Hoy estuvimos hablando de cómo en determinados momentos, se utilizó la literatura infantil para disciplinar a los chicos o advertirles acerca de peligros reales e imaginarios. Leímos algunos versos del temible Struwwelpeter, también conocido como “Pedro Melenas” y de “Lola se embala” de Wilfried Von Bredow.
A partir de eso los chicos imaginaron desenlaces exagerados, desmesurados, que pudieran servir como advertencia para los niños malos que no quieren bañarse, que se miran demasiado en los espejos, que comen galletitas prohibidas o se meten los dedos en la nariz.
– No te mires tanto en el espejo que si no llegamos tarde al colegio.- Yo no dejo el espejo, el espejo está ahí y yo lo uso como quiero. Al final a la fuerza la sacaron pero cuando llegó al colegio el espejo se había esfumado.-Mamá, mamá, mi espejo ya se ha esfumado. -Y si mi amor, tanto ha trabajado que tu espejo quería un receso. Tanto lloró, tanto lloró que como un monstruo quedó. Después de unos deprimidos días, su espejo volvió, pero cuando se reflejó, de un infarto se murió. Tan fea estaba, tan fea estaba, que su espejo ya no la reflejaba. Margarita R.
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