoneses y creamos los propios, tomando “instantáneas” del mundo y de nuestras sensaciones.
Océanos, ríos, frascos, aguaceros, lluvia. Hoy escribimos historias acuáticas. Para inspirarnos, leímos “La reina de las Ranas”, de Davide Cali y descubrimos que adentro de un simple charco, puede haber un mundo lleno de historias e intrigas.
Tarde lluviosa y llena de agua en el Taller del Zorro. Nos sumergimos en Las mil y una noches y leímos algunos de los viajes de Sindbad el marino. Después miramos un video de los gitanos del mar y en unos libritos acuarelados los chicos escribieron historias en primera persona y en pasado.
Yo era un gran navegante que navegaba por charcos de agua y bañaderas gigantes. Era un gran explorador del agua hasta que un día pasé de ser “Un gran navegador” a un gran fracaso. Todo comenzó con esa chica que decidió sacar el tapón de su bañadera rosa claro. Me fui por las cañerías, un viaje inolvidable. Empezó con la gran curva, siguió con una cañería larga y terminó en un lugar que no imaginaba. Empecé a explorarlo. En un momento lo encontré, !por fin! grité, era algo azul, era el mar. Nunca lo había visto. De hecho cada vez que pensaba sobre él me angustiaba pensando que nunca lo iba a ver. Pero sí, lo vi. Era justo como me lo había imaginado. El mar. Lo primero que se me ocurrió fue entrar en él. Nunca había pensado en esas montañitas de agua. Ni idea que eran, ni quiénes eran, pero me caían bien. Ahora estoy acá debajo del mar, estoy casado con un hermoso delfín. Y ahora pienso que no fue ningún fracaso. Juana B.
Leímos La casa de los cubos mientras comíamos unas deliciosas galletas del fondo del mar. Conversamos del libro y de cómo imaginábamos una ciudad líquida y los chicos como siempre entusiasmadísimos por trabajar, se pusieron a escribir sus historias.
A veces no es fácil encontrar el principio de una historia por eso jugando con origami decidimos fabricarnos un disparador de historias. Hicimos un come come o come cocos ( en este link están las instrucciones) y escribimos dentro comienzos, lugares o escenarios donde pueden transcurrir historias, personajes sobre los que se tratará la historia, no siempre tiene que ser una persona, puede ser una animal, un objeto y una acción o una situación que sucede en la historia.
También se pueden escribir comienzos, mitades y finales y surgir historias rarísimas.
En un lugar de Bosnia un marciano rompe un frasco.
En el segundo recreo un soldado furioso plantó lechuga.
Un dragón tiene pesadillas un día en la plaza.
Y así gracias a la magia del come come no vamos a decir más «no se me ocurre nada».
Hoy imaginamos historias que tendrían lugar en un museo, inspirados por diapositivas de cuadros y también escribimos- caligramas, uniendo el dibujo con las palabras.
Hoy comenzamos a adentrarnos en el mundo del agua. Leímos “La Sirenita”, de Hans Christian Andersen y observamos medusas abisales y bosques sumergidos.
Hicimos un inventario de todo lo que encontraríamos en el fondo del mar. Algunas chicas encontraron tortugas que juegan a las carreras y pulpos de tres corazones. Otras encontraron tesoros perdidos, cofres con fotos, historias.
Recibimos algunas pintura hechas por los chicos del Taller de Arte Casiano León y las colgamos en la biblioteca. La consigna fue escribir un cuadro, escribir sobre lo pintado. A los chicos no les costó nada que cada una de las pinturas les contara la historia que guardaba.
Leímos La llave de oro, de los Hermanos Grimm y nos preguntamos muy intrigados qué es lo que habría dentro del cofre. Imaginamos una lista de cosas que podría contener. Antes de escribir las listas leímos dos inventarios de lujo, Inventario de Jacques Prévert, e Inventario de Jorge Luis Borges. Con esas lecturas como faros los chicos escribieron unas listas muy interesantes.
Hoy leímos “El libro de la Selva de Londres” de Shyam Bhajju, pintor perteneciente a la tribu Gond de la India. Como él cuando vio por primera vez Londres, intentamos describir lo que nos rodea con ojos nuevos, como si lo conociéramos por primera vez. Así, un avión, una cámara de fotos o una biblioteca, pueden convertirse en animales extraordinarios.
Los chicos fascinados con la historia que nos contó el papá de Valentín decidieron escribir una canción para Celestino Salvatierra alias El Sapo y la genia de Lucía Ruiz Guiñazú la musicalizó. Escuchen la canción aquí.
Volvió a visitarnos Lucía Ruiz Guiñazú y escribimos una canción lluviosa. Las musas estaban humedecidas y nos costó mucho editarla. Esperamos que después de escuchar el fragmento que grabamos, la lluvia decida abandonarnos por unos días.
Para llevar un registro de lo observado y de los objetos encontrados los exploradores del taller hicieron fichas donde documentaron sus descubrimientos. Documentos únicos y valiosísimos con croquis detallados que serán material de consulta para futuros expedicionarios.
Hoy visitó el taller Félix Acuto, arqueólogo y papá de Valentín. Hablamos de cómo se prepara un explorador antes del viaje, de la antigua cultura Inca y nos mostró fotos de una de sus últimas expediciones al Nevado de Cachi. Nos contó historias de guanacos, zorros a los que mejor no ver de frente, y del guía que los acompaño, Celestino Salvatierra, alias el Sapo, ladrón de tortas. Al final sacó de distintas cajitas puntas de flecha, piezas de cerámica y hasta una mandíbula de cabra.
¿Qué pasaría si nos perdiéramos en algún lugar del mundo y nos encontráramos con una población desconocida? Los chicos inventaron tribus y parcialidades y describieron sus costumbres y forma de vida.
Leímos Mi papá estuvo en la selva, de Gusti y Anne Decis, hablamos de las águilas harpías, de las pirañas y de los monos aulladores. Nos imaginamos la cantidad de peligros que podríamos vivir y seguimos tomando notas en nuestros diarios de exploradores.
Después de leer algunos fragmentos de Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift, la descripción de la isla flotante de Laputa y su cultura imaginamos cómo sería el paisaje sonoro de los lugares que recorrerían nuestros exploradores. Hablamos de los nativos australianos y de su costumbre de poner en canciones los mapas de su territorio bajo la forma de Songlines y escuchamos los sonidos del desierto de Gobi y de las focas de Alaska.
Leímos Instrucciones para llorar de Julio Cortázar y nos divertimos mucho con Instrucciones para despertar a una silla dormida de Pablo Prestifilippo. Pensamos qué tipo de instrucciones podíamos inventar nosotros. Por ejemplo instrucciones para sacarse un diente, para echarle la culpa a otro, para disimular que tengo piojos, para caminar con tacones, para fingir un dolor de cabeza, para que mi mama se saque una ropa que le queda horrible y un montón más de instrucciones útiles y disparatadas.
Los dos hermanos solían jugar con un globo terráqueo. Mientras le daban vueltas y más vueltas, con los ojos cerrados, señalaban un punto cualquiera con el dedo. Y si ese punto era Pekín, Madagascar o México, buscaban en la biblioteca libros que contaran historias de esos lugares.
Les encantaba leer. Disfrutaban con la lectura. La luz en su ventana permanecía encendida hasta muy tarde.
Guiados por la «luz» de los libros, recorrieron la Gran Muralla China, escucharon la canción del Océano junto a los vikingos, vivieron a la sombra de las pirámides en el Antiguo Egipto, se deslizaron en trineo por lagos helados junto a los esquimales, participaron en los Juegos Olímpicos de la antigüedad y recibieron la corona de olivo de los campeones.
Cuando por fin se quedaban dormidos, los cuentos, las historias, las leyendas, los lugares, los escritores, los héroes se mezclaban en sus sueños y los acunaban dulcemente: Esopo contaba sus fábulas a Sherazada en lo alto de la torre Eiffel, Cristóbal Colón escuchaba a Tom Sawyer relatar sus travesuras en un barco del río Mississippi, Alicia viajaba por el País de las Maravillas junto a Mary Poppins y Andersen narraba sus cuentos a la araña Anansi frente a una pirámide.
El juego con el globo terráqueo y los libros era divertidísimo porque parecía interminable. Los dos hermanos habían encontrado la manera de ser navegantes y exploradores a través de las páginas. La «luz» de los libros les permitía conquistar todo el planeta, vivir en diferentes civilizaciones y épocas, admirar su diversidad. Podían descubrir la vida en el inmenso mundo que había más allá de su pequeño cuarto. Volaban muy lejos, viajaban y soñaban.
Y, por supuesto, ¡siempre se olvidaban de apagar la luz!
—Chicos, ¡duérmanse de una vez! —les pedían sus padres—. Ya es muy tarde. ¡Apaguen la luz!
—No podemos —contestaban muertos de risa—. La «luz» de los libros no se apaga nunca.
Traducción de la versión en inglés: Laura Canteros.
Con este lindísimo texto de Angeliki Varella comenzamos el Taller de exploradores.
En latín cento quiere decir algo así como vestido hecho de remiendos y retazos. Cento es también un poema compuesto por versos de otros poemas. Un poema patchwork o un collage literario. Con los chicos jugamos con las poesías, leyeron y eligieron cuidadosamente entre poesías de diversos autores versos que los inspiraban, intervinieron esas líneas y las reordenaron dándoles un nuevo sentido. Trabajaron con muchísimo entusiasmo y el resultado fue muy interesante.
Bajo mi almohada/Bajo una luna verde/ quiero seguir leyendo/ y ahí justo sale el doctor./ Buscando un verso marino/ me quedé dormida/ llovía/ ya no me quejo, esto es genial./ Desde el nido un pajarito/ niña semilla aparece/ para limpiar el hogar/ las cortinas se lo merecen. Lisa
Leímos una lista consejos seleccionados por Keri Smith para observar el mundo como por primera vez. Exploramos un mosquito insolente que daba vueltas por el taller, exploramos el sabor de un rocklet y armados de frascos y lupas salimos a explorar el jardín. Los chicos reunieron información, tomaron apuntes y recogieron en el frasco las cosas que les parecían interesantes.
Luci era exploradora y exploraba en Amazonas. Exploraba en mares, en selvas, por todas partes. Pero siempre regresaba al mismo lugar. No podía volver al auto. No encontraba nunca la salida. Por los menos podía hablar con los animales. Con ayuda de los animales pudo volver a casa. Encontró dos nueces. Encontró una flor muy rara. Encontró una cosa muy rara. Encontró una cosa que parecía una hoja que parecía un diente de eón. Encontró una pluma exótica. Encontró una hoja del tamaño de un ganso. Malena F.
