En este último tiempo, en el cual nos fuimos adentrando cada vez más en “La ciudad mágica”, de la escritora inglesa, Edith Nesbit, fue creciendo en nosotras la idea de crear una gran ciudad a partir de humildes objetos cotidianos, tal como lo hacía Philip, el protagonista de la novela.
Hoy nos decidimos a hacerlo y el resultado fue maravilloso. Un mundo en donde hay teatros a la intemperie, reyes murciélago, barcos eternamente encallados, peces vomitones, gigantes tímidos y todas las enumeraciones que puedan caber en una ronda de chicas que a media luz, imaginan una ciudad familiarmente desconocida.
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