El 14 de noviembre de 1963, cerca del archipiélago de Vestmannaeyjar, unos pescadores avistaron una columna de humo en el medio del océano. Creyeron que se trataba de un barco incendiado, pero era en realidad una erupción volcánica. A la mañana siguiente, encontraron una isla minúscula que había emergido sobre la superficie del mar. La llamaron Surtsey, en honor al dios islandés del fuego.
Hoy descubrimos que todos los animales acuáticos del mundo migran aunque sea una vez en la vida al Mar Infinito, alimentado a su vez, por un caudal subterráneo bajo la arena donde nunca se acaba el agua.
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