En el taller queríamos leer con los chicos el cuento de Gabriel García Márquez, La luz es como el agua. Buscamos por varias librerías la edición ilustrada por Carme Solé Vendrell editado por Norma. Agotado, agotado, agotadísimo. Por fin lo encontramos y conseguimos comprarlo usado a través de mercadolibre. Estábamos felices de poder compartirlo con los chicos pero cuando abrimos el libro vimos que en varias hojas estaba impreso el sello de la biblioteca de una escuela pública. Vaya misterio, ¿cómo habrá llegado el libro de una biblioteca escolar a un puesto de venta y compra de libros en Plaza Italia? Dudamos si devolverlo a la biblioteca o no. Nosotros lo habíamos comprado de buena fe. Lo debatimos apasionadamente y decidimos devolverlo. Habíamos disfrutado de su lectura y la historia ya quedaba dentro nuestro. Así que los chicos escribieron algunas cartas y cuentos para acompañar al libro en su camino de regreso a la biblioteca escolar.
Leímos algunos fragmentos de El libro de la Selva de Londres, narrado e ilustrado por Bhajju Shyam. El libro es una joya y cuenta la experiencia del pintor Bhajju Shyam que viajó en el 2002 a Londres para pintar los murales de un restaurante. Shyam pertenece a la comunidad tribal gond, una de las más pobres y marginadas de la India. Nunca había salido de su aldea y ese viaje fue, para él, el descubrimiento de un mundo nuevo. A partir de las ilustraciones los chicos escribieron historias, líneas y haikus. Acá se pueden ver una páginas del libro El libro de la Selva de Londres.
Comenzamos con un nuevo proyecto: los exploradores. Hablamos de viajes , de aventureros, de los lugares del mundo que conocemos y de los que nos gustaría conocer. El mundo de la exploración parece infinito. Conocimos algunos exploradores famosos y miramos las asombrosas fotos del proyecto de Jimmy Nelson en la página de internet Before they pass away.
Los chicos dibujaron mapas y tomaron notas para futuras historias.
Todos los escritores revisan su trabajo, los escritores del Taller del Zorro no son la excepción. Nos dedicamos a revisar y corregir las fogosas historias de dragones que escribimos la clase pasada. Fue una tarea difícil pero entretenida. Luego de corregir, reemplazar varios entonces, encontrar sinónimos para algunas palabras y bucear en el diccionario de ideas afines, los chicos pasaron sus textos en limpio.
Finalmente, después de mucho tiempo, conseguimos cinta para la vieja máquina de escribir.
Después de leer el cuento clásico de Andersen, El traje nuevo del emperador, nos dedicamos a inventar países, con sus nombres, banderas, formas de gobierno, etc. En Domilandia por ejemplo los habitantes tienen poderes y hay unas islas llenas de chanchos voladores. En otros países las letras O son siempre verdes, se puede jugar todos los días y dormir hasta cualquier hora porque no hay colegio. Ni ladrones. En el zoológico los animales tienen libros y si los chicos se aburren van a la biblioteca. ¡Vayan preparando los pasaportes que hay nuevos países para conocer!
En todas partes hay un personaje esperando ser descubierto para protagonizar historias espeluznantes, de aventuras, de amor, de terror, etc. Hay personajes buenos y malos, mágicos y reales, personajes que son animales y otros que no son animales pero se portan como si lo fueran. Sólo hay que observar y tomar nota. Leímos y disfrutamos mucho El huésped dudoso, de Edward Gorey. Observamos en un libro de retratos diferentes fotografías, nos imaginamos la vida de cada uno de los retratos y les inventamos una historia. Más tarde los chicos crearon un personaje y con palabras le dieron vida.
Ayer, un nuevo grupo de dracólogos se reunió para seguir debatiendo e investigando las características y comportamiento de los dragones. Hicieron descubrimientos muy inspiradores y decidimos compilar las historias en un futuro libro.
Nos fascinan los dragones así que decidimos convertirnos en expertos en estas legendarias criaturas. Para eso investigamos qué tipos de dragones hay, leímos Bestiario, de Gustavo Roldán y empezamos a leer La valiente Guendolina, un cuento del libro Amor dragón, de Patricia Suárez.
Dragones de todo tipo cobraron vida y se instalaron entre las páginas de los cuadernos de los chicos.
Aprovechando que el correo trajo los 23 microcuentos de Eduardo Abel Gimenez hablamos de los microrelatos, de los cuentos brevísimos y leímos un montón. Algunos, sacados de la antología En frasco chico, otros de Cuentos breves y extraordinarios de Borges y Bioy Casares. Nos imaginamos trabajando de escritores para una fábrica de galletas de la fortuna llamada Afortunados & Asociados y además de microcuentos buenísimos salieron historias muy divertidas.
Abrió su galleta de la fortuna: estaba vacía.
Cuando se despertó el dinosaurio hubo un terremoto. Ian
Ping Fo soñó que era un argentino y se fue a Argentina. Ian
Ella abrió la ventana. Otra vez ese monstruo. Juana B.
El despertó de ese sueño temeroso y se dio cuenta de que era un sueño. Juana B.
Un gato se tragó una mariposa y salió volando.
Me duele la panza, me duele la panza dijo el zorro. Entonces peor será comerte, dijo el león. Margarita R.
Leímos 13 Palabras de Lemony Snicket y los chicos estrenaron sus cuadernos haciendo una lista de trece palabras para contar una historia. Entre las palabras elegidas estaba la palabra trasero. Imaginen la diversidad de historias que contaron.
Vino a visitarnos Lucía Ruiz Guiñazú, pianista de Mihnesingers y el taller se llenó de música. Los chicos se convirtieron en letristas. Cada uno escribió una estrofa por su cuenta, y mezclando las terroríficas estrofas y agregándole un estribillo muy muajajá quedó una canción de terror.
Después de leer Nada de mascotas, de Melina Pogorelsky y Finn Herman de Mats Letén nos preguntamos si nuestras mascotas piensan que son personas, si cuando maúllan, ladran, relinchan, balan, graznan y aúllan intentan hablarnos. Nos preguntamos muchas cosas y muchas quedaron sin respuestas. De lo único que quedamos cien por ciento convencidos es que a las mascotas les gusta que les cuenten historias, buenas historias Y eso hicieron los chicos, sabiendo que no es lo mismo escribir para un gato que para un pez, los chicos escribieron un cuento para sus animales.
¿Qué pasa cuando se encuentran dos lectores? Hablan de libros. ¿Y varios lectores? Hablan de muchos libros. Eso hicimos ayer, hablamos de libros, de los que habíamos leído en las vacaciones, de los que estamos leyendo, de los que planeamos leer y de todo lo que tenemos ganas de escribir este año.
Después de hablar de nuestras lecturas comenzamos a leer La bolsa amarilla, de Lygia Bojunga, en el que una niña llamada Raquel nos cuenta sobre sus tres deseos, uno de ellos: ser escritora. Ese fue el puntapié para que los chicos se pusieran a escribir en unos cuadernos maravillosamente lindos que nos hizo Araca Cuadernos.
¡Y así arrancamos el año en el taller, llenos de entusiasmo!
Anticipándonos a las vacaciones nos imaginamos cuáles serian las peores vacaciones, por ejemplo ir a un hotel infectado de tarántulas o ir a pasear a una ciudad cuyas calles estuvieran llenas de caca, o pasar las vacaciones en el dentista o en el vacunatorio. Después imaginamos cuáles serían las mejores.¿A dónde iríamos? ¿A una biblioteca en el fondo del mar con libros que nos succionaran y nos hicieran vivir miles de aventuras? ¿Qué llevaríamos? ¿Iríamos acompañados? ¿En qué viajaríamos?
Surgieron vacaciones fantásticas, locas y divertidas, como ir a la cabeza de un piojo, viajar en un excavador con alas o en casas flotantes. Nos divertimos y nos despedimos leyendo a Dr. Seuss. ¡Hasta el año que viene!
En la oscuridad se dilatan las pupilas y cuando estamos en silencio e intentamos dormir pareciera que podemos oír sonidos de la lejanía. Leímos Voces nocturnas de Gianni Rodari y como a los chicos no les convenció ningún final, inventaron y escribieron el final que les gustaba, en la oscuridad, para escuchar su propias voces.
Más tarde, entre pulseras luminosas, disfrutamos de algunos sueños de Nocturno. Recetario de sueños, de Isol.
Ayer hicimos la presentación del kamishibai Contáme un cuento Saki, una adaptación del cuento El cuentacuentos, de Saki, hecha por los chicos del Taller del Zorro. También presentamos el libro Historias celestes, los chicos leyeron algunas historias y recibieron muchos aplausos. ¡Una verdadera fiesta literaria!
Ayer ensayamos la lectura del kamishibai y cómo pasar las láminas acompañando al texto rápido o despacio, según convenga.
La semana que viene vamos a dar una función para los padres, así que hicimos toda la puesta a punto de nuestra presentación. Son artistas con experiencia en desafíos porque no parecen nada nerviosos.
Aquí abajo unas fotos de la producción de las láminas.
Hablamos de las novelas epistolares. Vimos el libro de Lemony Snicket, The Beatrice Letters y leímos algunas cartas escritas por Lewis Carroll.
Muchas de las chicas habían leído Querida Susy, querido Paul, de Christine Nöstlinger y les había gustado mucho. Hicimos sobres y decidieron a quién le escribirían una carta, a una vecina, a sus familias o a ellos mismos cuando fueran grandes.
Como era una lindísima tarde hicimos un picnic en el jardín y mientras comíamos cupcakes leímos El viaje de Lisa, de Paul Maar y algunos pasajes de Breve guía de lugares imaginarios, de Alberto Manguel y Gianni Guadalupe. Hablamos de las formas de ver un paisaje, de la contemplación profunda, de la mirada micro y macro y luego los chicos tomaron notas e hicieron su trabajo de campo.
Leímos un par de cuentos del libro de Leonora Carrington, Leche del Sueño, nos fascinamos y disfrutamos del mundo fantástico. Después llegó el momento de crear cuentos raros, rarísimos donde valía todo.
Escribimos en tarjetas distintos temas, escenarios, títulos, personajes, tramas, problemas, y soluciones. Mezclamos bien y … cuentos raros.
¡Que raras lágrimas!
Un día en mi casa mientras corría me clavé una astilla más grande que una tableta de madera de las que hay en el piso. Empecé a llorar como loco, pero estaba solo porque mis papás salieron (y me dejaron solo). De pronto me salieron unas lágrimas muy azules que empezaban a chillar: “que aburrido que es estar en un ojo todo el tiempo, comemos hormiga aplastada y de postre baba de gusano, queremos salirrrrr”. Yo les dije bueno, no pueden salir pero les puedo prometer algo, cada vez que llore voy a tener preparada sopa de pupila para que coman. Julia M.A.
