“Todo lo que sabemos desde siempre sobre el movimiento del mar quedó recogido en los versos de una canción; había una canción para ir a China y otra para ir a Japón, una canción para la gran isla y otra para la pequeña. Para volver, no tenía más que cantar la canción al revés”, cuentan los Nukta. Cada isla trae consigo la forma precisa para llegar hasta ella; algunas requieren adivinar complicados acertijos, otras cavar pozos profundos, enfrentarse a brujas, o domesticar tortugas gigantescas.
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