Entre monos que tripulan barcos, coliflores serviciales y rinocerontes embalsamados, viajamos por países insólitos gracias a la Historia de los cuatro niños que dieron la vuelta al mundo, de Edward Lear. Nos entregamos al absurdo en todas sus variantes, desde un niño que nació con la extraña cualidad de cantar en vez de hablar hasta planetas donde reinan los conejos, o en donde los espejos sólo devuelven imágenes del pasado.
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