Conocedores del lenguaje de los animales, inmóviles aún en la vigilia, silenciosos, a veces errantes. El comienzo de la novela de Inés Garland nos hizo recordar aquellos personajes misteriosos que habitan las ciudades y parecieran compartir un secreto desconocido para nosotros.
Al margen, en papelitos sueltos, comenzamos a escribir humildes notas al vuelo, sin ninguna otra intención que registrar la huella de nuestro paso por el taller .
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