“Pienso en los poemas como un cierto tipo de animal. Tienen su vida propia, como los animales, es decir, parecen estar separados de cualquier persona, incluso de sus autores, no se les puede adherir ni arrancar nada sin mutilarlos e incluso matarlos. Poseen una cierta sabiduría”, expresó Ted Hughes en un ensayo sobre el proceso de escritura poética, El pensamiento zorro. Leímos algunos pasajes de este ensayo, traducido por Diego Alfaro Palma al castellano.
Nos preguntamos cómo hacer para tomar las palabras vivas y ponerlas a andar en el poema sin que pierdan esa vitalidad. Porqué algunas palabras se parecen a ramas pinchudas, son livianas o luminosas. Porqué la A nos hace pensar en todo lo grande y la i en todo lo chiquito. Y así, reconcentradas y expectantes, fuimos a la caza de nuevos poemas.
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