Hoy leímos historias protagonizadas por lobos. Lobos inocentes que les temen a las niñas terribles vestidas de rojo, como en “Lobo rojo y caperucita feroz”, de Elsa Bornemann; hermanitos asediados por chanchos malévolos, como en “Los tres lobitos y el cochinito feroz”; enternecidos por una gallina y sus pollitos, en “El estofado del lobo” de Keiko Kasza y también irremediablemente golosos, como en “ Juan y el lobo”, de Tony Rosas. ¿ De cuántas formas se puede contar una misma historia?, ¿cómo hacerlo desde otro punto de vista?. Luego las chicas, inventaron su propia versión del archienemigo de siempre.
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