Hay botánicos para quienes el colmo de la felicidad es encontrar y catalogar una misteriosa flor desconocida y eso está muy bien. Pero hay otros que no podrán pegar un ojo en toda la noche a menos que antes de ir a dormir, puedan dedicarle un poema a su planta preferida. Los del taller son de esta última clase. Por eso primero estuvimos leyendo poesía en voz alta. Algunos poemas rimaban y otros no; algunos parecían hechos de imágenes y otros, de ejércitos de sonidos. Una vez que nos familiarizamos un poco con esta nueva forma, llegó el momento de escribir.
Decíme planta mía
¿Cómo te gustaría que sea tu vida
planta mía? ¿Te gustaría tener un pompón o una flor?
¿Flecos en las ramas o flecos en las alas?
¿Te gustaría tener una
flor?
Por
favor,
díme
tu
opinión.
[Matilda]
Árbol, árbol con tronco duro
Has de crecer por todo el mundo.
Árbol, árbol no pienses más, crece nada más.
Rosa, rosa no me hagas llorar
hazme sentir felicidad.
Margarita, margaritae res mi amiga,
hazme sentir alegría.
Hay tantas plantas nada más
¿Por qué no paras ya? [Malena]
Mi linda margarita
una canción te voy a cantar para que en las noches
puedas soñar.
Me encanta tu color
y en tu árbol tienes la más linda flor.
Yo te hablo y te tomo en serio
y jamás te dejaré en cautiverio.
Hojita colorida
tu siempre estarás florida. [Daniela]
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