Los sentidos de los detectives se van agudizando semana a semana y algunos comienzan a poner sus habilidades en acción desentrañando enigmas cotidianos, cómo quién se comió el último brownie de la casa. Leímos La carta robada, de Poe y aprendimos que a veces la solución más simple y evidente es la correcta, aunque hubiésemos deseado saber qué decía la temible carta. Por último y gracias a un instrumento cilíndrico sofisticadísimo y de gran precisión, nos iniciamos en el arte de encriptar mensajes. Habilidad útil para detectives y damas de la realeza en apuros.
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