Bajo un cielo cargado de nubes que parecían llenas de mensajes, los chicos se preguntaron: ¿Por qué no todos los planetas tienen anillos? ¿Quién le puso nombre a las cosas? ¿De dónde viene la música?
Los papelitos volaban por el jardín, algunos llevaban preguntas y otras respuestas, del estilo a “las cebras solo usan rayas porque no le gustan los círculos”; “los chanchos no andan en bicicleta porque no saben pedalear”.
Desde lo chiquito hasta lo inmenso, todo fue objeto de disección. Alguien creyó ver incluso “la circulación del mundo” bajo un cielo de nubes cambiantes.
Leímos los geniales libros de Nicolás Schuff, Así queda demostrado; El libro de los por qué, de Gianni Rodari y La verdadera explicación de Pablo Bernasconi.
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