Ayer tuvimos función continuada de Kamishibai: viajamos por Alemania junto a Los músicos de Bremen; aprendimos algo de Rusia, gracias a “La gata sin nombre” y descubrimos Japón con Momotaro.
A partir de esto, los chicos crearon sus propias historias para ser representadas en kamishibai: surgieron aviones tristes por falta de pasajeros; castillos japoneses en donde habitan tesoros silenciosos y un personaje llamado “Karato” que convierte a las personas en monstruos.
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