Leímos fragmentos de La Sociedad Errante, de Keri Smith y comenzamos a entrenarnos en el arte de caminar, como lo llamaba Henry David Thoreau. Deambular sin rumbo, pero con los sentidos despiertos, incorporar la incertidumbre, lo indeterminado, el azar como medio creación. El primer paso consistió en divagar dentro de la propia escritura. Tiramos los dados para dar con un libro que respondiera al número obtenido dentro de cada una de nuestras bibliotecas; volvimos a tirar y encontramos la página, volvimos a tirar y apareció la frase luminosa. Unimos voces lejanas que se ensamblaron con extraña armonía. Luego surgieron nuevas historias, poemas, inquietudes.
There are 0 comments