Tarde lluviosa y llena de agua en el Taller del Zorro. Nos sumergimos en Las mil y una noches y leímos algunos de los viajes de Sindbad el marino. Después miramos un video de los gitanos del mar y en unos libritos acuarelados los chicos escribieron historias en primera persona y en pasado.
Yo era un gran navegante que navegaba por charcos de agua y bañaderas gigantes. Era un gran explorador del agua hasta que un día pasé de ser “Un gran navegador” a un gran fracaso. Todo comenzó con esa chica que decidió sacar el tapón de su bañadera rosa claro. Me fui por las cañerías, un viaje inolvidable. Empezó con la gran curva, siguió con una cañería larga y terminó en un lugar que no imaginaba. Empecé a explorarlo. En un momento lo encontré, !por fin! grité, era algo azul, era el mar. Nunca lo había visto. De hecho cada vez que pensaba sobre él me angustiaba pensando que nunca lo iba a ver. Pero sí, lo vi. Era justo como me lo había imaginado. El mar. Lo primero que se me ocurrió fue entrar en él. Nunca había pensado en esas montañitas de agua. Ni idea que eran, ni quiénes eran, pero me caían bien. Ahora estoy acá debajo del mar, estoy casado con un hermoso delfín. Y ahora pienso que no fue ningún fracaso. Juana B.
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