Asistimos al banquete fantástico de la misteriosa Circe, que convertía a sus invitados en chanchos devoradores de bellotas. Después leímos un antiguo recetario de Marco Apicio, gastrónomo romano del siglo I, en donde nos enseña a preparar vino de violetas; lirones en su salsa y lenguas de flamenco. Entonces imaginamos una escena que se desarrolle en un banquete, en donde en determinado momento, suceda un hecho extraño o impredecible.
El resultado: asesinatos, intrigas metafísicas y un personaje recurrente que llega una y otra vez hasta nuestras orillas: el hombre pez.
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