Los emperadores de la dinastía Song tal vez medían el tiempo asistiendo al nacimiento de una flor de té, animal silencioso que cobra vida en contacto con el agua. Tan queridas eran sus formas, que tan sólo se dedicaban a observarlas, a nombrarlas, estableciendo relaciones de semejanza.
Con gusto a tierra, a esplendor vegetal, bebimos la infusión y recorrimos la Ruta del té y los caballos, por donde solían viajar porteadores chinos cargando los preciados fardos de Camellia sinensis, a cambio de caballos tibetanos; e inspirados por ellos, escribimos.
There are 0 comments