Después de leer el primer capítulo de Un mago de Terramar, de Ursula K. Le Guin, recuperamos el poder de encantamiento de la palabra para inventar maleficios y sortilegios. Hechizos para provocar la lluvia, insuflar vida en muñecos de madera, entender el lenguaje de los animales o traer de vuelta a un hombre del reino de los muertos.
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