A modo de despedida ante el comienzo de las vacaciones de invierno, pusimos a funcionar nuestras máquinas inventoras de historias, la cuales aprendimos a construir gracias al magnífico taller de arte moderno para chicos, Etra, quienes ya habían realizado esta experiencia con sus alumnos.
El trabajo requería de un estado de concentración y aquietamiento, que nos permitiera buscar dentro de nosotros mismos recursos para poder narrar. Nos preparamos escuchando una relajación guiada creada por la pianista Lucía Ruiz Guiñazú y después, nos pusimos a inventar personajes y escenarios posibles para nuestras relatos.
Historias de animales, de islas con nombres insólitos, volcanes, parejas de enamorados que se encuentran y desencuentran. Escenarios iluminados por donde transcurren las sombras y las palabras.
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