«¿Cuánto tiempo hace que no pienso en otra cosa que en ti, imbécil, que te intercalas entre las líneas del libro que leo, dentro de la música que oigo, en el interior de los objetos que miro? No me parece posible que el revestimiento de mi esqueleto sea igual al tuyo. Sospecho que perteneces a otro planeta, que tu Dios es diferente del mío, que el ángel guardián de tu infancia no se parecía al mío. »
En Carta perdida en un cajón, Silvina Ocampo nos muestra cómo se escribe el odio, la ira, la indignación. Hicimos el ejercicio de poner en palabras esos sentimientos de enojo que nos despiertan ciertos antagonistas.
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