Estuvimos hojeando la Enciclopedia de la cortesía y del trato social en donde leímos las reglas protocolares para comportarse en la mesa, en un viaje en tren, al abrir un paraguas por la calle; situaciones en las que es o no decoroso utilizar bisoñé (sólo en caso de catarro o si la profesión lo requiere); así como la forma correcta de escribir una carta a un amigo octogenario o de narrar los hechos de una boda. Incurrimos nosotros también en el género epistolar con el fin de mantener las buenas costumbres
Querida Fernanda Marzo 1902, Buenos Aires
Anhelaba que recibieras esta carta, quería contarte que ayer he ido a una cafetería con mi hermana Cloromira. Observamos el menú y había unos scons y un té de manzanilla con edulcorante que venía con unas galletas de maicena. Cloromira tomó un café con dos scons de vainilla. Cuando llegó el segundo plato, nosotras pedimos para compartir un langostino con una ensalada de tomate con lechuga y una gran cantidad de camarones. Cuando llegó el plato lo tratamos de cortar, pero estaba duro. Cuando lo cortamos mi hermana dijo: “se mueve una pinza” “¿dónde?” , dije yo. “Ahí” Me dijo ella. Y ahí el langostino se estremecía por la mesa. Asustadas nos fuimos corriendo lentamente. El vestido de Cloromira quedó todo arrugado y con manchas de té y café. El mío con migas y té. El mozo había venido a recoger el plato y entonces con sus sartenes calientes le pegó al langostino y toda la comida que había en ellas salió volando.
Te dejo aquí que tengo asuntos pendientes,
Con amor
Rigoberta
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