Otro día mágico en el Taller. Llega el fotógrafo Ariel Gutraich cargado con cámaras, luces, trípodes y una caja de acrílico. En dos minutos acomoda el escenario donde sucederá la maravilla. Apagamos la luz. Aparece el primer asistente, Ian, que como nos prestó a su papá es indiscutible que debe ser el primero. Se llena la caja con agua. Llegan las tintas, estallan en el agua, forman paisajes siderales, estelares, submarinos. De repente nos parece presenciar la creación del universo, un viaje al fondo del océano más turbulento, o ser parte de figuras nebulares que se van modificando en la profundidad del espacio. Por momentos fuimos astrónomos, oceanógrafos, anatomistas y espectadores de desastres atómicos. Gracias Ariel por ser tan generoso y compartir con nosotros tu magia.
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