Comenzamos a pintar las láminas del Kamishibai circense. Fueron apareciendo los escenarios y los personajes, nuevos ante nuestros ojos, pero de alguna manera, extrañamente familiares.
Mientras tanto leímos Constantino hace llover, de Ana María Machado y ¡Sólo a mi me pasa! de Gabriela Keselman.
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