“El 14 de febrero de 1923, Anita Gutbrod untó su cuerpo con aceite de bacalao para soportar el frío y se lanzó a las aguas del río Paraná, a la altura de Zárate. Vestía malla de hombre. Acompañada por dos lanchas, La Talita y La Perseverancia, nadó toda la noche, atravesó el canal Arias totalmente a oscuras y al amanecer llegó a la entrada del río Luján. Cada tanto su entrenador le daba de comer terrones de azúcar. Cuando llegó al Caraguatá, el río familiar en el que había aprendido a nadar, los isleños comenzaron a arrojarle flores desde los muelles; algunos incluso la acompañaron en sus piraguas. Anita nadó 22 horas y 47 minutos antes de detenerse. Ese día la bautizaron “La Sirena de las Islas”.
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