Los personajes furiosos de Silvina Ocampo y los habitantes, vivos y embalsamados del Museo de Ciencias Naturales que visitamos la semana pasada, comparten la voz de un narrador en segunda persona. Guardias de seguridad, maras, meteoritos y peces con cara de vieja,se confiesan, se quejan, intimidan, se desdoblan.
Estás en el museo de ciencias naturales y te estás haciendo del número dos, atraviesas la zona de los reptiles hasta encontrar un guardia de seguridad. Rápidamente le preguntas donde hay un baño y te contesta «dos pisos arriba a la derecha» y vos estás en el ala izquierda del museo, en la planta baja. Cruzas a toda velocidad hasta el otro ala; eso te demorará unos cinco minutos y medio de prolongado trote, pasas por la habitación de los artrópodos y de los peces evitando la sala de las aves porque te dan miedo. Al llegar a la escalera subís los dos pisos a toda prisa lo cual te tardaría unos tres minutos de inmenso galope. al llegar al baño, todos los cubículos están libres. Te dispones a elegir el del medio. Te bajas los pantalones . Expulsas la carga. Miras a tu derecha y… No hay papel. Valentín A.
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