¿Se atreverán Emo Suan y su amigo Leopoldo, el dragón político a presentarse ante el exigente público? ¿Podrán los escenógrafos mantener los decorados en su sitio? ¿Logrará el equipo de efectos espaciales que los actores no exploten en el aire? ¿Estará la producción a la altura de las circunstancias? Todas estas preguntas que nos preocupan y no nos dejan dormir tendrán su respuesta muy pronto. Mientras tanto continuarán las noches insomnio y seguiremos mordiéndonos las uñas.
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