En el zoo de Atlanta la señorita Violeta de pelo color cinta y cinco aritos paseaba de la pata a su bocadillo de durazno. Juana B.
Leímos Ascensor para las estrellas de Gianni Rodari y bajamos en el piso de la poesía. Jugamos con palabras celestes y surgieron poemas, cuentos y haikus. ¡El libro de los exploradores espaciales está por despegar!
Seguimos hablando de cartas estelares y de la observación del cielo a través del telescopio. Leímos Cocina espacial, de Gianni Rodari y un cuento escrito por Mora. Exploramos jugando con un globo el movimiento del universo y cómo orbitan los cuerpos celestes. Escuchando la música de Los Planteas, de Holst los chicos se pusieron a escribir.
Octubre nos volvió espaciales, exploradores galácticos y lectores voraces de literatura del espacio. Leímos Josépérez, astronauta, de Norma Huidobro y lo disfrutamos muchísimo.
Hicimos una lista de palabras cósmicas, investigamos cuánto tiempo nos llevaría viajar a Marte y los chicos escribieron cuentos e hicieron mapas de constelaciones.
Empezamos a trabajar en un nuevo proyecto sobre historias celestes o cuentos espaciales, hablamos de las estrellas y los dibujos de las constelaciones, leímos la leyenda de Orión y experimentamos con el cuerpo y un globo la ley de gravedad y la noción del espacio. Apagamos la luz y transformamos el techo del taller en un cielo estrellado donde encontramos a Orión, a su perro Sirio y a las Tres Marías.
Así surgieron historias del espacio, una de ellas escrita en un globo.
Después de haber pintado todas las láminas hubo que ajustar el texto buscando contar la historia de una manera fluida y no sólo eso, también encontrar la banda sonora del kamishibai. Buscamos sonidos de trenes, grabamos el tintinear de medallas, bostezos y hasta el ruido de la descarga del inodoro.
La adaptación para kamishibai de la historia de Saki y la organización del trabajo empezó de una forma caótica. Parecía que todos querían ilustrar la misma parte del texto, que los lápices, las gomas y los sacapuntas no eran suficientes, que los marcadores estaban en el otro extremo de la mesa y que volver a escuchar por quinta vez el mismo cuento iba a resultar aburridísimo. Pero el desorden comenzó a ordenarse, los chicos a ponerse de acuerdo y de pronto como si cada uno fuera un engranaje de una máquina exacta el equipo de kamishibaistas trabajó a la perfección.
Empezamos a trabajar en un proyecto súper ambicioso: adaptar un cuento de Saki para kamishibai. Leímos varias traducciones y versiones del cuento El contador de cuentos, pensamos cómo organizar el texto y las imágenes y los chicos comenzaron a ilustrar.
Nos reencontramos después de las vacaciones de invierno llenos de entusiasmo. Nos pusimos a trabajar en la impresión de Poesía Animal el nuevo libro de poesías que escribieron los chicos. Plegamos los folios e imprimimos la tapa del libro. ¡Seguramente la semana que viene tendremos todos los ejemplares!
Los chicos conocieron el kamishibai y después de ver y escuchar varias historias como Los músicos de Bremen y El gigante de Zeralda pusieron manos a la obra y crearon sus historias.
El miércoles tuvimos la alegría de que nos visitara Carolina Arabia. Carolina es profesora de yoga especializada en chicos y además una fanática de la literatura. Nos trajo diferentes láminas antiguas del cuerpo humano, algunas bien raras. Después de observar estos mapas y paisajes del cuerpo, nos fue guiando a una experiencia sensorial de nuestro propio cuerpo. Pero mejor que sean los chicos los que les cuenten. En la clase de hoy investigamos el cuerpo humano con Carolina. Primero vimos dibujos de humanos muy particulares, tenían llaves en los dedos, un buda con bigotes, etc… Después comenzamos, teníamos que taparnos los oídos, sentí que mi cabeza se calentaba como el sol, pero mis ojos fríos como la nieve, sentí que tenía agua en todo el cuerpo, también sentí que una cabra me acorralaba las costillas y que se me acababa el tiempo. La vida no dura para siempre. También sentí un ruido como una de esas hermosas tormentas de verano, sentí que era única ¡como un ojo! Lisa En la clase vimos láminas del cuerpo humano y después escuchamos el sonido pin y de nuestro cuerpo. Yo escuché mi respiración. Sofía escuchó el ruido del agua en su panza, un crac y tum tum, Julia un tiiiii pum, Lisa sintió que su cabeza estaba muy caliente, Mora un terremoto, Juana sintió su respiración y un ruido en su boca. Después sentimos nuestra columna vertebral, caminamos con los ojos cerrados, dijimos lo que sentíamos, por ejemplo “tengo sed y calor”. Después hicimos una relajación y terminamos. Valentina
Exploramos el maravilloso mundo del teatro de sombras. Jugamos con la luz y las manos y vimos una función en la que un pirata que viajaba en cohete espacial buscaba un tesoro perdido. Los chicos también se animaron a crear sus personajes y representar una obra.
Esta tarde helada entramos en calor trabajando muchísimo. Corregimos algunos de las textos que los chicos escribieron el miércoles pasado y elegimos el título del futuro libro del taller. Y como si esto fuera poco también se adueñaron de otros cuadros para contar nuevas historias.
Nadie quiere a los troncos
Los troncos cortados siempre protestan y gritan «¡Nadie nos quiere!» Pero Tronki (que era uno de los troncos) no sabía lo que iba a pasar.
Al día siguiente un ventrílocuo estaba caminando por allí con su gato Fini (que tenía una cola muy larga). Juan (que era el ventrílocuo) estaba muy cansado de caminar (ya había caminado 5 km. y le faltaban otros 5 ) tropezó con la cola de Fini y cayó apoyado contra Tronki y Tronki le habló y Juan le contestó. Se hicieron amigos y así termina esta historia.
Al taller llegó un cofre cargado de libros de piratas y leyendo esas divertidas historias aprendimos de mapas y tesoros, de banderas y de tormentas. Después de repartir un botín de galletitas, la tripulación se puso manos a la obra y creó sus libros- barcos con dibujos de mapas y personajes muy valientes.
La biblioteca del Taller el Zorro se llenó de colores, tuvimos el placer de colgar algunas obras de los chicos del Taller de Arte de Casiano León y participamos de una suerte de exposición privada. Contemplamos las obras y dejamos que los cuadros nos contaran sus historias.
En el país de los dragones vivía un dragón blanco con manchas negras. Le decían dragón dálmata. Todos los dragones eran rojos, azules, verdes. Mi punto es que el dragón dálmata era el único blanco y negro, el único no colorido. A él no le importaba hasta que un día un dragón enorme, violeta y amarillo le gruñó: –Tú no puedes estar en el parque nunca más porque no eres colorido.
Dragón dálmata se puso triste y se metió en una cueva amarilla. Se puso a pensar cómo iba a hacer para volver al parque que tanto amaba. No encontraba solución, entonces decidió llamar a alguno de sus amigos. llamó a Rayo, uno de sus amigos. –Yo te puedo ayudar- dijo Rayo- hagamos nuestro propio lugar de juegos, uno que todos los niños dragones puedan entrar, un lugar mejor en el parque.
Dragón dálmata y Rayo se pusieron manos a la obra. Al principio, el lugar estaba feo, con basura y cosas así, pero Rayo y Dálmata le pusieron juegos, un escenario para shows, puestos de comida, etc. Pronto lo conocieron muchas personas al parque. Rayo y Dálmata se volvieron famosos y el parque Dragón fue el favorito de los chicos. Fin. Juana
Nos fascinan los dragones con sus escamas verdes brillantes, sus colas larga y con púas y sus enormes bocas que escupen fuego. Decididos a convocar a los dragones leímos muchas historias protagonizadas por estos seres mágicos. Cada uno de los chicos adoptó uno para domesticarlo y los invitaron a vivir en las historias que ellos mismos crearon.
Formamos un círculo de recitadores y leímos poesías, muchas poesías de María Cristina Ramos, Liliana Cinetto, María Elena Walsh y otros grandes poetas. Inspiradísimos los chicos les dedicaron versos a sus animales favoritos.
Hicimos una lista de animales que a los chicos les parecía que merecían poesías. Una lista larguísima y arbitraria. Una araña merece una poesía pero un cerdo no, una serpiente tampoco pero un murciélago sí. Veremos si a lo largo de los días, el cerdo que para mí es un animal muy simpático, puede ser incluido en la lista. Veremos. Los chicos eligieron un animal y le escribieron un poema, doblaron la poesía y la guardaron en un libro de origami que ellos mismos plegaron.
Mantas que desaparecen, cuartos invisibles, ladrones de caramelos y aviones fantasmas son algunos de los casos resueltos por esta sociedad de agentes secretos. Expertos en misterios y en tomar notas, estos agentes ya están listos para poner su despacho, investigar y resolver los enigmas más complicados.
Valentina trajo al taller un cuento escrito por su mamá, Julieta Elffman. El cuento se llama El día en el que Sofía cambió los nombres de las cosas y nos encantó. El cuento habla de una chica muy curiosa, Sofía, que quiere conocer el significado de todas las palabras y saber por qué las cosas se llaman de una manera y no de otra. Nos entusiasmamos tanto con el tema que nos pusimos a inventar palabras y a darles vida. Así surgieron historias con palabras cuyo significado habrá que buscar en el Rarum diccionarum unicum.
¿Cómo identificar al culpable? ¿Qué dicen los testigos? ¿Cuál es la forma de su cara? ¿Qué tipo de nariz y boca tiene el sospechoso? Un buen detective es un gran fisonomista y un gran observador del comportamiento humano, pero sobre todo es un experto en huellas digitales.
Los Agentes especiales intentaron averiguar a quién pertenece la huella encontrada en la esquina de una mesa del taller. Compararon las huellas de todos los sospechosos pero el misterio aún no está resuelto.
Leímos El asombroso cuadro del señor Shin, de Nicolás Schuff y pensamos que todo buen cuadro necesita una historia. Los chicos eligieron obras de Matisse, Miró, Bonnard y Durero para inventarles una historia. Cuadros y cuentos maravilloso para una exposición.
Misterios. Casos por resolver. Nada detendrá a los Agentes Zepol, Wetham, Wooki ni al resto de los Agentes Especiales del Taller del Zorro.
Los detectives leían atentamente casos famosos resueltos por el gran Ruperto y Sherlock Holmes, cuando clientes desesperados irrumpieron en sus despachos pidiéndoles que investigaran extraños enigmas como el robo de un elefante, la desaparición de la luna y el misterio de los billetes que cambian de valor. ¿Lograrán resolverlos?
