Para entrar en el ritmo de los Haikus, utilizamos la técnica del “ Zendoodle”, algo así como un garabato en el cual se enfoca toda la atención. Se comienza por una línea, un punto o cualquier trazo al azar y luego se va permitiendo, que esos mismos trazos guíen la mano, hasta lograr patrones, dibujos, formas. No hay una intención precisa, más bien algo que excede a la razón. Mientras paisajes y criaturas iban apareciendo en los cuadraditos de papel dispuestos para tal fin, leímos en voz alta Haikus, para ir captando de alguna manera su sonoridad y poder próximamente agregar palabras a las inusitadas imágenes.
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