Después de leer El carretel de hilo, de Ema Wolf, imaginamos todo lo que puede contener una simple hebra, en todo lo que se puede convertir. Y mientras comenzaban a acudir al bastidor unicornios con jopo y jardines en miniatura, nos propusimos acompañar la tarea contando historias, como en las antiguas rondas de bordado. Así se fueron enlazando anécdotas de verano, viajes y relatos oníricos en donde los padres se convierten en pájaros. En una hebra aún más fina, aparecieron tarareos inadvertidos, llegados acaso de un lugar, aún más lejano.
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