Para entrar en el mundo de los sueños nos preparamos leyendo algunos de Los sueños de Helena, de Eduardo Galeano, sueños prodigiosos que nos hipnotizaron. Después, Carolina una especialista en viajes, sueños y alfombras voladoras nos fue guiando para atravesar un puente donde cada chico ensoñado soñaba que escribía un cuento.
¿A quién no le gusta resolver enigmas y misterios? A nosotros nos fascina, así que nos dispusimos a investigar y aprender de las novelas detectivescas. Recibimos la visita de la Agente Veruca, una agente secreta retirada que nos habló de las diferentes clases de detectives que conoció a lo largo de toda su actividad. Entre los detectives famosos de la literatura conocimos a Hugo Besugo y su compañero Viruli, a Sherlock Holmes y Watson, a Ruperto, Lucas Lenz y John Chatterton, entre otros. Con toda esa información los chicos construyeron su detective , el detective ideal que resolverá los misterios y casos por venir.
Jugamos con el Storymatic, barajamos protagonistas, personajes secundarios, escenarios y situaciones. Alguien que nunca usó zapatos, el dueño de una fábrica de pepinillos, una niñera, un vecino nuevo en el barrio, una persona con muchos, muchos gatos, un perrero, alguien que nunca dice la verdad, un colectivero y una persona que ronronea cuando está contenta, fueron algunos de los personajes que protagonizaron historias en shows de talentos, desvanes, rodeados de plumas, hipopótamos y conejos por todos lados.
Una vez un colectivero se mudó a la ciudad. Primero no conocía a nadie excepto a su vecino Juan. Un día quedaron en encontrarse en la esquina del bar «El zorro Loco», pero Matías, el vecino, no llegaba. Juan lo llamó, el colectivo se había retrasado. Juan se sentó a tomar un jugo de letras, miró por la ventana y vio algo muy raro: un Ravacanto. Salió a verlo, era gracioso y buenito, comedor de hierbas abisales, cara de hámster, cuerpo de vaca y cola de pez. Fue corriendo a buscar un bolso y lo metió adentro. Justo llegó Matías y le preguntó
-¿Qué tenés ahí adentro?
– No, nada, está la cuenta.
-¿Un bolso tan grande para la cuenta?
-Si, es que comí mucho, me duele la panza, mejor voy al baño.
Y Matías se quedó con cara de «él me necesita». Cuando Juan se fue al baño, sacó al Ravacanto del bolso. Y el Ravacanto se lo comió a Juan.
Para festejar el Día Mundial de Libro, el comando poético del Taller del Zorro, salió a la calle a sembrar poesías. Irrumpimos en el Centro Cultural Plaza Castelli armados de susurradores y municiones de poesía. Los chicos fueron susurrándoles poemas a las personas que estaban allí creando instantes poéticos que la gente agradecía muy feliz.
El 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor. La Organización de las Naciones Unidas (Unesco) eligió este día para rendir homenaje universal a los libros y a los autores por tratarse de una fecha especial. El día 23 de abril murieron Miguel de Cervantes Saavedra, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega.
Los chicos crearon lugares imaginarios donde pudieran suceder historias. Como cartógrafos de la imaginación trabajaron descubriendo mundos y reuniendo los mapas relevados junto a sus historias en una edición especial llamada Cartografía Imaginaria.
Leímos El soldadito de plomo de Hans Christina Andersen y hablamos de juguetes. ¿Quiénes conocen mejor los juguetes que los chicos? Nos hicimos muchas preguntas. ¿Cuál habrá sido el primer juguete? ¿Cuál es el mejor? ¿Cómo nace un juguete? ¿Cómo es su vida? Hicimos un inventario de juguetes y cada uno de los chicos eligió uno para crear una historia.
Otro miércoles que disfrutamos de la visita de Ezequiel García. Esta vez los chicos prepararon material para un fanzine que planeamos editar. Las consignas eran trabajar con una montaña y uno o dos personajes en el primer cuadro, o bien, un barco y dos personajes. Gracias a los consejos y trucos que les enseñó Ezequiel, los chicos crearon unas historietas geniales.
De la mano de Ezequiel García nos sumergimos en el mundo de la historieta. Ezequiel nos hizo conocer historietistas que no conocíamos y nos enseñó algunos códigos y trucos para dibujar y guionar un pequeño relato. A partir de una situación cotidiana los chicos crearon sus historias. Algunas fanáticas de la historieta no querían que Ezequiel se fuera, ¡por suerte el miércoles que viene vuelve a darnos otra clase!
Después de hablar sobre Julio Verne y leer un par de capítulos de Cinco Semanas en globo, decidimos editar y publicar las producciones cartográficas. Reunimos los mapas relevados con sus historias en un kit de mapas llamado Cartografía Imaginaria. Trabajamos muy desordenadamente, algunos puliendo lo ya escrito, otros terminando de escribir sus historias y otros imprimiendo y armando el contenedor de mapas.
Investigamos en los libros dónde suceden las historias, los lugares en los que ocurren y se desarrollan los hechos de la narración y los diferentes escenarios donde se mueven sus personajes. Vimos distintos paisajes, mundos y reinos. Decidimos convertirnos en cartógrafos y confeccionar mapas de mundos reales e imaginarios para que nos contaran una historia.
Las palabras son las herramientas con las que el escritor construye su historia, es por eso que necesita ser dueño de un vocabulario amplio. Un buen almacén de palabras donde encontrar y elegir las que mejor se ajusten a lo que está contando. Después de leer El ladrón de palabras, de Nathalie Minne salimos de caza. Atrapamos palabras de diccionarios y de distintos libros, palabras raras, fuera de lo común, palabras dulces, mojadas, de amor, etc. Las clasificamos y luego de trabajar y jugar con ellas, las guardamos en frascos especiales en nuestra despensa literaria.
Tus ojos Tus ojos son como lunas blancas, tus manos son como papel de arroz, tu pelo es como nieve blanca. Tus labios son como el regreso de un río rojo. Luz
Los cuadernos de notas son una herramienta valiosísima para el escritor. Llevar una libreta o un diario donde anotar diferentes ideas, pensamientos, sentimientos, diálogos que escuchamos, o donde dibujar con palabras futuros personajes, puede ayudar muchísimo si queremos convertirnos en escritores. Así que después de leer algunos capítulos de El anotador, de Juan Sabia, los chicos pusieron manos a la obra y estrenaron sus libretas hechas bajo la dirección de Hilo Dorado. Muy entusiasmados firmaron su licencia de escritores donde se autorizan a sí mismos a escribir cualquier cosa, aún cosas que parezcan tontas o aburridas o sin sentido o repetir mil veces la misma palabra. Y así surgieron varios principios de futuras historias para ser contadas.
los animales de Hiroshi Sasagawa huyeran de la biblioteca en estampida?. ¿Adónde irían?. ¿Se establecerían como mascotas en nuestras casas? ¿Los cruzaríamos en el ascensor? ¿Se instalarían en la casa del vecino que todavía está de vacaciones?
Para los que no tienen el libro en hoja y tinta, acá está el Abecedario Poético, escrito por los chicos del Taller del Zorro. Hicimos una lista de palabras de la A a la Z y escribieron poesías con cada una de ellas. Con ustedes el Abecedario Poético.
Festejamos este hermoso año compartido en el taller con una fiesta literaria junto a todos los chicos, sus familias y amigos. Hubo poemas susurrados, la presentación de nuestro Abcedario Poético y del cd de Poesías para escuchar con poemas compuestos, recitados y cantados por los autores del Taller del Zorro. También tuvimos una excelente función de kamishibai a cargo de los chicos que adaptaron e ilustraron la leyenda tehuelche de Goos.
¡Estamos muy felices por haber compartido un año tan maravilloso!
El miércoles y el jueves fuimos al Estudio de grabación Daktari a grabar las poesías que los chicos escribieron a lo largo de todo el año. Fue muy emocionante y divertido. Llegamos al estudio y nos esperaba el genio de Norman, que les contó cómo funcionaba todo. Mientras entraban de uno a grabar, el resto tomaba el té y ensayaba en la terraza del estudio.
Después de grabar sus poesías, eligieron algunas y siguiendo el ritmo de la guitarra de Norman las cantaron.
Sacamos los número al azar, buscamos el significado de los sueños en la lotería y el bolillero nos susurró palabras. Con esas palabras, los chicos escribieron poesías y muchos comienzos de historias divertidísimas.
Mi tía se casó en un arroyo con plantas y gallinas como me gusta a mí. Me gustan los arroyos me gusta mucho el agua me gustan las gallinas a mi me gusta así. Juana B.
¿Y si de una piñata de cumpleaños en lugar de caramelos y juguetes de cotillón llovieran ideas?
Eso es lo que pasó en el Taller. Estalló una piñata y llovieron ideas y palabras para escribir poesías. Los chicos se abalanzaron para agarrar la mayor cantidad posible y con su tesoro buscaron un lugar en el jardín para escribir sus poemas.
El jueves, en el taller, leímos Del otro lado del mundo, de Laura Devetach y nos imaginamos qué estaría pasando del otro lado de la tierra. Así surgieron historias de bambúes y flores extrañas. Luego, todos juntos, nos divertimos escribiendo cartas rusas y cadáveres exquisitos.
Bajo la sombra del tilo leímos El árbol de la lluvia, de María Cristina Ramos y El sauce, una leyenda japonesa. Recorrimos el jardín en busca de un árbol, una planta o una flor que nos contara una historia y, felices de descubrirla, cada una de las chicas escribió la suya.
La leyenda de la rosa china
Hace más de 200 años, Cristóbal Colón, un señor de España, descubrió américa. Cuando llegó, una chica llamada Rosa, paseaba por ahí. Cuando Rosa lo vio, fue corriendo a decirle a su papá, el cacique. Los españoles vieron a los indios, declararon que habría una guerra al día siguiente. Al otro día los españoles dijeron que el país que ganaba se llevaría el oro del otro. Y ganó España. Entonces los indios no les quisieron dar el oro. Colón ordenó que se llevaran a la hija del cacique, Rosa. La iba a quemar. Antes de quemarla, le dijeron, decí tu última palabra. Y ella cantó. Cuando el fuego la tocó, se convirtió en una flor. De nombre le pusieron la rosa china. Cande P.
En el taller del zorro conocemos muchas mascotas interesantes nacidas en noviembre, todas bajo el signo de escorpio. Así que nos decidimos a abordar el tema mascotil y leímos El verdadero negocio del señor Trapani, de Pablo de Santis y Finn Herman, de Mats Letén. Los dos libros, favoritos del zorro, sirvieron a los chicos de inspiración.
