Con la misma minuciosidad que habían empleado para escribir haikus o diseñar dibujos en el agua, hoy los chicos se dedicaron a la laboriosa tarea de construir sus propios libros. Desde la elección de las tapas ( para las cuales utilizaron fragmentos de los suminagashi que habían realizado la semana pasada), hasta la costura japonesa que hilvanó sus páginas. Los ejemplares de “Haikus en el agua” son únicos e irrepetibles, como sus constructores.
There are 0 comments