Hoy un nuevo personaje entró a nuestras vidas, Stanley Potts, el protagonista de “El niño que nadaba con pirañas”. Todavía no sabemos mucho de él, salvo que de un día para el otro se vio obligado a dejar la escuela y trabajar enlatando pescado en su propia casa, convertida en una fábrica improvisada.
Después, cada uno imaginó en secreto un personaje y confeccionó una lista pensando en qué objetos podría guardar ese personaje en una valija, en un bolso o en su bolsillo; para que luego el resto adivinara de quién se trataba. Fueron apareciendo colecciones macabras, absurdas, ordenadas, infinitas, todas tan especiales como sus dueños, a quienes seguiremos conociendo durante las próximas clases.
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