Viajamos cuatro horas por ríos que cambian de nombre con el ruido del motor de la lancha colectiva ronroneando feroz. La proa abría las aguas marrones y dulzonas del Paraná y llegamos por canales y arroyos hasta la escuela 31 Manzano de la Barca. Compartimos el viaje con poetas apasionadas, Marisa Negri, Amalia Boselli, Lorena Caceffo y cuando bajamos en el muelle de la escuela todo fue alegría. Nos esperaban las maestras y los chicos con el regalo del entusiasmo, las caras resplandecientes, el perfume isleño, la alegría del encuentro. Entre poesías susurradas, pizzas y manzanas, rimas, las sombras mágicas que proyectó Amalia y las historias de kamishibai las horas pasaron volando. Había que volver al continente, con pena dejamos la isla verde, los pájaros, los niños, las sonrisas.
Deseo retener la gracia y la belleza de este viernes de septiembre.
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