Para festejar el cumpleaños número 100 de Roald Dahl ( si hubiera estado vivo) leímos fragmentos de Boy, relatos de la infancia, un libro en el que Roald Dahl cuenta aventuras y anécdotas de su infancia. Anécdotas tan fascinantes como cuando junto a cuatro amigos pusieron un ratón muerto en un frasco de dulces en la confitería de la señora Prattchett y luego fueron castigados.
Soplamos las velitas y comimos toneladas de chocolate. Creímos ver a la antecesora de la temible Agatha Trunchbull en una vendedora chinchuda y desaliñada, así como escenas que inspirarían sus cuentos de adulto.
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