Hace unos días vi a Ginferman paseando un elefante, pero no es un elefante tan común. Tiene, tiene, tiene, ay no me sale, ah, si el cerebro al revés. Pero es una forma de decir. lo digo porque hace todo al revés. Para leer usa el libro al revés y mucho mas. Un día decidí hacerme mosquito. Es una larga historia. Me hice mosquito y ya hecha mosquito entré en la boca del elefante mientras bostezaba y me di cuenta que de verdad tenía el cerebro al revés. Juana B.
Ayer, misteriosamente, no vinieron chicos al taller, sino vampiros, brujas y zombies.
Así que aprovechamos la ocasión, leímos algunos capítulos de Las brujas de Roald Dahl y los vampiros, brujas y zombies escribieron una descripción de un personaje terrorífico. Hola, soy Ramiro. Hace poco me encontré con un monstruo. Cuando lo vi salí corriendo. Les cuento cómo es: tiene treinta ojos, su boca es de origami. Es horrible. Rufino, 7 años
Después de pintar las ilustraciones llegó el momento de pegar las láminas en papel montado, hacer el titulo y escribir los créditos. ¡Ya casi está listo el kamishibai de Goos! No vemos la hora de empezar a ensayar la presentación.
Después de leer, el comienzo de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, el primer capítulo de Las crónicas de Narnia, de C.S. Lewis y El Túnel, de Anthony Browne, los chicos escribieron textos sobre el pasaje de un mundo a otro. A través situaciones particulares como un escalón secreto, un cuadro colgado en un museo, un agujero en un ático y un inodoro transportaron a sus personajes a otros mundos.
Leímos nuevamente la leyenda tehuelche de Goos, la ballena, organizamos el texto y después de hacer un storyboard donde secuenciamos los dibujos y los textos los chicos pusieron manos a la obra y se dedicaron a ilustrar.
Los chicos siguieron trabajando en equipo, compartiendo ideas, intercambiando opiniones y poniéndose de acuerdo para escribir los guiones de las obras para el teatro de sombras.
Leímos leyendas de distintos países. Una versión de La princesa y la luna del libro Cuentos japoneses para niños y otra en kamishibai. Los chicos empezaron a trabajar adaptando la leyenda tehuelche de Goos para contarla en formato de kamishibai.
Los chicos lo esperaban ansiosos. Algunos vinieron disfrazados como sus personajes Hugo Besugo y Viruli. ¡Tenían un montón de preguntas para hacerle! Nicolás las respondió todas y hasta nos leyó un cuento inédito. También escuchó las historias de detectives que los chicos habían escrito, leyó nuestro Liber Monstrorum y hasta dedicó sus libros. Fue un encuentro divertidísimo. ¡Gracias, Nicolás!
Leímos La bella durmiente en la versión de los hermanos Grimm y en la de Yvan Pommaux, El sueño interminable. Hablamos de las distintas adaptaciones que se han hecho de la obra. Luego vimos la animación hecha por Lotte Reiniger en 1954, y también el documental que mostraba cómo trabajaba.
Y para acercarnos al mundo del teatro de sombras, vimos la representación de Los tres chanchitos que habían hecho Pilar, Juana y Rufino para presentarles a los más chiquitos. Con todas esas fuentes de inspiración, los chicos empezaron a bocetar sus propias obras.
Después de leer Hugo Besugo y el misterio del Club de la Luna, de Nicolás Schuff, hablamos de misterios y de casos por resolver. Los chicos se pusieron en la piel de detectives y escribieron algunas historias detectivescas.
Hola soy Caco y con mi amigo Lauti tenemos una empresa que se llama Los buscapistas. Nosotros dos somos como hermanos, porque nuestros papás son re amigos, vivimos juntos. Hoy nos dimos cuenta que aparecen huesos del perro de Juani, el vecino. Hoy aunque sea miércoles, Lauti que es un gran actor, le dijo a los papás:
-me duele la panza ¿puedo faltar?
Y los papás le dijeron:
-¡No!
Al final de tanto insistir le dijeron “ok”. Pero en realidad no le dolía la panza, quería faltar para descubrir qué pasaba con los huesos del perro. Cavaron un agujero en el jardín, encontraron, gusanos, raíces, “uy, mi calzoncillo” dijo Caco. Siguieron y siguieron cavando, se hicieron las tres de la tarde. Desde el baño escuché:
– ¡Ya encontré el intruso!
Salí corriendo, era una comadreja, le hicimos preguntas con el traductor, nos dijo que los huesos que encontraba los usaba de columna para terminar su casa y así llegaban a nuestro jardín.
– Uy – gritó Caco- Son nuestros papás, mejor hacete el enfermo.
Después de leer El diario del Capitán Arsenio, de Pablo Bernasconi, el taller se convirtió en un laboratorio. Los chicos se convirtieron en Profesores Doctores y como buenos científicos investigaron, descubrieron y elaboraron teorías sobre química, astronomía, física, anatomía y biología. Algunas muy locas, loquísimas que seguramente saldrán publicadas en alguna revista de investigación para ficticia.
Vinieron Batman, Cenicienta y la Princesa Tiana a nuestra fiesta de despedida y vivimos una merienda de locos. Para inspirarnos leímos un capítulo de Alicia en el País de las Maravillas y miramos una parte de la película cantando juntos «Feliz, feliz no cumpleaños…». Luego de un brindis y muchos disparates, disfrutamos de ¡tres! funciones de kamishibai. Y para cerrar este hermosísimo año, cada uno se llevó su propio libro donde ellos eran los protagonistas. ¡Ah! Los chicos se enteraron de un secreto secretísimo del taller… ¿Quieren saber? Imposible. Es un secreto que solo saben estos tres amigos cuentacuentos.
Y cerramos la semana con el último comando de susurradores. Mientras terminamos de leer La jirafa, el pelícano y el mono, los chicos prepararon sus instrumentos. Los decoraron y los llenaron de palabras.
Susurramos poesías de Alicia Genovese, María Cristina Ramos, Gianni Rodari y Cecilia Pisos. Personalizaron sus susurradores y como si eso hubiera sido poco, dibujaron con palabras un paisaje.
Un campo de margaritas cantando y riendo
sobre la brisa calurosa vagando por ahí.
Un arroyo piensa tomar otro camino
las plantas movedizas
y el capullo muy incómodo decide salir formando una flor
los árboles sacudiendo sus hojas y el sol decide meterse al agua con unas margaritas,
una brisa, un arroyo, capullos, los arboles y las hojas. Trinidad Z.
Un paisaje se hace así
con árboles, plantas y un colibrí
el colibrí desea cantar
el chaparrón de macarrón.
Juana P.
El paisaje es con montañas.
Las montañas son altas.
Los pájaros pasan por arriba
En el pasto hay flores
una nena salta
y un perro corre .
Hay un granjero,
sus vacas,
caballos y ovejas en el establo.
En la granja una vaca que come pasto. Pilar O.
Un paisaje con loros muy coloridos.
Con pirañas que comen arañas
un laberinto donde un campesino riega
los caminos, sirenas sin aletas.
Un paisaje silencioso.
Candelaria y Aitana
El paisaje tiene atrás montañas heladas con nieve y rocas.
Adelante hay dos osos comiendo guiso.
Un pastor lleva a sus ovejas a tomar agua al río.
Una señora muy linda
lava la ropa en el río
y atrás, en las montañas,
un caballo duerme.
Hay silencio
hasta que canta el viento.
Todos escuchan.
El viento canta siempre a la mañana.
En el paisaje hay muchos animales cuando es el té.
La caja mágica estaba llena de poesía. Leímos Gato que duerme, de María Cristina Ramos, Pajarita de papel, de Antonio Rubio y Oscar Villán y Tía Roberta y la música, de Javiera Gutiérrez y bajo el influjo de tanta poesía, las chicas se volvieron poetas. Esta noche ya oscureció es la estrella de tu ilusión es la nube más brillante de tu corazón. El patito llora hace un charco de nadar y llora y más llora y la luna ya está acá.
Los caracoles vuelan más y más vuelan tres caracoles uno con un globo uno con un molino y otro con alas ya pueden volar.
Voy a tomar un avión de verdad para ver a mi papá. Llegó papá y es de noche y nos vamos a pasear en coche. Alina y Clara, 5 años. Después decoraron unos susurradores para llevarlos a sus casas y recitar sus poesías suavemente.
Festejamos el día de Roald Dahl leyendo La jirafa, el pelícano el mono. Y bajo la consigna de escribir con qué animales formarían una sociedad y para qué, los chicos escribieron muy entusiasmados.
En la esquina de mi casa vivía mi vecina Lila pero se mudó. Nadie quería la casa y estuvo mucho tiempo vacía. Un día misteriosamente entré con miedo y desconfiado. Quería ver si Lila se había olvidado algún juguete.Vi una liebre que enseñaba a correr a la tortuga y al caracol. Dije hola, soy Tomás, buenas tardes señores y señoras quisiera ayudarlos en su lugar raro. Yo también corro muy rápido. Los animales asombrados dijeron si, como no, pero vos pareces muy raro, dudaron, mejor no, dijo la liebre. Porfa, por favor decía yo. Todos de mala manera dijeron ok está bien pero vamos a probarte. Una semana después todos sombrados por mi forma de trabajar me dijeron bienvenido, ahora vos vas a elegir el nombre de nuestra empresa. Tomás eligió el nombre Los cuatro amigos. De regalo de bienvenida me dieron una entrada para una maratón. Juana B.
No muy lejos de dónde vivo hay una casa abandonada, perfecta para los animales. Antes era un zoológico. Como había quedado comida los animales podían comer ahí. Había un elefante que se llamaba Dante, una tortuga de agua que se llamaba Melina y una serpiente que se llamaba Ailén. Los tres limpiaban el piso. Hacían muchos trabajos, construían, trabajaban de carteros, de cartoneros, limpiaban casas, pintaban, etcétera, etcétera. Lo que más les gustaba a Ailén era limpiar el piso, porque le gustaba arrastrase. La gente cuando los veía en la ciudad salía corriendo porque les tenía miedo. A Dante por que era gigante, a Melina porque mordía muy fuerte y a Ailén porque pensaban que era venenosa. Hasta que pasó un tiempo y la gente reconoció que eran buenos y no les iban a hacer nada. Entonces los contrataron para trabajar, y así pudieron conseguir plata. Lara B.
Después de seleccionar las poesías que escribieron y querían publicar, los chicos pusieron manos a la obra. Diagramaron, ilustraron y encuadernaron su mini libro. Estos son algunos de los títulos de la colección.
De nuestra caja mágica salieron libros y retazos. Leímos La manta de Jane, de Arthur Miller, Un regalo diferente, de Marta Azcona y después hicimos con pedazos de tela y esferas de telgopor, muñecos y fantasmas para que nos acompañen a dormir.
