Harry Mathews, escritor oulipiano muy amigo de Perec recordó un mandato que Stendhal se había dado a sí mismo, «escribir veinte líneas por día, geniales o no” y en ese mandato encontró un buen método para escapar de la ansiedad que le daba la página en blanco o de la fiaca que lo alejaba de la escritura. Durante más o menos un año empezó sus días escribiendo al menos veinte líneas en un cuaderno. Escribía sobre lo que le venía a la cabeza y en Septiembre de 1987 reunió todos los textos y publicó Veinte líneas por día. Leímos algunas de las entradas del libro publicado por Mansalva y nos propusimos llevar un diario de escritura automática aunque más no sea por una semana.
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