Después de leer Hugo Besugo y el misterio del Club de la Luna, de Nicolás Schuff, hablamos de misterios y de casos por resolver. Los chicos se pusieron en la piel de detectives y escribieron algunas historias detectivescas.
Hola soy Caco y con mi amigo Lauti tenemos una empresa que se llama Los buscapistas. Nosotros dos somos como hermanos, porque nuestros papás son re amigos, vivimos juntos. Hoy nos dimos cuenta que aparecen huesos del perro de Juani, el vecino. Hoy aunque sea miércoles, Lauti que es un gran actor, le dijo a los papás:
-me duele la panza ¿puedo faltar?
Y los papás le dijeron:
-¡No!
Al final de tanto insistir le dijeron “ok”. Pero en realidad no le dolía la panza, quería faltar para descubrir qué pasaba con los huesos del perro. Cavaron un agujero en el jardín, encontraron, gusanos, raíces, “uy, mi calzoncillo” dijo Caco. Siguieron y siguieron cavando, se hicieron las tres de la tarde. Desde el baño escuché:
– ¡Ya encontré el intruso!
Salí corriendo, era una comadreja, le hicimos preguntas con el traductor, nos dijo que los huesos que encontraba los usaba de columna para terminar su casa y así llegaban a nuestro jardín.
– Uy – gritó Caco- Son nuestros papás, mejor hacete el enfermo.
Chocamos los puños y nos dijimos suerte. Juana B.
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