Con la lista de las palabras que hicimos la semana anterior, los chicos de los dos grupos produjeron textos para el comando poético que estamos organizando. Trabajaron con diferentes consignas y disfrutaron como nunca de la creación de sus poemas.
Luego los chicos recibieron dos sorpresas: por un lado, una función de teatro de sombras con la Canción de pescador, de María Elena Walsh, y, por otro, la visita de los chicos del grupo más grande que prepararon especialmente para ellos «Los tres cerditos».¡Y se llevaron todos los aplausos!
Como broche de oro, confeccionaron sus propios títeres de sombras e inventaron una obra para representar.
Los chicos vinieron en pijamas y con una linterna para leer cuentos en la oscuridad y prepararse para soñar. Empezamos bostezando y llamando al sueño con dos libros:El gran bostezo y Tse Tse.
Después acomodamos nuestros almohadones para empezar a soñar, apagamos las luces y prendimos Nocturno. Recetario de Sueños, de Isol. Estos son los sueños que los chicos contaron:
Había una vez un gato que cuando era de día, era chiquito y cuando se hacía de noche, el gato se volvía gigante. El gato se llamaba Gatón y jugaba con los gatos gigantes. Y cuando se hizo de día se despertó chiquito porque todo había sido un sueño.
Había tra vez un pescador que se llamaba Leureco, estaba pescando en mar de Argentina. Había peces y no se daba cuenta porque era muy distraído. Hasta que apareció una ballena y Leureco, se asustó. La ballena le tiró un chorro de agua y Leureco se mojó todo. Leureco se asustó y se fue rápido a una playa donde encontró una casa y entró y no había nadie, y entonces se secó con una toalla.
En una suerte de homenaje a los ilustradores trabajamos con el libro 75 AÑOS 75IMÁGENES. Los chicos eligieron al azar algunas postales y escribieron sus historias.
Después de leer poesías de Juan L. Ortiz, Amelia Bagioni, Liliana Cinetto, María Cristina Ramos y Florencia Esses nos sentamos a la mesa para darnos un banquete. Y estas son algunas de las poesías que escribieron los chicos en sus platos.
El humo que sale por la chimenea con su tijera para cortar las nubes blancas del nunca jamás. ————————————– Cazar una nube cuando abrís la ventana porque siempre hay cosas nuevas como un sueño. —————————————— En el silencio canto o el silencio del campo es tan silencioso que no se cuál silencio del canto o del campo. ———————————————- Es del mar la leona y es del mar el león Todos dicen que el león no sueña con pasión. ———————————————— Y que llovió agua de azúcar la gente sacó su jarrón y de un pisotón se llenó de azúcar de repente vino un colibrí y se lo robó.
Hoy recibimos una carta inesperada. Creemos que vino desde muy lejos y por el mar, ya que parecía mojada y llena de arrugas. Pero lo más sorprendente fue quién firmaba la carta: El Capitán Bocanegra.
Este valiente capitán, nos contó que había escondido parte de su tesoro en algún lugar del taller.
Con pañuelos, parches, catalejos y espadas… ¡Encontramos el tesoro! ¿Y saben cómo lo celebramos?…
Inventando juntos este cuento de piratas:
El tesoro que nunca encontramos
Había una vez en la playa Huacalaya un pirata que se llamaba Capitán Trusimpo. El pirata nunca encontraba su tesoro. Y lo quiso ir a buscar en su barco El Calavera. Navegó mil años por ríos y por mares. Vio pajaritos y cocodrilos. Llegó hasta una isla lejana y ahí encontró su tesoro. Era una espada de oro. Y dijo «Este sí es mi tesoro». Se lo llevó a a su barco y vivió muchas aventuras encontrando millones de tesoros. Fin.
A lo largo del río detrás de los cristales que tapó el cielo la nube negra ¿Cuántos sustos ocho veces te abraza: por mi que sea un cordero no le hacen falta Y extendió un trapo negro sin previo aviso. Thomas
Yonofuí: pícaro duende y un rubor de manzana salieron solos ¡que baile el twist o la salsa! Lara
¿Quién lío este lío? ¡Cuántos sustos! Tiembla en los valles a lo largo del río un árbol amarillo creció hasta el cielo sin previo aviso la tarde equivocada lo que quiso la tarántula con patas enmarañadas ahora la luna se despinta la cara que tapó el cielo. Thomas
Vino de visita Florencia Esses. Y, como en toda reunión de escritores, hablamos de libros y del oficio literario. Los chicos curiosísimos, tenían un montón de preguntas para hacerle a Florencia. Nos contó cómo se le había ocurrido escribir La sopa de Carola. ,Juana, ¿dónde estás? yMamá maga.
La lluvia no asustó a los más chiquitos del taller y hoy vivimos una tarde de fiesta.
Nuestra caja mágica estaba llena de libros de circo. Leímos Tito domador de Guido van Genechten y Papá escapó con el circo de Etgar Keret y vimos varios libros con imágenes llenas de payasos, equilibristas, magos, domadores, hombres bala, y muchos artistas más.
Con todas esas ideas armamos la gran función de «El buenísimo Circo del Zorro».
Clasificamos palabras recortadas en distintas categorías que inventamos. Palabras coloridas, de miedo, graciosas, de lugares y poéticas. Los chicos eligieron diez palabras al azar y elaboraron cuentos y poemas. El SAMURAI NERVIOSO en e PUENTE SUSPIRO hay DUENDES MISTERIO atacando a toda la ciudad mientras los malvados CHIMANGOS se comen los ojos de las ovejas y el EMPERADOR MISTERIOSO tiene DESEADO que se vayan los duendes misterio y los chimangos. Thomas.
Se abrió una CARTA y saltó un PIOJO con GUANTES que tocaba un INSTRUMENTO llamado violín y me dijo: en la ESCALERA hay un verdadero EXPLORADOR y TOMATE un AUTO para encontrar nuevos AMIGOS. Mora.
El mago MERLIN presentó al SODADITO de COLORES (AMARILLO AZUL BLANCO) llamado BURRO. En la BIBLIOTECA el CHANCHO Ramón leyó el libro del CASTILLO amarillo y encontró la HUELLA del TRONCO marrón. En las MONTAÑAs la NEGRA mira muy TRANQUILA el MAR y como los ANIMALES toma la LECHE de su mamá. Juana B.
Leímos El paraguas amarillo, de Joel Franz Rosell, Gervasio, El hombre bala, de Ema Wolf, ¿Qué crees tú que puedes hacer en mi circo? de Georgina Roo y Maximiliano Luchini. Y en vez de ir al circo, fuimos al cine a ver videos circenses. Inspirados en el gran arte del circo, éste grupo de escritores inventó un cuento para compartir con el grupo de los más chiquitos. El circo de los pedos
Aparece en la pista un presentador vestido muy serio caminando como pato con zapatones de colores y dice:
-¡Bienvenidos, pedorros y pedorras!Ahora vamos a hacer un acto fantástico. Con ustedes… ¡el mago!
El pùblico se pone de pie y aplaude.Cuando se sienta, se apoya sobre almohadones de pedos y prrrrrrrrrf.
Aparece el mago y saca de la galera un pedo con forma de conejo y otro con forma de paloma. El pùblico se asombra pero aplaude. El mago se retira orgulloso como si hubiera sacado un excelente.
El presentador dice:
– Pedorros y pedorros, con ustedes… ¡los hermanos Williams!
Entran veinticuatro hermanos y hacen una pirámide humana, a los pedos.
El público se tapa la nariz y aplaude chocando unos con otros con las manos que tienen libres.
El presentador, riéndose disimuladamente, pide un aplauso para los hermanos trapecistas que están llegando. Aparecen vestidos con una remera azul con rayas y un pantalón blanco muy apretado. Se balancean en los trapecios y bombardean el aire de pedos.
Aparece Martina, la bailarina, vestida con un tutú color naranja y malla azul. Baila tirándose pedos mientras el tutú sale volando.
De repente aparece el verdadero dueño del circo. Corriendo, enojadísimo, mirando su reloj de bolsillo. Furioso dirigiéndose a los artista les dice:
– ¡Los voy a matar! ¿Quién me atrasó el reloj? No pude llegar a la función a tiempo. ¿Qué hicieron? Convirtieron mi circo en una fuga de pedos… esto es horrendo… ¡Qué olor! ¡Me las van a pagar!
El público mira confundido preguntándose qué es lo que pasa. El payaso disfrazado de presentador empieza a correr con cara de asustado porque el dueño del circo está a punto de descubrir que él habìa atrasado el reloj.
El director lo persigue, el payaso corre, se sube a la escalera del trapecio, camina por la soga, la gente lo alienta, el director sube también. Lo persigue por la cuerda floja, está a punto de atraparlo pero el payaso se cae. La gente se tapa los ojos, los chicos gritan
– Noooooooo.
Pero finalmente el mago con su varita hace aparecer de su sombrero veintiocho palomas de pedos que atajan al payaso en el aire y lo llevan volando hasta un nuevo circo.
Nos volvimos a ver después de muchos días y encontramos una sorpresa en el taller. Una caja mágica. La abrimos con mucho cuidado y nos llevó a recorrer historias de peces y de mar. Leímos El tesoro escondido del Capitán Tifón, de Korky Paul y Peter Carter, Un pez es un pez, de Leo Lionni, Poemas de alta mar, de Canela, Un pez, dos peces, pez rojo, pez azul, de Dr. Seuss. Y para irnos a nadar a un mar de letras nos hicimos sombreros de peces.
Hoy recibimos la visita de una amiga de la casa, Kit. Después de leer muchos libros de historietas y compartir nuestras preferidas, creamos juntos un villano malísimo. Aprendimos qué es una viñeta, la diferencia de los globos de diálogo y los códigos propios del lenguaje de las historietas y … ¡nos convertimos en verdaderos historietistas!
Preparándonos para una visita muy especial leímos libros con adivinanzas, recetas, brujas y de todo un poco. Armamos una entrevista para hacerle el próximo miércoles y escribimos textos inspirados en su obra. Hechizo de bruja Paso uno: tener una olla. Paso dos: receta -dos huevos de cocodrilos – una pata de rata – 2.000 gotas de saliva por un perro de bulldog y listo. ¿Qué hace este hechizo? Convierte a alguien en un murciélago con alas de paloma. Para que funcione tenés que mezclarlo dos veces e ir a una pizzería a cocinarlo en el horno. Pilar, 8 años.
Calma, calma que esa boca se quede callada.
Mamá mamá estoy cansada de vos ya. (Y la mamá desaparece)
Durazno, durazno que esos zapatos se conviertan en sapo. Sofía, 8 años.
El zorro se toma vacaciones y el Taller cierra sus puertas hasta el miércoles 1 de agosto. ¿Qué mejor programa que irse de vacaciones a un libro? Lean, lean y sigan leyendo. Nos volvemos a encontrar en agosto. ¡Buenas vacaciones!
