Leímos Las siete puertas de Sara Gallardo y entre viejos suminagashis, mapas de navegación, caimanes de madera, árboles de papel vietnamitas y una legión de ratones en miniatura, construimos un país, con sus diferentes regiones y temperaturas. Mucho quedó por decirse de semejante paisaje, pero sabemos a ciencia cierta que en él convive un santuario de animales extintos liderados por un gato y una casa flotante que llegó hasta los confines del Polo Norte.
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