Cual señoras reunidas a la hora del té, jugamos a la lotería. Después buscamos el significado de los números ganadores en una tabla de sueños y a partir de ellos escribimos. El azar entonces nos enfrentó con un cocinero, un pájaro, un serrucho y el tiempo. De eso cuatro personajes salieron nueve historias y poemas, una por cada jugadora-soñadora vespertina.
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