Esta semana fue la semana de presentación del primer libro del taller del Zorro. El Liber Monstrorum, una pequeña enciclopedia de criaturas rarísimas descubiertas por los chicos del taller. El martes, los más pequeños encontraron después de un largo recorrido, a través de pistas , una caja llena de libros. El miércoles, cada uno eligió una criatura fantástica para adoptar, y escribió un texto sobre el tema. ¡Se les ocurrieron ideas geniales! El jueves, los chicos hicieron una reseña sobre el libro para enviar a un diario. Hagan click sobre la foto del libro para leerlo.
En el Taller del Zorro somos fanáticos del origami. Así que adaptamos el “sapito”, “pico pato”, “cuá-cuá”, “kero-kero”, “papamoscas”, “adivinador”, “sacapiojos”, “comecocos”, “cielo e infierno”, “cuatrobocas”, “juego de la fortuna” o como quieran llamarlo ( a nosotras no nos conformó ningún nombre y escuchamos sugerencias) para convertirlo en un iniciador de historias. Escribimos en los cuadrados externos comienzos de historias, en los triángulos internos presentamos el personaje principal y debajo de cada solapa en los triángulos del centro una acción que le corresponda al personaje.
Acá un link de cómo hacerlo. Y acá algunas historias que los chicos escribieron. Había una vez un leñador que encontró un diamante. Fue rico con ese diamante y consiguió una esposa y una linda casa. Cuando el leñador tenía 43 años, su esposa tuvo una enfermedad muy mala, se murió y el leñador quedó sólo y fue al bosque como antes y fue a recoger leña como siempre. Thomas, 7 años
Cuentan que tiempo atrás un explorador encontró una piedra brillante. Era multicolor. Agarró la piedra y se la llevó a su casa y apagó todas las luces y vio si la piedra brillaba y sí, brillaba. Era de noche y la luz brillante de la piedra iluminó toooooodo el pueblo. Los vecinos se pusieron un anteojo de sol pusieron sus reposeras en su jardín y empezaron a tomar sol con sus refrescos y helados. Juana B., 8 años.
Había una vez un leñador que viajó a través del tiempo y viajó al futuro y el futuro le decía que iba a ser un gran leñador y entonces el leñador se puso muy sorprendido. Entonces fue a comprar inmediatamente una sierra para cortar los árboles para hacer leña. Y después de comprar la sierra fue a buscar bosques donde había muchos árboles para hacer leña. Y después llegó a su época, y pasó el tiempo y llegó a donde viajó antes, o sea el futuro y fue un gran leñador. Lara, 7 años
En un país lejano vivía una niña que se cayó en una pileta, pero resulta que la pileta no tenía fondo. Y cuando cayó encontró un nuevo mundo. Rufino, 7 años.
Los chicos se dejaron encantar por dos obras de kamishibai; Momotaro, un cuento tradicional japónés y una leyenda vietnamita Cuoi, el joven en la luna.
Después de disfrutar de la magia del kamishibai, los chicos jugaron a convertirse en kamishibaistas.
Leímos Había una vez una casa, de Graciela Montes. Y nos pusimos a pensar situaciones en las que necesitamos refugiarnos.
En mi fuerte me siento refugiado. Mi fuerte está en China. Yo soy sushiman. Voy a mi fuerte cuando mis papás se pelean. Vine porque mis papás se pelearon. Me siento triste. Yo como mi comida favorita, goulash y tomo agua. Me siento bien acá pero por lo de mis papás me siento mal. Yo en mi fuerte me siento excelente. Rufino, 7 años
Vine a mi fuerte porque me perseguía un dragón del volcán de la selva, porque sin darme cuenta entré a su cueva. Mi fuerte se llama super fuerte. Yo me llamo Thomas. Invitaría a mi fuerte a Stefano y a Tomy F.D. Mi fuerte está en la selva. Thomas, 7 años
¿Cuántos animales conocen? Nosotros ayer, después de leer Y aquí se cuenta la maravillosa historia del gatopato y la princesa Monilda, de María Elena Walsh y Los Botones del Elefante, de Noriko Ueno conocimos algunos más.
Y se mezclaron , la vaca con el oso, la cebra con el caballo, la foca con el oso y un montón más.
Hoy el Taller del Zorro estuvo de fiesta. Los chicos de todos los grupos, sus familias y algunos invitados, se acercaron para vivir una experiencia diferente. Pasamos una tarde maravillosa gracias a Laura y Federico, los dos narradores de Cuentos en las orejas. Con las orejas muy pero muy atentas escuchamos la historia «El día que Enzo descubrió su sombra».
Con estos consejos buenísimos, ya estamos preparados para darle forma a un proyecto que estamos gestando…¿Será nuestro propio libro? Ya pronto lo sabrán.
Nos convertimos en poetas y ornitólogos. Leímos El pájaro suerte. Observamos los fantásticos pájaros de agua y entre los chicos escribieron una poesía a cinco manos. Pájaro de agua viven una cueva bajo el mar sus plumas son finitas y con ellas puede nadar.
Pájaro estrella se va al cielo cada noche alumbra toda la ciudad y se paran los coches.
Pájaro caja tiene un nido de cartón y cuando hace frío protege a su pichón.
Pájaro reloj está pendiente de la hora en vez de pío hace tic tac y siempre la visita a Mora.
Pájaro libro es muy lector cada mañana busca un libro mejor.
Pájaro aro es redondo y panzón vive en las orejas y le gusta el algodón.
Nos acercamos al mundo de la poesía. Leímos Variaciones de la luz, de Diana Bellessi, disfrutamos de Dibujaikus, conocimos tankas y haikus y la poesía de Basho. Leímos y escuchamos los tankas de Borges musicalizados por Pedro Aznar y después de hacer muchísimo ruido nos conectamos con el silencio y creamos una serie de Tankas libres que musicalizó Benjisaurio.
Pez mojado, rápido y pelado nada en el río de la plata sin pies, sin miedo, sin alas
Montaña alta, pinchuda, con nieve quieta en invierno tan frío sin cerebro, sin pelos y sin su boca
Pájaro verde, veloz y muy raro vuela en el cielo de invierno sin manos, sin dedos y sin tiempo
Cactus espinoso, verde, alto escucha en el taller del zorro sin manos, sin orejas, sin pensamiento
Mariposa cantora, alegre, suave canta en el laurel del olimpo sin pelo, sin pies sin manos
Delfines suaves, tímidos, rápidos nadan en el mar de Brasil sin pies, sin pelo, sin pensamientos
Oso grande, malo, peludo come en el bosque verde de mar del plata sin botas, sin cama, sin guitarra
ornitorrinco semiacuático, ruidoso, no hace gran cosa escribe en el taller del zorro sin ropa, sin pelo, sin bigotes
árbol grande, hermoso, flaco espera en el bosque de los alerces sin caramelos, sin dientes, sin cerebro.
Hoy los chicos llegaron acompañados al taller del Zorro, ¡trajeron sus juguetes favoritos!
Después de leer muchos libros sobre juguetes y sobre mascotas como El príncipe Pedro y el oso de peluche, de David Mc Kee, ¿Yo y mi gato? de Satoshi Kitamura y Cosita Linda de Anthony Browne, los chicos se animaron a crear sus propios libros con historias para contarles a los juguetes. Escuchen acá el cuento de Simonetta para su muñeca Monita.
Un animalario es un edificio donde se tienen animales para hacer experimentos de laboratorio. Nosotros experimentamos con los animales y la escritura. Miramos el Manual de Zoología fantástica de Jorge Luis Borges, Animalia Exstinta , Animalario Universal del Profesor Revillod y varios libros de zoología.
Inventamos nuestros propias criaturas para hacer una enciclopedia de animales fantásticos y que los chicos puedan conocerlos.
EL AGUIFIN
El aguifin es como un delfín pero que vuela. Es ovíparo. La hembra pone huevos en la costa de China. come migas de arena. Su costumbre es volar en el arcoiris. Su dato curios es que cuando se baña se puede ir más de 300 kilómetros de la costa sin perderse. Además es doméstico y advertencia: también come fideos. Si no come, se escapa. se consigue en Buenos Aires.
EL COLOGALLO Es doméstico. Advertencia: se puede esconder bajo las pantuflas. Enemigo del pez.
EL VAMPIPEZ TROMPETA El vampipez trompeta es un animalote. Aquel animal come pinpeces y vive en el océano. Caza escondido en la arena y cuando una presa viene se la come. Su costumbre es camuflarse.
EL PINCHÚ El pinchú es un animal que come estrellas de mar. Vive en el mar y siempre se pone moños. Sus enemigos son… bueno, en realidad no tiene enemigos, porque su carita es tan lindaaaa. ¿Sabías qué?…. es tan linda que si la miras a los ojos todos se quedan diciendo oooo que linda y también canta muy bien. Advertencia: Si la adopta le robará los peines.
EL PETIVI
El petiví es un animal que se puede encontrar abajo de los arcoiris y en la selva. Come ensalada con carne y siempre se está escondiendo y peinando. Los aventureros lo han buscado por años pero no lo encontraron. Sus enemigos son los zorros y éste es un dato: pueden correr a ¡10.000 kilómetros por hora!
EL MAELECU Es mezcla de mantaraya, elefante y cucaracha. Vive: en la tierra y en el agua. Come: cosas del mar, maní y basura. Le gustan los lugares oscuros. No le gustan los ratones. Se puede ver en: zoológico, agua, ciudad. Tamaño: grande.
EL LECITON
Vive en la tierra. Come carne, savia de plantas y queso. Le gusta correr y le gusta hacer ruido. Se pueden ver en la ciudad, el zoológico. Su tamaño es mediano
¡Estos son algunos de los nuevos seres fantásticos que pueblan el taller del zorro!
Harris Burdick llevó un día catorce ilustraciones al editor Wenders como muestra de su trabajo y prometió llevarle al día siguiente los cuentos que había escrito. Misteriosamente, Burdick nunca regresó, así que los chicos eligieron algunas ilustraciones e inventaron sus propias historias.
Un día Trinidad entró a su casa. Ella tenía unas mascotas que eran gusanos. Su mamá odiaba las orugas, entonces Trini nunca le había dicho a su mamá de las orugas. Cuando fue a su cuarto abrió la mano para agarrar algo y estaban las orugas. La madre entró y vio las orugas. La mamá gritó aaaaaaaaa y le dijo a Trini «Tú, hija, no puedes estar con orugas aquí, despídete y déjalas en el jardín». Trinidad las dejó y les dijo «adiós», las dejó y empezó a llorar. Pero una pregunta la atormentaba «Por qué la mamá odiaba las orugas? ¿Le habría pasado algo en su infancia que haya hecho que odie a las orugas? Juana, 8 años
¿Quién le tiene miedo a los monstruos? ¡Los más chiquitos del Taller del Zorro, no! Por eso se animaron a leer muchísimos libros de monstruos, como: «Los monstruos ya no asustan», «Ahora no, Bernardo», «El monstruo que se comió la oscuridad» y «El pequeño monstruo tiene miedo».
