Leímos El paraguas amarillo, de Joel Franz Rosell, Gervasio, El hombre bala, de Ema Wolf, ¿Qué crees tú que puedes hacer en mi circo? de Georgina Roo y Maximiliano Luchini.
Y en vez de ir al circo, fuimos al cine a ver videos circenses. Inspirados en el gran arte del circo, éste grupo de escritores inventó un cuento para compartir con el grupo de los más chiquitos.
El circo de los pedos
Aparece en la pista un presentador vestido muy serio caminando como pato con zapatones de colores y dice:
-¡Bienvenidos, pedorros y pedorras!Ahora vamos a hacer un acto fantástico. Con ustedes… ¡el mago!
El pùblico se pone de pie y aplaude.Cuando se sienta, se apoya sobre almohadones de pedos y prrrrrrrrrf.
Aparece el mago y saca de la galera un pedo con forma de conejo y otro con forma de paloma. El pùblico se asombra pero aplaude. El mago se retira orgulloso como si hubiera sacado un excelente.
El presentador dice:
– Pedorros y pedorros, con ustedes… ¡los hermanos Williams!
Entran veinticuatro hermanos y hacen una pirámide humana, a los pedos.
El público se tapa la nariz y aplaude chocando unos con otros con las manos que tienen libres.
El presentador, riéndose disimuladamente, pide un aplauso para los hermanos trapecistas que están llegando. Aparecen vestidos con una remera azul con rayas y un pantalón blanco muy apretado. Se balancean en los trapecios y bombardean el aire de pedos.
Aparece Martina, la bailarina, vestida con un tutú color naranja y malla azul. Baila tirándose pedos mientras el tutú sale volando.
De repente aparece el verdadero dueño del circo. Corriendo, enojadísimo, mirando su reloj de bolsillo. Furioso dirigiéndose a los artista les dice:
– ¡Los voy a matar! ¿Quién me atrasó el reloj? No pude llegar a la función a tiempo. ¿Qué hicieron? Convirtieron mi circo en una fuga de pedos… esto es horrendo… ¡Qué olor! ¡Me las van a pagar!
El público mira confundido preguntándose qué es lo que pasa. El payaso disfrazado de presentador empieza a correr con cara de asustado porque el dueño del circo está a punto de descubrir que él habìa atrasado el reloj.
El director lo persigue, el payaso corre, se sube a la escalera del trapecio, camina por la soga, la gente lo alienta, el director sube también. Lo persigue por la cuerda floja, está a punto de atraparlo pero el payaso se cae. La gente se tapa los ojos, los chicos gritan
– Noooooooo.
Pero finalmente el mago con su varita hace aparecer de su sombrero veintiocho palomas de pedos que atajan al payaso en el aire y lo llevan volando hasta un nuevo circo.
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