Un viaje en el 118 o en el 60 puede ser el portal para curiosear en otros mundos y descubrir historias que quieran ser contadas. El traqueteo del subte puede llevarnos a un viaje de introspección o a un repaso por las caras de los pasajeros. Esperar lo inesperado en un viaje cotidiano y encontrar material para escribir. Escribir siempre, sea cual sea nuestro estado de ánimo.
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