Después cada uno armó su propio monstruo a partir de la silueta que dibujó con su cuerpo al elegir una posición muy monstruosa.
Y para terminar a pura fiesta monstruo… Disfrutamos de un clásico de todos los tiempos, «Donde viven los monstruos» y, como si fuera poco, nos fuimos al cine a ver la versión animada.
El jueves, los chicos vinieron a dormir al taller. Después de hablar del mundo de las fantasías, leímos Sueños de Luciano Saracino y nos convertimos en escritores durmientes. Por suerte nadie roncó y entre bostezos y cabezadas escribieron unas historias buenísimas.
El pescador ballenero
– ¡Que ballena más loca!
Y si, es una pescadora y lo que pesca son humanos.
Había una vez un rey que necesitaba un consejero. El rey quería encontrar uno que fuera amable e inteligente. Así que ideó un acertijo, reunió al pueblo e hizo el anuncio. (Ruido de trompetas) “Busco un consejero real. La persona que pueda crear un libro de seis páginas con una sola hoja sin separar el papel, ganará. Se convertirá en mi consejero personal y será recompensada con un cofre de oro”….
Conocimos el secreto del pastor de ovejas que se convirtió en consejero real creando el libro de seis páginas. Hicimos nuestros propios libros donde inventamos reinos, leyes, vestimentas y costumbres del país.
Hoy nos visitaron los seres más fascinantes de la literatura: ¡Dragones!
Comenzamos la tarde rodeados de libros de dragones y continuamos escuchando el cuento “El dragón del emperador”. ¿Escuchando o mirando? Las dos cosas, porque este era un cuento dibujado. Y terminó con un… dragón, por supuesto.
Mientras creábamos nuestras máscaras y dragones chinos voladores imaginamos cómo será vivir con ellos. También le dimos vida a nuestros personaje: Los dragones Comeniños; Coco, “el comeciudades” y un dragón llamado “Comeautos”.
Luego de leer varias versiones, nos convertimos en especialistas en Caperucitas rojas y cada uno escribió su propia versión. Al leerlas, encontramos una Caperucita que viajaba en colectivo, un lobo que le llevaba comida a su abuelita y un montón de otras ideas buenísimas para seguir recreando este clásico.
Hace mucho tiempo en un bosque petrificado vivía un pobre lobo asustadizo. Estaba muy triste porque como era tan asustadizo no podía comer ni chanchitos, ni niños y etc. Un día el lobo fue con Sir Buho para sacarse el miedo, no lo ayudó. Entonces decidió probar solo. Fue al camino porque en el cuento decía que pasaba por ahí y también se fijó en su rastreador que decía que pasaba a las cuatro y media. Esperó, pero no llegaba porque no eran las cuatro y media, habían pasado un montón de horas, el lobo empezó a llorar “buaaaa”, vino una niña con una capucha roja y le preguntó “¿Qué te pasa? el lobo le djo no puedo comer niños, ni cerditos y buaaaa porque soy muy asustadizo y siguió llorando. La niña con caperucita le enseñó a no ser asustadizo y el lobo aprovechó y se comió a niños y cerditos y como no era asustadizo se comió a Caperucita, pero antes frenó y no sela comió, le dijo “perdón” y fueron amigos y el lobo asustadizo terminó siendo el lobo amigable. Juana, 8 años.
Llorando como un bebé
Hija, la abuela me manda un mensaje de texto avisando que está enferma. Llevale estas empanadas que me trajo el delivery. Entonces Caperucita celeste viajó en colectivo pero se encontró con el lobo feroz. Y después vino el cazador corriendo por el colectivo llorando como un bebé porque vio al lobo. Nacho, 7 años
Esto que ven aquí debajo no son cajas. ¿No nos creen? Miren bien… Hay un traje de superhéroe, un edificio y un castillo con una princesa y su dragón. También nos visitaron perros en sus cuchas, chicos en moto; atravesamos túneles y hasta nos metimos en un laberinto con monstruo y todo.
Si les quedan dudas, hagan como nosotros, lean el libro «No es una caja»de Antoinette Portis y animense a jugar con sus no-es-una-caja.
También armamos entre todos una caja especial, para guardar nuestros libros favoritos.
Y para seguir jugando en casa: ¡Una mini caja de historias, que llenamos de ideas para inventar cuentos!
El taller del Zorro recibió una carta del escritor Jon Scieszka en la que nos contaba la fórmula secreta que usó para escribir su libro La verdadera historia de los tres cerditos.
Teniendo en cuenta sus consejos, escribimos cuentos tradicionales desde un nuevo punto de vista.
La venganza de Doña Dulzura
Yo soy Doña Dulzura. Todos dicen que atrapé a Hansel y Gretel para matarlos y comerlos, pero no. Ellos se metieron solos en mi trampa. Lo que paso fue esto: Hace mucho, mucho tiempo Hansel y Gretel se perdieron en el bosque. Cuando vieron mi casa se la querían comer, entonces tocaron el timbre: ding dong. Cuando abrí la puerta entraron corriendo y se comieron todo. ¡No me dejaron ni un caramelito!
El zorro arrancó con el grupo de los más chiquitos entre viajes y gatos. Armamos un barco pirata y viajamos a Japón. Participamos de una función de kamishibai donde escuchamos un cuento ruso La gata sin nombre, ilustrado por la genia de Nina Khashchina.
Después inventamos nuestra propia historia sobre un gato llamado Silencio que vive debajo del mar y usa escafandra. Silencio tiene dos amigos ratones que se llaman Chispita y Wicoli. Y como nos gustaron tanto los gatos leímos más historias de gatos, Pelambre, Gato tiene sueño y Gato que duerme.
Nos visito Kit y trajo una caja misteriosa… Adentro estaba escondido un personaje que entre todos fuimos creando y descubriendo: el Doctor Héctor Triplito. Él es un abogado, re abogado, pero cuyo verdadero trabajo es asustar niños. El asustador de niños lleva en su maletín un ventilador porque siempre tiene calor con su piel de monstruo y un walkman ( es un monstruo vintage) donde escucha música de Katy Perry. Tiene una mascota que se llama triplitito y hace unos ruidos que son una mezcla de maullido y de grauuuuuuuu. Una vez que inventamos a nuestro protagonista, en grupos inventamos ¡nada menos que una historieta!
Un niño llamado Santino estaba leyendo y se durmió y soñó que unos animales raros y brillantes lo miraban. Luego un gigante pisó a los animales pero volvieron a vivir. Santino se fue a una guarida muy pequeña. Había un rayo laser y Santino lo tocó y apareció en un mundo extraño. El mundo se llamaba Magilandia, tenía caballos voladores, autos que hablaban, tigres azules y dragones muy pequeños. Luego estaba en Río de Janeiro tomando sol en la playa. Apareció en New York y era famoso. Apareció en Disney en splash mountain, apareció en la tele en el informativo y dijo que iba a llover y hacer calor. Apareció en una casa y él era re chiquito. La mamá de la casa casi lo pisaba. Apareció en su libro y era el conejo. Luego se despertó y estaba en el bosque, era de noche. Fue a su casa y comió sándwiches de jamón y queso. ¡Fin!
¡Hoy descubrimos que Héctor guarda un secreto! Y además que, para cuando quiere estar solo y tranquilo, tiene un refugio que nadie conoce. Entonces, nosotros también creamos refugios secretos.
Con todo tipo de cajas, telas, almohadones y sábanas, construimos nuestros propios fuertes para leer y escribir.
En un clima de mucho silencio y calma, nacieron historias fabulosas al respondernos preguntas como:
«¿Quién soy?», «¿Cómo llegué a mi fuerte y por qué?», «¿Cómo me siento?», «Si pudiera invitar a cualquier persona del mundo, ¿a quién elegiría?», entre otras.
Mi fuerte tiene: cartón, tela, madera, cristal, muebles y por último un spa. ¿Cómo soy? soy una chica hermosa y graciosa y lo peor, torpe. ¿Cómo llegué al refugio? yo me había hartado de mis papás, entonces llegué a este refugio. ¿Dónde está mi refugio? mi refugio está en Brasil, en Río de Janeiro y es divertido. Renata, 7 años
Había una vez un pez llamado Ray pero no tenía amigos, estaba solo. Un día fue al pez-bar para buscar amigos pero no encontró. Desde la ventana se veía un gran fuerte, estaba escondido, nadie lo vio, sólo Ray. Se puso un traje de agua y gritó -«En busca de aventura» y fue. Adentro había un laboratorio y de pronto se abrió una puerta y no se supo quién estaba ahí. Continuará…. Juana, 8 años
Fabricamos nuestro primer cuaderno de escritor y sembramos las primeras palabras en el jardín de la imaginación.
Muy entusiasmados trabajamos en nuestro libro de notas. Algunos hicimos uno exclusivo para tomar notas sobre los cantos de las aves, otros un cuaderno de viajes, otros un cuaderno de sueños, un cuaderno sobre Paris, uno de un pájaro llamado Fifi, uno de instrumentos musicales y varios más.
Confeccionado nuestro cuaderno de escritor, elegimos semillas de palabras de una caja para hacer florecer las primeras ideas. Las pegamos en el cuaderno y surgieron títulos, historias, poesías y personajes. Leímos cuentos y hasta nos dimos el lujo de ver el video de La planta de Bartolo.
Vida de caramelo nuebe de oro ahí viven los caramelos y todos los dulces viven ahí ahí es donde pertenecen los caramelos Rufino, 6 años
«Una buena biblioteca nunca debe estar demasiado prolija ni demasiado polvorienta, porque siempre debe haber alguien ahí, sacando libros de los estantes y quedándose despierto hasta tarde leyéndolos», dice Lemony Snicket en su libro Rábano Picante. Verdades Amargas que no puedes evitar, pero igual estamos haciendo un poco de orden porque estamos ansiosos por recibirlos.
El Taller del Zorro es un espacio pensado para que los chicos se conecten con el fascinante mundo de la literatura. Nos proponemos generar, a través de la lectura, la narración oral y el contacto con diferentes textos, experiencias que incentiven su propia creación. Mediante distintas propuestas que estimulen la expresión personal y colectiva, intentaremos que cada uno, disfrutando de jugar con la palabra, pueda buscar y encontrar el autor que lleva adentro.
El Taller inicia el miércoles 11 de abril de 17.30 hs a 19 hs. en Belgrano R.