En el Paraná Miní, hay una escuela de 109 años, la escuela número veinte, a la que asisten chicos extraordinarios con salvavidas y ocasionalmente, garzas introspectivas. Llegamos a ella gracias a Marisa Negri, una de las coordinadoras del festival poesía en la escuela que nos invitó a compartir una función de kamishibai con los chicos. Entre todos imaginamos una historia de remeros, lanchas, muelles y un salvaje pez gigante. Nos fuimos felices del encuentro, que quedará para siempre enlazado con plantaciones de ciruelos en flor, panales de abejas y casas de palafitos lejanas en el tiempo.
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